Fundación de Cabimas III: Primera piedra

5:22 Posted by Perro Senil.

Fundación de Cabimas III: Primera piedra


El Venerable Padre Fray Ignacio Álvarez durante lo que resta de ese año de 1817 organiza la comunidad eclesial básica en función de lograr la erección de la parroquia de Cabimas, para los efectos procede a empadronar con prolijidad a la feligresía, indica los que están casados, viudos y solteros, si viven con hijos, sobrinos o huérfanos, si poseen criados o esclavos, indica la calidad de “Don” o “Doña” si esto aplica. El sacerdote censa la existencia de 107 casas en aquel poblamiento disperso que se extiende por la costa y los retiros, y registra un total de 580 habitantes. De ellos 85 aportaron una limosna para fabricar el templo, pertenecían a las familias: Lizardo, Vales, Sánchez, Andrade, Quiros, Maureira, González, Valbuena, Moronta, Ballestero, Ruz, Reyes, Montezuma, Cruz, Chirino, Velazco, Flores, Cobo, Arrieta, Abuto, Puche, Peralta, Galue, Díaz, Leal, Salón, Pedrajas, López, Pauque, Lubo, Capitillo, Regalado, Méndez, Ocando, Candela, Velásquez y Granadillo. Estos son, además de los que ya se han mencionado con anterioridad, los apellidos cabimeros de aquel tiempo y son «los pudientes» entre «los 580». 

Entre los 580 habitantes, entonces, están los propietarios de tierras y, aparte de este grupo de pudientes y de linaje,  están «los comunes». Para los que eran “Don” -en la fundación de poblaciones- se reservaban los mejores solares, es decir, los que quedaban en «el centro» o frente al Camino Real. Ese era un privilegio del que gozaban por su alta jerarquía, en aquella sociedad donde el sector dominante alegaba «nobleza». A estos connotados se les reconocía en los pueblos como «los principales», y en contraposición a ellos estaban los que denominaban despectivamente como «los comunes», quienes por su falta de "calidad" deberían seguir habitando en los caseríos o aldeas a menos que tuviesen un oficio útil para los del pueblo. La fundación, de hecho, servía para dejar relegado al campo a «los comunes», y convertir el espacio urbano en un escenario para las jerarquías piramidales existentes entre «los pudientes». La fundación era exclusión.

Ese escenario donde se legitimaban las desigualdades, el pueblo parroquial, debía lucir superior a los caseríos. De allí que la población que se fundaba se distinguía por su orden en manzanas, por el ornato de las casas de los propietarios, por la presencia de las instituciones y por la plaza como «escenario de las representaciones públicas». Pero lo más resaltante, era la Iglesia, ésta debía ubicarse frente a la plaza y al oriente de la misma y debía lucir resaltada. En 1513 el Monarca justificó esa distinción, ordenó “la más principal cosa y que con más diligencia se ha de hacer, es la iglesia, porque en ella se hace todo el servicio de Dios”. Y para el inicio de su construcción se reservaba un ceremonial y unos ritos apropiados para la ocasión. El templo, además, confería al establecimiento la categoría de «pueblo cristiano» -accionar adquirido en la Reconquista de la Península ibérica entre el año de 722 y 1492 y, que se traslada a América-. Fundar era cristianizar.

El día seleccionado para este acto -“la más principal y que más diligencia se ha de hacer” como es la Fábrica de Nuestra Santa Madre Iglesia- en Cabimas fue el 25 de diciembre del año 1817, día de la Natividad, en el cual se celebraron tres misas. El Obispo ese día fue recibido con todos los honores, y confirmó la congrua para el cura Álvarez y “a viva voz” los presentes asumieron unánimes ese compromiso. A continuación el programa fundacional disponía en estos actos  marcar el lugar de la plaza, plantar allí una Santa Cruz, bendecir el sitio y colocar la primera piedra de la Capilla pública, la cual  venía a ser la primera piedra del pueblo que se fundaba.

Causa estupefacción que en el  siglo XXI esta memoria histórica estremecedora por todos sus significantes políticos, sociales, culturales e ideológicos siga sin ser reconocida en esta ciudad moderna y petrolera. ¿Quién colocará en nuestros días la primera piedra,  para que estos hechos se rememoren y se profundicen para crear conciencia histórica? Las Autoridades guardan silencio acerca de la efeméride fundacional de Cabimas. ¿Habrá que recordarles que ninguna revolución cobra fuerza, sí la sociedad no desarrolla una conciencia histórica? Sólo aprendiendo a utilizar las fuerzas históricas que subyacen a los hechos, se podrán realizar cambios profundos en los ámbitos de la acción transformadora, si desprecian la historia o si la subestiman, sus objetivos no serán jamás los de las auténticos cambios. Colocar a Cabimas en perspectiva histórica nos coloca en el camino de su refundación. Cabimas en nuestros días cobra sentido si posee un proyecto histórico, sin éste no hay praxis posible. «Los 580» de aquel entonces la tenían y actuaron en consecuencia con ella.
En esta imagen se observa una hermosa Capilla de la época de la Colonia en la que destacan sus contrafuertes y la espadaña, armadura o campanario.

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