Revolución de la riqueza IX: «El juego» (d)

21:00 Posted by Perro Senil.


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Incomodísimo.com China

El sistema de riqueza de la segunda ola está en retirada. La tercera ola que se inició en Estados Unidos, ha atravesado en unas pocas décadas el Pacífico y transformado a Asia. En los próximos años, veremos cómo llega a las costas de América Latina y África. Las señales están a la vista. Detrás de esta transformación del mundo se encuentran  cambios sin precedentes en los fundamentos profundos de la riqueza. En ninguna parte está más claro que en el histórico auge de Asia y en el gran despertar de China (Toffler, 2007: 433).

Asia se está transformando, hoy sus capitales son los íconos del mañana. En la vista: Taipei, capital de Taiwan.

Asia es el hogar de seis de las diez economías de crecimiento más rápido de la última década. También es el hogar de la inmensa mayoría de los musulmanes del mundo y, la región más rodeada de armamento nuclear. Sobre todo es el hogar de China (íd. 433).

Lo que ocurra allí redistribuirá radicalmente la riqueza y convulsionará el mundo. En 2004, China había superado a Japón y se había convertido en la tercera nación en importancia comercial del mundo, por detrás de Estados Unidos y Alemania. China tenía más de quinientos mil millones de los tres billones y medio de dólares de reservas mundiales en divisa extranjera. Poseía casi ciento setenta y cinco mil millones de dólares en bonos del Tesoro de Estados Unidos, cantidad superada sólo por Japón, lo que la situaba en posición de convulsionar la economía global si decidiera sustituir los dólares por euros o por una cesta de otras divisas. China se ha convertido en una fuerza gigantesca sobre la economía mundial (íd. 434).

El Oriente es hoy el sinónimo del mundo emergente. En la vista: Singapur.

¿Se convertirá China en la superpotencia mundial de 2020, como tantos pronósticos apuntan? La sabiduría convencional atribuye su progreso a la ruptura con el comunismo y su transición hacia una economía de mercado. Esa explicación no basta. China no puede ser descrita como una economía de mercado. Otra razón importante de la espectacular actuación de China puede hallarse en su estrategia de desarrollo en doble pista (íd. 434, 435).

China necesitaba algo más que fábricas, necesitaba también su sector de alto valor añadido, conocimiento intensivo y alcance mundial. Para hacer que dicha política funcionara, China tenía que comprimir el tiempo. También ampliar su dimensión espacial. Y necesitaría tecnologías de la información, las telecomunicaciones y la digitalización avanzadas, así como acceso al último conocimiento económicamente relevante. La estrategia de China se ha centrado en los tres fundamentos profundos en que hemos hecho hincapié: el tiempo, el espacio y el conocimiento. China se ha vuelto diestra en el uso de la velocidad como arma en el comercio internacional… China se hace con un mercado  tan rápidamente que ni te enteras (íd. 435).

China ha desarrollado una de las infraestructuras de telecomunicaciones más avanzadas del mundo. Importa tecnología, la estudia, la imita y la mejora. A continuación desarrolla capacidades tecnológicas autóctonas base para desarrollar una mayor capacidad de innovación. China no se limita a la tecnología y las tácticas empresariales. Forma parte de la nueva cultura del país la carrera hacia adelante. Para la mayor parte de los chinos más jóvenes, el cambio no se produce con rapidez suficiente (íd. 436).

China y la India están a la cabeza de un mundo nuevo, muestra de esa nueva realidad planetaria es Corea del Sur. En la vista: Seul.

China ya no se considera a sí misma una potencia asiática. Se plantea crear una zona asiática de libre comercio, pero sus ambiciones son mundiales. Las reformas de las décadas de 1980 y 1990, su apertura a la inversión extranjera, su ingreso en la Organización Mundial del Comercio y la impresionante expansión de sus importaciones y exportaciones, hacen prolijos sus vínculos con el mundo. Compite con los fabricantes de componentes electrónicos mexicanos, de ropa indonesia o de hilo de cobre colombiano. También está animando a sus empresas de alta tecnología a salir y conquistar el mundo. Lenovo, su principal fabricante de PC, compró la división de fabricación de PC de IBM. Huawei, su gran empresa de tecnología de la información, se jacta de tener diez mil trabajadores en investigación y desarrollo (I+D) y de mantener laboratorios en la India, Gran Bretaña, Suecia y Estados Unidos. Está asociada con Intel, Microsoft, Siemens y Qualcom para producir equipos de comunicaciones. En 2003, China había puesto en marcha más de tres mil cuatrocientas empresas en ciento treinta y nueve países distintos. En 2004 se esperaba que se hubiera convertido en el quinto mayor proveedor mundial de inversión extranjera directa de otros países, eclipsando incluso a Japón. Visita a Sudamérica prometiendo inversiones significativas, en el propio partió trasero de las Estados Unidos (íd. 436, 437).

China está concentrada en su expansión económica y también ejecuta un enorme presupuesto militar, que podría haberse sextuplicado entre 1991 y 2004. Adquiere aviones no tripulados. Dispone de misiles nucleares que pueden alcanzar objetivos en Estados Unidos, e intenta transformar su armada equipándola con armamento nuclear capaz de llevar a cabo operaciones cada vez más lejanas. Incluye en sus planes la construcción de una serie de bases estratégicas y diplomáticas a lo largo de las principales rutas marítimas desde  el mar del Sur de la China hasta el rico en petróleo Oriente Próximo. Tienen previsto en estos planes militares la construcción de un puerto en Pakistán para tener controlada la garganta del Golfo del Pérsico, la construcción  de instalaciones de inteligencia en las islas Myanmar y la construcción de un canal en Tailandia para proporcionar una alternativa a la ruta del petróleo. China también extiende su influencia en el espacio (íd. 437,438).

China planifica desarrollos urbanos, uno de ellos es en Beijing, con metro, tranvía, caminerías, carriles para bicicletas, estaciones de tránsito múltiples, varios parques públicos, lugares de interés cultural, mínimo de emisiones de carbono, utilización de energía geotérmica... son ciudades de diseño ecourbano.

En China hay una voraz persecución de know-how relevante para producir riqueza. Se ha convertido en un líder mundial en la creación, compra y robo de datos, información y conocimiento. Hoy gracias a esa piratería y a sus otras artes proliferan los laboratorios de investigación actualizados, y el gasto en I+D subió en 2003 un 19,6 por ciento respecto al año anterior, y la financiación para la investigación básica creció un 18, 8 por ciento, a escasos tres puestos más debajo de los Estados Unidos. Hace veinte años atrás desmontaban los primeros ordenadores occidentales para comprender su funcionamiento y llevaban a cabo los primeros experimentos con fibras ópticas (íd. 438, 439).

Hoy (2005/2006) miles de científicos formados en los Estados Unidos preparan la vuelta a casa. Dentro de cinco años Estados Unidos todavía seguirá siendo el centro mundial de la investigación empresarial, pero para entonces China ya estará por delante de Gran Bretaña, Alemania y Japón. Para hacer negocios en China, las empresas extranjeras tenían que transferir tecnología, y muchas aceptaban hacerlo a cambio de tener acceso, por limitado que fuese, al inmenso mercado chino. Las universidades chinas ofrecían más de sesenta máster en administración de empresas, muchos de ellos en asociación con prestigiosas universidades estadounidenses. Sesenta mil extranjeros que viven y trabajan en China también transfieren conocimiento. De modo que detrás del formidable impulso de China se encuentran actitudes que confirman su intención de crear la economía basada en el conocimiento más importante del mundo. Hechos semejantes hacen pensar en una China imparable en su corta marcha de doble pista hacia la condición de superpotencia  (íd. 439, 440).

En China está en crecimiento una población de tercera ola, compuesta por jóvenes de clase media, instruidos y convencidos de que esa es la ola del futuro. Rodeados de brillantes centros comerciales y con formación en materia de ordenadores e internet. Son la base para llevar a cabo las técnicas que el Ejército de Liberación Popular ha llevado a cabo en un profundo estudio en el terreno de la información. La teoría sostiene que es factible una guerra que ya no dependa solo del ejército, sino de cientos de millones de ciudadanos a los que se unirían simpatizantes de otros países, donde todos juntos podrían usar sus ordenadores portátiles para crear superordenadores, para asaltar infraestructura vital del enemigo, como redes financieras y otros objetivos civiles, es una sorprendente versión de lo que Mao llamaba la «guerra popular» (íd. 443 y 444).

China no puede evitar el conflicto de olas. Pero interesa el modo de gestionar la colisión de las olas de riqueza tendrá efecto en los empleos, los ingresos, los productos y los ordenadores que usamos. China forma parte ahora mismo de todos nosotros (íd. 445, 449).  107/110

Uno de los mayores cambios geográficos de la riqueza en la historia está teniendo lugar en la actualidad. El resultado es un período de turbulencia espacial (!!!). Esta creciente movilidad de la riqueza afectará los empleos, la inversión, las oportunidades empresariales, la estructura de las empresas, la situación de los mercados y la vida cotidiana de la gente corriente en todo el mundo. Y determinará el destino de las ciudades, países y continentes enteros (íd. 107).

Hace cinco siglos era China la que disponía de la tecnología más avanzada, y Asia lideraba el mundo con el 65 por ciento del producto económico global. En 1405 una flota de trescientos diecisiete barcos, tripulados por veintisiete mil marineros y guerreros, zarpó para realizar siete extraordinarios viajes de exploración.  Según la historiadora Louise Levathes, mandaba la flota el almirante Zheng He, Exploró las costas de África, el Oriente Próximo y sentó las bases navales para el comercio chino por todo el océano Índico (íd. 107 y 108).

Habrían de pasar dos siglos y medio antes de que la Ilustración y la primera revolución industrial lanzaran la transición de la segunda ola que trasladó gradualmente hacia Europa el centro del poder económico, político y militar. Pero este no permaneció allí, porque, hacia finales del siglo XIX, el centro de la creación de la riqueza mundial empezó a trasladarse más hacia el oeste, a Estados Unidos. El siglo XX era ya «el siglo americano» (íd. 108).

Pero el trasvase de la riqueza hacia Asia empieza con Japón, y más tarde a países como Corea del Sur, y fue cobrando mayor espacio y fuerza en el curso de las décadas siguientes. El giro  se completó en la década de 1990, cuando las inversiones extranjeras directas (IED) llovieron. En 2002 el torrente de IED era «poco menos que milagroso». En 2003, China se convirtió en el mayor receptor de IED, superando incluso a Estados Unidos. En 2005, las IED en China se estimaban en unos sesenta mil millones de dólares. El notable auge de China es un tributo a la laboriosidad, la inteligencia y la innovación de sus gentes (íd. 108, 109).

Asia marcó un hito: el PIB conjunto de China, Singapur, Corea del Sur y Taiwán es casi igual al de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y España, las cinco economías mayores de Europa. Y ese cálculo no incluía a Japón ni la India; de haberlo hecho, los seis estados asiáticos hubiesen alcanzado un PIB mayor que el de los veinticinco miembros de la Unión Europea o el de Estados Unidos (íd. 109).

Asistimos, por tanto, a lo largo de estos siglos a una extraordinaria creación de riqueza que pasó el poder de China a Europa occidental y de ahí a Estados Unidos, pero luego -en nuestros días- ocurre el cierre de un gran círculo histórico que devolvió a Asia el predominio económico perdido siglos atrás (íd. 109).

Incomodísimo.com piensa que es probable que:

a) los numerosos países latinoamericanos frustrados por las expectativas truncas que han sufrido buena parte del siglo XX, b) la África azotada por los abusos de las grandes potencias mundiales, c) los países escandinavos y otros países europeos acostumbrados a sus sociedades igualitarias -estilo sueco-  y por el aprecio a la vida lenta, sana y humanizada, d) los países del este europeo que vivieron el socialismo real, e) todos ellos conjuntamente con China y la India liderizando al Asia-Pacífico

aspiren en determinado momento ir más allá de un simple cambio del orden internacional, y avancen decididos hacia un  multiculturalismo global que pondría en reversa la expansión de la civilización occidental para abrir paso a una nueva manera de entenderse y reconocerse. De allí que este Blog esté de acuerdo con estos autores:

Heidi y Alvin Toffler apuntan que lo que sobrevendrá en el planeta con la sociedad del conocimiento será más profundo que una revolución (íd. 167).
La pregunta inquietante:
¿Aprovechará su actual crecimiento económico la América Latina, para incorporarse como actor determinante del futuro orden mundial en «El juego» de ajedrez que está en pleno desarrollo?

Incomodisimo.com es del parecer que para que Nuestra América participe de esta palpitante historia, es un requisito imprescindible que nuestras sociedades se vuelquen hacia el conocimiento como el principal «foco de atracción».

La disrupción es la nota resaltante del novedoso proceso que está en emersión.

Alvin y Heidi Toffler. La Revolución de la riqueza. Editorial Random/Mondadori DEBATE, Caracas. Edición 2007. Páginas: 651. 

Adquirido en el Mesón de Ofertas de la Librería Europa, Maracaibo, Venezuela. Bs. 25.

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Revolución de la riqueza IX: «El juego» (c)

22:24 Posted by Perro Senil.


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Incomodisimo.com Japón
Cuando el ministro japonés, Hayato Ikeda, visitó Francia en los años 60, Charles de Gaulle en un faux pas resonante por su sardonismo preguntó ¿Quién es ese vendedor de transistores? Pero en los años ochenta y comienzos de los noventa el yen amenazaba con desplazar el dólar y, se estaba haciendo con Hollywood, el Rockefeller Center y, Japón era comentado con temor como un «superestado» en los medios financieros (Toffler, 2007: 450).
Desembarazados de una población campesina, están sólo al frente de un sector industrial que disminuye y un sector del conocimiento en aumento. Lo que todos intentan explicar es por qué se estanca en la década de 1990. Entre 1990 y 2003 los precios inmobiliarios en Tokyo cayeron casi en un 80 por ciento. Los bancos ese mismo año tenían cuatrocientos mil millones de dólares en créditos morosos. El output industrial en 2003 era un 10 por ciento más bajo que el de 1991. Y sus exportaciones globales se habían reducido por primera vez en un siglo. Se había pinchado el «superestado» (íd. 450, 451).

La bomba, largo tiempo incubada, que dinamitó la economía de Japón fue, de hecho, el fracaso en el fundamento profundo del tiempo. Japón utilizó muy pronto la tecnología de la información, mejoró la calidad de sus exportaciones, llevó al mercado mundial productos enteramente nuevos, introdujo nuevas y potentes herramientas de gestión en sus empresas como las entregas puntuales, sigue siendo un líder en muchos campos científicos y tecnológicos, desarrolla pilas de combustible para la automoción y energías alternativas, robots industriales y humanoides, sangre artificial y glicobiología, electrónica digital, instrumentos de juego, invirtió más que toda Europa en investigación de nanotecnología. Pero, no es una economía avanzada porque su sector servicios padece de muchos rezagos y crea un grado de desincronización que afecta el fundamento del tiempo (íd. 452).

Los altos costes del transporte interior, así como los de la energía y telecomunicaciones. Los servicios profesionales, como abogados y contables, aferrados a la tradición. La asistencia sanitaria con índices de productividad vergonzosamente bajos en un país que envejece rápidamente, son algunos de los problemas que enfrentan a sus posibilidades de futuro. Japón carece de recursos internos en alimento y energía, depende de las importaciones, lo que crea un lastre para sus sectores  supereficientes al tener sus sectores internos superineficientes, transfiriendo como agravante el dinero de las exportaciones que se obtiene de aquel a las importaciones a que se ve obligado por su pobre producción de alimentos y energía (íd.  453).

El «milagro» Japonés obró cuando Corea del Sur, Taiwán, Malaisia y otras economías asiáticas representaban poca competencia en los mercados mundiales. China no contaba. Pero hoy día, los mercados exteriores están saturados (ídem).

Japón requiere además de una «economía exterior», construir una «economía interior». Una economía en aceleración, exige, flexibilidad organizativa, pero Japón padece de rígidas normativas industriales, residuos de la era industrial boyante que vivió en las décadas pasadas. Como fue una era exitosa, los esfuerzos por transformar las normativas e instituciones, que la sostuvieron, se encuentra hoy  una obcecada resistencia por parte de los directivos empresariales y los burócratas a abandonarlas y transformarlas. Hay una guerra de guerrillas contra el mañana, un conflicto de olas (íd. 454).

Las grandes empresas japonesas están frecuentemente vinculadas a una keiretsu, una familia de empresas interrelacionadas, por lo general, apoyadas en una gran empresa comercial y a un único banco. En esas keiretsu se exige adquirir en el seno de la familia, aunque en otras partes consiguiesen componentes mejores o más baratos. El keiretsu limita la flexibilidad (ídem). Otro  vestigio obsoleto es la idea de que lo más grandes lo mejor, idea que procede de la economía de escala y de la producción masiva. Los barcos pequeños pueden dar la vuelta más rápidamente que los acorazados, en un medio acelerado, son esenciales para la supervivencia (íd. 455). Las pequeñas empresas requieren condiciones amistosas. En Estados Unidos, una de cada diez personas desarrolla alguna actividad empresarial. En Japón la cifra es de una por cada cien (íd. 456).

Las empresas japonesas no carecen de ideas. Japón fue líder mundial de patentes entre 1992 y 1999, sin embargo en el sector de las tecnologías de la información y a pesar de los esfuerzos del país para dotar a ese sector de capital físico, fuerza de trabajo formada y reservas de tecnología, todo eso no se ha traducido en una cuota significativa sobre el mercado mundial o en muchos y valiosos productos nuevos (ídem). Sólo hasta el año 2004 Japón promulga leyes para estimular las iniciativas universitarias que tendrán por resultado la formación de nuevas empresas (íd. 457).

Las reglas sociales que contribuyen a la flexibilidad en la toma de decisiones causan graves problemas en Japón, por lo general invierten una gran cantidad de tiempo y energía para planificar una actividad,  y una vez tomadas las decisiones para ejecutar el plan si surge un elemento  que debe provocar un plan alterno más favorable es descartado para ajustarse a lo que ya tenían decidido. La rigidez estructural abarca el mundo de roles profesionales, los lugares de trabajo, la vida familiar y el  género. Todo  esto obstaculiza a esa nación en su avance hacia la riqueza revolucionaria. En la actual carrera mundial para crear economías basadas en el conocimiento, Japón sólo está utilizando la mitad del poder inteligente de que dispone. Y eso no es muy inteligente  (íd. 457/ 459).

Japón sufre en su desarrollo el «efecto Bonsai».

Japón está enfrentada a un colapso en sus programas de seguridad social, por la pesada carga de ancianos de una población que envejece cada vez más, y que en los venideros años aumentará por los avances médicos –aumento de la esperanza de vida lleva a edades más avanzadas- (íd. 460, 461). Tendrá que enfrentar también el conflicto entre el campo y la ciudad, donde el gobierno ha utilizado deuda pública para suprimir este conflicto interno, un gasto masivo para comprar el silencio de distintos sectores de la economía. Sin embargo este juego está llegando a su fin. Se enfrenta a un yen debilitado, precios energéticos más altos, una competencia más poderosa en Asia y Pacífico y, la presencia de China y la India en la misma región cada vez más impresionante. A esto se suma el fantasma del desempleo, rigideces estructurales, créditos morosos, retraso técnico y organizativo en su sector de servicios. La rigidez, sobre todo, es un desafío sin precedentes porque se puede convertir en rigor mortis. Japón se enfrenta a su propia explosión (íd. 463).

¿Es, entonces, Japón un mito moderno, en vez de un jugador clave en «El juego»? ¿China, India, «los tigres» del Asia y Pacífico, por lo contrario, están siendo los nuevos actores del tablero de ajedrez?

Alvin y Heidi Toffler. La Revolución de la riqueza. Editorial Random/Mondadori DEBATE, Caracas. Edición 2007. Páginas: 651. 

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Revolución de la riqueza IX: «El juego» (b)

7:13 Posted by Perro Senil.


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Que Europa y Estados Unidos colaboren entre sí, para construir un superpaís que vigile a los bárbaros del resto  del mundo, es una propuesta que escandalizó el mundo unas décadas atrás. La propuesta planteaba un occidente ampliado, con las ventajas de cultura, cooperación militar, ensanchamiento de la base impositiva y con un presidente norteamericano. Su autor fue un polémico intelectual francés, Regis Debray, que tuvo por finalidad mordaz poner en evidencia una tendencia de la política internacional de este conjunto geopolítico nor-atlántico (Toffler, 2007: 466).

El filósofo Regis Debray fue, entre otras cosas, compañero de aventuras de Ernesto Che Guevara de la Serna.

La realidad es que Estados Unidos y Europa no están cada vez más juntas, sino cada vez más separadas.  A partir de 1985 cada una aumentaba su comercio con China y otros países emergentes, mientras el flujo de importaciones y exportaciones entre ambos ha ido declinando en su balanza comercial. La interdependencia económica trasatlántica, por lo contrario, ha ido acompañada de contenciosos comerciales cada vez mayores. La Unión Europea prohibió la importación de alimentos transgénicos y elevó los aranceles de los productos estadounidenses desde patines de ruedas hasta los reactores nucleares. La Unión Europea denegó una propuesta de fusión entre Honeywell y General Electric en 2001 y multó a Microsoft con una cifra significativa por delito contra la competencia y le ordenó separase su reproductor de música del software de Windows. Por su parte Estados Unidos impuso derechos de aduana o suspendió las importaciones de acero, fiambres, rodamientos y pasta procedentes de Europa. En 2004 las relaciones entre ambas se encuentra en su punto más bajo. La situación se tensó en 2005 por el plan europeo de levantar su embargo de armas a China (íd. 467).

La erosión de esas relaciones alcanza una nueva cota con las diferencias sobre la guerra de Irak. La data de esta fractura se remonta al día en que los europeos dejaron de temer un ataque de la Unión Soviética, puesto que ya no necesitaban a los Estados Unidos como aliado (íd. 468).

Con abundancia de científicos de talento y alto nivel, ingenieros de tecnologías de información, futurólogos y pensadores, Europa, pareció dispuesta a adoptar los nuevos potenciales tecnológicos. Pero estaba gobernada por líderes políticos y empresariales que miraban al pasado de la era industrial. Principios clave como la estandarización, la concentración, la maximización de escala y la centralización siguen dominando el pensamiento de la Unión Europea (íd. 468,469).

Las economías del conocimiento avanzadas exigen empresas y organizaciones gubernamentales cada vez más flexibles. Pero la Unión Europea impone controles inflexibles a la industria, y sobre los presupuestos y las decisiones económicas de sus estados miembros. En 2004, seis de los doce países miembros de la zona euro están incumpliendo el pacto. En 2005, los votantes franceses y holandeses rechazaron la propuesta de Constitución de la Unión Europea, obra maestra de la burocracia asfixiante. (íd. 469).

Europa occidental y Estados Unidos funcionan a distintas velocidades. Europa está muy por detrás en convenios sobre trabajo en casa que permitan ajustes de horario. Europa le falta el funcionamiento de 24 horas/7 días y otras novedades sobre la rutina industrial. Tiene más largas vacaciones, menos horas semanales trabajadas, un ritmo general de vida más lento, los franceses se vanaglorian  de su actitud frente a la comida rápida con un movimiento en pro de la «comida lenta», celebran con los italianos el buen comer. El «cittaslow» para conservar la lentitud y tranquilidad se defiende como un valor de la vida en las ciudades pequeñas. Se promocionan los productos locales y la sostenibilidad (íd. 470,471).

Las transacciones comerciales en Europa deben hacer frente a una impenetrable maraña de reglamentaciones. Se mueven más despacio, en Estados Unidos solo hacen falta seis horas para crear una empresa, en Europa mucho más tiempo. La forma en que las sociedades gestionan el tiempo tiene importantes implicaciones.  Una patente en Europa tarda cuatro años y a veces hasta diez. Todo tarda más en Europa, requieren muchos más pasos (íd. 471, 472).

De modo que, en todos estos ámbitos, desde el estilo de vida y la cultura hasta los asuntos militares y, sobre todo, las empresas y la economía, se está ensanchando la diferencia de velocidades entre Europa y los Estados Unidos. Ambos responden, con ritmos distintos al fundamento profundo  del tiempo, lo que hace difícil una acción conjunta (íd. 472).

La Unión Europea se amplía hacia el este, afirma que el futuro es más prometedor que el de Estados Unidos, la Unión Europea se está haciendo más grande, cuanto mayor, mejor. En 2000, los líderes europeos se reunieron en Lisboa, su audaz intención convertir a Europa en «la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo para 2010». El Politburó  comunista solía anunciar objetivos algo parecido. En 2001 el nivel de vida de Europa, en general, se estaba rezagando respecto a los Estados Unidos y en 2004 anunciaba uno de sus líderes que Europa no podría alcanzar la «poco realista»  meta de 2010. Europa en 2003 estaba a punto de «perder del tren» de la revolución biotecnológica. En el 2004 lo mismo se podía decir en cuanto a la nanotecnología. La innovación es la clave del éxito económico, pero es un sector en el que Europa va muy retrasada respecto a Estados Unidos (íd. 475).

Los intentos por alcanzar a Estados Unidos han sido «un gran fracaso» reconocen sus dirigentes. En años venideros sus puestos de trabajo en la industria de baja tecnología emigrarán a los países del este o a cualquier otra parte. Aumentará los niveles de desempleo, ya significativamente altos en los Estados Unidos y Japón. Aumentará las tensiones respecto a los inmigrantes. La numerosa clase baja musulmana de Europa se hará más combativa (íd. 476).

En Europa occidental existe una hostilidad profundamente arraigada hacia la tecnología. Sus sindicatos temen la pérdida de puestos de trabajo. Mientras que un Asia tecnófila se precipita a adoptar los últimos adelantos. Para invertir ese proceso, haría falta en Europa una nueva hoja de ruta, Si lo hace y lo logra, Europa se convertiría en un contrapeso mundial a lo  que muchos consideran un excesivo poder de Estados Unidos (íd. 477).

La República Checa, Eslovenia Hungría, ex miembros del bloque comunista, andan a la caza de nichos de alta tecnología y valor añadido. En 2001 Hungría  ya competía en exportaciones de alta tecnología con Dinamarca o España. No todo lo más grande es mejor, Singapur que no llega a los setecientos kilómetros cuadrados es prospera. Finlandia, Suecia, Irlanda han avanzado en  dirección la riqueza revolucionaria y son las más pequeñas naciones de Europa (íd. 477, 474). En todos estos países la estructura social, política, cultural y económica ofrece un modelo no convencional. Los países escandinavos, por ejemplo, están a la delantera a escala planetaria en el reconfortante «Indice de Gini» (IG) y, en el más importante aún, «Índice de Desarrollo Humano»  (IDH).

¿Entrará Europa en «El juego»? ¿Será en cambio el Asia, una ficha más importante en el tablero de ajedrez? ¿Los países ex comunistas participarán? ¿Entrarán de Europa occidental sólo «las pequeñas»? En fin, hay que mantener la lupa sobre el tablero de ajedrez, para ver las piezas que salen y las que entran. La certeza es que, del salto de una sociedad a la economía del conocimiento es que depende el futuro de las naciones y la transformación del curso de la historia.

0 corresponde a la perfecta igualdad y 1 a la perfecta desigualdad.
Verde oscuro: menos de 0.25 (Cerca del ideal).
Verde claro: entre 0.25 y 0.29
Amarillo: entre 0.30 y 0.34
Anaranjado o Venezuela y Argentina: entre 0.35 y 0.39
Rosado Cuba y países ex unión soviética: entre 0.40 y 0.44 (Lejos del ideal).
Los demás colores están dentro del espectro de la desigualdad (Rojo, marrón, negro).
La igualdad no está referida a un sistema político-ideológico, sino a unos específicos indicadores.
La igualdad a la que se refiere remite al Índice de Gini que se calcula con el Coeficiente de Gini.
Si se quiere consultar el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y disponer de sus mapamundis, se recomienda la entrada de Wikipedia en internet. Igual para: Coeficiente de Gini Wikipedia.

Alvin y Heidi Toffler. La Revolución de la riqueza. Editorial Random/Mondadori DEBATE, Caracas. Edición 2007. Páginas: 651. 

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Revolución de la riqueza IX: «El juego» (a)

6:40 Posted by Perro Senil.


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Incomodisimo.com Estados Unidos, China, Europa, Islam

En el tablero de ajedrez mundial se mueven piezas muy importantes que determinarán el futuro orden planetario.

Las naciones que hemos entrado en el Siglo XXI «cambiando de paso» debemos enfocar nuestra atención en cómo participar en «El juego».

En Estados Unidos lo que se observa son: empleos de «quita y pon», comercialismo, entretenimiento las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana, televisión pasada de vueltas, escuelas desastrosas, velocidad, un sistema sanitario en quiebra, información por un tubo. Lo que se palpa es un estadounidense provinciano, malo para los idiomas y sin ningún interés por otras culturas. Lo que se siente es un ruidoso desorden. Lo que se aprecia: Allí se ensayan nuevos estilos de vida, a veces, hasta extremos estúpidos y crueles; Experimentos con pautas sexuales; Modas y modelos de empresas totalmente nuevos y, algo muy importante y muy especial, allí se ensaya con innumerables nuevas maneras de convertir en riqueza a los datos, la información y el conocimiento (Toffler, 2007: 478, 479).

Muchos estadounidenses anhelan una vuelta a la década de 1950, olvidando el agotador trabajo físico, el odio racial y la sumisión de la mujer, propios de la sociedad de aquellos días. Cuando surge un revolucionario sistema de creación de riqueza, una de las primeras cosas que hace surgir son contrarrevolucionarios, y las viejas élites no se rinden sin lucha, pretenden seguir controlando la sociedad (íd. 478, 479).  

El Estados Unidos industrial se construyó sobre la base de combustibles fósiles baratos y una inmensa infraestructura de distribución de energía por todo el país. Depende del gas y del petróleo importado y de una inmensa red de distribución de transmisión eléctrica y oleoductos que son pesados activos fijos, difíciles de alterar en respuesta de demandas de cambios rápidos. Es un gigantesco lastre que arrastra de la era industrial defendido políticamente por las mayores y más influyentes empresas del mundo, lo cual entorpece el cambio de sistema. Hay una guerra de la segunda ola contra la tercer ola al interior de los Estados Unidos (íd. 480).

Hay veintitrés millones de camiones comerciales, gestionados por más de medio millón de empresas que transportan tres cuartas partes de todos los bienes que se desplazan por el interior del país, junto con otros medios de transporte representan el 11 por ciento del PIB del país. Además también se transporta personas, sólo para ir al trabajo unos ciento diecinueve millones de estadounidenses gastan veinticuatro mil millones de horas yendo y viniendo a sus empresas, es una de las cosas más improductivas que hacen los estadounidenses (íd. 481).

El Departamento de Transporte examinó el sistema de transporte desde la alternativa de la tercera ola e hizo sus recomendaciones para un «transporte inteligente», para reducir el grave costo en accidentes, emplear más racionalmente las vías y lograr mejores promedios de velocidad para reducir la duración del viaje. Pero la presión de los lobbies partidarios del cemento, es decir, de construir más autopistas, pudo más que el sector de la tecnología de la información  y Clinton firmó una ley para asignar más recursos al sector de obras basadas en el recurso cemento y lo que destinó a sistemas inteligentes fue irrisorio, una décima parte del 1 por ciento (ídem).

Del sistema de transporte dependen todas las empresas, pero seguirá en punto muerto, porque una triada políticamente muy poderosa de compañías petroleras, fabricantes de automóviles y empresas constructoras de autopistas utilizan su poder corruptor para favorecer sus intereses por encima de los nacionales. A los estadounidenses se les niegan sistemas de transporte y energía más eficientes, seguros y limpios. Un campo de batalla entre intereses procedentes de la era industrial e innovadores se presenta en este conflicto de olas que atenta contra el futuro de esta nación (íd. 482).

Estados Unidos no seguirá siendo la punta de lanza de la revolución mundial de la riqueza, ni mantendrá su poder sobre el planeta, si no sustituye -y no se limita a reformar-  su sistema educativo. Su actual sistema educativo gasta cuatrocientos mil millones de dólares, más el coste de su fracaso para la sociedad y las empresas. Prepara a los niños para empleos que no existirán cuando tengan la edad para convertirse en fuerza de trabajo. A este fenómeno lo llamaremos «robar el futuro» para esos niños y para la posición de los Estados Unidos en el siglo XXI (íd. 482, 483).

Las escuelas americanas tuvieron una misión crucial para convertir a los Estados Unidos en una potencia industrial, impuso la «disciplina industrial», «americanizó al extranjero» inmigrante, sirvió como bandera de lucha de los sindicatos para mantener a millones de jóvenes fuera del trabajo mediante el arbitrio de la educación obligatoria que ampliaban para mantener los salarios sin descensos, y mantuvo alejados de las calles a muchos millones de adolescentes con altos niveles de testosterona, lo que mejoró el orden público. Esa educación que creó un modelo de escuela-fábrica creó también una coalición que la defiende, pero que se desajusta cada vez más de las nuevas realidades que exigen otros valores, para dejar atrás a la era industrial y crear un sistema educativo distinto, radicalmente nuevo  (íd. 484/486).

El modo anticuado de hacer las cosas está enquistado en los consejos de administración de las grandes empresas, pueblan los partidos políticos, están en los clubes de las facultades universitarias, se puede rastrear explícito o larvado en casi todas las instituciones de Estados Unidos, todo esto impide la implosión de la tercera ola como un universo libre. La transición no es una cuestión únicamente de tecnología, es una revolución que abarca todos los aspectos de la vida. La rebelión tiene lugar y se expresa por las vías menos convenientes o más inadecuadas, por estúpidas y crueles. Si los cambios institucionales siguen en este punto muerto, no manteniendo el ritmo de los avances tecnológicos, y la desincronización frena y detiene al laboratorio donde se deben efectuar los cambios en la economía y la sociedad, dejarán el mañana para… ¿China?, ¿Europa?, ¿el islam? (!!!) (íd. 487/489). En el tablero del ajedrez mundial se mueven piezas muy importantes que determinarán el futuro orden planetario. ¿Quiénes estarán en «El juego»?

Alvin y Heidi Toffler. La Revolución de la riqueza. Editorial Random/Mondadori DEBATE, Caracas. Edición 2007. Páginas: 651

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Revolución de la riqueza VIII: «Los otros» (c)

4:52 Posted by Perro Senil.


Incomodisimo.com China, India, Ecuador, Brasil, África Central

Artículo de 2 ½ páginas de extensión.

Para quebrar el espinazo de la pobreza hay que realizar cambios a escala aldeana. Solo podemos evitar que la gente huya del campo cuando se elimine la diferencia de productividad. También hará falta mayor claridad de objetivos. El objetivo es hacer avanzar a todos, elevar las condiciones de vida, que los bebes estén alimentados, el agua sea potable y se logren los objetivos educativos. Se necesita una estrategia de transformación de las áreas rurales, con la aparición de centros de actividad empresarial avanzada que dependan del poder de la inteligencia (Toffler, 2007: 413, 414).

Hay que evitar la contaminación de las cosechas por los transgénicos, pero otros productos de la biotecnología sin riesgo para el medio ambiente deben ayudar a romper el núcleo de la pobreza. El estudio de la genética y otras variables pueden aumentar el contenido nutritivo de una cosecha. Pueden reducir la necesidad de fertilizantes, sistemas de irrigación y pesticidas. Pueden aumentar la producción por hectárea. Y pueden rebajar los costes e incrementar el valor del producto (íd. 414).

La India tiene su Departamento de Biotecnología, China está desarrollando la mayor capacidad biotecnológicas industrial fuera de los Estados Unidos. La India ha ampliado las investigaciones a las patatas, tomates, berza, mandioca y papaya, sólo los comercialmente más rentables habían sido sometidos a estos laboratorios –soja, colza, maíz y algodón-. Se busca alimentos con propiedades para combatir las enfermedades, alimentos portadores de vacunas, tomates que puedan proteger contra la diarrea, maíz que combata la fibrosis quística, frutas y verduras vitaminadas, alimentos con alto valor añadido para mejorar el rendimiento personal. El objetivo es formar «farmacultores» que podrán personalizar sus productos para atender mercados especializados, productos de alto valor añadido (íd. 416, 417).

La finalidad es que los terrenos agrícolas tengan el mismo significado que los campos petrolíferos (!!!). Una economía basada en la biología, en la que los genes sustituirán al petróleo como fuente principal de muchas materias primas y productos, además, de ser una fuente de energía. Toneladas de residuos de hojas, tallos y otras partes de las plantas no sean desperdiciadas. Esa biomasa se puede convertir en productos químicos, electricidad, lubricantes, plásticos, adhesivos y combustible (íd. 417).

El campo se puede salpicar de pequeñas «biorrefinerías», que convertirían la biomasa de residuos en alimentos, piensos, fibras, bioplásticos y otros productos. La materia prima básica serían genes, y estos, a diferencia del petróleo se encuentran en todo el mundo. De ahí, el pronóstico de un gran desplazamiento geopolítico del poder desde los desérticos países petroleros hacia las regiones tropicales, muy ricas en biodiversidad. Ecuador sería más importante que Arabia Saudí. Ecuador tiene mucha biodiversidad y, por ende, diversidad de genes de valor potencial para el mundo ¿Qué significa para Brasil o África central? (íd. 418).

Existen materiales compuestos que se producen a partir de plantas que son más fuertes que el acero y el Kevlar. Los países podrían  tener acceso a materiales avanzados creados a partir de sus propias plantas. Estas «biorrefinerías» significarían empleo no agrícola lo cual podría ayudar a detener la creciente urbanización (ídem)  e incluso revertir el proceso.

Hay ayuda desde siete mil quinientos kilómetros en el espacio. Nos acercamos al momento en que un receptor de GPS en una aldea reciba información de satélites acerca de las necesidades  de cada parcela y cada planta en agua, abonos y otros requerimientos en su uso exacto, lo que impedirá el despilfarro. Puede reducir a la mitad el empleo de los recursos hídricos en la agricultura, puede ser muy bueno para el medio ambiente la «agricultura de precisión», puede cambiar de un modo drástico a la forma de producir, la estrategia de «talla única» de las empresas agrícolas puede ser superada, lo mismo las perjudiciales monocosechas y monocultivos de la agricultura tipo industrial. Asistimos a un movimiento en sentido opuesto. Al surgimiento de un mercado de alimentos personalizados y saludables. Al logro de cosechas más variadas donde se incorporen productos que no eran comercializados. En la actualidad estos mercados son caros, pero los costes caerán en picado (íd. 419, 420).

Con los ordenadores en las aldeas surge la red del agrónomo inteligente que dispone de millones de sitios específicos de agricultura según cultivo, región, clima, ecología, química, biología y otros temas. Serán cerebros puestos en contacto mutuo para abrir las aldeas al conocimiento del exterior. Internet y celulares serán una parte fundamental de la agricultura del mañana como lo fueron el azadón y la pala a lo largo de la historia (íd. 420/423).

La tecnología de sensores está emergiendo, estos pueden indicar cuándo regar el cultivo, pueden informar sobre la temperatura, humedad y otras variables. Además tenemos los nanoinstrumentos, el magnetismo, la tecnología inalámbrica, todas combinadas son una poderosa fuerza escrutadora de la actividad biológica a nivel celular. Lo que proponemos es un ataque frontal contra la pobreza rural, algo más complejo y de largo alcance. Hay que garantizar que en la intervención de este mundo la ciencia y la tecnología reciban la preeminencia que necesitan para tratar una gama de problemas globales cada vez más urgentes (íd. 423/426) por encima de aquellos intereses que hoy predominan.

La educación rural ha de responder a un concepto totalmente nuevo, hay que personalizar la educación, según las distintas culturas y necesidades de grupos pequeños e incluso de personas concretas. Los sistemas educativos estilo fábrica, estandarizadores, homogenizadores y uniformizadores utilizado para una educación de masas, diseñada para la era industrial no satisface la nueva sociedad del conocimiento (íd. 427).

La energía solar, la eólica, las pequeñas plantas hidroeléctricas, la obtención de energía de la biomasa, el traslado de la fuente de energía a los recursos renovables no sólo ayudan al medio rural a salir de la escases de la energía, sino que impide que se sume a la contaminación y cambio climático del planeta (íd. 428).

Existe la posibilidad del surgimiento de una «hiperagricultura», su aparición no sólo puede transformar la vida rural, sino reducir las peligrosa y creciente urbanización planetaria. Puede abrir la mente a nuevas posibilidades y cambios que sean un rayo de esperanza. La nueva revolución puede redistribuir la riqueza y el bienestar a escala global (íd. 429, 430).

Los otros -los del campo depauperado- deben atender el resplandor de este relámpago que estalla en su vacío cielo nocturno, este muestra el camino del mañana.
 

Alvin y Heidi Toffler. La Revolución de la riqueza. Editorial Random/Mondadori DEBATE, Caracas. Edición 2007. Páginas: 651. 
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Revolución de la riqueza VIII: «Los otros» (b)

6:17 Posted by Perro Senil.


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Las principales empresas hoy sustituyen los pasos secuenciales en la toma de decisiones y en la producción, por nuevos sistemas basados en la simultaneidad. Y eso es precisamente lo que China y la India están haciendo. No se preocupan por completar la industrialización de la segunda ola antes de iniciar el desarrollo de la tercera. El resultado es una estrategia en paralelo. Y puede ser que logren saltarse unas etapas. En ambos países la población campesina constituye el tuétano de la pobreza mundial, lo que se presencia allí es el mayor experimento en la reducción de ese flagelo (Toffler, 2007: 403).

En la ciudad de Bangalore, India, se está aplicando una nueva estrategia para producir riqueza.

En 1983 Deng Xiaoping empezó a soltar a China del abrazo de hierro del anticapitalismo, se celebró en Beijing una conferencia de líderes políticos bajo el patrocinio del primer ministro Zhao Ziyang, pidió que se estudiase el concepto de la tercera ola desarrollado en nuestro libro del mismo nombre. Cierta gente temerosa de salirse de la teoría marxista fue a ver al secretario general del Partido Comunista Hu Yaobang. Hu respondió «Hay demasiadas personas en el partido que temen las ideas nuevas». Desde entonces, importantes líderes con significativo número de seguidores apoyan la idea de no centrarse solo en la industrialización, sino en intentar desarrollar una economía de conocimiento intensivo, evitando, en lo posible, las etapas tradicionales de la industrialización. China marcha ahora por la doble pista (íd. 403).

China trata de establecer sus estándares propios para sus equipos informáticos y digitales; en su Centro de Genética impresionó al mundo al descifrar el código genético del arroz en un tiempo record, y avanza en la investigación de las células madres. La ciudad de Dalian se está convirtiendo en un centro de conocimiento más que un enclave industrial. Las grandes empresas mundiales de software se han trasladado allí para realizar operaciones para compañías asiáticas (íd. 403, 404).

Desde la ciudad de Dalian salen hoy hacia el mundo entero productos de la China montada sobre la tercera ola y la segunda en paralelo.
¿Qué es lo que buscan los capitales internacionales en China? Para el conocimiento público, la mano de obra barata muy disciplinada, de alta laboralidad y extraña a las huelgas. La realidad, China licencia cada año cuatrocientos sesenta y cinco mil ingenieros y científicos y realiza esfuerzos concertados para que regresen  miles de científicos chinos que trabajan en Estados Unidos. Y por lo mismo cientos de multinacionales se han precipitado a establecer laboratorios de Investigación más Desarrollo (I+D) en China, adonde se estima existe una mayor concentración de poder de coeficiente de inteligencia (íd. 404).

En 2003 China superó a Japón y Europa en exportaciones de equipos digitales, y luego a Estados Unidos en 2004. Construye a toda prisa su sector de conocimiento. China ha sacado a doscientos setenta millones de personas de la extrema pobreza desde 1979 (íd. 405).

Abdul Kalam es un musulmán que ha dirigido como ingeniero y científico los programas nuclear, de satélites y de misiles de la India, también es el presidente de ese país. Kalam es autor del libro India 2020: A Vision for the New Millenium. El proyecto prioritario de Kalam es la conectividad entre aldeas; aldeas pequeñas, remotamente alejadas entre sí. Ha desarrollado un programa para disminuir el ritmo de la urbanización agrupando aldeas, conectándolas física, electrónica y económicamente, y en términos de conocimiento (íd. 406).

Abdul Kalam.
Kalam ha ayudado a sacar de la pobreza a más de cien millones de indios. La principal ventaja de la India es su sociedad, menos autoritaria y más abierta, proclive a promover la innovación (ídem).

Bangalore, Hyderabad, Pune, Gurgaon y Jaipur se han dado a conocer en el mundo por los empleos en el campo de la tecnología de la información creados en esas ciudades. Allí ingresan miles de millones de dólares para gestionar desde esas ciudades centros actividades globales de operadores telefónicos, tareas administrativas y contables, análisis financiero  para empresas internacionales, además de crear software (íd. 406).

El desarrollo convencional, como un asunto de fábricas y chimeneas ya no lo comparten en la India ni los comunistas, teóricamente situados a la izquierda del Partido del Congreso, están convencidos de la necesidad de la transición a un sistema de riqueza basado en el conocimiento (íd. 407).

El estado de Karnakata es considerado un modelo en la nación, allí se ha instalado en los quioscos un servicio  de internet en cinco mil aldeas, a fin de posibilitar a la población rural el acceso a los servicios bancarios y educativos del gobierno, pueden ahora obtener copias del registro de las tierras que ocupan para impedir que se las arrebaten. Hay allí una auténtica guerra a la pobreza (íd. 407, 408).

El presidente Kalam  lleva a cabo un programa espacial, con capacidad para diseñar, desarrollar, fabricar y lanzar sus propios satélites de comunicaciones y de sensorización remota. Desarrolla un sistema de prevención de desastres climáticos, tiene en ejecución un programa para tratamientos y revisiones de pacientes a distancia del Centro Oncológico de Trivandrum, conecta  centros periféricos con el hospital central  para realizar teleclínicas a través de internet. La India podrá generar cinco mil millones de dólares en biotecnología y hasta un millón de nuevos puestos de trabajo en los próximos cinco años. La India sabe que no puede realizar un asalto de la pobreza sólo con chimeneas, coloca en su lugar las piezas del sistema de riqueza basada en el conocimiento (íd. 409).

El fundador del Singapur independiente, Lee Kwan Yew, impulsó el puerto hasta convertirlo en líder mundial de tecnología y servicios; Singapur en 2002 ya era el principal inversor en biotecnología de Asia. Mahathir Muhammad  ex primer ministro de Malaisia estableció objetivos de alta tecnología para esa nación hacia el 2020, captando inversiones de empresas de punta en sistemas operativos norteamericanos, japoneses y británicos. Malaisia obtuvo su independencia el año de 1957, en ese entonces, exportaba caucho y estaño, hoy es uno de los principales exportadores de semiconductores y productos eléctricos (íd. 409, 410).

Kim Dae Jung, Corea del Sur, aprobó financiar la investigación en nanotecnología y, llevó a su país a convertirse en un líder mundial en la aplicación de las tecnologías de la información y comunicaciones en banda ancha. En el mundo árabe se aprecian los primeros indicios del despertar, para dar los primeros pasos hacia ese drástico salto hacia una sociedad del conocimiento; tanto en el golfo pérsico como en Jordania donde su rey Abdallah es un entendido en ordenadores (íd. 410).

Es ingenuo creer que se puede erradicar la pobreza con tecnología, la revolución de la riqueza es mucho más que ordenadores y software; más que economía a secas, conlleva una revolución social, institucional, cultural y política. No es menos cierto, que para erradicar la pobreza rural será necesario incrementar de forma drástica su productividad agrícola. Tampoco se puede olvidar que es urgente evitar los efectos de la desnutrición en los cerebros de los niños que viven en ese medio, sobre su capacidad de desarrollar conocimiento descansa la responsabilidad de quebrar el espinazo de la pobreza rural. Lo mismo cabe decir sobre problemas como el sida y la desigualdad y discriminación de las mujeres, la corrupción. Es posible realizar la mayor transformación de la vida rural desde que nuestros antepasados empezaron a cultivar la tierra (íd. 411).
Los otros tienen sus líderes -Kalam, Kwan, Dae Jung, Mahatir Muhammmad y otros- y avanzan hacia un Nuevo Mundo, el de las sociedades del conocimiento, y bajo esa vía la pobreza es sacudida en sus cimientos.


Alvin y Heidi Toffler. La Revolución de la riqueza. Editorial Random/Mondadori DEBATE, Caracas. Edición 2007. Páginas: 651. 
Adquirido en el Mesón de Ofertas de la Librería Europa, Maracaibo, Venezuela. Bs. 25.