“1421” I: Fusang

18:48 Posted by Perro Senil.

El sueño de Zhu Di.

Del Imperio Chino zarpó desde el puerto Tanggu majestuosamente la gran armada acompañada de una impresionante flota mercante (Menzies, 2009: 140), se dirigía hacia el sur a través del mar Amarillo y tenía por misión llegar hasta los confines de la tierra, era el 5 de marzo de 1421 (íd. 89). En 1421 los chinos tenían más de seis siglos de experiencia en la navegación oceánica, en consecuencia, conocían los cálculos necesarios para seguir un curso tomando como base la guía de la estrella Polar y las que la rodean. Esto les permitía a sus flotas surcar el océano Índico y el Pacífico, pero tenían que descubrir al sur de la línea ecuatorial la estrella o estrellas que pudieran realizar esa función, para con ese conocimiento realizar el sueño de Zhu Di, es decir, cartografiar el mundo entero (íd. 92). Tarea que el emperador Zhu encargó a su almirante Zheng He.

Zhu Di

Con siglos de experiencia en la construcción de barcos, los chinos estaban preparados para navegar por océanos sacudidos por poderosas tormentas, los ingenieros náuticos habían desarrollado un robusto armazón dividido en secciones que hacían difícil el hundimiento del junco, con proas reforzadas para cortar las inmensas olas, con canales para estabilización que reducían el cabeceo y el balanceo, de tal modo que estaban preparados para resistir tifones (íd 93, 94). Y cuando construyeron los «barcos del tesoro», estas eran naves gigantescas de nueve mástiles, con inmensas bodegas (íd. 52, 53) eran monstruos de alta mar (íd. 71) e incluían laboratorios para realizar experimentos (íd. 68), pero los más numerosos eran los mercantes que tenían unos treinta metros de largo por diez de ancho (íd. 66). Los barcos de guerra tenían unos ciento cincuenta metros de largo y unos cincuenta de ancho e iban equipados con cañones, morteros, proyectiles incendiarios y armas de fuego (íd. 66, 71), esta flota podía permanecer en el mar durante más de tres meses y cubrir un trayecto de siete mil kilómetros si hacer escala, disponiendo de barcos cargueros para transportar cereales, animales de carne, animales de monta y agua para atender las necesidades de las tripulaciones (íd. 53, 70).

Barco del Tesoro comparado con la carabela de Colón.

No sólo eran de gran tamaño sino que eran los más fiables del mundo y según Ibn Battuta, viajero y escritor marroquí, eran los barcos que recorrían toda la costa que iba desde China a la India (íd. 93, 94). En 1421, el comercio a través del océano Índico estaba dominado por los chinos y los árabes, los puertos de Egipto, Yemen, La Meca, Tailandia, India, Sumatra, África oriental eran ampliamente utilizados, y aquellas flotas se reunían en puertos como Calicut en la India, Ormuz en el golfo Pérsico, Zanzibar en África y en Malaca (Malasia) (íd. 102, 103). También tenían presencia en el sudeste asiático (íd. 101). El Imperio Chino tenía influencia en Japón, Corea y Tamerlán (íd. 56) Java, Sumatra Siam, Camboya, Manchuria y Tíbet (íd. 61, 62). Otros países que le eran tributarios a los chinos son Adén, Lasa, Dhofar, Sri Lanka, Cochin, Cambay, Vietnam, Borneo (íd. 65). Tanto el sudeste asiático como el extremo oriental de la ruta de la seda hasta llegar a Persia estaba sometido al emperador Zhu Di. Los barcos chinos dominaban el océano Índico (íd. 459). La flota de Zheng He utilizaba como avanzadillas todos esos puertos comerciales, donde se aprovisionaba de agua, madera y alimentos frescos (íd. 101).


Almirante Zheng He

El personal de esta flota, conocida como los barcos del tesoro, incluía ciento ochenta oficiales médicos, sus capitanes y almirantes eran eunucos, llevaban artesanos y profesionales de toda clase, entre ellos iban canteros y albañiles, la flota iba protegida por una deidad, Shao Lin, protectora de los marineros (íd. 95, 96). Había incluso un historiador, Ma Huan ( íd. 119, 120, 371).

El plan de Zhu Di de someter el mundo entero al sistema tributario chino (íd. 53, 101). Este consistía en principio en un acercamiento diplomático donde se saludaba a los potentados extranjeros y se les obsequiaba con finas sedas y porcelanas -de allí su denominación como barcos del tesoro que llevaban además valiosas monedas-, y a cambio recibían productos exóticos. Una vez que esto se efectuaba por toda la inmensa región regresaban a casa con los regalos, intercambios y compras (íd. 193). Estos intercambios podían incluir como consta en documentos animales, plantas, ámbar y otros objetos exóticos (íd. 200, 201, 61). Los gobernantes, una vez establecidas las alianzas y tratados, pagaban a China un tributo a cambio de privilegios comerciales y de protección contra sus enemigos; China proporcionaba a sus socios bienes a precios preferenciales y, a menudo, financiaba sus compras mediante préstamos favorables (íd. 53).

Con su labor cartográfica llegaba a acuerdos con algunos de aquellos gobiernos, para realizar acciones conjuntas que permitiesen la labor de sus cosmógrafos, quienes eran esenciales para lograr cartas marinas más precisas (íd. 55, 56). En su política exterior China trató de lograr sus objetivos a través del comercio, la influencia, los agasajos y el soborno, antes que recurrir al conflicto abierto y la colonización directa. Para ello enviaban regalos y productos comerciales y una imponente armada y un numeroso y muy bien equipado ejército. A los gobernantes que aceptaban el mando supremo del emperador se les recompensaba con títulos, protección y misiones comerciales. Incluso se les llego a conceder como trato privilegiado puertos francos especiales (íd. 61, 62).

En 1407 Zheng He -íntimo asesor de emperador y almirante en jefe de su flota- había creado una escuela de lenguas en Nankín destinada a la formación de interpretes y tenían por política exterior la tolerancia religiosa, de tal modo que en sus flotas iban sabios islámicos, hindúes y budistas, y por añadidura de tanta amplitud confesional, practicaban el código de valores cívicos del confucianismo, e iban precedidos por la diosa taoísta Shao Lin (íd. 67, 68, 71).

El magistral plan de Zhu Di, consistente en descubrir y cartografiar todo el mundo, y de someterlo a la armonía confuciana por medio del comercio y la política exterior, podía haber tenido éxito, ya que el mundo entero yacía a los pies de China; o eso debió parecerles a sus almirantes cuando llegaron a su patria durante el otoño de 1423, solo para descubrir que China había cambiado. Zhu Di era un hombre quebrantado, y los mandarines estaban desmantelando el aparato del imperio mundial que él había estado tan cerca de crear. No habría ya un sistema tributario que uniera el mundo entero en torno a Pekín por aciagos sucesos que se cernieron sobre el imperio (íd. 464).


Gavin Menzies autor del libro "1421 El Año en que China Descubrió el Mundo.

Las expediciones.

Las expediciones de Zheng He se habían hecho progresivamente más audaces. La primera, entre 1405 y 1407, llevaba sesenta y dos barcos del tesoro tripulados por veintisiete mil ochocientos hombres -según relata el historiador Ma Huan en Exploración general de las tierras océanicas publicada en 1433 (íd. 96)-. Esta expedición visita Camboya, Java, Malaca, Sri Lanka y Calicut. La tercera expedición, de 1409 a 1411, fue a Malaca y de allí partieron en escuadrones a diferentes destinos. La siguiente partió en 1413 hacia distintos destinos, una a África y la otra a Ormuz. La quinta expedición, de 1417 a 1419, recorre los puertos principales de África, Arabia, La India y Asia y de regreso trajeron a Pekín a los potentados de esos países como invitados para asistir a la inauguración de la Ciudad Prohibida construida por el emperador Zhu Di (íd. 105, 106).

Ciudad Prohibida

La sexta expedición fue la más imponente, y debido a amargas circunstancias fue la última, ésta se inició con la salida del almirante Yang Qing, quien llevaba de regreso a los gobernantes de la Arabia que habían visitado a Pekín y participado de la inauguración de la Ciudad Prohibida. El resto de la armada de Zheng He tras aprovisionarse en Malaca continuaron hasta Sumatra y allí Zheng He la dividió en cuatro flotas que repartirían a los gobernantes provenientes de la India y África oriental. Cada una de ellas con un ejército equipado con armas de pólvora, al frente de estas estaban los eunucos Hong Bao, Zhou Man, Zhou Wen y la más pequeña la comandaba Zheng He quien llevaba al resto de los gobernantes originarios del sudeste asiático, quien después de llevar a aquellos gobernantes y poner en marcha la expedición retornó a China (íd. 106, 107, 122).

Las flotas numerosas constaban de entre veinticinco y treinta barcos, cada almirante llevaba como oficialidad a dos brigadieres y noventa y tres capitanes que comandaban los regimientos, a las órdenes de estos capitanes estaban ciento cuatro tenientes y ciento tres subtenientes. La misión que debían cumplir era la de retornar a sus países a los gobernantes visitantes de Pekín y luego concentrarse en la costa meridional de África, en Sofala (Mozambique), y poner rumbo hacia aguas inexploradas hasta realizar el sueño de Zhu Di. Avanzarían sin descanso hacia los confines de la Tierra o, en otras palabras, llevarían al mundo entero a los mapas (íd. 107, 122). Esta sexta expedición recorrió un total de cuarenta mil millas marinas, es decir, casi dos veces la vuelta al mundo (íd. 123).

Viaje de China a Malaca a Calicut a Maindi a Sofala

Hacia Fusang

Partiendo de Sofala la gran armada de los barcos del tesoro emprendió camino, avanzaban hacia el sur donde encontrarían el Cabo de Buena Esperanza, una experiencia emocionante para los marineros, en aquel legendario cabo, entraban en otro océano y a otro mundo. A los chinos de 1421, les debió parecer que finalmente habían llegado al borde de lo desconocido, los chinos habrían doblado el cabo en agosto de 1421 (íd. 128).

Al remontar el cabo de Buena Esperanza pasaron del océano Índico al tormentoso océano Atlántico, dónde las enormes y numerosas velas de los grandes juncos recogerían los “rugientes cuarenta” potentes vientos, que circulan entre los 40° de latitud norte y sur (íd. 129), empujando estos vientos a los barcos desde Sudáfrica hacia el norte por toda la costa occidental de ese continente y luego hacia el oeste -a la altura de las islas de Cabo Verde- donde irían en dirección a Sudamérica (íd. 128), exactamente hacia el Caribe, desde donde estas corrientes convergentes se separan y una se desvía hacia Norteamérica y la otra cruza hacia Sudamérica.

El almirante Zhou Wen navegó hacia el noroeste, y los almirantes Hong Bao y Zhou Man siguieron por la rama sudoccidental (íd. 143), hacia el continente que los chinos van a reconocer con el nombre de Fusang. Avistando las costas de tierra firme del “Nuevo mundo” en octubre del año de 1421 (íd. 147). El lugar donde tuvieron que desembarcar pudo haber sido en el territorio adyacente al delta del Orinoco (íd. 149), donde se habrían abastecido de provisiones y de agua (íd. 150). De allí proseguirían hacia el sur, desde donde en su extremo austral el almirante Hong Bao se dirige al Antártico y, de este último punto, coloca su azimut de retorno hacia Malaca, pasando por Australia en su camino, para arribar finalmente a China el 22 de octubre de 1423 (íd. 193, 194).

Del Cabo de Buena Esperanza al Caribe y Sudamérica.

Hong Bao al descender por el litoral sudamericano llegó hasta las islas Malvinas (í. 163), atravesó el Estrecho de Magallanes y luego arribó a las Shetland del Sur, logrando con esas tres ubicaciones su gran hazaña, ahora se podían fijar las latitudes exactas y de este modo cartografiar este hemisferio para completar así el mapa del mundo con precisión (íd. 182, 183, 185).

De las islas Malvinas a las  islas Shetland, de allí a las islas Kerguelen y retorno hacia Malaca pasando por Autralia para llegar de nuevo a China.

Sobre la ruta que habría de seguir Zhou Man la retomaremos más adelante.

El tesoro de Guandong es depositado en Venezuela.

En las estribaciones montañosas del oeste del golfo de Venezuela, un área que aparece representada en el mapa de Waldseemüller existen algunas tribus que tienen rastros de genes chinos en su sangre. En 1962, los doctores Tulio Arends y M.L. Gallego del IVIC, informaron con los resultados de su estudio en mano, de la distribución de los fenotipos de transferrina en la población madura e identificaron en los pueblos irapa, paraujano y macoíta, que viven en las estribaciones de la sierra de Perijá, una transferrina lenta, inindestinguible, la cual sólo se encuentra en la población originaria de la provincia de Guandong, en el sudeste de China, lo que indicaría un vínculo racial entre estos indios perijaneros y los chinos de Guandong (íd. 271).

Menzies piensa que existe una posibilidad de que se cruzasen miembros de la tripulación de Hong Bao o la de Zhou Man con miembros de estas tribus venezolanas. La provincia de Guandong es costera y en ella tienen asiento los puertos de Kowloon, Hong Kong y Macao que se contaban entre los más activos del imperio chino (íd. 272, lo que permite suponer, que entre los tripulantes de la flota del tesoro muchos marineros podían provenir de ese litoral chino. Da tal modo que pueden haber depositado su tesoro genético cuando esta flota recorría el Caribe, ya que es posible que en sus exploraciones puedan haber penetrado en este territorio del sistema de aguas del Lago de Maracaibo -además del delta del Orinoco y su paso por las costas de Brasil-, o bien pudo haber sido el resultado de un naufragio o el establecimiento de un asentamiento, puesto que llama la atención que de la flota de Hong Bao sólo cuatro barcos regresaron a China, lo que quiere decir que una parte muy importante de la tripulación y de las concubinas que viajaban en la flota del tesoro pueden haber quedado en algunos lugares del trayecto recorrido (íd. 464).

Lo inverosímil.

Cuando hayas eliminado lo imposible, lo que quede,
por más inverosímil que sea, debe ser la verdad (Sherlok Holmes).

La ruta de Zhou Man se aparta de la de Hong Bao después de cruzar el Estrecho de Magallanes, mientras Hong se dirige al sur hacia el Antártico, Zhou toma hacia el norte donde lo atrapa la corriente fría de Humboldt que lo arrastra a todo lo largo de la costa de Chile y de allí le lleva hasta el Perú donde habrían establecido contacto con los incas (íd. 199).

Cruza el Estrecho de Magallanes, sigue por el litoral  de Chile, Perú, Ecuador, Australia, Islas de las Especias (isla de Limasawa), retorno de una escuadra a China y prosecución de la otra a Filipinas.

Tras abandonar Perú, su flota aprovecharía la corriente ecuatorial que lo transportaría hasta el Ecuador, donde dicha corriente gira hacia el oeste adentrándose en el Pacífico (íd. 201) en dirección a Australia (íd. 202) Pasaría luego a las islas de las Especias y echaría anclas en la isla de Limasawa desde donde se abasteció para emprender otro inmenso recorrido, enviando alguna escuadra de regreso a China y pasando él con el resto de su flota por el mar de la China oriental rumbo a Filipinas adentrándose en el océano Pacífico (íd. 236/238).

Las célebres Islas de las Especias y ruta de Zhou Man hacia las Filipinas. Ademas de la de Hong Bao en su retorno a China pasando por Australia.

Andando Zhou por el Pacífico norte entró en un vasto sistema circulatorio, con vientos que soplan constantemente y con una corriente, la de Japón, que lo llevó hacia el norte y de allí los vientos lo depositarían en Canadá donde la corriente lo volvería a tomar para llevarlo a California y de allí hacia el sur hasta Panamá. Punto desde el cual puede retornar a Filipinas gracias a la corriente norecuatorial, desde donde regresó a Nankín para octubre de 1823 (241, 242). Menzies cree que Zhou Man dejó un asentamiento en California y que tras salir de esa bahía llegaría hasta Nuevo México, en algún lugar cerca de Manzanillo, Colima, donde establecieron contacto e intercambios con sus habitantes mayas (252, 253).

Zhou Man pues, recapitulando, habría salido del puerto de Tanggu, cruzaría el mar Amarillo, dejaría los gobernantes que habían visitado la Ciudad Prohibida de la India o de África, de allí iría a Sofala, cruzaría a continuación el Cabo de Buena Esperanza, pasaría por el litoral de Sudáfrica, continuaría por todo el litoral africano hacia el norte, llegaría a las islas de Cabo Verde y de allí a través del Atlántico arribaría al Caribe, es posible que anclase en Maracaibo, explorase la cuenca, y continuase luego hacia el delta del Orinoco, pasase por el litoral del Brasil y, finalmente, arribase a las Malvinas. Luego cruzará detrás de Hong Bao el Estrecho de Magallanes, subirá por el litoral chileno, llegará hasta el Perú y el Ecuador, para adentrarse desde ese punto en el océano Pacífico rumbo a Australia, Islas de las Especias –que queda entre Borneo y Guinea-, prosiguiese por el mar de la China, llegase a Filipinas, adentrándose de nuevo en el Pacifico, pero ahora rumbo al norte, por donde llegará a Canadá, Norteamérica, California, Nuevo México, Panamá, retorno a Filipinas y de allí a Nankín. Algo pues inverosímil.


Viajes de los Almirantes.

De este continente, denominado Fusang por los chinos, de acuerdo a lo descrito, sólo falta por recorrer la costa Atlántica de Norteamérica, es decir, desde la Florida hasta Rhode Island y, esto lo hizo el almirante Zhou Wen. Wen arribaría desde las islas de Cabo Verde en África al Caribe, entrando a este mar pasa entre la isla de Dominica y la Guadalupe (íd. 286, 296), en ésta última se aprovisiona y se dota de agua para proseguir a Santa Cruz y Puerto Rico (íd. 302), a continuación se ve arrastrado por las corrientes hacia La Española y Cuba (íd. 304). Desde ese punto toma camino hacia la Florida, pasando por la isla Andros y la Gran Bahama (íd. 305). Tras pagar un alto precio en barcos y tripulación –que se hundieron- por hacer el trabajo de cartografiar el Caribe que está lleno de peligros por sus arrecifes, bajíos y rocas, debieron algunas naves maltrechas intentar llegar a las islas Bimini (íd. 311, 312), lugar donde las que lo lograron repararían las averías para poder continuar hacia la Florida (íd. 314/319).

Llega al Caribe y entra en medio de Dominica y Guadalupe.

Llegados a la Florida proseguirían hacia el norte cartografiando toda la costa hasta Long Island, Rhode Island y la península de cabo Cod (íd. 329, 330) Donde dejaron un asentamiento en Newport (íd. 339). Dejando la colonia en New Port instalada, un escuadrón de la flota se dirige hacia el norte, es decir, van hacia Groelandia, Siberia y el Estrecho de Bering, para luego retornar a China (íd. 345, 349, 361/363), el otro escuadrón tomó hacia el este y se dirigió a las Azores y de allí hacia las islas de Cabo Verde desde donde proseguirían hacia la China (íd. 351). La cartografía de toda la costa atlántica norte de Fusang quedaba pues realizada.


Puerto Rico, La Española (Isla Dominicana y Haití), Cuba, Florida, Rhode Island.

Las Azores y de allí a las Islas de Cabo Verde, para proseguir a Cabo  de Buena Esperanza y de allí a China.

Cartografía para cambiar al mundo.

Yang Qing partió de China en febrero de 1421 rumbo a las costas de la India y de allí iría hasta diecisiete estados de África oriental, sitios donde iría dejando a los potentados de aquellos países, y para septiembre ya estaba de regreso al océano Índico, donde permaneció cumpliendo una misión especial (íd. 369).

Los chinos para navegar seguían la estrella Polar, ésta tenía debido a ese hecho un extraordinario valor simbólico en lo político, era el equivalente de la posición del emperador en la Tierra. La Polar era la base fundamental de la astronomía, las estrellas giraban en torno a ella. Es brillante y de fácil identificación y se sitúa directamente encima del Polo Norte, en ese lugar esta estrella está por encima del observador a 90° de altitud y 90° de latitud, pero si se la contempla desde el ecuador, se la ve en el horizonte, a 0° de altitud y 0° de latitud. Lo que quiere decir que al medir sus grados de altitud, se puede saber en qué latitud se encuentra el observador, lo cual es muy importante para colocar un determinado sitio en un área específica de un mapa, es decir, cartografiarlo (íd. 90).

Los chinos «vincularon» la Polar a otras estrellas del hemisferio norte. Cuando observaban una, sabían dónde estaban las demás, incluso cuando aún no estuviesen visibles, entre otras razones, por hallarse debajo del horizonte. Estas estrellas eran las circumpolares. El problema que tenían que resolver, ahora, para cartografiar al mundo entero con su sexta expedición, era la de determinar que estrella o estrellas cumplían esa misma función en el hemisferio sur. Esta tarea estaba encomendada al almirante Hong Bao (íd. 92).

En el mapa de Piri Reis -uno de los tantos mapas antiguos que según Menzies deben haberse dibujado a partir de los mapas chinos que realizaron estas expediciones (Menzies a lo largo de todo su libro utiliza los mapas de Kangnido, Piri Reis, Jean Rotz, Cantino, Wadsemüller y Pizzigano, donde los Reis, Rotz y Cantino son los que representan el hemisferio sur íd. 460)- (íd. 183). Pues bien, en el Piri Reis en la parte austral del hemisferio sur aparece una rosa de los vientos sobre la cual convergían unos «radios» que se extendían por toda la Patagonia, dichos «radios» constituyen lo que los navegantes denominan «líneas portulanas» también conocidas por los técnicos como líneas de «triangulación». Menzies tomo un mapa moderno y buscó en él, el punto hacia donde convergían estas líneas y, consiguió que las líneas llegaban a una bahía de las islas Malvinas y allí se concentraban en el monte Adams (íd. 163).

¿Qué había en el monte Adams? Allí quedaba con exactitud la referencia de una estrella gigante que ellos venían observando en el firmamento, la segunda en magnitud y la cual por su brillo casi se iguala a Venus, además, por su color entre amarillo y blanco es fácil de identificar. Los chinos desde que la divisaron en el firmamento avanzaron hacia ella y, cuando llegaron al monte Adams se encontraron exactamente debajo de ese hermoso cuerpo celestial, ésta estrella cumplía pues la misma función que la Polar en el norte, era la Canope del hemisferio sur (íd 163, 164).

La Canope serviría para establecer la latitud, pero faltaba ahora una que sirviese para establecer el curso de la navegación, es decir, una estrella o grupo de ellas que apuntase hacia donde está exactamente el polo sur. La más visible era la Cruz del Sur, pero para poder establecer su posición en el cielo, es decir, su altitud y su longitud debían navegar de nuevo con la finalidad de colocarse directamente debajo de su «Cruz» (íd. 164).

Hong Bao, entonces con ese objetivo en mente, reemprendió el viaje y cruzó el Estrecho de Magallanes (íd. 173, 176, 177) iba rumbo a la región polar, lugar terrible por el intenso frío, témpanos, condiciones heladas, ráfagas de nieve y vientos y olas fuertes, neblina espesa, y días que pueden llegar a ser de cuatro horas. Pero para ellos no era extraño, del puerto donde venían, Tanggu, había condiciones similares durante tres meses al año, en los cuales las heladas cubrían aquel paisaje. Así que con ese derrotero y con la vista puesta sobre la Gamma Crucis y la Alfa Crucis, las dos principales estrellas de la Cruz del Sur, avanzaron hacia el Círculo Polar Antártico (íd. 178). Con las dos Crucis y con Canope tenían pues, las circumpolares, es decir, las que no salen ni se ponen, y por tanto resultan visibles en el cielo a todas horas. Incluso la Canope puede llegar a ser visible en ocasiones a plena luz del día, debido a la conjunción de la transparencia del aire en esa parte del planeta y a la intensa luz que emite esta brillante estrella (íd. 180).

La expedición llegó a la Antártida en enero de 1422. Desde Cabo de Hornos hasta la península Antártica habían tardado catorce días. Los chinos ya podían medir con precisión la latitud con la Canope, pero faltaba poder medir la longitud lo cual en navegación es vital. Estando en la península Antártica Hong Bao desembarcó en la las islas Shetland del Sur, éstas son la Snoow, la Deception y la Livingstone (íd. 181). ¿Por qué habían elegido ese punto para echar anclas? Porque allí se hallaba con precisión justo debajo de la Alfa Crucis. Había pues alcanzado con esa localización un momento culminante en la historia del conocimiento humano del globo. Podían ahora calcular la verdadera posición del Polo Sur y en consecuencia establecer las correcciones de lo que indicaban sus brújulas magnéticas. La Cruz del Sur y la Canope ahora serían un faro seguro para un observador en cualquier lugar del hemisferio sur, y si el observador estuviese situado en las islas Canarias, allí podría entonces trazar su curso para cualquiera de los dos hemisferios y llegar al punto que hubiese elegido, porque desde ese lugar es visible la Polar y la Canope, además, de la Cruz del Sur. Ahora si era posible, en consecuencia, llevar el mundo entero a los mapas con una fiel representación (íd. 182, 183).

Además, los cartógrafos de Hong Bao también determinaron que las Malvinas se encuentran casi exactamente a una distancia de «medio mundo» de Pekín, porque si la Tierra tiene la forma esférica, tiene entonces en circunferencia 360° y las Malvinas quedaban a los 179°, es decir a mitad de camino de la vuelta al mundo si se había salido de la capital imperial (íd. 165). Por otra parte, Hong Bao incluía en su hazaña cosmográfica otro asunto: con las referencias de las Malvinas, isla de Pájaros y las Shetland del Sur podían, ahora, reducir los errores de longitud cotejando las tres referencias (íd. 184, 185), pero no satisfecho aún con todo eso, ubicó una cuarta referencia en las islas Kerguelen (íd. 186, 187), porque como éstas quedaban a una inmensa distancia de las Shetland del Sur y a un cuarto de distancia de la ruta para llegar desde aquel punto del antártico hasta Australia era necesaria otra referencia para las flotas que surcasen esos océanos (íd. 189).

(Ver el tercer mapa de las islas Malvinas a las Shetland a las Kerleguen). 

Las flotas chinas ahora podían no sólo explorar con precisión el mundo, sino en especial cartografiarlo, para cumplir con esa memorable hazaña científica el sueño de su emperador Zhu Di quien quería establecer un Sistema Tributario que alcanzase hasta los confines de la tierra, es decir, acercar los 3000 países del mundo a Pekín (íd. 114, 459). No obstante faltaba algo. Y ese algo estaba asignado al almirante Yang Qing, y esto sería la de resolver el problema de la longitud, tal vez el más arduo para terminar de coronar la cúspide del conocimiento cosmográfico que se estaba conquistando con la sexta expedición de los barcos del tesoro (íd. 106). Yang Quing era el principal almirante después de Zheng He (íd. 166). Lo que Yang va a lograr será el hecho de perfeccionar el método para determinar la longitud, si lo lograba se habría adelantado en más de tres siglos a Jhon Harrison, quien lo hará posible con la misma precisión que lograría Yang Quing, al inventar Jhon el cronómetro marino (íd. 384).

Estela.

Y fue este método complejo y sistemático que inventó la flota de Yang Qing, lo que permitió elaborar esos extraordinarios mapas del mundo chinos, en los que se basarán los cartógrafos europeos para elaborar sus cartas de marear o sus mapas portulanos, los cuales ayudarán a los navegantes portugueses e hispanos a realizar sus “grandes descubrimientos” en el siglo XVI. Eran pues los mapas chinos exactos en lo relativo a la latitud y longitud lo que les permitiría trazar las rutas que les llevarían a través de los océanos, porque como dice la estela de Zheng He: “Y ahora, como resultado de los viajes, se pueden calcular las distancias y rumbos entre las tierras distantes” (íd. 385). En síntesis, el año de 1421 se instituyó como el año en que China descubrió el mundo -más exactamente el año en que China hizo posible cartografiar el mundo y, al hacerlo, lo hizo visible para todo aquel que se colocase frente a uno de esos mapas legendarios-. Dice Menzies que este fue un logro para los anales de la historia universal, habían cartografiado a América, Australia, la Antártica y el Ártico y ya tenían cartografiado el golfo Pérsico, el Índico, «el Oriente» y Asia, lo único que no habían cartografiado era Europa, porque ese continente carecía de interés para los chinos debido a su conocido atraso en relación al Imperio de la China de Zhu Di (íd. 466).

No sólo habían dibujado los mapas, también habían creado colonias a todo lo largo de la costa pacífica de América del Norte y del Sur, desde California hasta el Perú. Fundaron establecimientos en Australia y a lo largo de todo el océano Índico hasta África oriental. Erigieron bases de aprovisionamiento en el Pacífico con el fin de unir primero a América con China, y luego con Australia y Nueva Zelanda. Había bases desde la isla de Pascua hasta la de Pitcarin, pasando por las Marquesas y el archipiélago de Tuamotú, en Tahití, Sarai (en Samoa occidental), Tonga, San Cristóbal (en las Salomón), Nan Madol, Yap y Tobi (en las Carolinas), y Salipán (en las Marianas). La idea era unir todas esas bases de abastecimiento y asentamientos con la flota de los barcos del tesoro para poder crear un Sistema Tributario Global, es decir, se habían propuesto cartografiar el mundo para cambiarlo (íd. 460).

Bases que seleccionan los Almirantes chinos para crear el Sistema Tributario Global: 1. Sacramento, 2. Los Ángeles, 3. Basja California, 4. México: MIchoacán, 5. Guatemala, 6. Venezuela, 7. Ecuador, 8. Norte del Perú, 9. Sur del Perú, 10. Isla de Pascua, 11. Isla Pitcairn, 12. Tahití, 13. Kiribati, 14. Samoa, 15. Islas Carolinas, 16. Nueva Zelanda, río Waicato, 17 Nueva Gales del Sur, 18. Gympie, 19. Micronesia,20. Islas Hawai, 21. Isla Norfolk.

Menzies dedica todo un capítulo de su libro a ese método que inventa la cosmografía china y que el almirante Yang Quing se encargará de llevar a la práctica, a ese capítulo Menzies lo titula acertadamente como “La solución del enigma”, está en la sección en la que se recoge “El viaje de Yang Qing”. Allí se lee en un apasionante recorrido que raya con lo increíble (íd. 374) los pormenores de esa hazaña para lograr establecer la longitud con una precisión que deja estupefacto al más audaz. Paso por paso Menzies narra una a una todas las dificultades que se presentan para ir haciendo los ajustes que, al final resulten en una medición exacta y de gran precisión (íd. 376, 377). Da a conocer los medios tecnológicos y los recursos económicos inmensos que necesitaron emplear y, presenta la observación astronómica a la que sometieron todos los cálculos -empleando el eclipse total de luna- (íd. 377, 378). Fue pues un operativo de gran escala y un cotejamiento de datos que causan verdadero estupor por lo complejo de su organización (íd. 380, 381). La única palabra que recoge todo ese hecho es: increíble.


Comparación entre un Junco chino y una carabela europea. Exposición en el Museo de la Ciudad de Barcelona, España.

¿Y qué habría ocurrido si…?

El año nuevo en China se celebra el 2 de marzo. Para esa fecha el año de 1421 se concentraron en Pekín los mandatarios del sudeste asiático, de la India, del África oriental y del Golfo Pérsico, eran veintiocho soberanos, estaban invitados para inaugurar la Ciudad Prohibida. El anfitrión era el emperador Zhu Di el Hijo del Cielo. Su padre el primer emperador de la dinastía Ming había sido de origen humilde, porque el abuelo de Zhu Di había sido un trabajador asalariado (íd. 45). Zhu Di se apoderó del Trono del Dragón en la ciudad de Nankín, tras la muerte de su padre, gracias al apoyo que recibió de los eunucos dirigidos por Zheng He (íd. 51). Zheng cuando fue castrado recibía el nombre de Ma He, era uno de los muchachos capturados en la provincia de Yunnan que estaba en manos de los mongoles, él fue hecho prisionero por Zhu en la ciudad Kunming, Zhu Di era el oficial de caballería de aquella tropa. Zheng He era un devoto musulmán y, además, un formidable soldado y fue tomado al servicio de Zhu Di en calidad de íntimo consejero (íd. 46/48).

Antes del siglo IX las flotas que comerciaban por el océano Índico no eran chinas, pero China desarrolló sus flotas y, cuando la dinastía mongola estuvo en el poder, ya habían alcanzado un sustancial control del comercio de las especias en aquellos mares. Cuando Zhu Di accedió al poder, ocurrió una increíble ampliación del poderío marítimo, tanto en barcos de guerra como en flota mercante. Zhu Di encargó la construcción de mil seiscientos ochenta nuevos barcos, entre ellos, los numerosos «barcos del tesoro» que constituían una flota de doscientas cincuenta unidades que iban desde las de gran envergadura a otras no tan grandiosas (íd. 52, 53).

Zhu Di concentró grandes esfuerzos para enfrentar a los mongoles que pretendían regresar al Trono del Dragón, para los efectos cambió la capital de China a Pekín, para estar más cerca de la frontera norte que era donde estaba la capital mongola de Samarcanda donde residía su mandatario el anciano Tamerlán.

Samarcanda estaba situada sobre la ruta de la seda y Tamerlán había llevado a cabo constantes campañas por Persia, Siria y el norte de la India, derrotando a los otomanos en Ankara en 1402. Ante esa amenaza Zhu Di decide trasladarse a la antigua ciudad de Pekín con un ejército de un millón de efectivos, pero como previo inició la demolición del recinto real y lo reemplazó por un complejo imperial, que se conoció como la Ciudad Prohibida, ciudad amurallada mil quinientas veces más grande que el Londres de la época y con cincuenta veces su población. La Ciudad Prohibida se erigió como la ciudad más grande del mundo (íd. 53, 54).

Palacio Real.

Zhu Di también emprendió la reparación de la Gran Muralla, añadiéndole atalayas y torrecillas y, ampliándola con otros mil cuatrocientos kilómetros. Desde el Pacífico, la muralla, ahora se extendería hacia el oeste hasta Asia Central. Envió además expediciones a lo largo de toda la ruta de la seda a través del Asia central, con el fin de recrear el imperio comercial chino (íd. 54, 55).

Zhu Di se sentía atraído por la astronomía, era obvio los chinos tenían dos mil años de experiencia en esa disciplina, y ordenó la construcción de un observatorio del cosmos en Pekín, al cual encomendó la tarea especial de estudiar las estrellas guía. Y con esa misma intención persuade al shogun de Japón, al rey de Corea y al príncipe nieto de Tamerlán para que hicieran lo mismo, porque el estudio de las estrellas guía les permitirían surcar los mares con precisión y situar correctamente en las cartas de marear los nuevos territorios que encontrarán en sus viajes (íd. 55, 56).

Zhu Di con motivo de preparar su mudanza para la nueva capital, empezó a tener problemas para alimentar el contingente de trabajadores del complejo real que estaba en construcción, entonces, decidió reparar y ampliar el Gran Canal para poder transportar desde el sur los cereales que se necesitaban. En 1411 se inició el dragado, la reconstrucción de la sección norte y la erección de treinta y nueve esclusas. En 1415 se inauguró la vía remozada que iba desde Hasngzou en la costa hasta la propia ciudad imperial utilizando el río Amarillo. Este gigantesco plan puesto en marcha por Zhu Di que contemplaba varias obras estaba planificado para realizarlo en dos décadas, lo cual como es de suponer era una gran carga para todo el conjunto de la economía (íd. 52, 53). Los efectos empezaron a sentirse, con las miles de chalanas para transportar el grano destinado a alimentar aquel ejército de trabajadores dedicados a tantas y diversas obras, se produjo la escasez y hambre en varias regiones con un carácter catastrófico (íd. 57, 58).

La demanda de madera fue peor, esta se requirió para todas esas gigantescas obras y equipamientos, por lo que desaparecieron miles de hectáreas de bosques no sólo en China sino también en Vietnam, lo que provocó un sinnúmero de calamidades de todo tipo que, dieron origen a que se desencadenaran revueltas contra el gobierno. A esa situación cada vez más grave se sumó la confrontación feroz de los mandarines contra Zhu Di, porque “sus sueños” causaban inmensas dificultades para recaudar los ingresos de los cuales eran responsables (íd. 59).

En marzo de 1417 Zhu Di abandonó Nankín y se trasladó a Pekín donde los edificios del Palacio se habían completado y, en 1420 dio por terminado el Templo del Cielo y otros edificios para la corte imperial. El 2 de marzo de 1421 pues, la magnificente Ciudad Prohibida estaba lista para ser inaugurada (íd. 60). Pekín no sólo era la ciudad más grande del mundo, sino también la capital intelectual, porque contaba con enciclopedias y bibliotecas que abarcaban todas las materias conocidas del hombre. Ya desde 1404 Zhu había designado a dos consejeros al frente de dos mil ochocientos eruditos, para que reuniesen todo el patrimonio del saber conocido, el resultado fue una enciclopedia de cuatro mil volúmenes. China era la cumbre del mundo civilizado (íd. 62, 63). Con ese brillante poderío y las sombras de una terrible situación interna y externa entre febrero y marzo salió la sexta expedición de los barcos del tesoro coordinada por el gran Zeng He, la flota iba a realizar su gran campaña cartográfica, para llevar el mundo a los mapas y, cambiar al mundo a continuación (íd. 65/72).

No obstante, China como imperio ya era un barco haciendo agua por todas partes, porque aquel esfuerzo la había agobiado a lo interno por todos lados y la había empobrecido a nivel del pueblo, grandes cantidades de mano de obra y de gente calificada había sido extraída de regiones enteras y, la naturaleza estaba herida por aquella expoliación y el campo estaba en crisis. De allí que cuando el 9 de mayo de 1421 la Ciudad Prohibida sufre un incendio que se propaga a gran velocidad por aquellas edificaciones (íd. 75) arrasando toda la vía real, el gobierno del emperador Zhu Di comienza el principio del fin (íd. 76).

Tras el incendio de la Ciudad Prohibida arreciaron las críticas de los mandarines a Zhiu, según ellos los grandiosos planes y proyectos de su emperador habían despojado inmensas zonas forestales de sus árboles causando con esa desolación graves perjuicios, además, decenas de miles de artesanos y trabajadores fueron trasladados a las grandes obras causando daño a sus provincias de origen, y enormes sumas de dinero se habían gastado en mármoles y jade, y todo esto había causado hambre entre los campesinos que era la base de la población, como era de esperarse la miseria trajo una epidemia que causó durante dos años seguidos una hecatombe en el sur, donde los muertos se podrían a campo abierto. Annam y Vietnam se rebelaron y el emperador tuvo que enviar un ejército, el cual hubo de enfrentarse a una desgastadora guerra de guerrillas. Viendo esta debilidad del imperio, el jefe mongol se negó a pagar el tributo, y China se vio obligada de nuevo a lanzar contra aquel jefe un ejército, ejército muy costoso porque era de un millón de hombres, teniendo que destinar a ese ejército gran cantidad de alimentos. La expedición fracasó y Zhu Di que encabezaba el ejército imperial el 12 de agosto de 1424 murió a los sesenta y cuatro años de edad, la persecución que realizaba de aquel enemigo era inútil, aquel se desplazaba constantemente por las inmensas estepas y Zhu Di quedó agobiado y mustio situación que aprovecharon las enfermedades o sus enemigos para darle fin a sus días (íd. 77/81).

Como consecuencias de este panorama catastrófico el gobierno de Zhu Di, después del incendio de la ciudad Prohibida, tuvo que decretar que al regreso de las flotas de los barcos del tesoro éstas serían abandonadas en los puertos, porque la crisis había agotado el tesoro público. China empezaba una era de aislamiento para poderse recuperar. Su hijo -después del fallecimiento de Zhu Di- confirmará como emperador el edicto de aislamiento y suspensión de la flota del tesoro. La situación era tal que el nuevo emperador prohibió la compra de todos los productos de lujo, cortó el déficit presupuestario y compras en el extranjero, pues había que reactivar la producción interna para aliviar la pobreza de las personas (íd. 81/85).

Si se propone, entonces, la hipótesis de ¿Y qué habría ocurrido si la Ciudad Prohibida no se hubiese incendiado el 9 de mayo de 1421? (íd. 465). La respuesta es que nada hubiese cambiado, el curso del colapso de ese enorme barco ya se había iniciado, una nueva civilización ya había entrado en su decadencia al alcanzar el apogeo de su prosperidad. El magistral plan de Zhu Di no podría ser llevado a cabo hasta el final, porque el tesoro real se había agotado y las tensiones internas empezaban a reventar por todas partes. Lo que pudo haber sido no fue, es decir, un imperio que abarcaba el océano Índico y el Pacífico estaba alcanzando su cénit y no podía asumir los otros océanos en sus presupuestos (íd. 459, 460, 463, 464). El proyecto rebasó la capacidad de generar excedentes que aquel sistema económico tenía asignado dar, tenía unos límites y los alcanzó. Los planes y proyectos o «el sueño de Zhu Di» agotaron el tesoro real, al pueblo chino y a la naturaleza de toda la región.

Un Modo de Producción con mayor capacidad en el incremento de la riqueza sólo haría posible tamaña empresa y ese nueva capacidad productiva nacería en un pequeño rincón del mundo: Europa -como diría Karl Marx-, donde nacería el sistema capitalista.

¿Cuál era la proporción del Sistema Tributario que estuvo a punto de iniciarse? Era la de una economía global en base a un Sistema Tributario Oriental ¿por qué no fue posible? porque Zhu Di escogió la vía de la ostentación, la cual ha hundido a más de una civilización que basa su poder en la monumentalidad debido a que es una sociedad jerárquica.

(Ver en este mismo Blog los artículos referidos al libro de Jared Diamond “Colapso” que explican los mecanismos que actúan para derrumbar estas grandiosas formaciones históricas)

Lo que queda en la atmósfera con este trabajo de Menzies, es que si es cierto lo de la sexta expedición, entonces, no fue en 1492 que los europeos dieron inicio al trabajo cartográfico de las Indias occidentales -que con posterioridad aparecerá en el mapa de Wadsemuller con el nombre de América- sino que fue en octubre de 1421 que los cartógrafos chinos dieron inicio a esa labor en un continente que ellos identificaron con el nombre de Fusang, nombre que le otorgaron porque según viejos relatos en el año 499 un sacerdote budista llamado Hoei-Shin (Compasión Universal) regresó de unas tierras que estaban a veinte mil li al este de China y que él llamó Fusang por que unos árboles que allí crecían eran semejantes por su forma y por su fruto -rojo- al árbol fusang de la China (íd. 147). Bueno es dejar en claro, que no era éste el único precedente de viajes a larga distancia por parte de esa civilización, barcos de la dinastía Song (960-1279) habían llegado a Australia también en esos distantes tiempos remotos perdidos en las lejanías del pasado (íd. 452).
Árbol fusang del continente Fusang.
Este continente pues ha recibido tres nombres: Indias Occidentales; América; Fusang. ¿Qué nombre recibió por sus habitantes autóctonos? Este es un asunto que se responderá en los próximos dos artículos.

El árbol Chino posee frutos rojos según la descripción del relato que recoge Menzies, el posible fusang americano que es el ficus benjamina presenta esa característica.

NOTA: La demostración de estos viajes, es decir, las evidencias que aporta Gavin Menzies sobre la realización de estos viajes de Descubrimiento del Mundo de estos almirantes chinos no están en este resumen y,

es la parte más emocionante de su tesis, por no decir que la más sorpresiva por el uso de las fuentes más insospechadas y no  convencionales

ESO sólo lo podrán percibir adquiriendo este libro que abre uno de los debates más interesantes sobre la Historia Universal.

Localizaciones claves para seguir el curso de los viajes de los almirantes chinos de la sexta expedición los pueden ubicar en los mapas insertados en el libro de Menzies en las páginas:

p. 121 Beiging, Malaca, Calicut, Sofala

p. 127, 149 Cabo Bna. Esp., Malvinas, Shetland

p. 135 Cabo Verde

p. 189 Malvinas, Shetland, Kerguelen, Australia

p. 205 Australia

p. 237 Australia, Islas Especias, Borneo, China, Nva.Guinea, Sumatra

p. 287 Caribe

p. 307 Caribe

p. 333 Española, Cuba, Andros, Florida, Rhode Island

p. 351 Rhode Island, Azores, Islas Cabo Verde

p. 463 Bases chinas en el Pacífico.

ESTE ARTÍCULO SE IRÁ MEJORANDO EN LOS PRÓXIMOS DÍAS INCORPORÁNDOLE NUEVAS ILUSTRACIONES

LIBRO SE ADQUIRIÓ EN LAS LIBRERÍAS DEL C.C. Sambil, Maracaibo (existe un formato de bolsillo y un formato de biblioteca):

Gavin Menzies. 1421 El Año en que China Descubrió el Mundo. De Bolsillo. 2009. 603 páginas.
RESUMIDO EN 13 páginas  por Incomodísimo.com

ESTE BLOG NO ACEPTA AYUDA FINANCIERA DE NINGÚN TIPO ES UN ÓRGANO PROMOTOR DE ESE HERMOSO E INSUSTITUIBLE INVENTO QUE ES EL LIBRO Y QUE MARCA LA DIFERENCIA MÁS NOTABLE ENTRE LOS SERES HUMANOS PORQUE CREA EL ÚNICO Y VERDADERO CAPITAL DE LA HUMANIDAD: EL CONOCIMIENTO.

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