Incomodísimo.com Grandes monumentos, grandes hundimientos.

9:57 Posted by Perro Senil.

Hoteles siete estrellas como este son un símbolo de poder en nuestros días  y verdaderas esculturas monumentales.
 Estos monumentos son muestra de una competencia pacífica entre pueblos,
y cada día que pasa esperamos que alguien haga algo más grande, más hermoso y más destacado, ese es el progreso y esa la vía al hundimiento.



El mundo global que hoy emerge se proyecta con deslumbrantes íconos de progreso, pero la historia nos muestra que un mundo semejante existió en el pasado y, que su grandeza cada vez más descollante fue el preludio de su hundimiento. El mundo global de hoy tiene una réplica exacta en una isla remota y perdida en el océano pacífico, donde hace muchos siglos atrás surgió en contra de todas las dificultades del entorno una magnífica civilización, la cual hasta nuestros días nos impacta por su monumentalidad. Esa isla es de unos escasos 15 kilómetros en su parte más ancha, hace tres siglos y medio atrás llegó a tener 15.000 habitantes, es decir, no era superpoblada, se dividió en doce territorios muy bien organizados cada uno en torno a las necesidades de un clan, no existían guerras entre sí, practicaban una competencia pacífica, tenían infraestructuras comunes, sus economías eran complementarias, habían conseguido soluciones tecnológicas para producir con suficiencia sus alimentos en un medio muy difícil, sus poblados estaban muy bien diseñados, su desigualdad social no era ominosa y compartían los distintos clanes una misma cultura, en una palabra, su mundo global no tenía los defectos de nuestro mundo actual. A pesar de ese enorme éxito, es decir, el de haber construido un mundo deseable, esta civilización -la de la isla de Pascua- colapsó, razón por la cual Jared Diamond comenta que su derrumbamiento obsesiona porque:

Los paralelismos entre la isla de Pascua y el mundo moderno en su conjunto son escalofriantemente obvios. Gracias a la globalización , al comercio internacional, a los vuelos en avión e Internet, hoy día todos los países de la Tierra comparten recursos y se afectan mutuamente, exactamente igual que lo hicieron la docena de clanes de Pascua. La isla Polinesia de Pascua estaba tan aislada en el océano Pacífico como la Tierra lo está hoy en día en el espacio (…) cuando se agudizaron sus problemas (…) no había ningún lugar al que pudieran huir (...) desarrollándose allí en ese mundo insular el peor escenario posible".

La isla de Pascua estaba dotada de caminos de siete y cuatro metros de ancho, con plantaciones que generaban excedentes económicos, con hermosas viviendas espaciadas para las élites, sus residencias disponían de terrazas pavimentadas, las casas de los campesinos poseían estructuras utilitarias como son el horno, corral, huerto y foso para la basura, la tecnología de los huertos de manto lítico y cortavientos de piedras permitían la producción de alimentos en un medio con ciertas desventajas, el avance que habían alcanzado en la tecnología del transporte de cargas pesadas les hacía posible la movilización de inmensas rocas destinadas a construir grandes monumentos (Moai, Ahus, Manavai, Pukaos, Hare Paenga, etc), aprendieron a producir abonos orgánicos, solucionaron la escases de agua para consumo humano obteniendo de la caña de azúcar el líquido que les complementaba la ingesta y celebraron a sus ancestros construyendo en su honor durante varios siglos monumentos –Moai- sobre grandes plataformas donde utilizaron piedras que pesaban varias toneladas.

Tomaremos estos Moaiesculturas monumentales- como símbolo de su grandeza/hundimiento, porque la erección de estos íconos (como los hoteles siete estrellas de nuestros días: el Burj Al Arab en Abu Dhabi) representativos del poder que iban obteniendo sus élites produjo a lo largo de los siglos obras artísticas que, empezaron por diez toneladas y fueron haciéndolos más grandes hasta terminar con uno que pesaba doscientas setenta toneladas, y que se iniciaron con una altura de dos pisos y concluyeron con unos que tenían una altura de siete pisos, y que eran al principio unas pocas esculturas y que al final llegaron a ser demasiadas esculturas.

Estatua Moai de la Isla de Pascua. Fotógrafo: Cristian Carvallo.

Los grandes monumentos, que se convirtieron en un hermoso himno a los “Grandes progenitores” de cada clan, llegaron a ser impresionantes por su número y estética: 397 alrededor del cráter volcánico del Rano Raraku, 97 a los lados de los caminos anchos, 393 entre la costa y el interior de la isla y por añadidura algunos eran erigidos encima de unas inmensas plataformas (trescientas ahus) elaboradas con pesadas rocas.

Esas obras colosales tenían por finalidad, primero, impresionar a los otros clanes, y segundo, para mantener a cada clan cohesionado en torno a sus élites y al Jefe que los presidía, el hacerlas pues cada vez más grandes, más hermosas y más destacadas, entonces, era la clave para mantenerse en el poder, esa era pues una competencia pacífica entre pueblos y una forma de hacer política de masas. Pero para construir esos símbolos de poder fue necesario utilizar cada vez más árboles para transportar esas moles de piedra, utilizar cada vez más talladores de esculturas, expoliar al máximo la tierra para extraer excedentes alimenticios con los cuales mantener a los artesanos y cargadores de rocas, matar cada vez más aves y marsopas para el mismo fin y con todo ese esfuerzo megalómano… la isla que tenía palmeras gigantes, árboles inmensos, la colonia más numerosa de aves del pacífico, ciento veintisiete especies de pescado y ricas colonias de marsopas, se convirtió en una tierra sin árboles, sin animales, sin lluvia, sin agua, sin alimentos, es decir, en una tremenda catástrofe ambiental por la excesiva expoliación de recursos, la cual originó un hecho histórico que toda sociedad teme: una revolución que se inició con un golpe militar, el cual no sólo degolló a aquella élite amante de lo hermoso, lo bello y lo magnífico, sino que además la masa insurrecta derrumbó, desfiguró, destrozó y sometió al más completo desprecio a los restos de aquellos grandiosos monumentos que trajeron para sus sociedades un gigantesco hundimiento después de haber logrado una extraordinaria y exitosa civilización que se negó a vivir con armonía con el entorno natural y con mayor igualdad en su vida social.

Abu Dhabi es hoy célebre por sus hoteles siete estrellas. Estos son los Moai de nuestros días.


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