Incomodísimo.com Guerra a los campesinos IV (a)

7:13 Posted by Perro Senil.

Jane Goodall empieza su libro con unas palabras reveladoras, dice “Este libro se ha dedicado a los miles de pequeños agricultores que se esfuerzan valerosamente por sobrevivir (…); a los que se alzan para protestar contra las prácticas intimidantes de la industria agrícola”. Si nos respaldamos en esa aseveración podemos afirmar que la agroindustria antagoniza, en nombre de un pretendido “progreso” a los vastos intereses de 1.300 millones de pequeños agricultores que habitan el planeta.


Al cierre de diciembre de 2009 la población mundial pasó,

gracias (o desgracia) al masivo éxodo campesino hacia las ciudades,
a ser por primera vez en la historia mayoritariamente urbana.
Tendencia que se agudizará con carácter catastrófico
si las transnacionales se apoderan del mundo rural en esta década.

La industria agrícola moderna ha venido tejiendo una inmensa red alrededor del planeta, quienes tejen ese entramado son empresas gigantes como Monsanto y Syngenta –líderes indiscutibles de ese fenómeno oligopólico-, también se extienden esos enormes poderes económicos –dentro de nuestras ciudades-, mediante enormes cadenas de supermercados y de puntos de venta de comidas rápidas, por ejemplo, en Europa y los EE.UU. esa actividad se ha concentrado en tres grandes empresas, estas son los Supermarket: Carrefour, la Ahold y la Wal-Mart quienes alcanzaron una venta de trescientos mil millones de dólares en el año 2000 y, en todo el mundo está la omnípresencia de servicios de ventas de comidas grasientas como McDonald´s, Wendy´s y la Kentucky Fried Chicken que aspiran a chorros nuestras monedas nacionales como si fuese polvo de oro hacia sus casas matrices.


Esas empresas en su conjunto producen las semillas, venden las hortalizas y sirven la ensalada y, nosotros consumimos el tipo de alimento que ellos deciden fabricar sin enterarnos de que medios se valen para producirlos y a qué costos para la humanidad obtienen sus beneficios. Intentaremos, entonces, meternos en los entretelones del negocio y decidir si apoyamos el progreso que esas empresas propugnan ó si el progreso, por lo contrario, debe tomar otro camino, tal es pues, el dilema crucial de si continuamos con esta manera de vivir o si asumimos otra manera de vivir, cuando importa cómo se distribuye la riqueza y que problemas suscita esa estrategia productora de ganancias.

Describamos dos casos sumariados por el libro de Jane Goodall:

Las transnacionales utilizan las semillas transgénicas –por ejemplo <<maíz Bt>>- para contaminar los cultivos de los campesinos biológicos y de este modo llevarlos a la ruina, para lograr ese perverso efecto, una vez que demuestran que el cultivo del agricultor tiene los genes modificados que ellos han creado, entonces, les demandan por violación de patente, lo cual causa a los granjeros una costosa defensa ante los tribunales de justicia, entre otras cosas las empresas tienen por objetivos destruirles la cosecha u obtener altos pagos mediante penalizaciones pecuniarias y, tienen por finalidad: la expansión, es decir, apoderarse de sus tierras o dominar sus vidas productivas, en una palabra: controlar la agricultura a escala planetaria.


Panocha (mazorca) de maíz convertido por la tecnología contemporánea

en una granada mata campesinos.

Otro subterfugio infame que implementan esas gigantescas empresas contra las familias agricultoras se basa en la introducción de semillas Terminator, sin que el cultivador se entere de cuáles son las propiedades de ese producto, el procedimiento malévolo que ponen en práctica es la de regalarles la simiente en el ciclo de siembra, una vez que los cultivadores recogen la cosecha y guardan semillas para el nuevo período de cultivo, entonces, los empresarios urbanos esperan que fracasen en su intento de que las plantas germinen, momento exacto en el que reaparecen vendiendo a precios muy altos su Terminator, el resultado final de esta operación es la renovación de la esclavitud en los continentes pobres, que ya se había liberado de la asquerosa colonización imperial europea a costos demasiado elevados para sus pueblos durante los siglos XIX y XX.


El costo para la humanidad: Un desplazamiento en masa de este campesinado expropiado hacia las ciudades, ya de por si desestabilizadas por el delito, las drogas, los barrios miseria, la corrupción de las élites, la pérdida de identidad y la crisis cultural/educativa/sanitaria. En una palabra lo que se avecina es: El incomodísimo.com del colapso de la modernidad y el fracaso de la ilustración.

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