Carson II: Agua cancerígena
El agua a pesar de su gran abundancia es sin embargo escasa, lo cual pone en peligro a la agricultura, la acuicultura, la industria y el consumo humano, según Rachel Carson todas esas actividades que demandan esta sustancia de un modo creciente hacen de ella un recurso precioso amenazado de críticas restricciones, porque confronta en nuestra Era de los Venenos [íd. 141] como agravante el problema de la contaminación por plaguicidas. Un impresionante diluvio de pulverizaciones es derramado diariamente en las aguas de la nación convirtiéndolas en insanas. Advirtiendo la autora que el problema de la purificación del agua se ha hecho complejo (Carson, 2001: 43).
Rachel Carson autora de la "Primavera silenciosa". Una denuncia que tiene hoy más vigencia que cuando fue publicada
Las dimensiones de este asunto son avasallantes, porque no es posible verter plaguicidas en ninguna clase de agua fluyente sin amenazar la pureza de todas las demás. Rara vez la Naturaleza opera en departamentos estancos. La lluvia al caer en la tierra penetra hasta un oscuro mar subterráneo. Viaja a través de venas ocultas hasta que, aquí o allá, sale a la superficie en forma de manantial. Pero en su mayor parte alimenta los arroyos y también los ríos. La contaminación del agua subterránea supone la contaminación de cualquier otra (íd. 45). El uso de pesticidas en tierras de cultivo, jardines, bosques, campos y hogares humanos garantiza que estas sustancias peligrosas lleguen de modo permanente y sin interrupciones hasta los cursos hídricos (íd. 43).
El agua debe ser considerada también por la cadena de vidas que sustenta, desde el plancton, pasando por pequeñísimos insectos y los peces, hasta las aves y mamíferos que configuran un interminable círculo que transfiere de una vida a otra los principios de su existencia. De un eslabón a otro pasan las sustancias claves de la cadena de la alimentación ¿Podemos suponer que los venenos que introduzcamos en el agua no entrarán también a formar parte de esos ciclos de la naturaleza? (íd. 48). El plancton sometido a pruebas de conteo tenía alrededor de 25 veces más insecticida que el máximo alcanzado en el agua, los peces que devoraron el plancton había acumulado, a su vez, de 40 a 300 partes por millón, y las especies carnívoras tenían la asombrosa concentración de 2500 micrones contra los 5 micrones engullidos por el plancton que fue quién inició este círculo envenenado. Y para el colmo el veneno se las había arreglado para pasar de generación a generación (íd. 49).
La cadena de envenenamientos descansa sobre la base de minúsculas plantas que han sido los primeros concentradores ¿qué hay al otro extremo de la cadena de alimentación?: el ser humano que se lleva a su casa una sarta de peces, recibiendo de este modo su grupo familiar la respectiva dosis de veneno. Ahora bien, el hecho de que el insecticida que se utiliza para la disminución de los insectos se aplique en bajas concentraciones no quiere decir absolutamente nada, ya que su formidable desarrollo a través de la cadena de alimentos naturales ha sido demostrado, pero el caso es aún mucho más serio que unas intoxicaciones graduales y progresivas, un estudio apoya el punto de vista de que las venas de aguas contaminadas no sólo son sustancias venenosas, sino también productoras de cáncer. Las ciudades que reciben de ríos el agua para beber, tienen un alto porcentaje de muertes por cáncer, mayor que aquellas ciudades cuya agua potable procede de manantiales menos susceptibles de contaminación. Las aguas cancerígenas ya son una omnipresente realidad en nuestras vidas modernas (íd. 50 y 51). La modernidad -opina incomodísimo.com- es intensamente engañosa, oculta en su realidad visceral serias amenazas al sistema vida ¿Seremos lo suficientemente sabios como para renunciar a cierto grado de modernidad?
Muestra presentada como evidencia por la Environmental Working Group al gobierno norteamericano, según su estudio de 31 de las 35 ciudades analizadas el agua potable servida mostró potenciales niveles cancerígenos por la presencia de compuestos químicos dañinos para la salud. Indicando la EWG en su informe que este tipo de polución en el agua que llega a los hogares está sucediendo a lo largo de EE.UU, y añadiendo que en Washington los niveles son nueve veces más altos de lo que los científicos consideran como seguro.
Rachel L. Carson. Primavera silenciosa. Editorial Crítica, Colección Drakontos. Barcelona, 2001. Páginas: 255.
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