Incomodísimo.com Detritos (I)

6:53 Posted by Perro Senil.

Astrofísico Carl Sagan.

Con este vocablo, detritos, empieza el astrofísico Carl Sagan el primer capítulo de su libro “La diversidad de la Ciencia”, el capítulo primero trata del Reconocimiento del cielo. Carl desde la perspectiva de la astronomía observa el sistema solar y nos transmite su impresión del mismo, es decir, nos dice lo que lo maravilla y lo que no lo impacta. Vamos describir sus emociones de la siguiente manera: Carl se maravilla de la presencia en este sistema de una estrella –el Sol- y de cuatro de sus planetas que son gigantes, dos de ellos inmensos, de los cuales uno tiene unas hermosas franjas veteadas –Júpiter-, y otro que es de color ocre y posee un espectacular anillo –Saturno- , luego nos muestra dos joyas azules de importante tamaño –Urano y Neptuno-. En resumen, le maravillan cuatro planetas que fueron bautizados con nombres de dioses y el astro Rey que conocemos como Sol o Helio. Ahora bien, quedan aún cuatro cuerpos más que, por su composición son los terrestres y que por su tamaño e insignificancia son en opinión de Sagan simplemente los detritos del sistema solar, es decir, nos dice que estos literalmente vienen a ser los desechos del sistema solar. Esos cuatro planetas terrestres son: Mercurio, Venus y Marte, quienes como nos lo indican sus nombres son también dedicados a antiguas divinidades, y luego viene el que falta -que es el que nos interesa-, el cual no destaca ni siquiera por su denominación, la Tierra, apelativo no sólo poco original, sino que además convierte nuestro mundo en el planeta sin nombre (Ver nota de pie de página).

Ilustración actualizada para incluir a los planetas Ceres y 2003 UB.

Mediante este análisis comparativo de sus tamaños Sagan nos está invitando a distanciarnos definitivamente de esa idea que predominó durante larguísimo tiempo en la cosmología, la cual decía que la tierra era el centro del universo. Carl Sagan a todo lo largo de ese capítulo –Reconocimiento del cielo- se abocará a extraer de nuestras mentes los residuos de la idea del geocentrismo que aún nos queda por allí oculta, porque si bien ya reconocemos que alrededor de la tierra no gira el Sol ni los demás astros y cuerpos siderales, sin embargo, aún persiste en nuestra mente arrogante la tendencia a considerar a este planeta como si ocupase algún lugar de privilegio en el inconmensurable firmamento.
 
En esta representación se observa una Tierra que es más grande que el Sol, además, ocupa el centro de una serie de esferas, la capa externa es la de las estrellas, en otras palabras, el todo la rodea como si fuese la razón suprema de la creación.

Siempre estuvimos interesados de saber algo de astronomía, pero nunca tuvimos la oportunidad de iniciarnos en este campo del conocimiento, Sagán nos servirá de guía. Para medir el universo los astrónomos crearon una unidad de medida que tiene como base la distancia de la Tierra del Sol, esta escala es 1 AU (Unidad Astronómica) (equivale a 150 millones de kilómetros), lo que quiere decir que a esa escala se podría representar en un recuadro cuatro órbitas, la de Mercurio, Venus, Tierra y Marte, colocando al Sol en el centro (Ver abajo la ilustración). En ese recuadro 1 AU se observa, además, un grueso cordón de asteroides y por último la órbita del primer planeta gigante, Júpiter. Ahora bien, a esa escala las órbitas de los otros planetas gigantes se nos escapan de la hoja donde estamos dibujando, puesto que quedarían muy distantes, entonces, es necesario pasar a otra escala, la de 10 AU, donde si es posible representar en un recuadro las órbitas de los planetas gigantes que son los más alejados del Sol, pero las órbitas de los planetas terrestres que son los interiores ahora no se pueden distinguir (!). Esto nos ayuda a comprender por qué Sagan los considera como los detritos del sistema solar, pues no resisten la representación a una escala de 10 AU.

Recuadro superior izquierda 1 AU, superior derecha 10 AU, recuadro inferior derecha 100 AU, inferior izquierda 1000 AU.

Y es que al hacer un reconocimiento del cielo a partir, por ejemplo, de representar la órbita de un cometa que en su periplo elíptico pase por el Sistema Solar, la escala adecuada sería la de 100 AU, en este caso, lo que ocurre es que el recuadro anterior, el del Sistema Solar, va a quedar reducido a un recuadrito que podemos ubicar en uno de los extremos de la órbita del cometa en cuestión. Más decepcionante aún es si hacemos un dibujo a 1000 AU, porque a esa escala el Sistema Solar desaparece de la vista, y sólo se ve la órbita elíptica del cometa en un recuadrito que está rodeado por la Nube de Oort. Ojo, allí sólo se observa la porción interior de esa nube compuesta por una cantidad pasmosa de cometas, quizá un trillón, precariamente atrapados por la poderosa fuerza gravitacional de una estrella ¡el Sol!

Pues bien, estando de este tamaño las cosas llegamos a lo siguiente: para que esa Nube de Oort se vea con todo su volumen sería preciso usar una escala que produce vértigo, porque tendría que ser de 100.000 AU. Ese trillón de cometas llevan a cabo órbitas elípticas en esta partecita del Universo y lo hacen acercándose y alejándose del Sol, lo cual sin duda es un gran espectáculo en nuestro cielo.

Nube de Oort, un trillón de cometas que forman una esfera –pelota- que tiene por centro el Sol. Este es el Sistema heliocéntrico. Escala 100.000 AU

¿Qué se ha hecho nuestra arrogancia geocéntrica?

Clasificar nuestra Tierra como un detrito, entonces, es lo correcto, porque usar ese término connota la única actitud válida, ¡la humildad extrema! Y ese es un excelente estado de conciencia para llevar a cabo un reconocimiento del cielo desde la perspectiva astronómica. No se olviden nuestro mundo en el cosmos es ¡un planeta sin nombre!

Nota: Para aclarar. Los planetas gigantes son de gas –no están compuestos por rocas-, es como si a uno de ellos nos refiriésemos como Gas –en vez de Júpiter-, mientras que a los demás si les concediésemos la gracia de otorgarles un verdadero nombre como son Saturno, Urano y Neptuno. De los planetas terrestres -formados por rocas- sólo tienen verdaderos nombres Mercurio, Venus y Marte, porque "Tierra" sólo es una referencia al material del cual está hecho –se hizo a partir de rocas-, es entonces, el planeta sin nombre.

2 comentarios:

Fronimos dijo...

Excelente post, muy esclarecedor y desacralizador, esto concuerda perfectamente con el magistral título de otro de los clásicos del maestro Sagan, Un punto azul pálido, y precisamente refiere la insignificancia de la tierra como planeta en la sinfonía cósmica del Universo. A propósito de esto, hay un video en youtube que es una referencia obligada sobre este tema, aquí está el vínculo: http://www.youtube.com/watch?v=BS88G5WBcfQ

Anónimo dijo...

Ahora se por qué Rondón Ávila en su comentario nos llama la atención sobre "la sinfonía cósmica del Universo", es que tiene en mente deleitarnos con la hermosa composición de Steve Jablonsky titulada "The island" con la cual se le dió un fondo musical al video que Rondón nos recomienda y que me pareció muy oportuno para el tema que se trata en el post del blog. Gracias Rondón por ese buen complemento para el tema de esa islita - "The island"- perdida en las inmensidades del océano intersideral, es decir, la pequeñita Tierra que a duras penas es un planeta al lado de los cada vez más gigantescos astros que existen en el Universo.
Luis Perdomo.
Nota: El vínculo que Rondón nos recomienda es este http://www.youtube.com/watch?v=BS88G5WBcfQ

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