Joseph E. Stiglitz Premio Nobel de Economía.
Este premio Nobel de economía vuelve a entrar en colisión con quienes persisten en su ceguera planetaria, adrede entra en curso de impacto contra todos ellos, porque según su agudo criterio, de la falta de visión pende la suerte de sociedades enteras. Acerca de ésta gente desactualizada Stiglitz expresa:
Algunos dicen que la economía ha sufrido un «accidente». Y los accidentes suceden. Ellos desean que volvamos al mundo anterior lo más rápidamente posible. Démosle a los bancos el dinero, afinemos la normativa, démosle a los reguladores charlas severas, añádanse cursos sobre ética en las escuelas de negocios, y saldremos de ésta en buena forma (Stiglitz, 2010: 13 y 14).
Stiglitz deja entre líneas, en estas páginas, la afirmación de que quienes así piensan no son más que unos «ilusos», dice este autor:
Me preocupa el mundo que surgirá después de la crisis. No volveremos ni podemos volver al mundo tal y como era anteriormente (íd. 13).
Stiglitz luce como un concertista de rock al lado de sus colegas, quienes se niegan de dejar asistir a galas de música clásica con sus fracks o esmoquin de etiqueta. Todos los reflectores se dirigen a esta estrella de una nueva escuela de economía, la cual empieza a aflorar en medio de esta Gran Recesión.
De sus palabras se evidencia la gravedad del asunto, porque quiere decir que lo que viene es inédito y, como tal constituye todo un desafío no sólo para los decisores, sino en especial, para quienes en vano mediante la teoría moderna pretenden comprender lo que sucede. Dentro ese orden de ideas nuestra autor es transparente:
Antes de la crisis, Estados Unidos y el mundo en general, afrontaban muchos problemas, uno de ellos la adaptación al cambio climático, otro no menos grave, los rápidos cambios en la estructura económica impuesto por la globalización, el cual fuerza a adaptarse a muchas economías. Esos desafíos permanecerán, aumentados, pero los recursos de que dispondremos para afrontarlos habrán disminuido (íd. 13).
La situación del planeta es de pronóstico reservado, pero la de la economía es un cuadro crítico.
Se está pues siguiendo una vía que a medida que se avanza se estrecha, situación angustiante, puesto que la verdad es que como dice este célebre economista se está pisando «territorio desconocido» (íd. 15). Tanto es así que, según Stiglitz, ya no es posible mantener a flote la fe en la economía moderna, porque los hechos han demostrado que ésta sólo había creado una gran ilusión, espejismo que hoy está hecho añicos. Sus doctrinas sobre el mercado pues, han sido destrozadas por una imperturbable realidad, la cual hizo caso omiso a sus pronósticos y, en especial, a su tesis que nos decía que sobrevendría el fin de los ciclos económicos, es decir, que aquel ritornello trágico en el cual se pasa de una etapa de crisis a la de recuperación y de allí al auge y la prosperidad y, de nuevo, a la crisis ya no volvería a ocurrir. En consecuencia quienes sustentaban esa ilusión han tenido que admitir, que pensar así fue un fallo teórico estrepitoso, es decir, que todo esa charlatanería solo era pura ideología porque las crisis continuarían siendo recurrentes y peores (íd, 11 y 12).
"Caida libre” un libro que propone la reforma de la ciencia económica.
El título del libro de Stiglitz causa vértigo, “Caída libre”, título que raya con el horror que debe sentir quien se lanza al vacío, sin saber a qué distancia queda el fondo del acantilado donde estaba parado, ni que es lo que le espera en su caída libre al pie del mismo -¿rocas aguzadas o aguas profundas y tormentosas?-. El autor está tan consciente de esa perspectiva incierta que, no duda en ubicar su libro en el terreno de una batalla de ideas (íd. 12). Batalla que juzga indispensable, porque según dice el fracaso de la teoría económica moderna se convirtió en ilusiones y promesas rotas que trajeron dramáticas consecuencias sociales:
En Estados Unidos y el mundo perdieron sus hogares y empleos millones de personas, otros vieron los ahorros en dinero para su jubilación o para la educación de un hijo menguaba hasta convertirse a una fracción insignificante. Además, la crisis originada en Estados Unidos se hizo muy pronto global, afectando el empleo de decenas de millones en el mundo que cayeron en pobreza (íd. 11).
Lo que lleva a este premio Nobel a afirmar que si la Gran Recesión actual es a todas luces la peor crisis que se produce en setenta y cinco años, esto nos obliga a replantear unas ideas muy asentadas, es decir, a reformar las ciencias económicas (ídem). Agrega,en este oreden de ideas, Joseph Stiglitz que:
la crisis llevará, espero, a cambios en el ámbito de las políticas y en el ámbito de las ideas, porque si no lo hacemos o lo hacemos mal se tendrá una sociedad más dividida, una economía más vulnerable y una crisis peor, es decir, una catástrofe mayor que la Gran Recesión que está en pleno desarrollo (íd. 13).
Ante ese desafío de gran escala, Stiglitz señala:
- que él ha pasado estos últimos veinticinco años desempeñándose como un economista, y que como tal en las responsabilidades que ha asumido ha tomado consciencia a partir de sus experiencias de que la crisis no se inició en el año 2008, porque el hecho crudo es que nuestro sistema económico no funciona demasiado bien para la mayoría estadounidenses desde antes de la crisis, por lo menos no les iba así al estadounidense medio, y mucho menos para el resto de habitantes del planeta, por ejemplo, en los países en vías de desarrollo se han producido 124 crisis entre 1970 y 2007, u ocurrió una crisis financiera global en 1997-1998, o la crisis Tailandesa se extendió como una epidemia al Asia oriental y con posterioridad a Latinoamérica y a Rusia, o la de Argentina que comenzó en 1995 fue una repercusión de la de México y, además, se vio exacerbada por la de Asia oriental en 1997 y por la Brasileña en 1998 lo que la llevó a su colapso en el 2001 (íd. 14)
- razón por la cual, nos señala Stiglitz algo desconcertante, nos dice que él ha pasado de ser un destacado economista a llegar a auto proponerse como un necesario «crisisólogo», es decir, en un profesional de nuevo cuño que debe encargarse de la salud de las empresas y de un modo más general es el que afronta la crisis de la economía como una enfermedad (íd. 14, 15). La cual en Incomodísimo.blogspot.com tememos que pueda llegar a ser endémica al capitalismo global. Deducción que se hace a partir de la opinión de Stiglitz, quien indica que el asunto es más grave de lo que creen los economistas, porque los problemas están profundamente asentados (íd. 14).
El futuro del planeta es el de un plato vacío si los crisisólogos fracasan en crear un nuevo orden económico capitalista que funcione bien.
Por otra parte en incomodísimo.blogspot.com nos estremecemos ante la posibilidad de que la crisis pueda ser patológica, en vista a que el sistema económico actual posee un carácter global, de allí que los problemas económicos dentro de ese marco de acción puedan adquirir de aquí en adelante un carácter epidémico, extendiéndose con una frecuencia mayor los problemas económicos que se susciten en un lugar a todo el planeta. Esto se puede afirmar puesto que este premio Nobel de economía utiliza en su texto el término «contagio » (íd. 14), así que no queda más que pensar que será necesario que los crisisólogos deban asumir entre sus tareas la de proponer una «teoría de la infección», perspectiva que se hace perentoria si se toma en cuenta la afirmación de este economista excepcional el cual enfatiza un hecho sobrecogedor cuando dice que “las economías de mercado tienen muchas modalidades y la competición entre ellas sigue siendo feroz” (íd 12). La ferocidad pues, intrínseca a este sistema económico es lo que hace pensar que, nuevas catástrofes sobrevendrán y que estas serán de mayores proporciones porque los rivales son cada vez más poderosos y las fuerzas que se enfrentan en consecuencia más descomunales. Este crisisólogo señala que las heridas del sistema no son leves, sino que son héridas supurantes que requieren medidas a fondo, rápidas y masivas (íd. 68)
Hoy en día el símbolo de los Estados Unidos de Norteamérica ya no es el águila calva. Si quisiésemos representarlo con un animal sería la de un fortísimo toro de lidia, el cual se debate en el escenario mundial con una manada de bestias de gran envergadura semejantes a él, sin dejar a un lado a países pequeños pero muy peligrosos dispuestos a batirse en duelo asimétrico. La lucha por la paz es una de las líneas por la que pasa la recuperación económica mundial. Hay que maniatarle por la fuerza las patas a esos colosos agresores, mediante la gran hiperpotencia de la opinión mundial.
El choque de bloques de poder en el futuro puede ser incontenible y la economía mundial puede de nuevo hundirse en una catástrofe aún mayor.
Tememos que esas catástrofes no podrán ser evitadas, porque como reza el subtítulo de este último trabajo de Joseph Stigliz, parece que existiese un vínculo entre “El libre mercado y el hundimiento de la economía mundial”, entonces, ¿quién o qué va a poder detener esas fuerzas del mercado mundial que desatan enormes poderes irracionales -bestias como la norteamericana-? Esta interrogante nos invita a seguir leyendo este libro que a todas luces es apasionante y turbador. Mientras tanto lo primero que propone, ante esas perspectivas nada halagüeñas Joseph E. Stiglitz -en el Prefacio-, es actuar y pensar como crisisólogos.
Joseph Stiglitz. Caída libre. Taurus. 2010. Páginas: 423. Valor Bs. 140. Existencia de esta obra en todas las librerías incorporadas al mercado librero nacional en los C.C. Sambil, Lago Mall y Costa Verde (Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela)
PRÓXIMO SÁBADO STIGLITZ II
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