Revolución de la riqueza VIII: «Los otros» (b)
Artículo de 3 páginas de extensión.
Incomodisimo China India Malasia Corea Singapur
Las principales empresas hoy sustituyen los pasos secuenciales en la toma de decisiones y en la producción, por nuevos sistemas basados en la simultaneidad. Y eso es precisamente lo que China y la India están haciendo. No se preocupan por completar la industrialización de la segunda ola antes de iniciar el desarrollo de la tercera. El resultado es una estrategia en paralelo. Y puede ser que logren saltarse unas etapas. En ambos países la población campesina constituye el tuétano de la pobreza mundial, lo que se presencia allí es el mayor experimento en la reducción de ese flagelo (Toffler, 2007: 403).
Las principales empresas hoy sustituyen los pasos secuenciales en la toma de decisiones y en la producción, por nuevos sistemas basados en la simultaneidad. Y eso es precisamente lo que China y la India están haciendo. No se preocupan por completar la industrialización de la segunda ola antes de iniciar el desarrollo de la tercera. El resultado es una estrategia en paralelo. Y puede ser que logren saltarse unas etapas. En ambos países la población campesina constituye el tuétano de la pobreza mundial, lo que se presencia allí es el mayor experimento en la reducción de ese flagelo (Toffler, 2007: 403).
En la ciudad de Bangalore, India, se está aplicando una nueva estrategia para producir riqueza.
En 1983 Deng Xiaoping empezó a
soltar a China del abrazo de hierro
del anticapitalismo, se celebró en Beijing una conferencia de líderes políticos
bajo el patrocinio del primer ministro
Zhao Ziyang, pidió que se estudiase el concepto de la tercera ola desarrollado
en nuestro libro del mismo nombre. Cierta gente temerosa de salirse de la
teoría marxista fue a ver al secretario general del Partido Comunista Hu
Yaobang. Hu respondió «Hay demasiadas personas en el partido que temen las
ideas nuevas». Desde entonces, importantes líderes con significativo número
de seguidores apoyan la idea de no centrarse solo en la industrialización, sino
en intentar desarrollar una economía de conocimiento intensivo, evitando,
en lo posible, las etapas tradicionales de la industrialización. China marcha
ahora por la doble pista (íd. 403).
China trata de establecer sus
estándares propios para sus equipos informáticos y digitales; en su Centro de
Genética impresionó al mundo al descifrar el código genético del arroz en un
tiempo record, y avanza en la investigación de las células madres. La ciudad
de Dalian se está convirtiendo en un centro de conocimiento más que un enclave
industrial. Las grandes empresas mundiales de software se han trasladado
allí para realizar operaciones para compañías asiáticas (íd. 403, 404).
Desde la ciudad de Dalian salen hoy hacia el mundo entero productos de la China montada sobre la tercera ola y la segunda en paralelo.
¿Qué es lo que buscan los capitales internacionales en China? Para el
conocimiento público, la mano de obra barata muy disciplinada, de alta
laboralidad y extraña a las huelgas. La realidad, China licencia cada año cuatrocientos
sesenta y cinco mil ingenieros y científicos y realiza esfuerzos concertados
para que regresen miles de científicos
chinos que trabajan en Estados Unidos. Y por lo mismo cientos de
multinacionales se han precipitado a establecer laboratorios de Investigación
más Desarrollo (I+D) en China, adonde se
estima existe una mayor concentración de
poder de coeficiente de inteligencia (íd. 404).
En 2003 China superó a Japón
y Europa en exportaciones de equipos digitales, y luego a Estados Unidos en
2004. Construye a toda prisa su sector de conocimiento. China ha sacado a doscientos setenta millones de personas de la extrema
pobreza desde 1979 (íd. 405).
Abdul Kalam es un musulmán que ha dirigido como ingeniero y
científico los programas nuclear, de satélites y de misiles de la India,
también es el presidente de ese país. Kalam es autor del libro India 2020: A
Vision for the New Millenium. El proyecto prioritario de Kalam es la
conectividad entre aldeas; aldeas pequeñas, remotamente alejadas entre sí.
Ha desarrollado un programa para disminuir el ritmo de la urbanización
agrupando aldeas, conectándolas física, electrónica y económicamente, y en
términos de conocimiento (íd. 406).
Abdul Kalam.
Kalam ha ayudado a sacar de la pobreza a más de cien millones de
indios. La principal ventaja de la India es su sociedad, menos autoritaria y
más abierta, proclive a promover la innovación (ídem).
Bangalore, Hyderabad, Pune,
Gurgaon y Jaipur se han dado a conocer en el mundo por los empleos en el campo
de la tecnología de la información creados en esas ciudades. Allí
ingresan miles de millones de dólares para gestionar desde esas ciudades
centros actividades globales de operadores telefónicos, tareas administrativas
y contables, análisis financiero para
empresas internacionales, además de crear software (íd. 406).
El desarrollo convencional, como
un asunto de fábricas y chimeneas ya no lo comparten en la India ni los
comunistas, teóricamente situados a la izquierda del Partido del Congreso, están
convencidos de la necesidad de la transición a un sistema de riqueza basado en
el conocimiento (íd. 407).
El estado de Karnakata es considerado un modelo en la
nación, allí se ha instalado en los quioscos un servicio de internet en cinco
mil aldeas, a fin de posibilitar a la población rural el acceso a los servicios
bancarios y educativos del gobierno, pueden ahora obtener copias del
registro de las tierras que ocupan para impedir que se las arrebaten. Hay
allí una auténtica guerra a la pobreza (íd. 407, 408).
El presidente Kalam
lleva a cabo un programa espacial, con capacidad para diseñar,
desarrollar, fabricar y lanzar sus propios satélites de comunicaciones y de
sensorización remota. Desarrolla un sistema de prevención de desastres
climáticos, tiene en ejecución un
programa para tratamientos y revisiones de pacientes a distancia del Centro
Oncológico de Trivandrum, conecta
centros periféricos con el hospital central para realizar teleclínicas a través de
internet. La India podrá generar cinco mil millones de dólares en
biotecnología y hasta un millón de nuevos puestos de trabajo en los próximos
cinco años. La India sabe que no puede realizar un asalto de la pobreza sólo
con chimeneas, coloca en su lugar las piezas del sistema de riqueza basada en
el conocimiento (íd. 409).
El fundador del Singapur
independiente, Lee Kwan Yew, impulsó
el puerto hasta convertirlo en líder mundial de tecnología y servicios; Singapur en 2002 ya era el principal
inversor en biotecnología de Asia. Mahathir
Muhammad ex primer ministro de Malaisia estableció objetivos de alta
tecnología para esa nación hacia el 2020, captando inversiones de empresas
de punta en sistemas operativos norteamericanos, japoneses y británicos.
Malaisia obtuvo su independencia el año de 1957, en ese entonces, exportaba
caucho y estaño, hoy es uno de los principales exportadores de semiconductores
y productos eléctricos (íd. 409, 410).
Kim Dae Jung, Corea del Sur, aprobó financiar la investigación en
nanotecnología y, llevó a su país a convertirse en un líder mundial en la
aplicación de las tecnologías de la información y comunicaciones en banda
ancha. En el mundo árabe se aprecian los primeros indicios del
despertar, para dar los primeros pasos hacia ese drástico salto hacia una
sociedad del conocimiento; tanto en el golfo pérsico como en Jordania donde
su rey Abdallah es un entendido en ordenadores (íd. 410).
Es ingenuo creer que se puede erradicar la pobreza con tecnología, la
revolución de la riqueza es mucho más que ordenadores y software; más que
economía a secas, conlleva una
revolución social, institucional, cultural y política. No es menos cierto,
que para erradicar la pobreza rural será necesario incrementar de forma
drástica su productividad agrícola. Tampoco se puede olvidar que es
urgente evitar los efectos de la desnutrición en los cerebros de los niños
que viven en ese medio, sobre su capacidad de desarrollar conocimiento descansa
la responsabilidad de quebrar el espinazo de la pobreza rural. Lo mismo cabe
decir sobre problemas como el sida y la desigualdad y discriminación de las
mujeres, la corrupción. Es posible realizar la mayor transformación de la
vida rural desde que nuestros antepasados empezaron a cultivar la tierra (íd.
411).
Los otros tienen sus líderes -Kalam, Kwan, Dae Jung, Mahatir Muhammmad y otros- y avanzan hacia un Nuevo Mundo, el de las sociedades del conocimiento, y bajo esa vía la pobreza es sacudida en sus cimientos.
Alvin y Heidi
Toffler. La Revolución de la riqueza.
Editorial Random/Mondadori DEBATE,
Caracas. Edición 2007. Páginas:
651.
Adquirido en el Mesón de Ofertas de la Librería Europa, Maracaibo,
Venezuela. Bs. 25.
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