El 5-J: de mito a historia falaz.

8:57 Posted by Perro Senil.

A) UNA SOCIEDAD  JERÁRQUICA, ANTE TODO

La «democracia» ateniense jamás pretendió ser igualitaria. Solón se había preocupado de «dejar, como antes, todas las magistraturas en manos de los ricos», y no le dio al pueblo más poder que el mínimo estrictamente necesario. La «democracia» por la que los atenienses luchaban significaba poco más que el privilegio que permitía a un pequeño grupo de ciudadanos con plenos derechos políticos «deliberar en asamblea los asuntos de estado…» (Fontana, 2000: 12)

Se emplea esta cita de Josep Fontana para mostrar las intimidades del 5 de julio de 1811 en Venezuela (El 5-J), el 5-J es una acción provocada por unas minorías privilegiadas que utilizaron el Congreso constituyente para deliberar exclusivamente en función de sus intereses. Y esto es así, porque es imposible obviar el hecho de que la sociedad colonial es una estructura intensamente jerárquica y, que en razón de esto, toda la actuación histórica de su clase dominante lleva esa impronta de una manera indeleble (1).


Perro Senil o "El Pege" autor de este artículo especial, mediante el cual el Blog Incomodísimo.com no se suma a la celebración del 5 de Julio de 1811.

Tanto el 19 de Abril de 1810 como el 5 de Julio de 1811 son fechas históricas del conservadurismo nacional, en ese orden de ideas, se disiente en este escrito de que en estos hechos existió un sector radical que determinó el curso de los hechos, se va a afirmar en este artículo que quienes deciden la independencia en el Congreso no pretenden producir cambios ni en la estructura social ni en la económica, sino sólo en la instancia jurídica, lo que equivale a cambiar todo para que nada cambie y, en ese sentido, sus actuaciones no tienen en absoluto ninguna radicalidad. Lo único que busca ese sector aristocrático, durante aquellos hechos, es dejar de sostener con sus tributos a un sistema español que ya no le ofrece ninguna ventaja o provecho (2), es decir, el dominio de España ya no les crea las condiciones para continuar acumulando riquezas, más bien amenaza con menguarla por varias razones, la primera, por la prolongada crisis en la que está inmersa la metrópoli desde mediados del siglo XVIII, la segunda, por la creciente ineficacia de la administración metropolitana sobre sus posesiones extracontinentales y, la tercera, por la fractura social cada vez más grave y amenazante en todo el imperio.

B) EN EL FONDO DE TODO: LAS TENSIONES SOCIALES

La realidad histórica pues, es que existe un colapso del comercio exterior del imperio español, el cual se viene desarrollando desde 1792 y que se prolongará hasta 1827, como es claro, este asunto genera problemas de mercado a las exportaciones de sus colonias y, por ende, provoca en las oligarquías periféricas una ansiosa búsqueda de salidas a esa situación que atenta contra sus intereses económicos .

Por otra parte, a la ya engorrosa administración colonial caracterizada por las proverbiales demoras y excesivos controles se suma la ocupación francesa de España, la cual con toda su secuela de hechos termina por paralizar la estructura administrativa del imperio hispano (3), asunto éste insidioso e insoportable para la Capitanía de Venezuela, quien tiene frente a sus propias costas las tentadoras y hermosas oportunidades de tener a la gigante proveedora de Inglaterra en la isla de Trinidad y Curazao, que le ofrecen a la oligarquía criolla halagüeñas perspectivas comerciales  y por ende buenas expectativas de incrementar las ganancias y multiplicar los intercambios.

Pero lo más urgente, para la clase dominante, era fabricar respuestas a los crecientes problemas sociales, porque el descontento de los sectores menos pudientes -los propietarios más modestos- y la ira de los desposeídos y explotados irrumpía con rigor cada vez mayor en toda el área que rodea el mar Caribe, donde a la vista de todos había irrumpido el mal ejemplo -para la mirada mantuana- de la revolución haitiana donde se había fundado una República Negra, amenazando a la oligarquía criolla que no tenía ninguna garantía de protección de sus intereses por parte de una España monárquica incapaz de controlar sus propios enemigos internos y externos (4).

España, pues, vive una profunda crisis que sus colonias americanas no quieren ni desean compartir, por lo contrario, quieren desembarazarse de ese pesado fardo, para poder estar en capacidad de sofocar los conatos de cambio social que se les pueda presentar acá en sus propios territorios. La crisis económica y administrativa venía creando una tensión social que, a todas luces, impide que el  5-J sea un movimiento radical. La política conservadora, por lo contrario, gira hacia la derecha, fenómeno que Fontana observa con meridiana claridad en la historia de la Grecia clásica.

Fontana en su lectura de los hechos helenos, muestra como aquellos griegos sometidos a circunstancias negativas procedieron a limitar aún más su programa democrático, porque bajo una crisis es cuando precisamente no se presenta el mejor momento para democratizar una sociedad, todo lo contrario, bajo esas condiciones adversas los sectores de poder se hacen más reaccionarios y, en ese sentido, giran más hacia la derecha y trazan estrategias para capturar el poder y, al mismo tiempo, mitigar el problema social. Fontana opina con respecto a la mítica «democracia» ateniense que:

Incluso este limitado programa «democrático» perdió vigencia cuando las dificultades económicas del siglo IV sumieron a Grecia en una situación de crisis que amenazaba producir un grave enfrentamiento social. Los griegos se encontraron divididos entre la propuesta tradicionalista de Demóstenes, empeñado en rehacer su unión en torno a la hegemonía de Atenas (…) y la tentación de unirse al Imperio macedónico (…) que podía abrir nuevos mercados y aliviar la tensión social (…) (id. 12).


Josep Fontana autor de un libro que Incomodísimo.com recomienda a sus lectocuriosos: "Europa ante el espejo".

C) MEDIDAS CONSERVADORAS PARA GESTIONAR EL CONTROL SOCIAL

Nuestros constituyentitas de 1811 que declararon la independencia de esta capitanía del imperio hispano, no eran  sujetos radicales, todo lo contrario, ellos tomaron dos medidas de urgencia que retratan lo que en verdad eran políticamente, la primera medida fue la de enviar a Curazao unos agentes de la recién fundada república, para que de allí salieran a buscar el apoyo de Inglaterra y de los EE.UU, con la finalidad de obtener de esas potencias los mercados que España ya no podía ofrecer y, en lo interno, se encargaron de divulgar el argumento de que Venezuela como territorio autónomo e independiente, debía hacer respetar su decisión de ser libre, de tal modo que esa idea sembrada en la mente del pueblo les permitirá crear una fuerza armada completamente justificada (5).

Como es obvio, ambas medidas del nuevo gobierno, están vinculadas con el urgente problema de «aliviar la tensión social», la primera, porque la salida de la crisis pasa por la realización de la producción en la esfera del mercado, lo cual garantiza el restablecimiento de la rentabilidad del trabajo productivo y la deseada mejora económica, la segunda, porque al enrolar en el ejército a los sectores populares que estaban en situaciones precarias se persigue ponerlos bajo su total control. En el caso de los más desposeídos y vulnerables, se busca, tenerlos bajo su mando mediante las claras y definidas jerarquías militares (donde la aristocracia pasa a ser la oficialidad) y, segundo, garantizar a esos sectores sociales, dentro de la institución castrense, el mínimo estrictamente necesario, tanto en lo que corresponde a su subsistencia como  a lo que corresponde al significativo decoro y, en el caso de los vecinos menos pudientes -modestos propietarios-se busca, primero, halagarlos con los rangos militares -lo cual se obtiene ayer, hoy y siempre con los prestigiosos y visibles galones y signos militares- y, segundo, concederles una paga.

D) LA CLASE CONSERVADORA  SE  AGLUTINA PARA PLASMAR UN PROYECTO

La clase dominante aquí en Venezuela se unió (nuestra historiografía indica que se dividió entre conservadores y radicales lo cual nos luce simplista), porque en el 5-J todas las tendencias -multiversas- logran la ansiada alianza y esto permite la unánime firma del Acta que sella sus compromisos de clase, salen pues avanti en esa segunda gran prueba y lo logran porque en las deliberaciones cristalizan un consenso sobre los pasos que juzgan que más favorecen sus intereses.

Cuando en el 5-J se rubrica el Acta, lo que se está refrendando y aprobando son varios acuerdos que tienen que ver con asuntos de capital importancia para la oligarquía criolla: 1. Triunfa el anhelo de una mayor autonomía para cada provincia, ésta pretensión queda refrendada al conceder a los terratenientes el derecho de que asumiesen la máxima autoridad de su territorio, 2. Triunfa la gran aspiración de Caracas, quien en vista de su enorme poder económico, esperaba desde su alcurnia que dentro de esa autonomía las demás provincias le concedieran el reconocimiento de detentar la capitalidad del nuevo estado y 3. Se impone la tendencia separatista -que los historiadores insisten en catalogar como un objetivo radical, pero que en nuestra opinión es un criterio construido con apresuramiento y ligereza-.

La tendencia separatista era enarbolada por quienes aspiraban a los más ambiciosos planes económicos, es decir, por quienes sueñan con la extraordinaria oportunidad de alcanzar nuevas cotas de acumulación de riqueza, y en vista a ese objetivo económico  logran contagiar con su entusiasmo a los demás congresistas al manejar el argumento de que, para que esa autonomía conquistada se sostuviese en el tiempo era un requisito sine qua non no tener la más mínima vacilación de llevarla hasta los terrenos de la “independencia de España”, pues sólo rompiendo ese nexo de dominación unilateral se podría vincular estos territorios a las potencias emergentes y de este modo salir de la crisis económica hacia la cual nos arrastraba hacia un pozo sin fondo el imperio hispano.

D) EL 5-J ES UN HITO HISTÓRICO DE LA DERECHA VENEZOLANA

Tales son pues los entretelones del 5-J o estas son las cosas que subyacen bajo los disfraces de esa terminología manida de «patria», «libertad», «independencia», «república» y otras retóricas a las cuales apela la oligarquía criolla como instrumentos ideológicos en esos momentos cruciales, donde se juegan la continuidad histórica como clase dominante. El 5-J es un hito sobresaliente de las decisiones políticas cruciales que la derecha venezolana ha tomado y asumido en la historia nacional como protagonista histórico(6).

Lo esencial al 5-J -se afirma y se enfatiza en este texto- es la reacción de la oligarquía criolla ante un fenómeno social creciente de carácter altamente conflictivo que amenazaba su estatus de poder. La aristocracia estuvo clara en algo, y ese «algo» consistía en que en la capitanía venezolana se observaba una definición cada vez más nitida de la fuerza de trabajo como el enemigo interno, pues estos sectores en la misma medida que se fue desarrollando la clase de los grandes cacaos o la ostentosa clase mantuana fueron sufriendo una desigualdad material cada vez más abismal y un trato cada vez más injusto, en este sentido, eran por su número y por su odio de clase un ejército que podía formarse por la vía espontánea en contra de quienes le victimizaban (7).

Es esa circunstancia objetiva lo que empujo a los patricios, por una parte, a dar el salto histórico del 5-J y, por la otra, a unir sus distintas tendencias enfrentadas entre sí, pero parece que la cementación no estaba bien fraguada, porque ocurrieron fracturas (simbolizadas con el padre Maya que se negó a firmar el Acta) que fueron mostrando lo que vendría a desatarse como un huracán en los años venideros: una guerra de muchas aristas que llevaría a involucrarse en este proceso global (proceso que no se puede reducir a una guerra civil, aún cuando la guerra civil sea la forma que adquiera esta confrontación), por una parte, al mundo que emergía y, por la otra, al mundo que se hundía, “progreso” que no se traduciría en avances significativos para las clases sociales más desfavorecidas ni aquí ni en Europa, porque allá fue traicionada la clase pobre por los revolucionarios franceses y aquí fue traicionada por los revolucionarios independentistas (8). Au mort d´ ancien regimé no alteró ni lo más mínimo a la sociedad conservadora, por que la lógica del capital "obliga a los grupos dominantes a pactar para defenderse de las apiraciones de los de abajo (Fontana, id. 43)".

En conclusión tanto la Historia oficial de ayer como la que hoy está en construcción es una historia fabricadora de mitos y, en ese sentido, es una Historia falaz. Es ineludible compromiso sustituir esa historia mendaz por una historia desenajenada. El historiador debe evadir la tentación de manufacturar propaganda ideológica, seducido por la oportunidad glamorosa de recibir la aprobación entusiasta de la estructura del aplauso de sus correligionarios. La historia no puede sucumbir a las pasiones circunstanciales del ámbito en el que es escrita.

(1) El error en el que se puede incurrir al analizar los acontecimientos de la independencia es el de ver aquellos hechos a través del discurso de Simón Bolívar, quien traza una visión del proceso que no alcanza ni siquiera Sucre a interpretar con cabalidad, como se infiere de los permanentes desconciertos en que Sucre entra en su relación personal con aquella monstruosa figura que él con acierto bautiza como «genio». Para evitar pues esos fallos propios de un aficionado, que busca el camino fácil para emitir opiniones, es necesario, ubicar el análisis en ese irregular tejido de actores que tumultuosamente echan a andar ese cataclismo que conocemos como la época independentista.

(2) Como comenta Fontana, pero con respecto ahora al Imperio romano y sus habitantes: “La economía romana decaía y se replegaba sobre sí misma, y menguaba entre sus habitantes la voluntad de seguir sosteniendo los costes crecientes de un sistema que les servía de poco (id. 23).”

(3) Fontana también trae a colación al imperio romano, cuando estudia su colapso, llama la atención sobre hechos que los historiadores no destacan para evitar mostrar los verdaderos factores de la decadencia, dice: “Para entender el colapso del Imperio de Occidente conviene que observemos la parálisis de la estructura administrativa central y las fracturas sociales que estaban debilitándolo (id. 23)”.

(4) España ya no les podía garantizar el orden interno dentro de aquel complejo cuadro internacional en el que la metrópoli estaba encallejonada, porque era frente a las demás potencias la parte más débil de la cuerda debido a la vulnerabilidad de su modeló económico.

(5) En “Banderas del Rey” Ángel Rafael Lombardi Boscán indica como sólo en la provincia de Caracas existía un muy modesto cuerpo militar, mientras que en el resto del territorio existían o muy pequeñas guarniciones en algunos lugares o eran provincias enteras donde éstas eran inexistentes, esto nos indica que en la tal "Capitanía" no existía en realidad un ejército (!!) y esto es razonable, porque a España no le podía interesar que una colonia dispusiese de una fuerza armada.

(6) Con la ocupación francesa de España y los efectos posteriores que trajo esa invasión se incidió con gravedad sobre la ya ineficaz estructura administrativa central de la metrópoli paralizándola con respecto a sus posesiones extracontinentales, obligando a éstas a asumir la soberanía que les correspondía y a gobernarse por sí solas, en ese sentido, la independencia fue forzada por las circunstancias objetivas y no por un grupo radical (la Sociedad patriótica).

(7) Los hechos lo pondrán en evidencia y obligarán a los mantuanos a retroceder, a rectificar, a revisar y a constatar que los acontecimientos se escapaban de sus manos, esto ocurre, por ejemplo, con los alzamientos de los negros de Barlovento que hacen recular a Miranda y sucede con el huracán que cabalga Boves que a duras penas hace obedecer a sus bridas y a la de un puñado de blancos que son sus lugartenientes.

(8) Lo que pretendía Simón Bolívar debe estudiarse capítulo aparte, porque su visión del proceso no se ajusta con exactitud a la de la oligarquía conservadora, ambos actores andan por diferentes derroteros, sólo coinciden en ciertas circunstancias de aquel proceso histórico donde las intenciones que subyacen a los hechos en realidad llevan distintas trayectorias. El proyecto del bolivarismo merece una meticulosa revisión, porque éste llega a desbordar la época donde se produjo y, además, la gigantesca personalidad de Bolívar merece esa gracia por parte de la crítica histórica. Los historiadores al enfrentarse a aquellos sucesos sucumben a la tentación de interpretarlos a través de los juicios que emite Simón Bolívar, renunciando de este modo a su propio aparato crítico.

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