Carson XIII: Creando plagas

7:17 Posted by Perro Senil.

En el mundo de los insectos ocurren las cosas más improbables, dentro de su ámbito incluso se produce lo imposible. Por un proceso de selección genética lo «imposible» está sucediendo, los insectos están desarrollando familias resistentes a los productos químicos. Y por paradójico que parezca, los plaguicidas están convirtiendo a insectos que aparecían en sólo un número insignificante en muy numerosos, es decir, en una plaga (Carson, 2001: 191).
Monsanto es una de las empresas que aparecen en la "Lista Negra" de Greenpeace. Se dedica a la producción de agroquímicos y transgénicos. Se autodenomina como "Fitosanitaria", eufemismo que suplanta el vocablo de fabricante de «venenos».
Los plaguicidas debilitan la resistencia del ambiente, es decir, el poder que tiene la naturaleza para limitar a las especies, cuando esto ocurre algunos insectos muestran la capacidad explosiva que tienen para reproducirse. Las leyes naturales limitan, por ejemplo, al salmón, cada hembra de salmón pone varios millones de huevos, sólo sobrevive hasta la edad adulta el promedio necesario para sustituir a sus padres. Algo semejante ocurre con el resto de los animales y es patente con las plantas. La naturaleza crea un equilibrio y ese equilibrio es roto con la intervención invasiva del hombre de la Era de los Venenos (íd. 192, 193). El insecticida con el cual se ataca el gorgojo araña acaba también con la mariquita, el moscardón del agua y varias lagartijas que controlan el número de los gorgojos, como el gorgojo vive en colonias éstas se dispersan cuando son atacadas y se mudan de lugar, al hacerlo encuentran que sus enemigos han sido aniquilados y disponen ahora de más espacio para su especie y más comida, entonces, su poder de destrucción de las cosechas se incrementa. En consecuencia el daño a la economía del hombre y a la economía de la naturaleza es enorme, los insecticidas infligen graves pérdidas a la naturaleza puesto que esta para lograr los equilibrios debió tener descomunales gastos de energía (íd. 196, 197).
Empresas como estas apuntalan la Era de los Venenos.
Las industrias crean problemas de resistencia entre los insectos, la solución que ofrecen los técnicos de estas empresas es aumentar la variedad, el número y la potencia de los insecticidas (íd. 195). El resultado de estos patéticos esfuerzos es cada vez más «catastrófico», porque al tratar de eliminar un insecto, desencadenan el azote de otro mucho más destructor (íd. 197, 198).
La Bayer es otra de las gigantes que inciden en las grandes pérdidas económicas para la humanidad y la naturaleza. Conjuntamente con la Monsanto, la Syngenta, la Dow y la BASF forman el quinteto de las plaguicidas que pretenden crear un planeta estéril, donde las industrias de productos sintéticos consiguen su mercado ideal.

La solución de restituir a la naturaleza su poder controlador y de llevarlo a cabo utilizando sus estrategias, sus mecanismos y recursos se aleja de nuestro accionar ¿Cómo puede ser esto? Las más importantes fábricas de productos químicos están vertiendo dinero a chorros en las universidades para financiar las investigaciones de insecticidas. Esto crea interés entre los estudiantes graduados y atractivos cargos en las empresas. Los estudios de control biológico, por otra parte, no están tan bien dotados… por la sencilla razón de que no prometen la fortuna que puede hacerse en la industria química. ¿Podemos esperar que los entomólogos comerciales muerdan la mano de quienes les dan de comer? No ¿qué crédito podemos dar a sus aseveraciones de que los insecticidas son inofensivos? Ninguno. Lo que cierto es que no han resuelto el problema del control insectil. La rosada perspectiva falló al ponerse en práctica. De un modo u otro los insectos persistieron (el más célebre es el de la mosca doméstica, de la cual podemos esperar mutaciones indeseables), y en algunos casos reaparecieron causando daños mayores a los que se habían dado en tres lustros. Vamos de una crisis a otra. El fuerte aliado que tenemos en la naturaleza continúa siendo menospreciado y subestimado. Hay que usar al máximo el control biológico y el mínimo de los insecticidas. Los resultados con esta fórmula es una buena producción y a un precio mucho más bajo (íd. 199/202). Pero la reacción de los fabricantes y vendedores de productos agroquímicos ante esa actitud inteligente, la de restituir el equilibrio que la naturaleza es capaz de imprimir en la relación entre sus criaturas, es tóxica.
El Informe Greenpeace fustiga a estas empresas de dimensiones monstruosas:
Rachel L. Carson es clara en su posición, dice: Debemos cambiar nuestro modo de pensar, abandonar la actitud de superioridad humana y admitir que en muchos casos encontramos, en el medio ambiente natural, el medio de limitar las colonias de seres nocivos de un modo más económico que el aplicado por nuestras soberbias industrias (íd. 202).

Para incomodísimo.com la reflexión que subyace a este magnífico libro –“Primavera silenciosa”- es que: La humildad aunada a la conciencia ecológica y a la batalla global por un mundo sano permitirá descubrir y vivir el universo Holón. Mientras tanto lo que vemos ante nuestros ojos es paradójico, las gigantes de los insecticidas están creando plagas.

LIBRO RECOMENDADO:

Rachel L. Carson. Primavera silenciosa. Editorial Crítica, Colección Drakontos, Barcelona, España. 2001.

Incomodísimo.com recogió noticia de un reciente Informe Greenpeace:

Greenpeace señala que hay diferencias en el impacto que los productos de las grandes empresas dedicadas a producir fitosanitarios (Monsanto, Syngenta, Bayer, Dow, Basf) pueden tener en la salud humana o el medio ambiente, aunque “ninguna está libre”.

Según el ranking, Monsanto tiene la mayor proporción de pesticidas dañinos, con un 60 por ciento, pero debido a que su cuota de mercado es más reducida, los riesgos son inferiores a los que entrañan las producciones de Bayer o de Syngenta.
Bayer y Syngenta venden “muchos más pesticidas al año” que las otras tres, según el informe de Greenpeace.

La empresa con menos “puntuación negativa” de las cinco sería Dow, aunque el 39 por ciento de su producción sea, según Greenpeace, sustancias incluidas dentro de una “lista negra”, el mismo porcentaje que Syngenta.

Por productos, según Greenpeace, Bayer tiene el mayor porcentaje de insecticidas con sustancias potencialmente peligrosas (74 por ciento), al igual que Monsanto en herbicidas (90 por ciento) y BASF en fungicidas (80 por ciento).

Greenpeace ha manifestado que esta clasificación “prueba lo tóxicos que son aún los negocios de los pesticidas de las compañías líderes del mercado”.

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