Escabrosos II: “No son iguales”

8:05 Posted by Perro Senil.


Mazo: Herramienta que se descarga sobre un material para aplastarlo.

Elías Pinto Iturrieta descarga su mazo sin contemplaciones sobre un estamento social acostumbrado a detentar el mando y a obtener la obediencia incontestable, dice sobre estos primados:

Los «padres de familia» no ostentan necesariamente un cargo en el gobierno, no son gobernadores ni alcaldes, pero están sobre los demás (Pino, 2007: 18)

“Arriba” pues están «los primados» y “abajo”, al final de una larga cadena están «las bestias» -ya se entenderá más adelante esta sinrazón- (ídem). Horrorosa sociedad jerárquica donde el conjunto de «padres de familia» (ver GLOSARIO) en ese teatro de representaciones se les asigna superioridad (id. 18) y en consecuencia se arrogan el papel de «los mandones» (íd. 16) por estar sobre los demás (íd. 18), a quienes se identifican con desprecio en los términos de la época de un modo profundamente despectivo como la «multitud promiscual» (íd. 17).Quienes les deben obediencia y reverencia (ídem) por corresponderles la entidad de inferioridad (id. 18) en aquella representación que tiene por guión la doctrina de la Iglesia Católica (íd. 17) proclamadora del dogma sagrado que predica un “No son iguales” (18). Escabroso tema de una escabrosa realidad estamental que se estructuró en la Venezuela colonial. Los primados constituyen el «estamento primacial» y los individuos menores el «estamento promiscual».

Este tema escabroso de las desigualdades en la época colonial venezolana, causa inquietud y repulsa, y es puesto en evidencia flagrante por el historiador Elías Pino Iturrieta (EPI) en su portentoso libro “Nada sino un hombre”. Causa asombro esta revelación, porque resulta inconcebible que tal inequidad reinase en esa época donde la Iglesia Católica estaba coronada como una Majestad. Los eclesiásticos pues habían creado un mundo del absurdo, donde existían “seres excepcionales” y ”seres inhábiles”, imaginario que el Magisterio católico se encargaba de instalar en la mentalidad colectiva (18). Un ser excepcional es un ser superior y en consecuencia no sólo debe ser obedecido, no sólo debe ser reverenciado, sino que ante él quien se le subordina debe constituirse en su contrafigura, es decir, mientras aquel es un hombre capaz, el sometido debe ser el inhábil, mientras aquel es superior, éste tiene que asumir que es el inferior, mientras aquel se reverencia, éste debe conformarse con ser el despreciado. En síntesis, “ellos” o “aquellos” están divinizados y “estos” o los “nosotros” son bestializados. Los “seres inhábiles” pues, deben llevar bridas y montura, y «los capaces» ¡Par Dieu! deben ser los jinetes.

Tales desigualdades dan origen a una pesada cadena de mando que, Elías Pino Iturrieta describe con magistralía a todo lo largo de su espantoso escrito y, muestra con franqueza lo que significa en la realidad histórica ese “No son iguales” en aquella sociedad, donde hay un estamento primacial y una multitud promiscual por obra y gracia de una teología defensora de las jerarquías. “No son iguales” es una frase insolente que forma parte de la literatura teológica del Sínodo Diocesano -nos explica EPI- que se efectuó en Caracas el año de 1687 bajo la guía espiritual del obispo Diego de Baños y Sotomayor. En aquel Sínodo se elaboró un documento en el que se expresaba:

No son iguales en los hombres los entendimientos y capacidades… uno es el hombre capaz… otro es el hombre ignorante… el español entiende perfectamente… el negro o indio apenas sabe declarar afectos… un negro apenas se distingue de una bestia (íd. 17)

Descripción que le sirve a este agudo ensayista -EPI- para explicar lo que se trasunta de esa situación aberrante, dice:

De allí la necesidad de su control por los «padres de familia»… basándose en la disposición canónica que coloca en el lugar de primados a un elenco de personajes… cuya hegemonía establece el acceso a la educación, el ejercicio de las profesiones, la exhibición de dignidades, el tipo de indumentaria e incluso las características de las diversiones, mientras que a los hombrecitos dependientes de su tutela se les delimita los lugares en los cuales deben pasar su existencia (íd. 18).

Esa preeminencia de los primados sobre la multitud de “hombrecitos” mediada por una doctrina de la desigualdad, coloca como es obvio a funcionar en su máxima intensidad al fenómeno del personalismo, éste garantiza para los mandones la posesión de tierras, la acumulación de riqueza, la obtención de la educación como un privilegio, el derecho a ejercer profesiones, el exhibir dignidades, el llevar un tipo determinado de indumentaria e incluso de estarle reservada algunas diversiones, además -y esto es lo importante por lo depravado-, el llegar a poseer un control aberrante sobre los demás, hecho este último que alcanzó unos extremos escabrosos en esa época de la historia venezolana.


Su Excelencia el Ilustrísimo Obispo y Eminencia Altísima Don Diego de Baños y Sotomayor.

Autor del Sínodo Diocesano de Caracas el año de 1687.

Si recordamos al eminente pensador del epígrafe del libro de EPI, el versátil Francisco Javier Yanes, (que inspiró el primer artículo de esta serie escabrosa), vendrá a la memoria una parte de aquel cintillo condenatorio en el que hilvanó el siguiente juicio demoledor de las esperanzas:

y los pueblos se han acostumbrado tanto con [sus disipaciones y corrupciones ] que ya no parecen crímenes (id. 7)

Cintillo inquietante que llevará a Elías Pino Iturrieta a asumir una posición, que juzgamos de mucha trascendencia y/o repercusión, frente al proceso histórico venezolano. Pero recapitulemos primero lo esencial, antes de entrar en esa materia de las incertidumbres.

Los «personalistas» pues, detentan su hegemonía en Venezuela contando con la obediencia de los hombrecitos (íd. 18), que considerándose ignorantes (id. 17), inhábiles (íd. 18), incompetentes (íd. 17) e incapaces (íd. 18) se prestan para la servidumbre y las esclavitudes como criados (íd. 17) a cambio sólo de sustento (ídem).

Pues bien, según el ensayista EPI ese hecho abrumador -el personalismo generalizado en la sociedad-, seguramente deje huellas en la mentalidad colectiva venezolana hasta la consumación de los siglos (íd. 18), lo que quiere decir, que el personalismo seguirá entronizado en nuestra historia nacional frustrando todas las metas históricas deseables que, Venezuela se proponga como voluntad colectiva. Tal aseveración, como es obvio, justifica todo el esfuerzo que hace este investigador por conocer a Venezuela, porque ese conocimiento señala hacia donde debe apuntar cada uno de los habitantes de esta nación, sí desea auténticamente que la voluntad colectiva de un gran viraje y cambie el curso de la historia del país hacia lo deseable por ético y por justo. Es vital reconocer el personalismo y derrotarlo.

Por otra parte, el gran descubrimiento presente en “Nada sino un hombre” es ver la estrecha asociación de la Madre Iglesia y «los primados» contra la «multitud promiscual», la cual creó en la época colonial una tiranía tan efectiva y eficaz que pervivió después que el proceso emancipador concluyó, viniendo a determinar el curso de la vida de Bolívar, Páez, Monagas y demás estadistas en ese post batalla de Carabobo, Bomboná, Pichincha y Ayacucho, pues según todas las evidencias que EPI exhibe terminaron convertidos en «mandones» al ejercer el control (íd. 12, 13), pues tuvieron y/o quisieron ajustarse y adaptarse a esa lógica perversa, porque ésta subyace en la mentalidad de nuestro colectivo y en la voluntad política de los opulentos y de las élites que los orientan, canalizan y dirigen como vanguardia de los que dominan.

Es pues de toda importancia el trabajo inquisitivo de Elías Pino Iturrieta, éste da a conocer entre otras cosas esa infeliz doctrina de “No son iguales”, la cual se hizo pública en el año 1687. Nos muestra que mientras esa doctrina no languidezca, no se podrá erigir en Venezuela ni una verdadera república ni una sensible democracia, ni ningún Modo de Vida deseable ético y justo. Creemos que esa certeza de EPI es del todo válida. Elías Pino Iturrieta es del parecer que tanto los protagonistas de ayer como los de hoy no han roto espadas contra esa viejísima tradición (íd. 15), tradición malsana que aún impregna la forma de pensar de esta sociedad donde a diario “se acarrean males infinitos” e “inmensos desalientos” fruto de tanta inequidad y abusos (íd. 7).

La pregunta hay que volverla a hacer una y otra vez para encontrar distintas respuestas y serios argumentos con los cuales fundamentarlas ¿Las mayorías en nuestra sociedad son hombrecitos, son multitudes promiscuales? De la respuesta asertiva que se dé a esta pregunta depende la pervivencia o extinción de la doctrina que sacraliza como dogma el principio de “No son iguales”.

GLOSARIO

Padres de familia: Los «padres de familia» no son los hombres que de acuerdo con la ley forman un hogar para tener descendencia, sino que “constituyen un sector especial de la sociedad que comparte el poder con el clero y con la autoridad secular” (Pino, 1993: 28). Es un distinguido grupo social que además de vástagos tienen servidumbres y esclavitudes (Mora, 2007: 83). La parentela de estos padres de familia no se reduce a la establecida por las relaciones de consanguinidad y afinidad basadas en las estructuras convencionales de parentesco, muy por lo contrario las desborda involucrando al conjunto de individuos menores (criados y esclavos) (…) patriarcas de un considerable número de dependientes (…)sobre quienes ejercen su tutela (…) y de quienes reciben el honor, el servicio, la obediencia y la reverencia (…) lo que les ubica en la cúspide de la pirámide social (id. 84)

Trasunta: Lo que se compendia o lo que se emplea como epílogo de algo.

Promiscuo: Mezclado confusamente y sin orden.

PRÓXIMO SABADO:

Escabrosos III: "La tiranía doméstica"

¿Llegaron a sembrar el  terror entre las comunidades pueblerinas las grandes familias de alcurnia en la época colonial, tanto como para que se les acusara de tiranía doméstica?
Esta interrogante la responderá Elías Pino Iturrieta mediante la presentación de casos que generan estupefacción por los personajes que involucra y el sector ilustrado, culto y educado que involucra.

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