Incomodísimo.com Renunciar a pensar.

6:26 Posted by Perro Senil.

I. Renunciar a pensar, estupidez e ideología.


El dilemático jl Monzant, filósofo zuliano, con su libro “La conversión de K” ha suscitado unos intensos y extensos comentarios entre los que destacan los de Ángel Lombardi –Rector de la UNICA, Maracaibo-, Ana María Barrios –catedrática de la Universidad Católica- y la de Carlos Barros –Artífice de Historia a Debate y profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, España-. Éstos distinguidos pensadores entablan en torno a la obra un elevado intercambio de ideas con el autor de este irreverente trabajo, donde la discusión intelectual y académica ocupa por completo el primer plano de sus antipróloguistas.



jl Monzantg autor de “La conversión de K”.


Lo controversial de este trabajo empieza con su personaje “K”, para Barros y Lombardi esa “K” alude a Kafka, el gran escritor de la “Metamorfosis”, una novela donde su protagonista sufre una transformación en, algo así, como una pegajosa cucaracha gigante que babea una habitación kafkiana.

Estos agudos observadores se atreven a esa traslación, porque “La conversión de K” como reflexión filosófica nace del impacto que le produjo a jl Monzantg su amigo K, del cual dice en su pulsante angustia:

Me preocupa el alma de K, qué le pasó me pregunto todavía. Aquel joven prometía más que ninguno de mi «generación» (…) del mítico liceo Udón Pérez de la ciudad (...) brillante, disonante y arriesgado, que todo lo sabía, que todo lo criticaba y que todo lo explicaba tan bien (…) qué se hizo, pues, aquel joven inusual; qué le sucede a alguien que un día parece no tener problemas en identificar los recovecos, los escondrijos ideológicos y operacionales del «sistema», y más tarde lo vemos cómodamente, plácidamente instalado con todos los signos y con todos los síntomas que acompañan a la renuncia del acto de pensar”. (id. 59, 60).

En incomodísimo.com nos arriesgamos a otra interpretación sobre ese enigmático “K”, en primer lugar declaramos a jl Monzantg como un maestro en esto de provocar dilemas. Shakespeare las suscitó con su gran personaje Hamlet, quien en un acto de locura fingida hace un enajenado soliloquio, donde incrusta ese célebre to be or not to be con el cual plantea el problema filosófico del «ser» como una referencia a estar dispuesto a la vida y a la acción, mientras que el «no ser» equivaldría a comportarse con todos los signos y todos los síntomas de un cadáver, entre ellos, el sumamente trágico de la inacción. El “K” de jl se ajusta a ese to be or not to be shakesperiano, como anillo en el dedo.

Pero “K” también puede ser, en ese mundo dilemático de jl Monzant, el producto impúdico de un «sistema», es decir, “K” somos todos. De tal modo que ese ¿qué le pasó?, ¿por qué dejó de ser inusual? ¿por qué sufrió esa conversión? o ¿por qué le aconteció esa metamorfosis como la que describe Kafka? Jl Monzant lo responde profusamente a lo largo de todo su libro, al explicar por diferentes recovecos lo que es la ideología. Monzant deja entrever que la ideología es un portentoso poder que no sólo sostiene al «Sistema», sino que hace a éste tan convincente que dejamos que nos procese así como procesa cualquier mercancía, llevamos pues todos en la frente una “K” que es la misma “K” que estigmatiza el prusiano de Tréveris Karl Marx en su monumental obra maestra Das Kapital.

II. El efecto de la conversión de K y la profecía de Hesíodo.

Ahora, si bien, es cierto que esa ideología la fabrica un «sistema», también es cierto que el poder de esa ideología reside en la extraordinaria capacidad que tiene ese sistema, para ofrecer a jóvenes brillantes como “K” un hábitat que tienta por su comodidad/placidez, lo cual demanda de quienes aspiren a sus placeres el dejar de ser disonantes con esta sociedad, es decir, les indica que deben alejarse de ser incomodísimos/agitadores. Lo cual se traduce en ese juicio devastador que jl Monzant realiza, cuando refiriéndose a “K” nos cuenta el efecto que produjo en él la conversión pues, ahora “lo vemos cómodamente, plácidamente instalado con todos los signos y con todos los síntomas que acompañan a la renuncia del acto de pensar”.

El dilemático jl Monzant disfruta pues colocando su dedo en… el lugar que provoca más ardor, al recalcar sin miramientos que, un gran número de personas debido al efecto de la conversión están “entrenadas para no pensar [y] realmente lo hacen bien, pues no piensan” (id: 45), inquiriendo “Acaso sea a esto lo que con justa razón alguien ha llamado enajenación” (id: 44).

Por añadidura, el iconoclasta jl Monzant, acomete sin tapujos contra quienes han levantado las banderas de la igualdad y al alcanzar el poder no cambiaron las causas de la desigualdad. Dice jl acusadoramente acerca de esos movimientos libertarios que, sí éstos pueden llegar a permanecer en el poder, entonces, necesitan ideologizar y lo hacen (id. 68) y agrega sin hacer concesiones, “No tengo respuestas que nadie conoce, pero no confundir «marxismos» con Marx forma parte de lo elemental en la asignatura” (id.69). Acomete pues jl tanto contra la “derecha invisible” (ver: 63 y ss, 94) como contra la “izquierda incapaz” (ver: 17, 23, 28) en su vertical convicción de los peligros existencialistas de la ideología.

En el fondo abisal, el escurridizo jl Monzant -no se deja atrapar por doctrinas-, identifica en su libro magistralmente la ideología con la renuncia a pensar (!!!) y, lo hace así, pues sencillamente, trabaja en algo que el esboza como “El papel de la ideología en la transformación del hombre en estúpido” (id: 33), reflexión impertinente sobre la que adelanta la siguiente y catastrófica afirmación: “la ideología es la fuente de toda estupidez” (!!!) (id. 77). Sólo con estas tres cosas que se acaban de reseñar, “La conversión de K” es un libro que vale la pena dedicarle toda la atención, porque por esos vericuetos jl Monzant desenrolla La diatriba ideológica del poder (subtítulo de su tratado) como una tela sobre la que hay mucho que cortar.

Sólo me resta por decir que si este análisis se acerca algo a lo que este libro plantea -qué sólo el dilemático jl sabe en última instancia cuál es su esencia-, entonces, sería pertinente traer a colación a Hesíodo, porque según este historiador antiguo, Cronos creó las edades de Oro, Plata, Bronce, después instituyó la Edad Heroica y finalmente la Edad de Hierro a la cual pertenecía Hesíodo. Según Hesíodo dentro de cada una de estas edades se producía una conversión de los hombres, en la primera, nunca se hacían viejos, en la segunda, se hicieron guardianes de la tierra, en la siguiente, perdieron la reverencia por los dioses, después, fueron protagonistas de luchas constantes, pero lo que causa escalofríos de lo que Hesíodo señala de estas metamorfosis, es que profetiza que la peor edad está por venir, y lo que nos muestra -confieso- causa profunda consternación, pues en ella según este griego los hombres al nacer ya van a estar seniles, puesto que con esta última época habrá sobrevenido la decadencia universal. ¿Avizoraría Hesíodo en aquella lejana época la aparición del perverso efecto de la conversión de K que proclama jl en su controversial libro?


Libro en el que se expone el efecto de la conversión de K, efecto con el cual se construye un Modo de Vida que invita a las personas brillantes y críticas a renunciar al acto de pensar y, quedan tan bien entrenados que, “realmente lo hacen bien, pues no piensan”.

DE VENTA EN EL PUESTO DE LIBROS Y PUBLICACIONES DE LA FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓJN DE LUZ

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