IV Anteo: “Ya vengo…”

22:15 Posted by Perro Senil.

Ezequiel tras los pasos de "El Monstruo".
A Ezequiel Zamora el historiador Federico Brito Figueroa lo califica como Anteo, porque quienes le adversaban en su época -debido a su invencibilidad- lo comparan con aquel ser mitológico (Brito, 2006: 453, 423). Anteo se interna en la Sierra de la Virgen el 8 de septiembre del año 1846. Y estando allí en aquellas selvas intrincadas marcha hacia el Valle de Tacasuruma, de donde es comisario Francisco José Rangel quien se ha alzado en armas el 1° de septiembre de ese año. Al anochecer Zamora celebra una reunión en la choza del campesino Socorro Masabé, en Guambra. Asisten alrededor de cien vecinos, y ante ellos expone su conciso plan: “hacer la guerra para derribar el Gobierno godo y crear una era de felicidad para el pueblo”. Al día siguiente toma el camino de La Meseta hacia la montaña de Las Mulas, refugio de “El Monstruo”. El 9 de septiembre Ezequiel y Francisco se encuentran y entre ambos seleccionan Las Guasduitas para Cuartel General y se declaran en “Estado de alerta”, se había formado en aquellos fugaces momentos el Estado mayor del Ejército del Pueblo y, en prosecución de sus fines, se había montado una fábrica de pólvora, lanzas, balas de plomo y trabuco en aquellos montes con la ayuda de un químico (122).
Anteo "el invencible" es derrotado por Hércules.
Este mito se narra en el Artículo I.

Un triunviro disparejo aglutinando a los pobres en armas. 
El 15 de septiembre Anteo envía cartas a los grupos guerrilleros que actúan desde el 17 de diciembre de 1845 -acciones iniciadas por Pedro Aquino quien asalta la cárcel de Calabozo para libertar a los presos por deudas y por la Ley de Hurto-, esa correspondencia les invita a que se incorporen a las fuerzas armadas del pueblo soberano. No son los más antiguos grupos en armas, están las facciones de Pedro Centeno y Juan Alvarado alzados desde 1844. El catire Zamora y el indio Rangel incorporan, para esos momentos cruciales, al peón José Bernardo Masabé al Estado Mayor y este increíble triunviro de disparejos le plantean su ideario a todos aquellos guerrilleros en las esquelas que les envían, donde siempre iba el lema de “Viva la libertad, Viva el Pueblo Soberano, Elección Popular, Horror a la Oligarquía, Tierras y Hombres Libres”, también señalan en esas epístolas la necesidad de organizar “a los pobres contra los poderosos” (123, 124).

El Comandante Jesús González "El Agachado" en el Estado Mayor.
La fuerza que se ha congregado en Las Guasditas concretan su primera movilización conjunta como ejército, y el 25 de septiembre entraron a San Francisco de Tiznados con trescientos cincuenta hombres que conformaban la vanguardia del Ejército del Pueblo, pero este ya tenía sobre las armas la asombrosa fuerza de 1.200 efectivos. El ejército estaba ahora organizado con un Estado Mayor compuesto por cuatro coroneles, dos comandantes y el Jefe del Pueblo Soberano, además, en su estructura jerárquica poseía un Cuerpo de Comandantes con diez hombres, entre ellos a Jesús González (a) El Agachado, y un Cuerpo de Capitanes y Tenientes con veinticuatro hombres entre quienes estaba Policarpo Sánchez. Anteo ya era conocido por estos lados, porque a los 23 años de edad, por allá en 1840, había realizado por esa comarca una intensa actividad política que incluía a los Valles de Aragua y los Llanos de Guárico. Zamora asociado con el Licenciado Juan Martínez hizo desde 1840 hasta 1846 propaganda democrática con empleo de cartas personales, reuniones y asambleas por esa comarca (53). Pero esta vez en la Plaza del pueblo de Tiznados les marcó el rumbo a los suyos, dijo “luchamos para proporcionar una situación feliz a los pobres, los pobres no tienen nada que temer, no tienen nada que perder, que tiemblen los oligarcas, no habrá ni ricos ni pobres, la tierra es libre, es de todos” (216, 127).

Una tienda de víveres y círculo de lectura política.
Ezequiel desde que montó su tienda de víveres el año de 1838 -con el aporte de dinero que le hizo su cuñado Juan Gásper- en Villa de Cura (33), convirtió su casa de comercio en un centro de lucha democrática, pero es a partir de 1840, fecha en la cual se escinde la clase dominante y se funda el partido liberal y el semanario El Venezolano (53) que, empezó a dar lectura a los periódicos que llegaban desde Caracas y otras ciudades a quienes allí se acomodaban a hablar de política. Los periódicos populares que circulaban eran de un estilo desaliñado, pero más consecuentes con los principios democráticos, tras los cuales los pobres de los centros urbanos empiezan a sumarse al movimiento. Los desheredados urbanos el 9 de febrero de 1844 dan muestra de su fuerza en Caracas dando gritos por las calles de la ciudad y “mueras a la oligarquía y al Gobierno”(49/51). Zamora, entonces, se fue compenetrando con esta actividad y como estaba en el negocio de venta de ganado se desplazaba por los caseríos y, aprovechaba subrepticiamente para realizar reuniones con los peones y esclavos en las haciendas y hatos, organizar grupo de activistas en los pueblos y crear una red de encargados de recibir los periódicos y hacer propaganda, hasta crear finalmente como resultado de ese movimiento proselitista la Sociedad Liberal de Villa de Cura (57). Es en esos quehaceres es donde se van formando un Francisco José Rangel, un José Bernardo Masabé y un Jesús González (a) El Agachado y así muchos otros (58). Es por esos tiempos en que un Tomás Lander felicita a Zamora por su radicalidad al ir más allá de los liberales caraqueños, porque se le decía claro al pueblo que se luchaba por “el reparto de la tierra y la libertad de los esclavos” (59). Los peones eran expoliados al extremo de pagarle su trabajo con especies (55).

"La entrevista" presagia quién sera el Hércules de esta Historia.

En las elecciones del año 1846 se enfrentan los partidarios del Gobierno, con Carlos Soublette de Presidente, y el bando de la oposición -los liberales- que promovía la candidatura de Antonio Leocadio Guzmán, Zamora para esas elecciones es postulado como candidato principal a la Asamblea Provincial de Villa de Cura, lo que obtienen es el fraude electoral que favorece a los conservadores y la cárcel para Zamora. Esto lleva a que en boca del campesinado y de los desheredados urbanos se rumoree que “la colmena hay que castrarla con candela y de un solo golpe porque si se alborotan las avispas nos pican”, en otras palabras, había que hacer la política con balas y machetes. Pero Leocadio en vista a esa posible eventualidad busca la entrevista con Páez -apoyo de Soublette- a realizarse en la población de La Victoria atemorizado por el ascenso de las masas populares, para entenderse -más bien para capitular- con el gobierno conservador (80/85).

La entrevista no se consuma, Guzmán ha arribado a La Victoria el 5 de septiembre y es apoteósica su recepción por parte del peonaje que vocea sus consignas antioligárquicas, ante la masiva participación popular con la que reciben a Guzmán, el Jéfe político del pueblo convoca con bando a la milicia para acallar aquel tumulto y el primero en presentarse para alcanzar ese objetivo antidemocrático es el propio Guzmán. Esto motiva que por la noche los peones y trabajadores salgan a manifestar y pidan “azotar públicamente a Guzmán por traidor y de bajar el pescuezo por igual a oligarcas y liberales”, entre los manifestantes está un Rafael Flores (a) El Calvareño y el zambo Juan José Moronta antiguo soldado de la emancipación quien fue el que lanzó la idea de no diferenciar entre liberales y oligarcas. Entretanto Francisco José Rangel que se alzó el 1° de septiembre en Tacasuruma, porque las autoridades le arrebataron unas tierras y, además, le habían impedido votar en las elecciones de 1846 marcha hacia Güigüe con sus partidarios e invade la hacienda Yuma matando al mayordomo, liberando los esclavos y reclutando los peones, la hacienda era de unos de los oligarcas más importantes del gobierno. Zamora que estuvo en todas esas manifestaciones populares en La Victoria y que sabe de lo que ha emprendido ya la gente de Tacasuruma, se reúne con Echeandía y le dice hay que “echar por tierra a los oligarcas a hierro y plomo” y aquella noche misma marcha hacia el Pao de Zárate para organizar su guerra de guerrillas en la Sierra del Sur y Echeandía, por su parte, se dirige hacia los Valles del Tuy con el mismo propósito. Guzmán, por lo contrario, acobardado se refugia en la casa del General Santiago Mariño y el once de septiembre emprende el regreso hacia Caracas por veredas y caminos extraviados, pero una patrulla policial que lo busca presidida por un Juez lo reconocen y lo detienen (96, 97).

La revolución avanza en tierras europeas y americanas y de esa fuerza se nutre Anteo.
Anteo ya al frente de aquellas guerrillas desde el 9 de septiembre convertidas en ejército, con gente que desconfía por igual de oligarcas que de liberales, empieza entre sus hombres su labor ideológica, así que cuida muy bien su lenguaje al definir al enemigo –evita una definición tan precisa como la del mulato Moronta- y dice “Que los opresores queden en camisa, pero el ejército del pueblo no puede andar desnudo, eso es lo que quieren los godos”. En ese discurso da muestras Anteo de ser uno de “los iluminados” que han emergido en Venezuela, pues con esas ideas divulgaba el pensamiento de Saint-Just en el país. Zamora traduce el mensaje revolucionario del frances a esta realidad distinta a la Europea, porque en Venezuela el problema era que la gente humilde no posee vestidos sino andrajos, mientras que allá el problema era el calzado, repetía pues lo que aquel revolucionario sostenía pero cambiando los términos, Saint-Just escribía “que queden cien, mil burgueses sin zapatos, no importa, pero nuestros soldados tienen que estar bien calzados” (215).

A Anteo lo derrumban a tierra y se vuelve a levantar con más fuerza.

Como ya es sabido el Ejército del Pueblo que estructuraron estos protagonistas de la historia de Venezuela es destruido por las fuerzas del gobierno y la insurrección campesina descabezada regresa a sus cauces de guerra de guerrillas a escasos seis meses de haber sido fundado. Zamora es detenido, preso, juzgado y condenado a muerte (160/195), pero con Monagas en el poder su pena de muerte es conmutada por la de diez años de presidio -donde la muerte es casi segura por las terribles condiciones de estas instituciones-. La clemencia del Presidente Monagas ensorbece a la oligarquía ultramontana (195/205). Pero estando Zamora preso en la cárcel de Maracay, de donde será enviado al presidio de Bajo Seco en las proximidades de Maracaibo -como lo dispone el decreto de Monagas- es liberado por una partida zamorista (207) y después de la fuga se esconde en la hacienda La Guairita donde trabaja como caporal de incognito, allí Anteo era conocido como Don Manuel (213).

Con motivo de los acontecimientos de Caracas el 24 de enero de 1848, donde varios diputados del Congreso Nacional son muertos, Zamora va a pasar a formar parte del gobierno de Monagas. Resulta que Zamora baja de La Guairita a Caracas para impedir que los godos derroquen al Presidente por su política de clemencia con los liberales, va Anteo a la capital para organizar las milicias populares y participa en aquel tumulto popular que se enfrenta a los godos con éxito. Al día siguiente el Presidente José Tadeo Monagas le concede a Anteo un Grado de Comandante en la Milicia Nacional y lo comisiona para organizar “un batallón de civiles en Villa de Cura”, estaba ahora dentro del gobierno el catire Zamora (232, 235). Monagas rompe con los conservadores y el día 27 concede una amnistía general, mediante la cual salen en libertad los liberales insurrectos que iban a ser enviados a presidio o iban a ser fusilados (231).

Monagas: entre godos y campesinos insurgentes se va con los liberales.
Regresando a un antes del asalto al Congreso Nacional, se puede presentir que Monagas al empezar a distanciarse de los godos, lo que está intentando hacer es restarle fuerzas a la insurrección campesina que amenaza con un conflicto de grandes proporciones, pero al alejar el gobierno del sector ultramontano más visible, cosa que lleva a cabo al empezar a aplicar una política de clemencia hacia los líderes liberales, no podía evitar que se disparase una conspiración de ese sector contra su persona -que incluía en el plan el alzamiento de Páez en los Llanos-. Razón por la cual el pueblo intuyendo que se preparaba su derrocamiento actuó ese 24 de enero de 1848 en Caracas en su respaldo (234). Son estos los acontecimientos que llevan a Monagas a tomar una segunda medida pacificadora, esta consistía en convocar a elecciones, para colocar otros objetivos al pueblo, los objetivos partidistas, y creando esa situación coloca astutamente a los líderes de la insurrección liberal en su entorno, es así como Zamora termina siendo miembro de las fuerzas de Milicias del gobierno y que Napoleón Sebastián Arteaga el 26 de febrero de 1848 este desempeñándose como Gobernador de Barinas, allí llegará Zamora con el cargo de Jefe Militar de la plaza y entre ambos forman un frente sólido para atacar a los godos que se han alzado(236).

Anteo tras las huellas de "El Centauro".
Como previo a ese encuentro de Ezequiel y Napoleón en Barinas, Anteo en Villa de Cura organizó un batallón de setecientos milicianos donde incorporó a sus viejos compañeros de armas, lamentablemente José Bernardo Masabé no es mencionado como uno de los incorporados, por lo que se puede suponer que no estaba vivo, por lo contrario, Jesús González (a) El Agachado si se tiene noticia y esta dice que Zamora le concede en esta ocasión su ascenso a Teniente de Milicias (235). Con esas fuerzas villacurianas Zamora limpia aquel cantón de enemigos y, luego bajo el mando del General Santiago Mariño marcha hacia el Guárico donde tropas de las fuerzas de Páez estaban actuando. Estando allí pidió ser enviado a Apure lo cual le concedieron bajo el comando del General Laurencio Silva, la idea que llevaba era capturar por esos lares al propio Páez, pero para cuando llegaron Laurencio y él, ya Páez había sido derrotado y capturado en la acción de Los Araguatos (236).

Anteo en el Zulia derrota a los conservadores y a los norteamericanos.
De Barinas se le comisiona ir a Valencia y de allí a Maracaibo, y en esta provincia occidental vence con 250 hombres a los 1000 del coronel José Escolástico Andrade, luego enfrenta el 30 de octubre al Comandante Basilio Borjas -oriundo de Cabimas- y lo derrota, en La Rita el 27 de noviembre destruye una escuadrilla goda y, finalmente en San Carlos del Zulia le sale al paso la División que Andrade ha levantado –y con la cual pretende alcanzar la Cordillera Andina- y la destroza (236). Andrade contaba con 1.500 efectivos y un barco de guerra -el General Jackson- que los norteamericanos de Caracas aportaron a los godos para enfrentar al pueblo venezolano. Zamora en ese triunfo memorable toma 600 prisioneros, 800 fusiles, el barco de guerra, siete faluchos, treinta piraguas y captura a tres hijos de José Antonio Páez que estaban al lado de Andrade. Maracaibo ante esos acontecimientos se rinde y muchos se pasan a los zamorianos. (237). Zamora de Maracaibo va a Mérida, Barinas, terminando por todas partes con las partidas godas y regresa a Caracas el 1° de abril de 1849 donde conoce a Monagas.

Anteo avizora un camino  contrario al pueblo y a la verdadera revolución.
Zamora es ascendido a Primer Comandante de Infantería e incorporado al Ejército Nacional, allí mantiene contacto regular con Bruzual, José Manuel María García, Felipe Larrazabal, , Echeandía, José Brandford, Luciano Requena, Juan de Gaspers(239). El 21 de junio de 1849 vuelven a reaccionar con renovadas fuerzas los godos y Zamora sale de nuevo en campaña, Páez que estaba refugiado en Curazao regresa, y desembarca en La Vela de Coro el 2 de junio, pero el 15 de agosto capitula y fue trasladado a Valencia, y de allí es llevado a Caracas en la columna del Comandante Ezequiel Zamora. Ambos cabalgan juntos contándose sus hazañas (240, 241). Los años siguientes Anteo estudia la carrera de las armas en Caracas y entre sus profesores está el destacado militar Olegario Meneses, en 1851 es nombrado Comandante de Armas de la Provincia de Coro y el 7 de febrero de 1852 es ascendido al grado de Coronel, en 1853 se desempeña como Comandante de Armas de la Provincia de Maracaibo y ese mismo año pasa a ser el Gobernador de Barinas, en 1854 fue ascendido a General de Brigada y es enviado como Comandante de Armas de la Provincia de Guayana, en 1855 con el mismo cargo en Margarita y Barcelona, y en 1856 se casa con Estéfana Falcón, hermana de Juan Crisóstomo Falcón. En 1856 es el Comandante de Armas de la Provincia de Cumaná en la cual estuvo hasta mayo de 1857, cuando renunció asqueado del gobierno liberal que “mantenía las mismas formas de opresión de los oligarcas” y “un camino contrario al pueblo” y señalaba una y otra vez ante sus amigos y su esposa “hay que hacer la revolución, una verdadera revolución”. Se va a la Sierra de San Luis y allí funda un hato en Maguay donde se retira con su esposa y sus tres hijos adoptivos. Allí traza planes en su cabeza de los cuales fue testigo su hijo Justianiano que, en aquel entonces, “él consideraba irreales”, pero luego vio que constituyeron la estrategia que desarrolló su padre desde 1859 en adelante (238/244).

El cabo Zamora (a) El Catire.

Anteo conspira contra el Gobernador de la Provincia de Maracaibo.
Antes del ataque a la Guarnición de Coro el 20 de febrero de 1859, producto de un pronunciamiento popular-militar -donde interviene desde un Emilio Navarro hasta un Melitón Toledo- (288), ya Zamora -desde Curazao- estaba actuando en pos de comenzar esa revolución con la que soñaba. Anteo estaba allí en esa isla antillana, porque José Tadeo Monagas vuelve a ocupar la primera magistratura después del proceso eleccionario, el período que iba a ejercer era el de 1855 a 1859, pero tras su reelección se generó en todo el país un descontento generalizado, por lo que los brotes insurreccionales no se hicieron esperar. Por tal motivo, ante el alzamiento promovido en Valencia por el general Julián Castro («la Revolución de Marzo»), Monagas renuncia a la presidencia el 15 de marzo de 1858, se asila en la Legación de Francia en Caracas y parte al exilio pocas semanas después. Zamora con esos sucesos va a dar a Curazao desde enero de 1859 y desde allí promueve contra el Gobernador José Aniceto Serrano de la Provincia de Maracaibo una conspiración, pero Serrano la debela. La consigna de los zamorianos para ese entonces era “Democracia y Federación” la cual sustituía aquella de “Tierra y hombres libres”, el proyecto político pues se ampliaba sin renunciar a aquella bandera de 1846 a 1847 con la cual levantaron la lucha popular en ese entonces. Ahora se pretendía incluir vastos sectores de la sociedad venezolana que iba desde “los de arriba” hasta “los oscuros” (296).

Prudencio Vásquez: de peón a Comandante del Estado Mayor.
El 22 de febrero Zamora y otros revolucionarios desembarcan en La Vela de coro y ya para el 23 de marzo de 1859 Zamora estaba estableciendo su cuartel general en Morón (305), Emilio Navarro que lo acompañaba recogía todo lo que iba sucediendo en un registro oficial de aquellos sucesos conocidos como su Diario de Campaña- (306). Desde Morón Zamora inicia operaciones por todos esos contornos, y fue célebre a nivel nacional la Batalla de El Palito donde los oligarcas sufren una terrible derrota a manos de Zamora, el gobierno tiembla, prepara elecciones, piensa en instalar un dictador militar, entre los candidatos para esto último se baraja el nombre de Páez que está refugiado en Valencia. En El Palito Anteo rinde un homenaje a los compañeros fallecidos y en su arenga promete “estar en Caracas el 20 de febrero de 1860 para hacer la revolución, ustedes lo verán o pereceré con el pueblo” (311). Cuando Zamora ocupa la ciudad de San Felipe, después de someter a su guarnición, incorpora de los vencidos a ciento setenta hombres que se pasan a sus filas, entre ellos está José María González (a) Zamorita, mote que le habían colocado a este soldado por el gran parecido que tenía con Anteo. Ese mismo día el Jefe del Pueblo soberano asciende al peón Prudencio Vásquez nativo de Camunare a Comandante (313).

El Evangelio de la "Democracia y Federación" con el imperio de la mayoría.
En San Felipe Anteo convocó “a una asamblea abierta” y procedió a instituir una nueva entidad federal con el nombre del Estado Yaracuy -quedaba atrás la división del territorio nacional en Provincias que venía desde los tiempos coloniales y que se mantuvo después de la Guerra de Independencia-. Mediante elección directa, con participación de todos, incluyendo los hombres de tropa –obtenía el pueblo el acceso a la condición de ciudadanos-, se eligió Gobierno Revolucionario y, además, a los Jueces y miembros del Poder Municipal, esa votación directa era significativa porque materializó el derecho de ciudadanía para la mayoría. El Acta Constitutiva fue difundida por bando y acompañada con la vocería de “Viva el gobierno de la democracia y el pueblo”. Se emite, así mismo una proclama, donde el Jefe del Pueblo Soberano ofrece sacrificar su vida “si fuere necesario para restablecer la República, para plantear la libertad, para hundir a los tiranos” y recuerda a sus tropas que “Ha llegado el momento de vuestros pronunciamientos: proclamad el Evangelio de los principios políticos de la igualdad entre los venezolanos, el imperio de la mayoría, la verdadera República, la Federación. Triunfará la bandera de la Federación o me veréis sucumbir bajo las bayonetas de la tiranía” (322). Anteo en San Felipe ordena no violar por ninguna causa las opiniones políticas de los ciudadanos y sólo hacer uso de la fuerza para los que conspirasen a mano armada contra la nueva fórmula de gobierno, donde la soberanía la representa sólo el pueblo “explotado y oprimido” y no las clases dominantes, enfatizando que “nuestro ejército es el pueblo en armas” (314).

La soberanía radical  del nuevo Estado ha ser reconocida por la Sociedad de naciones.
Para mayo de 1859 Zamora está en Barinas y desde allí ordena al Jefe Civil del Cantón Nutrias elegir los Jueces y el Poder Municipal y, en otra orden envía señala que en el Alto Apure se deben activar pronunciamientos revolucionarios. Al mismo tiempo desarrollo una intensa actividad para organizar los aspectos administrativos necesarios para las rentas del estado (343). También protesto contra los Cónsules Extranjeros residentes en Puerto Nutrias por su injerencia en las cuestiones de la política nacional y, les advirtió que hacía uso de la “soberanía radical” que ha constituido el estado de Barinas, “entidad política que se ha separado del Gobierno Central para gobernarse con leyes propias mientras se reúne la Convención Popular de las Provincias Unidas de Venezuela, nuestro Estado no puede dejar de ser reconocido de la sociedad de las Naciones pues se gobierna por leyes positivas, en consecuencia deben Ustedes reconocer el estado Barinas si desean continuar en ese Puerto”. Este documento fue impreso y distribuido para que llegase a los soldados su contenido (344). Es dentro de ese marco histórico es que se concede el título de Valiente Ciudadano a Anteo el 14 de junio de 1859 en Barinas (345).

Crear una era de felicidad para el pueblo con el poder democrático y la revolución total.
El poder democrático que se va instalando en aquellas comarcas permite a Anteo aplicar las siguientes medidas: 1°) Cinco leguas de tierra a la redonda y por los cuatro puntos cardinales para uso común de cada pueblo, villa, ciudad o caserío -para frenar y hacer retroceder la geofagia de los latifundistas y prever el ensanchamiento de las poblaciones-; 2°) Eliminación del sistema de cobrar arriendo por el uso de la tierra para fines agrícolas y pecuarios -para ir liberando a los campesinos de la tiranía, expoliación y esclavización de los terratenientes-; 3°) Fijar los jornales de los peones de acuerdo con las labores -para liberarlos del pago en especies y permitirles que mediante la obtención de un pago por su trabajo en dinero pudiesen tener la oportunidad de convertirse en pequeños propietarios- y, 4°) Que los amos de los hatos empotreren diez vacas paridas, de modo permanente, en las tierras del común, para suministrar diariamente y de modo gratuito, una botella de leche a los hogares pobres -programa encaminado para derrotar a la pobreza-. En fin empezaba a buscar vías para crear “una era de felicidad para el pueblo”. La atmósfera que se respiraba en el campo era otra, y en la Provincia de Caracas tenemos una muestra de esto, allí las guerrillas campeaban, pero con motivo de celebrar el natalicio de Simón Bolívar los peones de Curiepe y Cayapa se alzaron y planificaron el asalto y ocupación de Guarenas para conmemorar esa fecha 24 de junio, alzamientos similares acontecieron en la Provincia de Carabobo y por Guárico (347).

José Desiderio Trías: el sitio de Guanare
Después de Barinas el objetivo del Estado mayor era Guanare, la estrategia de Zamora era la de aislar la ciudad, cubrir todas las salidas y luego avanzar en un círculo de fuego, esto empezó a ejecutarse en la primera semana de julio de 1859. Como previo, bajo las instrucciones de Zamora ya se habían puesto en acción otros dispositivos: los cuerpos irregulares y guerrillas de indios se desperdigaron por todas las veredas; la brigada de Emilio Navarro tomo el pueblo de Cojedes y sus caseríos; otros comandos pusieron bajo su vigilancia otros lugares; Turén fue ocupado; y el químico Juan Antonio Michelena -el de la pólvora y la fábrica de municiones- fue ascendido a Coronel y se ocupó de tomar los caminos claves, y por donde sea se instalaron campamentos estratégicamente ubicados. En otras palabras el General José Escolástico Andrade -oriundo de Los Puertos de Altagracia de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo y hombre de confianza del Mariscal de Ayacucho durante la Campaña del Sur en la Guerra de Independencia - tenía de nuevo a Anteo encima de él, pues Andrade era quien estaba de Jefe de la guarnición de Guanare; para el 7 de septiembre Andrade abandona la ciudad, pues el sitio se hacía insostenible, sus soldados desertaban a diario, escaseaba el agua y los alimentos y el hospital estaba colmado de heridos, sólo gracias a su veteranía logra forzar la salida. Y entra, entonces a la ciudad, el General José Desiderio Trías a quién Zamora encomendado el sitio de aquella población (360/362).

La Convención Popular y la Asamblea Constituyente.
Para septiembre de 1859 se reunió la Convención Popular y la Asamblea Constituyente, integrada por los Diputados de los Cantones que habían sido elegidos mediante el sistema de votación directa supervisada por el Licenciado Francisco Iriarte. A esa Convención asistió una representación del Ejército Federal de Occidente, con voz y voto. Allí se elaboró la Constitución del Estado Federal de Barinas, que entraría en vigencia después de que recibiera la correspondiente sanción popular de todos los ciudadanos (363). Mientras Anteo instituía el poder democrático en Portuguesa y Apure. Zamora era enfático en sus propósitos dejaba saber que “él no estaba haciendo la guerra por la revolución para imponer gobernantes a los pueblos, sino al contrario para que los pueblos se gobernaran por sí, pues era así como él entendía la democracia y la federación” (365).

Generalísimo Ezequiel Zamora Jefe del Pueblo Soberano.

Definición de campos: los moderados y los radicales.

El 17 de septiembre de 1859 se va a poner en evidencia la fractura de los insurgentes, Guzmán y Falcón dirigen un ejército convencional donde los soldados son la tropa que no sigue un proyecto de hacer patria para los indios y para los pobres, mientras que los efectivos de Iriarte, Napoleón, Bruzual, Echeverría, el Padre Ramírez, Echeandía, Antolino Álvarez, Natividad Pettit, Prudencio Vásquez, Juan José Moronta, García, Chaquert, Brandford, Morton, El Calvareño, El Agachado combaten por instaurar “la democracia” mediante una "revolución total". Unos son pues zamoristas y pretenden hacer la revolución y otros buscan mantener las estructuras heredadas de la colonia y apoderarse del gobierno para medrar. Zamora busca pues reunirse con Falcón para unificar las fuerzas armadas que presiden e integrar los cuerpos que combaten en Centro, Oriente y Sur a un solo brazo armado. Parte Anteo pues de Barinas para Barquisimeto a donde llega el día 17, pero no está Juan Crisóstomo Falcón, éste evade el encuentro yéndose con el grueso de sus tropas en dirección a una supuesta reconquista de Coro -que nunca intentó-. Iriarte entiende el trasfondo de esa actitud evasiva de Falcón y escribe en sus apuntes “en todo ese juego sucio andaba metida la mano del empalagoso y pérfido Guzmán y su arte de traicionar”. Zamora en Barquisimeto aprovecha insuflar los principios sociales a la tropa falconista que quedó resguardando la ciudad y de allí Anteo se va a los Llanos a combatir a los godos (371).
Guzmán prepara la entrevista inevitable entre Zamora y Falcón en la Mesa de Tabasca de Portuguesa, y en la reunión Zamora firme en sus posiciones obtiene la aprobación del plan del Ejército único y de que los planes políticos se fijen por consenso por el Estado Mayor, el precio como ya sabemos, fue el de no realizar el sitio de Guerrilandia que allanaba la vía para irse a Caracas, con las paradas explosivas en San Carlos, Valencia, La Victoria y estar allí el 20 de febrero de 1860. Guzmán también se salió con la suya, pues andaba ganando tiempo para intentar llevar a la práctica su política capituladora ante los godos y así evitar que la Guerra Federal se convirtiese en el triunfo de la Insurrección campesina. Falcón secundando a Guzmán consigue desviar la Campaña hacia Barinas, es decir, retroceder, recular, pero Zamora le compromete ante los hombres de que de allí saltarían para Caracas (374, 375).

Antonio Guzmán Blanco.

La partida está echada.
En conversaciones con Brandford el Jefe del Pueblo Soberano le indica que una vez estén en la capital de la república se implantará “el gobierno de la democracia y la federación y no habrá hambre, no habrá miseria, ni mazmorras, ni grillos para el pueblo que hizo la independencia pero el fruto fue nada más que para la oligarquía” (381). El panorama era de gran tensión, porque la acción dilatoria preconizada por Guzmán permitiría al ejército del gobierno pasar a la ofensiva, con el agravante de un gran reagrupamiento de lo más selecto de sus cuadros militares -juntando oficiales de Caracas, Aragua, Carabobo, Cumaná, Guárico, Coro, Barquisimeto, Yaracuy, Trujillo, Maracaibo y Mérida- y una gigantesca leva de nuevos reclutas (José Escolástico Andrade con motivo a estos cambios fue dado de baja por su derrota en Guanare), en otras palabras, el Ejército Federal tendría frente a sí a un ejército gubernamental con una mejor organización de sus cuadros militares y numéricamente revigorizado, pero Zamora no ceja en su empeño y frente a aquella dificultad concibe que, en vez del sitio de Guerrilandia se realizará ahora el entrampamiento de aquella inmensa fuerza enemiga en la Batalla de Santa Inés (376, 377).

El cabo Zamora es un Generalísimo.

Entre Guzmán y Falcón se obstaculizaba el comando del Estado Mayor y esto suscitó un delicado incidente entre Francisco Iriarte como Secretario General y Auditor de Guerra y el General Falcón, aquello degeneró en un fuerte altercado y en un escándalo que trascendió a la tropa que se agolpó en las ventanas de la Casa de Gobierno, en medio de aquel escándalo Zamora intervino e impuso el silencio a un Falcón sobrecogido por el enfrentamiento al cual se vio sometido por el General del Pueblo Soberano, lo cual produjo en aquellos hombres congregados en el exterior su espontánea identificación con su Cabo Zamora -como acostumbraban a referirse a su Jefe- lo cual expresaron con entusiastas vítores. Zamora con posterioridad pide su baja ante el Estado Mayor y solicita pasaporte para irse a luchar a la Nueva Granada, acción que retruca contra Falcón y Guzmán, porque los zamoristas exigen que la Presidencia de la república le sea entregada -cuando se ocupe Caracas- a Napoleón Sebastián Arteaga. Falcón y Guzmán viéndose al borde de ser defenestrados aceptan la mediación de Iriarte que pide que la única vuelta atrás quede condicionada al nombramiento de Zamora como General en Jefe de los Ejércitos Federales de la República, es decir, que se le extendiese el título de Generalísimo y que esto se publicase en el Boletín Oficial y en hojas sueltas. Todo esto lo obtuvieron los zamoristas en esa ocasión, propinando así una nueva derrota a Guzmán que estaba detrás de esta labor de zapa minando la brillante labor de los verdaderos liberales revolucionarios (377/379).

Un zamuro de prendedor.
Zamora disponía en sus manos, antes de los hechos narrados con anterioridad, correspondencia del Ejército Federal de Oriente donde se le comunicaba que se le reconocía como único Comandante General de todas las fuerzas, y se le ponía a su disposición todos sus efectivos, se le pedía, además, que no se dejase embelecar por los señoritos y patiquines caraqueños y se identificaban los orientales como liberales revolucionarios. El otro hecho era que en el Centro, Llanos Occidentales y en las comarcas del Sur del país también era reconocida la ascendencia de Anteo sobre aquellos cuerpos organizados para la guerra. Según Emilio Navarro y Prudencio Vásquez: el Cabo Zamora cuando obtuvo de Falcón, Guzmán y patiquines presentes -en esa reunión conciliatoria que propicio Iriarte- su título de Generalísimo “ofreció cuatro balazos al que incurriese en indisciplina militar, cosa que expresó mirando de frente a aquel grupo de traidores a la causa popular y autorizó, además, que cualquier hombre de tropa pusiese un zamuro de prendedor al más pintado que no acatase las órdenes militares impartidas” (379/381). La revolución estaba en marcha para hacer justicia con las promesas realizadas por los aristócratas al pueblo durante la Guerra de la Independencia, ahora se pretendía materializar esas promesas con una democracia que garantizase la tierra a los hombres y su liberación de la esclavitud que asumía bajo la República Oligarquica diferentes formas en esa inequidad extrema (382).

De "El Trapiche" a Curbatí la Batalla Matemática.

La Batalla de Santa Inés fue el siguiente paso. Del 9 de diciembre al 11 de diciembre la Batalla de Santa Inés realiza las acciones militares estelares. Éstas empezaron por “pisar el peine en El Trapiche” el cual quedaba en la jurisdicción de caserío Santa Inés, donde el Estado Mayor tenía instalado su cuartel para dirigir toda la operación, allí se dio el grueso de la actividad militar, pero no terminaba allí lo previsto, después vinieron las acciones que fueron realizadas a leguas de aquel caserío en el Bostero, La Palma, El Maporal, Torunos, Caroní, Punta Gorda, y, el sitio a la ciudad de Barinas que se prolongó durante trece días. La repercusión de tan devastadora derrota para la fuerza de los godos fue tal, que quien estaba acantonado en Guanare en vez de acudir a ayudar los sitiados en Barinas, abandona la ciudad y se dirige hacia Boconó buscando llegar a la ciudad de Trujillo donde los godos eran fuertes. El comandante que presidía esa tropa desmoralizada ya había mordido la derrota en Araure a manos “de los fascinerosos de Zamora y de su obcecado designio de igualdad absoluta” así que prefirió alejarse de aquellos lugares donde según su juicio se acuchillaban a los godos y conservadores. Las fuerzas militares, debido a ese mismo efecto, que bajaban de Mérida y Trujillo hacia los llanos a sumarse a la ofensiva gubernamental, también recularon -ante las malas noticias- a su sitio de origen. El 23 de diciembre los sitiados de Barinas optaron por la evacuación de la ciudad, en su huida del campo de batalla tomaron camino a la Sierra de los Andes, pero fueron bloqueados en las Sabanas del Corozo donde se trabó combate y Zamora ante la debilidad del poder de fuego, porque sus pertrechos habían disminuido peligrosamente en toda esta Gran Batalla, optó por incendiar la sabana lo que colocó en desventaja a los gubernamentales que reemprendieron de nuevo su estrepitosa fuga. El dominicano Marcano apareció en escena con los pertrechos que traía de la Nueva Granada y restituido el poder de fuego de los zamoristas, reinician la persecución y ya en las montañas de Curbatí interceptan por fin a los sobrevivientes donde los derrotaron fulminantemente, había culminado con esta última acción la Batalla de Santa Inés. Olegario Meneses el antiguo profesor instructor en las artes militares en Caracas está entre los prisioneros que se han capturado, y Zamora lo recibe con respeto y le consigue un caballo y salvoconducto para que pueda irse, no sin antes decirle con camaradería “Maestro, esto sí que no estaba en sus matemáticas” (401/409).

"Los oscuros" van  al presidio del islote de Bajo Seco con "los iluminados".
En Caracas el 17 de diciembre, frente a la derrota de Santa Inés, la Secretaría del Interior y Justicia solicita que se trasladen los 309 reos por conspiración y subversión detenidos en Caracas y La Guaira al islote de Bajo Seco, entre ellos iban a embarcar con destino a Punta Macoya donde fondearían el 24 de diciembre y el 25 desembarcarían en Bajo Seco en las proximidades de Maracaibo los muy nombrados José Laurencio Silva, Carlos de La Plaza –padre de Salvador de La Plaza-, Rafael Urdaneta -hijo- (dejamos a los lectores la tarea de buscar en el libro “Tiempo de Ezequiel Zamora los reveladores datos sobre el conocimiento que adquiere este protagonista de la historia en su viaje de estudios a Europa y lo que escribía acerca de esas experiencias en la correspondencia que cruzaba con sus amistades en Venezuela, es en verdad sobrecogedor por donde andaba de alto el pensamiento de aquellos venezolanos en esa época, Perro Senil (a) “El Pege” quedo abrumado con esa información sobre Rafael Urdaneta Jr.), Juan Bautista Arismendi y Andres Level, el resto eran en su mayoría de “los oscuros”, es decir, “artesanos, menestrales, gañanes y malojeros” que provenían de Yaracuy, Barquisimeto,Cumaná, Coro, Margarita, Barcelona, Guárico, Aragua, Carabobo y Caracas (411/413).

"El catire" Zamora con un sueño en mente: Una fórmula de gobierno recogida en una Constitución.
Mientras esto ocurría en las zonas controladas por el gobierno, en el espacio de Zamora ocurrían cambios, el General José Desiderio Trías es nombrado por el Generalísimo en Jefe segundo en el mando de las fuerzas de Occidente, el General Prudencio Vásquez marcha a reinstalar el poder democrático en Barquisimeto y Yaracuy, el General Martín Segovia se marcha a San Fernando de Apure para tomarla a cualquier precio, al lado de Zamora quedaron Emilio Navarro, Pedro Manuel Rojas, Pedro Aranguren y Jesús María Hernández entre otros. El 31de diciembre el Cabo Zamora emprende la marcha hacia Caracas, llegaría a Guanare y luego a San Carlos que estaba en manos de los oligarcas en poder de “un gran parque” que era apetecido por los revolucionarios puesto que podría dotar a los federales de las perentorias armas de fuego. Los revolucionarios de Oriente también iban en esa misma dirección, San Carlos, y hacia allí también se dirigían los del Centro. El proyecto que "El Catire" Zamora llevaba para esa concentración en San Carlos, era que una vez tomada la plaza se reorganizaría el Estado Mayor General con un mando único, pero respetando los Estados Mayores que se diera cada gran región, en segundo lugar, el proyecto contemplaba preparar en conjunto el sitio de Valencia y la toma de Puerto Cabello, a continuación, emprender la marcha triunfal por Güigüe, Villa de Cura, La Victoria y entrar a la capital el 20 de febrero de 1860 - fecha aniversario del levantamiento de Coro presidido por el sabio y revolucionario Melitón Toledo y por hombres como Emilio Navarro-, y lo más importante, organizar en Caracas una Asamblea Nacional Constituyente que “estableciera la fórmula de gobierno por la cual han combatido los pueblos”, y después de ese enorme salto, la realización de elecciones populares en todo el país. Era dado por un hecho que entre los acontecimientos que sacudirían aquella ciudad estaría la noticia de la liberación de los prisioneros de Bajo Seco y la exaltación de Napoleón Sebastián Arteaga al cargo de Presidente Provisional de la República Revolucionaria (415/417).

El diálogo etereo entre Francisco Inciarte y Ezequiel Zamora.
No queda duda que el balazo que mató el 10 de enero de 1860 al Cabo Zamora en San Carlos fue por haber tomado esa decisión de establecer una fórmula de gobierno que reivindicara las seculares luchas de las masas oscuras, para dar comienzo a una era de felicidad para el pueblo. Ese nefasto día Anteo ya había recibido de parte de los sitiados una oferta de rendición condicionada a un acuerdo capitular. Se había cumplido exactamente un mes del punto cénit de la Batalla de Santa Inés, y Zamora entra a San Carlos que ya estaba controlada por su gente hasta las cercanías de la Plaza Mayor, su posición es la de la rendición “sin discreción y sin condiciones”, en aquella toma se realizaban en ese momento la captura de casa por casa, calle por calle y la construcción de trincheras, Zamora inspeccionando todo llegó a cien metros de la Iglesia de San Juan -narra Emilio Navarro- y estando por esos terrenos recibió el balazo que dio fin a su vida, a quien narra estos acontecimientos le tocó presenciar después el cadáver y escribe que este cuerpo es “del mejor amigo del pueblo… con este cadáver terminaron sus bellas esperanzas, su más seguro porvenir”. Emilio Navarro señala que cuando el catire Zamora salió a revisar las operaciones militares le dijo a los presentes lo que serían unas palabras premonitorias, se le oyó claro decir “Ya vengo…”. Y cuando el Licenciado Francisco José Iriarte –abogado, médico e ideólogo de la revolución- recibió la noticia de ese abominable asesinato a su vez escribió “¿Hasta cuándo? No lo sabemos. Hasta que de la miseria de los miserables renazca el símbolo de Ezequiel” (421, 480).

CON ESTE ARTÍCULO SE DA POR TERMINADA LA RESEÑA COMENTADA DEL LIBRO, DEL PREMIO NACIONAL DE HISTORIA Federico Brito Figueroa, “Tiempo de Ezequiel Zamora”.

CON EL CUAL SE REMEMORA LA INSURRECCIÓN CAMPESINA QUE SE INICIÓ UN

1° de Septiembre del Año 1846.

EPÍLOGO

Emilio Navarro y Francisco Iriarte se encargaron de interpretar y sintetizar lo que ocurrió de allí en adelante, coincidieron ambos, que ese hecho del 10 de enero de 1860 dio comienzo a la traición de la revolución, mediante la cual fue burlada la Insurrección campesina y de los desheredados urbanos. La derrota de la insurgencia comienza según estos preclaros participantes con la Batalla de Cople, en la que las tropas dirigidas por Falcón son despedazadas, tal vez esto ocurrió adrede para debilitar la revolución que se escapaba del control de los aristócratas. Así vino por ese canalde trtaición el 10 de enero de 1860, sobre el cual el General Jesús María Hernández, leal y eficaz oficial zamorista, en su correspondencia personal señala a los asesinos del Jefe del Pueblo Soberano, escribe “El General Zamora fue muerto en una conferencia secreta para la que fue llamado por Falcón… Morón le dio un balazo de acuerdo con ellos”. El Sargento Morón lo efectuó con el rifle de Falcón, era el espaldero de Juan Crisóstomo. Los conjurados mantuvieron en secreto la muerte que ocurrió dentro de una casa y, Guzmán Blanco amenazó con quitar la vida a quien divulgase la noticia. El rifle involucrado en el asesinato fue encontrado en la parte exterior de la vivienda, en una cepa de cambur, donde es posible se habubiese escondido el victimario, aquel escondrijo quedaba cerca de la tapia de fondo en la que se había hecho un hueco para que Zamora divisase desde allí al centro del poblado que faltaba por ocupar. La bala entró por debajo del ojo de Anteo, a quienes los traidores entregaban al verdugo como entregaron a Saint-Just los thermidorianos en París en la Revolución Francesa a quien manipulaba la guillotina. Anteo fue alzado del suelo por las fuerzas astutas y ricas de las clases dominantes en esas horas de ignominia que fueron un puntillazo para la bestia popular que bufó con furia por el territorio nacional embistiendo a los que de siempre lo han humillado y menospreciado (421/423).

General Antonio Guzmán Blanco.
Desde julio de 1859 Falcón estaba desesperado por aquella revolución total en marcha y propuso al Presidente Julián Castro llegar a “un acuerdo de pacificación del país, perdón y olvido del pasado” (443). En Caracas la noticia de la muerte de Zamora hizo cambiar de planes a los notables, éstos pensaban irse a las Antillas y a los Estados Unidos, entonces con aquel suceso del 10 de enero, recogieron nuevos bríos y reunieron presurosos una fabulosa cifra de dinero en calidad de empréstito para contra atacar a los insurgentes. El 1° de febrero León Febres Cordero fue designado General en Jefe de los Ejércitos y el nombre de Páez retumbaba para iniciar una Dictadura Militar, León era apoyado por la gran Bretaña y Páez por los norteamericanos en ese plan de rescate nacional. El Presidente en ese momento crucial era Manuel Felipe de Tovar. Mientras tanto  Falcón mueve con lentitud las tropas y “duda” si marchar hacia Valencia o el Guárico, estando en ese dilema, llega el refuerzo de Oriente a unir sus fuerzas con Zamora y lo que consiguen es la noticia fatal de la desaparición del adalid de la causa radical, no teniendo otra opción suman sus fuerzas al inconstante de Falcón para dar la batalla a los centralistas. La plaza de Valencia en ese interregno se hace cada vez más fuerte y los godos se entusiasman. Falcón escoge el campo de batalla, la Laguna de Coplé, la cual ofrece ventajas militares evidentes a León. Tras la dolorosa derrota que allí sufrió el pueblo en armas, donde se perdieron 5.000 soldados, Falcón pasa el mando a un tal Diaz y propone la disolución del Ejército Federal. Y las fuerzas de Oriente regresaron a su gran región en los Llanos de Barcelona; los oficiales zamoristas Emilio Navarro, Pedro Aranguren, Benito Urdaneta, Jesús María Hernández y Prudencio Vásquez deciden regresar a los llanos de Barinas; y el General Antonio Valero que presidía el Ejército del Centro y que estaba en San Carlos decide irse a la Nueva Granada donde se uniría al general Mosquera que también combate a los godos. La insurrección campesina regresaba a la guerra de guerrillas después del inmenso triunfo del gobierno en Coplé, aquella batalla era el Santa Inés de los ricos. La insurrección campesina de aquellos nefastos acontecimientos se mantuvo hasta el 20 de noviembre de 1863, célebres batallas dará durante esos años bajo Generales como Prudencio Vásquez, Pedro Aranguren, Jesús María Hernández, Pedro Manuel Rojas y Juan Sotillo, pero sus esfuerzos no podían ir lejos, porque a pesar de haber reunido fuerzas numéricas impresionantes durante esos años tendrían que combatir con una “guerra de cuchillo”, pues los financistas patiquines y señoritos que antes les habían acompañado haciendo negocios en la guerra ahora les habían retirado el apoyo financiero. En los intermedios de este teatro de escenas, la orden de capturar a Falcón por traición no tardó en aparecer -la emite Francisco Inciarte- y éste huye hacia las Antillas, hacia allí también va corriendo Guzmán Blanco. Estos cobardes se mantuvieron en la cúspide antigubernamental, puesto que en las Antillas, mediante sus contactos, consiguieron armamento de la burguesía francesa -involucrada en los asuntos nacionales desde los Monagas a través de Napoleón III-, y esas armas las destinan a los liberales moderados que quedaron dando frente a la pelea convencional en Venezuela.

General Juan Crisóstomo Falcón.
En septiembre de 1861, se su8ma un nuevo suceso, sobreviene al fin el golpe cuartelario que condujo a la anhelada Dictadura Militar de José Antonio Páez, se cumplía el sueño de los ultramontanos, en ese golpe la injerencia inglesa y alemana estuvo presente, pues esta guerra se desató dentro de un marco internacional muy activo que movía sus piezas de ajedrez en el Caribe y todo el continente americano. Pero los revolucionarios europeos y caribeños también se movilizaron hacia estas costas americano caribeñas para presentar frente contra sus tiranos también en estas tierras, ello explica la presencia de Gaspers, Brandford, Avril, Morton, Cerreau y el dominicano Martín Marcano al lado del Cabo Zamora -este trato de “Cabo” se le daban los soldados a los grandes generales que gozaban de su particular estima-.

Es dentro de esa Gran Partida Internacional que se da el vergonzoso e infame hecho del 22 de noviembre de 1861, ese día la élite caraqueña a través de sus principales voceros pidieron “la intervención de las naciones civilizadas de Europa de manera directa, para que den fin a esta guerra social en este territorio, donde la Gran Bretaña puede obtener más riquezas que en la misma India” y añadían que, ellos como hombres pensadores les ofrecen a cambio de ese apoyo contra “el desenfreno de las masas” en posesión “el territorio de La Guayana un país más extenso que la Francia, un vasto territorio que está llamado a tener una gran importancia en la América del Sur” y pasaban a enumerar de manera muy ilustrada y culta todos sus recursos y las inmensas ventajas geopolíticas que otorgaba en este continente, para quienes lo ocupen, desde donde podrán realizar “su intervención tutelar en estas naciones”. En medio de estas nauseabundas políticas preconizadas por estos tenderos, se fue abriendo paso la obtención de préstamos extranjeros, de los que Guzmán Blanco y otros prohombres de la oligarquía empezaron a obtener significativas comisiones. Es por esa vía mercantil que la Guerra Federal avanza a trompicones hacia el Tratado de Coche, en la Hacienda de Coche se reúnen los representantes de los liberales con el Dictador Páez y, allí se tranzan los godos y los liberales para formar gobierno. Páez y Falcón logran un acuerdo puesto que los dos bandos presentían que había llegado la hora de obtener ganancias con la paz , fue así como el grueso de los préstamos conseguidos en el exterior pasaron -después de este pacto entre los de arriba- a resarcir de manera espléndida a los ricos por sus valientes esfuerzos durante aquellos largos años por mantener sus intereses en alto a costa de la miseria de muchos (443/452, 457, 461, 463, 466/468). Con Coche se cierra esta historia de la Insurrección campesina de Venezuela que se desarrolla en dos actos.

Agonía de Antonio Guzmán Blanco en París el año de 1899.

Incomodísimo.com opina que de esa Insurrección campesina nos quedo a todos los venezolanos un objetivo histórico, la erección de una democracia sin pobres -es la unica realidad reconocible como democracia-, y una finalidad irrenunciable, dar comienzo a una era de felicidad para el pueblo -es la concreción real de una revolución total-.

DESCRIPCIÓN FÍSICA DEL PERSONAJE

El secretario que suscribe, certifica que los signos fisonómicos de Ezequiel Zamora, que ha podido adquirir de personas que le conocían muy bien, son del siguiente tenor: Pelo rubio pasudo y bastante poblado, color blanco y algo catire, frente pequeña, ojos azules y hundidos, nariz larga y perfilada, boca pequeña y algo sumida, labios delgados, barba roja, y escasa, estaturá regular, cuerpo delgado, muy junto de muslos, y piernas manetas. Tiene las manos largas, descarnadas y cubiertas por un velloaspero; los pies son también largos y flacos; es de un andar resuelto y tendrá como treinta años de edad (212).
(Orden de captura expedida en San Luis de Cura, en noviembre 24 de 1847).


Anteo conduciendo a Dante Alighieri y Beatriz por el Empíreo.

GLOSARIO
Empíreo: El más alto de los cielos.

Fe de erratas: En el Artículo III de "Los Turbulentos" Debe aparecer como una sección "d":
d- "Entre luciérnagas y oscuros en Guerrilandia"

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