Gail I : Tiempo de Jardín

21:53 Posted by Perro Senil.

Tiempo que se siente

Un libro hermoso dentro del rango de lo bellísimo es el que nos regala con gracia infinita Gail Godwin, una fina escritora nominada en tres ocasiones para el National Book Award, esta autora además de novelista prolífica de extraordinario éxito y profesora de tres prestigiosas universidades, es ahora con este trabajo una ensayista de excepción.

Gail Godwin.

El epígrafe con el cual inicia sus primeras páginas es brillante, en él ingresa en un tema que trastoca el pensamiento convencional en el cual la sociedad está sometida con intensa abulia. Gail con este epígrafe nos indica la existencia de un tiempo que no es el del “eterno goteo de segundos, ni el de los calendarios con sus días, meses y años”, sino que se trata de un tiempo donde “los ritmos de la vida y del espíritu danzan y fluyen con el sístole y diástole del corazón, con la toma de cada bocanada de aire, con las mareas, con la sucesión de las estaciones, porque ese es el tiempo en que habitamos, un tiempo que es nuestra verdadera casa y morada”. Y señala-la autora con ese crítico epígrafe de Allen Lacy- que “si no tomamos conciencia de ello seguiremos siendo unos extraños para nosotros mismos”, agregando: “No se me ocurre mejor lugar para superar semejante alienación que un jardín”. De allí que este artículo trate de un «tiempo de jardín», distinto al tiempo del reloj o del calendario, porque este otro tiempo, el convencional, nos aleja de la vida y del espíritu (Godwin, 2004: 15).

El tiempo convencional apresa a la humanidad, la esclaviza, es un tiempo mercancía.

En un jardín es difícil desligarse y desconectarse de ese entorno casi mágico, y ese milagro evidencia que entramos a un mismo ritmo con la vida que allí palpita en cada cosa, incluyendo la piedra mojada sobre la cual dos caracoles avanzan o las hierbas crecidas junto al estanque donde un gato siamés se agazapa o los restos desmembrados de un ratoncillo donde las moscas y hormigas realizan sus respectivas actividades, todo forma parte de un movimiento donde nada está separado, nada es extraño, todo fluye y danza, y nosotros allí en el jardín compartimos un tiempo que se siente y que no se mide como si fuese una tela que se va a vender, allí el tiempo no es una mercancía, es algo vital como el pulso del corazón. Gail Godwin conversa con nosotros acerca de ese asunto en esta maravillosa obra que titula con asertividad “El Corazón”.

El "tiempo que se siente" es un milagro, y lo es porque nos muestra la Vía para superar la alienación. Es el tiempo natural o maravilloso tempo giusto.

Godwin selecciona como “mejor lugar” para la vida -incluyendo la del ser humano- a «un jardín», y en esto es certera, porque si allí se da lo saludable, como es llegar a no poder distinguir verdaderamente dónde termina el cuerpo de la roca y donde comienza la de los dos caracoles, porque entre ambos hay una lámina de humedad que los une, y del mismo modo ocurre con los cuerpos de las hierbas, del estanque y del gato, del ratoncillo y de las moscas y las hormigas y, del cuerpo del jardín y el cuerpo de nosotros, entonces, allí no hay alienación, porque en ese lugar no hay separación entre todos esos milagros orgánicos e inorgánicos, razón por la cual allí ninguna de esas maravillas son cosas, ni pueden sentir extrañamiento de sí mismas, porque no se pueden separar, es decir, alejarse entre sí, porque lo que hacen de un modo constante es acercarse, aproximarse y fundirse para estar unidas, eso es lo que es un jardín. El Jardín es pues el mejor lugar para la vida, porque allí se da un Paraíso, en otros términos, es un lugar para pasear donde el tiempo no sé cuenta porque allí no predomina el tiempo convencional (íd. 16, 17).

En el mito judeo-cristiano se ubica El Paraiso en un Jardín.


Tempo giusto

El corazón para Gail es un tema serio, no hay un ápice de frivolidad a lo largo de toda su obra, por qué se dice esto, porque para Gail hay un vínculo entre el corazón y la música, el primero se expresa con el pulso y la música con el compás, con el compás la música narra los ritmos que puede tomar la vida. Ahora bien, lo genial es que ese ritmo se marca con el metrónomo -muchos músicos lo hacen con un pie- y esa notación da el compás, y ahora viene «el vínculo», si ese compas está ubicado en la escala entre 66 y 76, corresponde al ritmo apropiado para el corazón humano y, esta escala específica la que se conoce en la Italia musical como el tempo giusto, es decir, el tiempo justo. Setenta y dos en el metrónomo corresponde a un pulso cardíaco bastante rápido, el cual equivale a la parte alta del tempo giusto, es lo que se conoce como el andante de una partitura, y la parte baja de esa escala equivale al adagio (íd. 21). Es obvio, entonces, lo que esto significa para la vida humana: un ritmo normal, es decir, el que nos genera el tempo di giardino. Que es el que hace de un momento algo casi perfecto, y es el que determina un bendito instante de sosiego (íd. 22, 23).

Gail en su libro rastrea «el corazón» en la medicina y más allá, en la mitología, el arte, la cultura, es decir, en la condición humana, y lo hace de un modo evocador, narrativo, incluyendo en el asunto la historia universal, la religión y la psicología, pero haciendo hincapié en la parte más humana y viva, incluye además anécdotas aquí y allá de su vida personal que son inolvidables, cuentos increíbles que no se pueden diluir en la memoria por la profunda impresión benéfica que tiene sobre el alma, establece pues con el lector una larga conversación con un café o unas bebidas, charlando sobre libros, amantes, mística, animales, jardines… toda clase de historias curiosas y raras que tienen que ver con ese órgano sobre el cual se han expresado con vehemencia san Francisco, el salmista, Moises, san Agustín, Inana, el rey Lear o Cordelia de Shakespeare, el Hombre de Hojalata, Kierkegaard… monta pues como ella dice una escuela del corazón (íd. 24/27).

Gail Godwin. El Corazón. Espasa e Forum. 2004. Páginas 359.

Bs. 15 en Librería Europa, C.C. Costa Verde, Avenida Bella Vista, Maracaibo.
 

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