Rivero I: El quiebre del Sistema coima

7:02 Posted by Perro Senil.

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PRÓXIMO MIERCOLES 13-4-2011: Rivero II: Un modelo agotado se resiste.



El libro recomendado.

La caída de Carlos Andrés Pérez.
Distintas razones se unieron para sacar a Carlos Andrés Pérez de la Presidencia de la República, la más insultante para nuestra identidad es la que expondremos en esta entrega, estas razones se han recopilado de un trabajo donde se presenta una radiografía del esqueleto osteoporósico que mantiene en pie a Venezuela. Venezuela es un país donde la estabilidad política ha dependido del sistema coima, la coima es la que mantiene satisfecho a los políticos, los empresarios y los militares, pues la coima es la sabia decisión de asignarles espacios donde puedan lucrarse. Con la coima se juega la paz social, la estabilidad política y el crecimiento económico, cosas del petróleo, «que todo lo puede realizar», diría un observador neutral. En otras palabras para que un estadista pueda mantenerse en el poder hay que fortalecer el sistema coima o a la inversa si quiere propiciar su propia caída tiene que atentar contra las bases de ese sistema, tal es lo que se puede deducir de la lectura de “La rebelión de los náufragos”, un documento bibliográfico que causa un tremendo deleite leer por la calidad de los entrevistados y por la inusual narrativa de Mirtha Rivero -su autora- que merece todos los elogios.


Periodista Mirtha Rivero autora de este best seller.

El Estado clientelar y burocrático
En el año de 1986, período de la administración de Jaime Lusinchi, el Ejecutivo resolvió repartir el poder público entre los militantes del partido Acción Democrática, para los efectos se tomó la decisión de que los secretarios generales del partido en los distintos estados serían los nuevos gobernadores en cada una de esas entidades. Porque los adecos eran los que tenían que mandar. Esa era la tesis. Y la idea era que desde la oficina presidencial se gobernara al país controlando la maquinaria del partido. Con esa operación histórica, este período de gobierno se constituye en el más adeco de todos los gobiernos adecos. Ocurre la fusión entre partido y gobierno. AD administra el país. Y en un armónico efecto cascada, dentro de ese marco dorado, los gobernadores adecos nombraron a los secretarios de organización adecos en los puestos administrativos de sus gobernaciones, y estos, a su vez, designaron a los que les seguían en el escalafón partidista, y así se iban copando todos los cargos hasta llegar al portero (Rivero, 2010: 41).


Presidente de la República de Venezuela Jaime Lusinchi.

El reparto de cargos de la estructura gubernamental, por supuesto, era una gentil distribución que hacían estos gobernantes a sus correligionarios de los miles de millones de bolívares destinados para mantener una burocracia en el presupuesto nacional, y por la gracia de estos políticos en sus funciones tanto ministeriales como en los institutos los otros miles de millones que estaban destinados para obras públicas u otros gastos iban a parar a los empresarios conectados con esta burocracia partidista, recibiendo estos funcionarios dispendiosos de este «empresariado bien conectado» sus correspondientes y merecidas comisiones por ser sus operadores en el gobierno (ídem).

Bajo esa maquinaria partidista-gubernamental, entonces, los contratos, las obras y proyectos las obtenían los empresarios ligados a los funcionarios de Acción Democrática (ídem). Argelia Ríos, una periodista que cubría la fuente AD, para ese entonces, dice acerca del período lusinchista: era un gobierno extremadamente partidista, extremadamente blanco. Se nombraron como gobernadores a los secretarios generales del partido. Ese hecho se iba proyectando hacia todos los niveles de la sociedad. En ese quinquenio todo era adeco, todo tenía que ser adeco (íd. 46).

La apertura económica y la reforma política
Pero con el segundo período presidencial de Pérez, las demandas de cambios desde el exterior imponían/exigían otros esquemas de funcionamiento al Estado venezolano y, bajo esos imperativos en los cargos importantes de la burocracia nacional entran tecnócratas (independientes y exizquierdistas) y los operadores políticos de los contratos quedan desconectados del empresariado enchufado, entonces, los dirigentes de Acción Democrática y su lista de empresarios la emprenden contra el Presidente, y a ese resquemor se une la oposición y la izquierda radical venezolana. La campaña contra CAP por los medios de comunicación fue feroz y sin tregua. En síntesis lo que estaba pasando era que: El sistema coima había que quebrarlo y, ante esas perspectivas, sus beneficiarios se defendían con una patética histeria.


Carlos Andrés Pérez como CAP II

Señala Argelia Ríos que: Después de un gobierno tan adeco, tan para los adecos, en donde los cargos importantes eran para el partido, era prácticamente impensable que un nuevo gobierno de Acción Democrática buscara en la tecnocracia rostros para la gestión, necesarios para aplicar una propuesta estructural de la economía, y esto hizo reaccionar al partido. Porque dentro del esquema de poder el tema de los contratistas es muy importante, siempre están asociados a algún dirigente político, a algún factor político, a alguna tendencia política, son operadores políticos. Entonces, en lo que tú cambias la cabeza de un ministerio y das un ministerio a alguien que no es del partido, eso te genera unos cambios en la manera como se distribuyen los contratos, porque si es un independiente, va a cambiar el esquema de concesiones de las contrataciones. Si tú tienes ahora un esquema distinto, hay algún dirigente político a quien ahora no le están llegando sus millones y su coima. Entonces se afectaron los bolsillos de los adecos. Era una pérdida de poder económico. Además, Pérez impulsa la descentralización política lo cual sirvió para que otros partidos accedieran a las gobernaciones y a las alcaldías y los adecos lo único que vieron fue: ¿con estos cambios cómo quedamos nosotros? La respuesta era una sola: quedaban con una significativa pérdida de poder político. A Pérez lo tumbó Acción Democrática (íd. 47).

La salida de Pérez estaba cantada
En esas circunstancias traumáticas para AD, quien fue el secretario general y presidente de Acción Democrática, Humberto Celli, dijo: “No era cuestión de un cargo más o menos, pero es que ¡todos! los cargos de importancia en materia económica estaban en manos ajenas al partido, todos los cargos…” (íd. 66) y añorando a otro Presidente de la República donde se vivía mejor este dirigente acciondemocratista decía: “Jaime Luisinchi sale de la Presidencia con un nivel alto de popularidad, y además con un gobierno bueno” (íd. 67) bajo su administración “…todo lo hacía la gente del partido: que si iban a construir unos brocales, contrataban a un compañero para que hiciera los brocales; que si se necesitaba una autopista, era para los compañeros la autopista …y nombrar a los secretarios generales del partido como gobernadores no fue un error… ellos merecían ser gobernadores” (íd. 68) concluyendo su cerebral análisis de la realidad venezolana con una expresión literaria extraída de los juego de azar: “La salida de Pérez estaba cantada” (íd. 71).


Humberto Celli.

Para Incomodísimo.com esta exquisita historia de la corrupción venezolana nos causa estupefacción, puesto que coloca a una figura muy cuestionada del acontecer nacional, Carlos Andrés Pérez, en el papel de propender a causar un quiebre en el sistema coima que tanto perjudica al desarrollo del país. Con objetividad debemos repasar esa posibilidad de interpretación de la historia reciente que “La rebelión de los náufragos” expone a la opinión nacional, y para hacerlo con seriedad no nos queda otro camino que una lectura crítica de este libro fenomenal de Mirtha Rivero.

Rivero, Mirtha. La rebelión de los náufragos. Editorial ALFA, Caracas. 2010. Tercera reimpresión 2011. 461 páginas.

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