Incomodísimo.com Especie pestífera

20:32 Posted by Perro Senil.

Se conoce por especie pestífera a las plagas que se comportan como una peste –un azote en un ecosistema-. En este texto nos referiremos como especie pestífera a la especie humana. Manuel Toharia en su libro “El Clima” nos habla al respecto de este asunto cuando, entre otras cosas, trata el incremento de la población y plantea las repercusiones que esto trae y traerá para el planeta y para la humanidad misma.

La humanidad pasó –como todos sabemos- con la Revolución industrial de un desarrollo ralentizado a un desarrollo acelerado y esto trajo como consecuencia un incremento de la población inusual o anómalo. Veamos los datos, en el siglo XVII éramos 500 millones de habitantes, en el XVIII: 800, en el XIX: 1.600, en el año 1970: 3.600 y en el siglo XX: 6500, calculándose que para el 2050 seremos 12.000 millones de habitantes. Es decir del siglo XIX al XX la población se duplico, pero de comienzos del XX a final del XX se cuadriplico y en el siglo XXI casi se duplicará en cincuenta años y eso sí la humanidad es eficaz en su política de disminuir la tasa de crecimiento poblacional. ¿Qué fue lo que pasó desde mediados del siglo XIX en adelante? Lo que ocurrió fue que mejoró de un modo notable las condiciones de crecimiento económico primero en Europa, luego en los EE.UU. y finalmente en casi todo el mundo, lo cual como es obvio favoreció la producción en masa y ésta a su vez estimuló la reproducción de la especie humana como cucarachas o como moscas. Por supuesto los académicos no hablan de la aparición de un Homo cucarachensis u Homo musca, sino que prefieren la apología de nuestra especie y lo denominan como el Homo tecnológicus creador de la época Antropocénica.


La especie pestífera devorando los continentes.

¡Cómo cataloga Tohaira a este espécimen?, Manuel Tohaira no se va por las ramas –y por eso nos cae simpático-, simplemente lo califica de “insensato”. Porque este insensato con su desarrollo acelerado (economía desbocada), por un lado, envenena de un modo incontenible y desenfrenado a la Biosfera con su sociedad de desechos contaminantes y acciones antiecológicas, y por otra parte, ha provocado la aparición de un mundo dividido en el Primer mundo y el “Otro mundo”, que caracteriza a la humanidad como una especie que se debilita a sí misma al al permitir en su seno desigualdades, asimetrías, injusticias y, lo peor de todo, una terrible dicotomía que oscila entre riqueza extrema/pobreza extrema que nos coloca dentro del reino animal como una especie enajenada.

Toharia no se detiene ni lo más mínimo para calificar al Primer mundo con varios epítetos: lo señala como el mundo de la abundancia despilfarradora, de la barbaridad productiva, de las flagrantes ineficiencias y los ingentes desperdicios. Ni tampoco refrena su lengua cuando dice que el temor de los ricos –dentro de los cuales él mismo se incluye por pertenecer al Primer mundo- es la de perder lo que nos sobra, o cuando les endilga a sus congéneres primermundistas ser egoístas, insolidarios y agresivos, o confiesa con vergonzosa culpabilidad de que tiramos comida a la basura o cometemos la barbaridad de traer alimentos producidos a miles de kilómetros de Europa o de los EE.UU. para consumir en invierno productos cultivados en verano o alimentarnos en verano con productos recogidos en invierno, sin importarnos que con esa operación malgastamos la energía que necesita el planeta para estar metabólicamente sano.

Por último Manuel Toharia alerta sobre dos importantes cuestiones: La primera, todos los años hay 100 millones de nuevos habitantes humanos sobre este planeta y esto plantea algunas inquietudes: cuál es el sitio que le vamos a dar, qué alimento está destinado a ellos, con qué cantidad de energía los vamos a dotar para que sean productivos, cuál educación se les va a impartir para que sean libres, qué calidad de empleos se les va a ofrecer para que vivan con dignidad, y lo más importante, cómo se van a crear condiciones para que sólo exista un mundo (porque si no cambiamos el mundo el “Otro mundo” continuará invadiendo al Primer mundo hasta completar su ocupación, como ya lo viene haciendo desde hace una década a marcha forzada). La segunda cuestión, y esta es sobrecogedora, sí las reservas del petróleo para el año 2050 no podrán garantizar un precio rentable para mover la economía (petróleo muy caro es la única certidumbre) y, para ese año tampoco ha sido posible establecer (porque así será) una infraestructura novedosa y una tecnología rentable que funja como una fuente de energía alternativa,entonces, ¿qué vamos a hacer para responder a las necesidades de 12.000 millones de habitantes? (!!!)

El autor de “El Clima”, pues, nos hace pensar seriamente en la necesidad de otro tipo de desarrollo, otra modo de vida, otra humanidad, nos hace reflexionar que tenemos que asumir el decrecimiento –menciona Tohaira, por ejemplo, la necesidad de producción de negawatios-, nos enfrenta a la necesidad que tenemos de discutir sobre las posibilidades del crecimiento cero o recuperar la ralentización pero con  acrecimiento. Incomodísimo.com considera que lo esencial en síntesis es que debemos aprender a consumir (!!!), o como dice Tohaira, es necesario entronizar:

“una gestión economica viable, que internalice los costes ambientales y los costes sociales en los costes generales, y que tenga en cuenta las alertas que los científicos y los humanistas vayan comunicando”.

El consumo, pues, tiene que pagar esos otros costes para legitimarse y justificarse. Sólo así podremos salir adelante.

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