Revolución de la riqueza VII: Metamorfosis (a)
Artículo de
4 páginas de extensión.
La propiedad no-rival y la producividad, dos
variables de la sociedad del conocimiento
Alvin y Heidi comentan temas neurálgicos y palpitantes para
sus lectores, y orientan esas cuestiones hacia un análisis de lo esencial,
señalando a ese nivel que se está frente a frente ante varias metamorfosis que
afectan los aspectos claves del capitalismo, dicen:
Se ha dicho que el capitalismo está muerto, transita el cenit
de una inestabilidad desbocada. Es cierto que también hay quienes dicen que, su
capacidad regenerativa lo mantendrá vivo siempre. Ninguna creación humana
dura siempre ¿el capitalismo es eterno? ¿Y si la regeneración se lo lleva por
delante? De hecho, en la actualidad,
todos los aspectos clave del capitalismo, la propiedad, el capital y los
mercados hasta el propio dinero son casi irreconocibles. Cambios que
suponen desafíos importantes, para la supervivencia del capitalismo. La imagen
que emerge inquieta, la propiedad que es el origen del capital se está metamorfoseando y, el resultado de esa
metamorfosis es algo nuevo y extraño (Toffler, 2007: 349 y 350). Esto nos lleva
a preguntarnos ¿Qué es la propiedad? y ¿Qué papel juega en la propiedad su tangible
y sus intangibles?
Una casa no es una «propiedad» si no está protegida por leyes y normas sociales,
además requiere de derechos y normas jurídicas que consagran la propiedad. Hay,
entonces, un enorme sistema para que exista la propiedad, si este no existiese
no sería posible convertir la propiedad en capital, y como tal invertirse en la
creación de riqueza. El sistema está constituido por una vasta base de
conocimientos que cataloga quién posee
qué, por ejemplo, registra las transacciones de casas por dinero, hace
responsable a la gente por los contratos de compra-venta, proporciona créditos
para adquirir inmuebles y esa vasta base de conocimientos está integrada a
escala nacional. Es un sistema de información que incluye el valor de la
propiedad. En resumen, son estos aspectos intangibles y no sólo los físicos de
la casa, en cuestión, los que definen la propiedad y le confieren su valor (íd.
350). En conclusión, para que el capital exista es necesario un sistema de
conocimientos que le confiera valor a los objetos.
Título de propiedad del año 1568. Para emitir este documento
fue indispensable la existencia de un sistema, sin tan compleja organización no
es posible la existencia de la propiedad.
Pero si llevamos este enfoque seminal un paso más allá para
ver cómo afecta a las economías avanzadas, empezamos a ver como el sistema basado en el conocimiento en la
actualidad, pone en duda el propio concepto de propiedad y, con él, el del
capitalismo. En las economías avanzadas, el grado de intangibilidad de la
base de la propiedad de la sociedad crece en espiral. Porque los gigantes
fabriles dependen hoy de aportaciones cada vez mayores de formación del
personal, de gestión inteligente, de investigación y desarrollo, de componentes
digitales abarrotados de datos para
hacer andar la cadena de montaje, y todos estos componentes son intangibles. Su
fuerza de trabajo cada vez está más compuesta de individuos que se ganan la
vida pensando. Todo ello cambia el índice de tangibilidad de la base de la
propiedad de la economía y reduce así el papel de los tangibles. Hay incluso la
doble intangibilidad, es decir, propiedades que comienzan su existencia con un intangible. Una de estas
propiedades de doble intangibilidad es Google, es riqueza que desde el principio
está basada en el conocimiento (íd. 351). El que la propiedad sea cada vez
menos tangible y cada vez más intangible, es un cambio cualitativo, y por ende
apunta hacia la inestabilidad de la propiedad tal y como la conocemos.
La propiedad en los Estados Unidos es cada vez menos
tangible, ya en 1982 los activos intangibles representaban el 38% del valor
total de su mercado, diez años más tarde ya es de un 62%. En las economías
avanzadas hay una marcha incesante hacia lo intangible ¿Por qué ocurre esto?
Porque ahora la empresa se basa en la innovación, lo que significa en la
práctica que va a tener su inmenso crecimiento en intangibles. Como la innovación depende del desarrollo
del conocimiento, se está, entonces, frente a la aparición de las nuevas
sociedades del conocimiento, fenómeno de importancia crucial para la historia (íd. 352). El
mundo está cambiando y apunta en esa dirección.
El lema hoy es “¡«intangibilizarse» o morir!”.
Hasta las empresas más pequeñas en estas sociedades están conectadas a las
redes de internet, para comunicarse, realizar transacciones y llevar a cabo
investigación. Aumenta la necesidad de más datos, más información, más conocimiento
y otros intangibles. La sociedad para avanzar depende de los intangibles y los
activos que les pertenecen son cada vez menos tangibles, la composición de la propiedad sufre una metamorfosis
(!!!). Además las empresas se
encuentran cada vez más enfrentadas a temas sociales, políticos, culturales,
jurídicos, medioambientales y tecnológicos que demandan tomas de decisiones de
creciente trascendencia y complejidad sobre asuntos nuevos y poco habituales
que acrecientan la necesidad de proveerse de más conocimiento (íd. 352, 353).
El conocimiento pasa a ser un componente básico de estas nuevas sociedades y
esto repercute en los hechos económicos.
El hecho es que el gasto de las empresas se está
desplazando cada vez más hacia los pagos de los servicios, campos altamente intangibles, como la
educación, formación, medios de comunicación, sanidad y servicios financieros, mientras que los bienes producidos
representan fracciones del gasto cada
vez menores. La intangibilidad se convierte en una parte cada vez mayor de
la base de la propiedad de la sociedad. Y esto tiene una enorme
trascendencia, porque los intangibles son ilimitados, y este sólo hecho le pone
un puñal en la garganta al capitalismo (!!!). ¿Hasta
dónde puede volverse intangible la base de propiedad de una economía y
continuar siendo capitalista? (íd. 353).
La propiedad rival alimenta el capitalismo, la «no rival» lo hace prescindible. En
este hecho se centra el quid del asunto. Cuando los intangibles se apoderan de
los objetos, estos empiezan a tornarse en no-rivales, y esto se acelera cuando
la sociedad se transforma en una sociedad del conocimiento. Los Toffler lo explican
así:
Cuando la propiedad se torna más
intangible y, por ende, más inagotable, una parte de la misma se vuelve «no
rival» (íd. 353). Los recursos y productos tangibles, agrícolas o industriales,
producen bienes «rivales», pues su adquisición conduce a su uso por una
entidad, sea esta un individuo o una familia o bien su uso por una fábrica o un
atajo de ganado, los cuales se constituyen en rivales de las otras entidades
que, debido a ese hecho concreto y real no podrán consumirlo, lo que quiere
decir, que el uso en provecho de unos niega el uso en provecho de otros y, esto
crea la rivalidad (íd. 153). La propiedad rival es la base del capitalismo,
la no-rival de la «nueva economía».
Cuando la riqueza se basa en el
profundo fundamento del conocimiento,
éste a diferencia de un puñado de arroz es intangible, y el hecho aquí presenta
una tendencia distinta a los bienes tangibles, porque un bien tangible con
el uso se desgasta, se agota, se deprecia, se desvaloriza y desaparece con el
consumo, mientras que los bienes intangibles no pueden mermar, mientras más se
usen, más valor adquieren, porque la probabilidad es que se genere más
conocimiento con su utilización, el conocimiento es intrínsecamente no rival. Los bienes con una alta composición de
intangibles, permiten por su carácter
ilimitado su uso libre por todas las entidades de usuarios (!!!), porque no se gasta con su uso, por lo contrario, se incrementa (íd. 153/155).
Los productos del conocimiento, pueden disfrutarlos
millones de personas a la vez, y sin mermarlos. Se pueden compartir e
intercambiar y se pueden descargar o bajar por internet, con costos irrisorios.
Estos cambios afectan al sistema encargado de conferirle valor a los objetos
para convertirlos en propiedad dentro de una economía monetaria. Para que los
productos del conocimiento se multipliquen es necesario que la propiedad
intelectual sea posible soslayarla, y si
esto es probable, el sistema basado en la propiedad desaparecerá. La
propiedad intelectual es soslayable, porque las patentes tienen una caducidad, y
porque la piratería subvierte las marcas registradas, la propiedad intangible
es menos fácil de proteger. La sociedad del conocimiento entrega un poder a
los no propietarios [ese empoderamiento es un fenómeno que se da en ascenso
en estas sociedades de un modo irreversible], quienes unidos pueden colocar un
puñal en la garganta al capitalismo (íd. 353 y 354).
Los intangibles no tienen nada parecido en la historia del
capitalismo, suponen un desafío hondo al
concepto mismo de propiedad. El desplazamiento hacia la intangibilidad de
la propiedad es un paso al que quizás no
sobreviva el capitalismo (íd. 354). La metamorfosis
trae al mundo un engendro que es algo nuevo y extraño (íd. 350). Este
engendro es el héroe de las nuevas generaciones de adolescentes convertidos en los «gurús »de los ordenadores,
y serán los futuros prosumidores sofisticados que impulsarán no sólo la
productividad sino la producividad
que permitirá incorporar a los pobres a la nueva era. La producividad es un principio del hombre nuevo,
tiene que ver con la forma de relacionarse para lograr un aprendizaje tan efectivo como el de
las escuelas formales, en este caso se trata de compartir las técnicas de PC en
un ambiente de voluntariado. Esa relación interpersonal les hace producivos
y, esto impulsa tumultuosa y avasallante a la nueva ola de riqueza
revolucionaria (íd. 279/281).
Alvin y Heidi
Toffler. La Revolución de la riqueza.
Editorial Random/Mondadori DEBATE,
Caracas. Edición 2007. Páginas:
651.
Adquirido en el Mesón de Ofertas de la Librería Europa, Maracaibo,
Venezuela. Bs. 25.
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