El Capital: Trasfondo humano II

7:55 Posted by Perro Senil.

Marx el gótico

Karl con su Das Kapital se proponía resolver el enigma del Capital, y pretendía hacerlo, develando a las fuerzas históricas que lo mueven como un sistema. Tal tarea la esquematizó de un modo breve y preciso, que abruma por su sencillez, pretende lanzarse al abordaje de este sistema como una realidad que implica: el capital, la propiedad de la tierra, el trabajo asalariado, el Estado, el comercio internacional y el mercado mundial (íd. 44). Y este trabajo le demandó el abandono de la prosa convencional para adentrarse en el collage literario radical de la modernista avant lettre donde entra en conexión tanto con los espeluznantes relatos de Kafka como de los cuentos de hadas o bien con los informes reveladores de los inspectores de fábricas (Wheen, 2007: 15).

El hombre encerrado en sí mismo -por un individualismo liberal- ilustra lo que es el fenómeno de la alienación. La alienación es estudiada por Karl Marx y es representada en esta escultura de enorme poder expresivo.

Marx pretendía más que un tratado de economía una obra que conformase un todo artístico, fijándose para alcanzar ese objetivo en poetas y novelistas, quiénes según su opinión mantienen visiones acerca de la realidad que trascienden sus propios prejuicios, en este sentido, Das Kapital pasa a formar parte de un patrimonio espiritual (íd. 15, 16).

¿Por qué era necesario ir más allá de la filosofía y entrar en los terrenos de la poética? Porque Marx descubre que el Capital como sistema económico atomiza a la gente y la enajena del mundo que habita, y esto lo obtiene precisamente por el poder monstruoso que es capaz de desarrollar, el cual es de una magnitud tan colosal que "esclaviza" -seduce- al ser humano con su mundo de mercancías -que le separan del mundo real-, de allí que su proyecto contemplaba el estudio de la alienación como el resultado de esa dialéctica abominable que había liberado este insaciable sistema (íd. 19).

Marx asume el Capital como un poder al cual se puede representar hablando con voz propia con lo que dicen personajes estremecedores de Shakespeare como Shylock en el Mercader de Venecia o con las disquisiciones sobre el dinero de Sófocles en la antigua Grecia quien sostenía que éste destruía ciudades (íd. 21). O utilizando a los modernos ve erguirse al Capital frente al obrero como un Frankestein, uno de sus libros favoritos, relato donde el monstruo se rebela contra su creador, narración que emplea como símil para indicar como el trabajo del obrero da vida y poder al capital, el cual a continuación se le enfrentará como un ente hostil y ajeno dotado de autonomía propia (íd. 28).

El personaje Shylock fue creado por Shakespeare, Shylock "El Mercader" estremece al más insensible ser humano por su magistral representación de lo que son capaces las fuerzas desbocadas que se mueven en el mercado.

Sin detenerse por esa vía explicativa Marx recurre, para explicar la productividad capitalista, a personajes impresionante de la mitología hindú como Chaganat -Visnú/Krishna-, Dios a quien algunos de sus adoradores en un momento de alto misticismo y devoción, el día de su procesión, se arrojan bajo las ruedas del carromato que lleva a su imagen convencidos de que alcanzarán con esa dedicación la felicidad eterna. Marx dice, sobre este asunto, que el trabajo capitalista hace del trabajador un hombre parcial, lo envilece al convertirlo en un adminículo de la máquina y lo aniquila al enajenarlo al proceso de trabajo, convirtiendo el tiempo de su vida en tiempo de trabajo donde su familia es arrojada bajo las ruedas del carromato de Chaganat, es decir, del capital (íd. 28).

La diosa Krishna posee un poder seductor de tal magnitud que sus adoradores se entregan a ella por entero, sustrayéndose del afecto hasta de sus propias familias.

Por esa vía Karl Marx descubre otro problema, el capital arroja a los seres humanos fuera del sistema, porque el capitalista no sólo descubre que hay una mercancía especialmente valiosa que es la fuerza de trabajo que dispone un obrero, razón por la cual los empresarios buscan dotarse de esa mercancía que genera riqueza, sino que descubre también que invirtiendo dinero en mejorar la maquinaria puede hacer más productiva a la fuerza de trabajo resultando de este modo este proceso económico en un abaratamiento del precio de esa mercancía lo que incrementa su riqueza de un modo notable. Capital y salario se enfrentan, uno bajo la forma de máquina y otro bajo la forma de mercancía, el primero crece, el segundo se achica, porque las máquinas se unen (íd 70, 71):

En el lugar de la máquina aislada aparece aquí un monstruo cuyo cuerpo toma la forma de un edificio fabril, cuya fuerza demoníaca con el movimiento de sus gigantescos miembros estalla en loca danza para sus innumerables órganos de trabajo que, prescinden de un volumen cada vez mayor de fuerza de trabajo, el capital pues ha cobrado vida propia y se yergue ante el trabajador como un monstruo incontrolable.

Siendo esta la verdadera perspectiva del problema del capital como modo de producción, entonces, mientras más crece la esfera del capital más rezagada va quedando la esfera del trabajo y la situación del trabajador tiende a empeorar, no importa si su pago sea bajo o alto, si adquiere bienes de consumo en mayor o menor proporción, porque más allá de la vertiente material ocurre la destrucción del espíritu humano porque el trabajador queda más sujeto al capital más firmemente de lo que encadenaron a Prometeo a la roca los clavos de Hefesto, la esclavitud de todos se convierte en la condición necesaria para la liberación del trabajo de unos pocos, tal es la misería y la riqueza que crea el sistema del capital (íd. 76, 77).

Prometeo encadenado a la roca de Hefestos, para que el buitre pueda devorar sus entrañas durante el día, pues en la noche se regeneran y debe retornar con el amanecer de nuevo a su sacrificio.

Dice Wheen que el libro de Karl Marx está pensado desde el principio como un descenso a los infiernos, es decir, Marx al igual que el Dante se deja guiar por Virgilio, para ir desde la esfera ruidosa instalada en la superficie y accesible a todas las miradas, para entrar hasta el oculto lugar de la producción en cuyo umbral se puede leer: «Prohibida la entrada, excepto por negocios» (íd. 91), mayor ironía no es posible sobre este sistema y, sólo mediante la Divina Comedia es posible entenderla en todo su significado. Porque en la obra del Dante Alighieri el cartel rezaba: “Abandonad toda esperanza aquellos que entráis aquí “, porque aquel lugar estaba reservado para aquellas almas condenada a pasar allí toda la eternidad por los pecados capitales que cometieron los seres humanos, que las poseían, cuando estaban vivos sobre la tierra y Marx lo cambia por un prohibida la entrada para todos, menos para los capitalistas.

El Dante -en su obra magna La Divina Comedia- guiado por Virgilio baja por la espiral del infierno, lugar donde presencia como los hombres se lastiman los unos a los otros en un mundo donde se compite por ser el más malo para alcanzar el éxito. Quienes están más al fondo del Averno están más cerca del trono del hermoso Ángel caido Mefistófeles.

Y no es esa la única sátira de la cual hace gala Karl Marx, Wheen consigue otras en el transcurso del desarrollo de su obra y, señala siguiendo al profesor S. Prawer, que las referencias literarias sólo en el volumen I de El Capital incluía citas de la Biblia, Shakespeare, Goethe, Milton, Voltaire, Homero, Balzac, Dante, Schiller, Sófocles, Platón, Tucídides, Jenofonte, Defoe, Cervantes, Dryden, Heine, Virgilio, Juvenal, Horacio, Tomás Moro y Samuel Butler, así como alusiones a cuentos de terror, libros de coplas, novelas románticas, baladas, canciones y poemas, melodramas y farsas, leyendas y proverbios (íd. 94).

La lectura de La Biblia permitió a Karl Marx adquirir una comprensión de la conducta del Capital.

En el capítulo dedicado a la jornada de trabajo, el estilo es el propio a la novela gótica «El capital es trabajo muerto que sólo se reanima vampirescamente, chupando trabajo vivo, y que vive tanto más chupa, no le suelta mientras aún haya por explotar un músculo, un tendón, una gota de sangre»(íd. 69). El Capital se puede leer como una larga novela gótica cuyos personajes están esclavizados y son consumidos como carne humana por la antropofagia del capital, porque como dice Marx «El capital nace goteando sangre y porquería de pies a cabeza, por todos los poros» (íd. 95).


Edgar Allan Poe (1809 - 1849) un gran escritor del género del horror renovó el relato gótico en el cual son célebres sus cuentos de terror.

Cuenta Wheen, que las ambiciones iniciales de Karl Marx fueron literarias. Mientras estudiaba derecho en la Universidad de Berlín, escribió un poemario, un drama en verso e incluso una novela (íd. 21). De allí que no extraña que un genio como éste concibiese a la factura de aquellos seis volúmenes de El Capital, su opus magnum, como una gran metáfora literaria.

Wheen señala que la función de la metáfora consiste en hacernos contemplar algo nuevo transfiriendo sus cualidades a algo distinto, convirtiendo lo familiar en lo extraño, o viceversa. Y citando Francis Wheen al filósofo venezolano Ludovico Silva señala que, el capitalismo es en sí mismo una metáfora, un proceso alienante que desplaza la vida del sujeto al objeto, de lo humano a lo monstruoso. Visto así -agrega Wheen-, el estilo literario adoptado por Marx en El Capital es el único lenguaje apropiado mediante el cual expresar «la naturaleza ilusoria de las cosas», una empresa ontológica que no puede ser confinada dentro de los límites de la economía política, la antropología o la historia. Concluyendo Wheen, que en definitiva El Capital es una obra por completo sui generis. No ha existido pues, nada remotamente parecido antes o después de ella, lo que explica por qué ha caído en el olvido (la tragedia Freenhofer) o ha sido malinterpretada (íd. 102). Tenía, entonces, razón de ponerse exultante Marx cuando le indicaba a Engels que este trabajo era una obra artística y hablar a su amigo e interlocutor con estupefacción sobre la «deliciosa ironía» contenida en el relato de Honoré Balzac titulado La Obra Maestra Desconocida.

Para Incomodísimo.com no queda duda que El Capital tiene otra lectura, es decir, es más que una obra de economía o de historia o una obra de antropología, es en su dimensión como opus magnum una obra de arte.


Filósofo venezolano Ludovico Silva.

Francis Wheen. La Historia de El Capital de Karl Marx. DEBATE. 2007. Páginas 157.

Resumido, comentado y hermosamente ilustrado por su Blog Incomodísimo en 2 páginas.

Se obtuvo en la Librería Europa por Bs. 14 en el C.C. Costa Verde o se consigue también en el C.C. Lago Mall en Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela.

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