IV Anteo: “Ya vengo…”

22:15 Posted by Perro Senil.

Ezequiel tras los pasos de "El Monstruo".
A Ezequiel Zamora el historiador Federico Brito Figueroa lo califica como Anteo, porque quienes le adversaban en su época -debido a su invencibilidad- lo comparan con aquel ser mitológico (Brito, 2006: 453, 423). Anteo se interna en la Sierra de la Virgen el 8 de septiembre del año 1846. Y estando allí en aquellas selvas intrincadas marcha hacia el Valle de Tacasuruma, de donde es comisario Francisco José Rangel quien se ha alzado en armas el 1° de septiembre de ese año. Al anochecer Zamora celebra una reunión en la choza del campesino Socorro Masabé, en Guambra. Asisten alrededor de cien vecinos, y ante ellos expone su conciso plan: “hacer la guerra para derribar el Gobierno godo y crear una era de felicidad para el pueblo”. Al día siguiente toma el camino de La Meseta hacia la montaña de Las Mulas, refugio de “El Monstruo”. El 9 de septiembre Ezequiel y Francisco se encuentran y entre ambos seleccionan Las Guasduitas para Cuartel General y se declaran en “Estado de alerta”, se había formado en aquellos fugaces momentos el Estado mayor del Ejército del Pueblo y, en prosecución de sus fines, se había montado una fábrica de pólvora, lanzas, balas de plomo y trabuco en aquellos montes con la ayuda de un químico (122).
Anteo "el invencible" es derrotado por Hércules.
Este mito se narra en el Artículo I.

Un triunviro disparejo aglutinando a los pobres en armas. 
El 15 de septiembre Anteo envía cartas a los grupos guerrilleros que actúan desde el 17 de diciembre de 1845 -acciones iniciadas por Pedro Aquino quien asalta la cárcel de Calabozo para libertar a los presos por deudas y por la Ley de Hurto-, esa correspondencia les invita a que se incorporen a las fuerzas armadas del pueblo soberano. No son los más antiguos grupos en armas, están las facciones de Pedro Centeno y Juan Alvarado alzados desde 1844. El catire Zamora y el indio Rangel incorporan, para esos momentos cruciales, al peón José Bernardo Masabé al Estado Mayor y este increíble triunviro de disparejos le plantean su ideario a todos aquellos guerrilleros en las esquelas que les envían, donde siempre iba el lema de “Viva la libertad, Viva el Pueblo Soberano, Elección Popular, Horror a la Oligarquía, Tierras y Hombres Libres”, también señalan en esas epístolas la necesidad de organizar “a los pobres contra los poderosos” (123, 124).

El Comandante Jesús González "El Agachado" en el Estado Mayor.
La fuerza que se ha congregado en Las Guasditas concretan su primera movilización conjunta como ejército, y el 25 de septiembre entraron a San Francisco de Tiznados con trescientos cincuenta hombres que conformaban la vanguardia del Ejército del Pueblo, pero este ya tenía sobre las armas la asombrosa fuerza de 1.200 efectivos. El ejército estaba ahora organizado con un Estado Mayor compuesto por cuatro coroneles, dos comandantes y el Jefe del Pueblo Soberano, además, en su estructura jerárquica poseía un Cuerpo de Comandantes con diez hombres, entre ellos a Jesús González (a) El Agachado, y un Cuerpo de Capitanes y Tenientes con veinticuatro hombres entre quienes estaba Policarpo Sánchez. Anteo ya era conocido por estos lados, porque a los 23 años de edad, por allá en 1840, había realizado por esa comarca una intensa actividad política que incluía a los Valles de Aragua y los Llanos de Guárico. Zamora asociado con el Licenciado Juan Martínez hizo desde 1840 hasta 1846 propaganda democrática con empleo de cartas personales, reuniones y asambleas por esa comarca (53). Pero esta vez en la Plaza del pueblo de Tiznados les marcó el rumbo a los suyos, dijo “luchamos para proporcionar una situación feliz a los pobres, los pobres no tienen nada que temer, no tienen nada que perder, que tiemblen los oligarcas, no habrá ni ricos ni pobres, la tierra es libre, es de todos” (216, 127).

Una tienda de víveres y círculo de lectura política.
Ezequiel desde que montó su tienda de víveres el año de 1838 -con el aporte de dinero que le hizo su cuñado Juan Gásper- en Villa de Cura (33), convirtió su casa de comercio en un centro de lucha democrática, pero es a partir de 1840, fecha en la cual se escinde la clase dominante y se funda el partido liberal y el semanario El Venezolano (53) que, empezó a dar lectura a los periódicos que llegaban desde Caracas y otras ciudades a quienes allí se acomodaban a hablar de política. Los periódicos populares que circulaban eran de un estilo desaliñado, pero más consecuentes con los principios democráticos, tras los cuales los pobres de los centros urbanos empiezan a sumarse al movimiento. Los desheredados urbanos el 9 de febrero de 1844 dan muestra de su fuerza en Caracas dando gritos por las calles de la ciudad y “mueras a la oligarquía y al Gobierno”(49/51). Zamora, entonces, se fue compenetrando con esta actividad y como estaba en el negocio de venta de ganado se desplazaba por los caseríos y, aprovechaba subrepticiamente para realizar reuniones con los peones y esclavos en las haciendas y hatos, organizar grupo de activistas en los pueblos y crear una red de encargados de recibir los periódicos y hacer propaganda, hasta crear finalmente como resultado de ese movimiento proselitista la Sociedad Liberal de Villa de Cura (57). Es en esos quehaceres es donde se van formando un Francisco José Rangel, un José Bernardo Masabé y un Jesús González (a) El Agachado y así muchos otros (58). Es por esos tiempos en que un Tomás Lander felicita a Zamora por su radicalidad al ir más allá de los liberales caraqueños, porque se le decía claro al pueblo que se luchaba por “el reparto de la tierra y la libertad de los esclavos” (59). Los peones eran expoliados al extremo de pagarle su trabajo con especies (55).

"La entrevista" presagia quién sera el Hércules de esta Historia.

En las elecciones del año 1846 se enfrentan los partidarios del Gobierno, con Carlos Soublette de Presidente, y el bando de la oposición -los liberales- que promovía la candidatura de Antonio Leocadio Guzmán, Zamora para esas elecciones es postulado como candidato principal a la Asamblea Provincial de Villa de Cura, lo que obtienen es el fraude electoral que favorece a los conservadores y la cárcel para Zamora. Esto lleva a que en boca del campesinado y de los desheredados urbanos se rumoree que “la colmena hay que castrarla con candela y de un solo golpe porque si se alborotan las avispas nos pican”, en otras palabras, había que hacer la política con balas y machetes. Pero Leocadio en vista a esa posible eventualidad busca la entrevista con Páez -apoyo de Soublette- a realizarse en la población de La Victoria atemorizado por el ascenso de las masas populares, para entenderse -más bien para capitular- con el gobierno conservador (80/85).

La entrevista no se consuma, Guzmán ha arribado a La Victoria el 5 de septiembre y es apoteósica su recepción por parte del peonaje que vocea sus consignas antioligárquicas, ante la masiva participación popular con la que reciben a Guzmán, el Jéfe político del pueblo convoca con bando a la milicia para acallar aquel tumulto y el primero en presentarse para alcanzar ese objetivo antidemocrático es el propio Guzmán. Esto motiva que por la noche los peones y trabajadores salgan a manifestar y pidan “azotar públicamente a Guzmán por traidor y de bajar el pescuezo por igual a oligarcas y liberales”, entre los manifestantes está un Rafael Flores (a) El Calvareño y el zambo Juan José Moronta antiguo soldado de la emancipación quien fue el que lanzó la idea de no diferenciar entre liberales y oligarcas. Entretanto Francisco José Rangel que se alzó el 1° de septiembre en Tacasuruma, porque las autoridades le arrebataron unas tierras y, además, le habían impedido votar en las elecciones de 1846 marcha hacia Güigüe con sus partidarios e invade la hacienda Yuma matando al mayordomo, liberando los esclavos y reclutando los peones, la hacienda era de unos de los oligarcas más importantes del gobierno. Zamora que estuvo en todas esas manifestaciones populares en La Victoria y que sabe de lo que ha emprendido ya la gente de Tacasuruma, se reúne con Echeandía y le dice hay que “echar por tierra a los oligarcas a hierro y plomo” y aquella noche misma marcha hacia el Pao de Zárate para organizar su guerra de guerrillas en la Sierra del Sur y Echeandía, por su parte, se dirige hacia los Valles del Tuy con el mismo propósito. Guzmán, por lo contrario, acobardado se refugia en la casa del General Santiago Mariño y el once de septiembre emprende el regreso hacia Caracas por veredas y caminos extraviados, pero una patrulla policial que lo busca presidida por un Juez lo reconocen y lo detienen (96, 97).

La revolución avanza en tierras europeas y americanas y de esa fuerza se nutre Anteo.
Anteo ya al frente de aquellas guerrillas desde el 9 de septiembre convertidas en ejército, con gente que desconfía por igual de oligarcas que de liberales, empieza entre sus hombres su labor ideológica, así que cuida muy bien su lenguaje al definir al enemigo –evita una definición tan precisa como la del mulato Moronta- y dice “Que los opresores queden en camisa, pero el ejército del pueblo no puede andar desnudo, eso es lo que quieren los godos”. En ese discurso da muestras Anteo de ser uno de “los iluminados” que han emergido en Venezuela, pues con esas ideas divulgaba el pensamiento de Saint-Just en el país. Zamora traduce el mensaje revolucionario del frances a esta realidad distinta a la Europea, porque en Venezuela el problema era que la gente humilde no posee vestidos sino andrajos, mientras que allá el problema era el calzado, repetía pues lo que aquel revolucionario sostenía pero cambiando los términos, Saint-Just escribía “que queden cien, mil burgueses sin zapatos, no importa, pero nuestros soldados tienen que estar bien calzados” (215).

A Anteo lo derrumban a tierra y se vuelve a levantar con más fuerza.

Como ya es sabido el Ejército del Pueblo que estructuraron estos protagonistas de la historia de Venezuela es destruido por las fuerzas del gobierno y la insurrección campesina descabezada regresa a sus cauces de guerra de guerrillas a escasos seis meses de haber sido fundado. Zamora es detenido, preso, juzgado y condenado a muerte (160/195), pero con Monagas en el poder su pena de muerte es conmutada por la de diez años de presidio -donde la muerte es casi segura por las terribles condiciones de estas instituciones-. La clemencia del Presidente Monagas ensorbece a la oligarquía ultramontana (195/205). Pero estando Zamora preso en la cárcel de Maracay, de donde será enviado al presidio de Bajo Seco en las proximidades de Maracaibo -como lo dispone el decreto de Monagas- es liberado por una partida zamorista (207) y después de la fuga se esconde en la hacienda La Guairita donde trabaja como caporal de incognito, allí Anteo era conocido como Don Manuel (213).

Con motivo de los acontecimientos de Caracas el 24 de enero de 1848, donde varios diputados del Congreso Nacional son muertos, Zamora va a pasar a formar parte del gobierno de Monagas. Resulta que Zamora baja de La Guairita a Caracas para impedir que los godos derroquen al Presidente por su política de clemencia con los liberales, va Anteo a la capital para organizar las milicias populares y participa en aquel tumulto popular que se enfrenta a los godos con éxito. Al día siguiente el Presidente José Tadeo Monagas le concede a Anteo un Grado de Comandante en la Milicia Nacional y lo comisiona para organizar “un batallón de civiles en Villa de Cura”, estaba ahora dentro del gobierno el catire Zamora (232, 235). Monagas rompe con los conservadores y el día 27 concede una amnistía general, mediante la cual salen en libertad los liberales insurrectos que iban a ser enviados a presidio o iban a ser fusilados (231).

Monagas: entre godos y campesinos insurgentes se va con los liberales.
Regresando a un antes del asalto al Congreso Nacional, se puede presentir que Monagas al empezar a distanciarse de los godos, lo que está intentando hacer es restarle fuerzas a la insurrección campesina que amenaza con un conflicto de grandes proporciones, pero al alejar el gobierno del sector ultramontano más visible, cosa que lleva a cabo al empezar a aplicar una política de clemencia hacia los líderes liberales, no podía evitar que se disparase una conspiración de ese sector contra su persona -que incluía en el plan el alzamiento de Páez en los Llanos-. Razón por la cual el pueblo intuyendo que se preparaba su derrocamiento actuó ese 24 de enero de 1848 en Caracas en su respaldo (234). Son estos los acontecimientos que llevan a Monagas a tomar una segunda medida pacificadora, esta consistía en convocar a elecciones, para colocar otros objetivos al pueblo, los objetivos partidistas, y creando esa situación coloca astutamente a los líderes de la insurrección liberal en su entorno, es así como Zamora termina siendo miembro de las fuerzas de Milicias del gobierno y que Napoleón Sebastián Arteaga el 26 de febrero de 1848 este desempeñándose como Gobernador de Barinas, allí llegará Zamora con el cargo de Jefe Militar de la plaza y entre ambos forman un frente sólido para atacar a los godos que se han alzado(236).

Anteo tras las huellas de "El Centauro".
Como previo a ese encuentro de Ezequiel y Napoleón en Barinas, Anteo en Villa de Cura organizó un batallón de setecientos milicianos donde incorporó a sus viejos compañeros de armas, lamentablemente José Bernardo Masabé no es mencionado como uno de los incorporados, por lo que se puede suponer que no estaba vivo, por lo contrario, Jesús González (a) El Agachado si se tiene noticia y esta dice que Zamora le concede en esta ocasión su ascenso a Teniente de Milicias (235). Con esas fuerzas villacurianas Zamora limpia aquel cantón de enemigos y, luego bajo el mando del General Santiago Mariño marcha hacia el Guárico donde tropas de las fuerzas de Páez estaban actuando. Estando allí pidió ser enviado a Apure lo cual le concedieron bajo el comando del General Laurencio Silva, la idea que llevaba era capturar por esos lares al propio Páez, pero para cuando llegaron Laurencio y él, ya Páez había sido derrotado y capturado en la acción de Los Araguatos (236).

Anteo en el Zulia derrota a los conservadores y a los norteamericanos.
De Barinas se le comisiona ir a Valencia y de allí a Maracaibo, y en esta provincia occidental vence con 250 hombres a los 1000 del coronel José Escolástico Andrade, luego enfrenta el 30 de octubre al Comandante Basilio Borjas -oriundo de Cabimas- y lo derrota, en La Rita el 27 de noviembre destruye una escuadrilla goda y, finalmente en San Carlos del Zulia le sale al paso la División que Andrade ha levantado –y con la cual pretende alcanzar la Cordillera Andina- y la destroza (236). Andrade contaba con 1.500 efectivos y un barco de guerra -el General Jackson- que los norteamericanos de Caracas aportaron a los godos para enfrentar al pueblo venezolano. Zamora en ese triunfo memorable toma 600 prisioneros, 800 fusiles, el barco de guerra, siete faluchos, treinta piraguas y captura a tres hijos de José Antonio Páez que estaban al lado de Andrade. Maracaibo ante esos acontecimientos se rinde y muchos se pasan a los zamorianos. (237). Zamora de Maracaibo va a Mérida, Barinas, terminando por todas partes con las partidas godas y regresa a Caracas el 1° de abril de 1849 donde conoce a Monagas.

Anteo avizora un camino  contrario al pueblo y a la verdadera revolución.
Zamora es ascendido a Primer Comandante de Infantería e incorporado al Ejército Nacional, allí mantiene contacto regular con Bruzual, José Manuel María García, Felipe Larrazabal, , Echeandía, José Brandford, Luciano Requena, Juan de Gaspers(239). El 21 de junio de 1849 vuelven a reaccionar con renovadas fuerzas los godos y Zamora sale de nuevo en campaña, Páez que estaba refugiado en Curazao regresa, y desembarca en La Vela de Coro el 2 de junio, pero el 15 de agosto capitula y fue trasladado a Valencia, y de allí es llevado a Caracas en la columna del Comandante Ezequiel Zamora. Ambos cabalgan juntos contándose sus hazañas (240, 241). Los años siguientes Anteo estudia la carrera de las armas en Caracas y entre sus profesores está el destacado militar Olegario Meneses, en 1851 es nombrado Comandante de Armas de la Provincia de Coro y el 7 de febrero de 1852 es ascendido al grado de Coronel, en 1853 se desempeña como Comandante de Armas de la Provincia de Maracaibo y ese mismo año pasa a ser el Gobernador de Barinas, en 1854 fue ascendido a General de Brigada y es enviado como Comandante de Armas de la Provincia de Guayana, en 1855 con el mismo cargo en Margarita y Barcelona, y en 1856 se casa con Estéfana Falcón, hermana de Juan Crisóstomo Falcón. En 1856 es el Comandante de Armas de la Provincia de Cumaná en la cual estuvo hasta mayo de 1857, cuando renunció asqueado del gobierno liberal que “mantenía las mismas formas de opresión de los oligarcas” y “un camino contrario al pueblo” y señalaba una y otra vez ante sus amigos y su esposa “hay que hacer la revolución, una verdadera revolución”. Se va a la Sierra de San Luis y allí funda un hato en Maguay donde se retira con su esposa y sus tres hijos adoptivos. Allí traza planes en su cabeza de los cuales fue testigo su hijo Justianiano que, en aquel entonces, “él consideraba irreales”, pero luego vio que constituyeron la estrategia que desarrolló su padre desde 1859 en adelante (238/244).

El cabo Zamora (a) El Catire.

Anteo conspira contra el Gobernador de la Provincia de Maracaibo.
Antes del ataque a la Guarnición de Coro el 20 de febrero de 1859, producto de un pronunciamiento popular-militar -donde interviene desde un Emilio Navarro hasta un Melitón Toledo- (288), ya Zamora -desde Curazao- estaba actuando en pos de comenzar esa revolución con la que soñaba. Anteo estaba allí en esa isla antillana, porque José Tadeo Monagas vuelve a ocupar la primera magistratura después del proceso eleccionario, el período que iba a ejercer era el de 1855 a 1859, pero tras su reelección se generó en todo el país un descontento generalizado, por lo que los brotes insurreccionales no se hicieron esperar. Por tal motivo, ante el alzamiento promovido en Valencia por el general Julián Castro («la Revolución de Marzo»), Monagas renuncia a la presidencia el 15 de marzo de 1858, se asila en la Legación de Francia en Caracas y parte al exilio pocas semanas después. Zamora con esos sucesos va a dar a Curazao desde enero de 1859 y desde allí promueve contra el Gobernador José Aniceto Serrano de la Provincia de Maracaibo una conspiración, pero Serrano la debela. La consigna de los zamorianos para ese entonces era “Democracia y Federación” la cual sustituía aquella de “Tierra y hombres libres”, el proyecto político pues se ampliaba sin renunciar a aquella bandera de 1846 a 1847 con la cual levantaron la lucha popular en ese entonces. Ahora se pretendía incluir vastos sectores de la sociedad venezolana que iba desde “los de arriba” hasta “los oscuros” (296).

Prudencio Vásquez: de peón a Comandante del Estado Mayor.
El 22 de febrero Zamora y otros revolucionarios desembarcan en La Vela de coro y ya para el 23 de marzo de 1859 Zamora estaba estableciendo su cuartel general en Morón (305), Emilio Navarro que lo acompañaba recogía todo lo que iba sucediendo en un registro oficial de aquellos sucesos conocidos como su Diario de Campaña- (306). Desde Morón Zamora inicia operaciones por todos esos contornos, y fue célebre a nivel nacional la Batalla de El Palito donde los oligarcas sufren una terrible derrota a manos de Zamora, el gobierno tiembla, prepara elecciones, piensa en instalar un dictador militar, entre los candidatos para esto último se baraja el nombre de Páez que está refugiado en Valencia. En El Palito Anteo rinde un homenaje a los compañeros fallecidos y en su arenga promete “estar en Caracas el 20 de febrero de 1860 para hacer la revolución, ustedes lo verán o pereceré con el pueblo” (311). Cuando Zamora ocupa la ciudad de San Felipe, después de someter a su guarnición, incorpora de los vencidos a ciento setenta hombres que se pasan a sus filas, entre ellos está José María González (a) Zamorita, mote que le habían colocado a este soldado por el gran parecido que tenía con Anteo. Ese mismo día el Jefe del Pueblo soberano asciende al peón Prudencio Vásquez nativo de Camunare a Comandante (313).

El Evangelio de la "Democracia y Federación" con el imperio de la mayoría.
En San Felipe Anteo convocó “a una asamblea abierta” y procedió a instituir una nueva entidad federal con el nombre del Estado Yaracuy -quedaba atrás la división del territorio nacional en Provincias que venía desde los tiempos coloniales y que se mantuvo después de la Guerra de Independencia-. Mediante elección directa, con participación de todos, incluyendo los hombres de tropa –obtenía el pueblo el acceso a la condición de ciudadanos-, se eligió Gobierno Revolucionario y, además, a los Jueces y miembros del Poder Municipal, esa votación directa era significativa porque materializó el derecho de ciudadanía para la mayoría. El Acta Constitutiva fue difundida por bando y acompañada con la vocería de “Viva el gobierno de la democracia y el pueblo”. Se emite, así mismo una proclama, donde el Jefe del Pueblo Soberano ofrece sacrificar su vida “si fuere necesario para restablecer la República, para plantear la libertad, para hundir a los tiranos” y recuerda a sus tropas que “Ha llegado el momento de vuestros pronunciamientos: proclamad el Evangelio de los principios políticos de la igualdad entre los venezolanos, el imperio de la mayoría, la verdadera República, la Federación. Triunfará la bandera de la Federación o me veréis sucumbir bajo las bayonetas de la tiranía” (322). Anteo en San Felipe ordena no violar por ninguna causa las opiniones políticas de los ciudadanos y sólo hacer uso de la fuerza para los que conspirasen a mano armada contra la nueva fórmula de gobierno, donde la soberanía la representa sólo el pueblo “explotado y oprimido” y no las clases dominantes, enfatizando que “nuestro ejército es el pueblo en armas” (314).

La soberanía radical  del nuevo Estado ha ser reconocida por la Sociedad de naciones.
Para mayo de 1859 Zamora está en Barinas y desde allí ordena al Jefe Civil del Cantón Nutrias elegir los Jueces y el Poder Municipal y, en otra orden envía señala que en el Alto Apure se deben activar pronunciamientos revolucionarios. Al mismo tiempo desarrollo una intensa actividad para organizar los aspectos administrativos necesarios para las rentas del estado (343). También protesto contra los Cónsules Extranjeros residentes en Puerto Nutrias por su injerencia en las cuestiones de la política nacional y, les advirtió que hacía uso de la “soberanía radical” que ha constituido el estado de Barinas, “entidad política que se ha separado del Gobierno Central para gobernarse con leyes propias mientras se reúne la Convención Popular de las Provincias Unidas de Venezuela, nuestro Estado no puede dejar de ser reconocido de la sociedad de las Naciones pues se gobierna por leyes positivas, en consecuencia deben Ustedes reconocer el estado Barinas si desean continuar en ese Puerto”. Este documento fue impreso y distribuido para que llegase a los soldados su contenido (344). Es dentro de ese marco histórico es que se concede el título de Valiente Ciudadano a Anteo el 14 de junio de 1859 en Barinas (345).

Crear una era de felicidad para el pueblo con el poder democrático y la revolución total.
El poder democrático que se va instalando en aquellas comarcas permite a Anteo aplicar las siguientes medidas: 1°) Cinco leguas de tierra a la redonda y por los cuatro puntos cardinales para uso común de cada pueblo, villa, ciudad o caserío -para frenar y hacer retroceder la geofagia de los latifundistas y prever el ensanchamiento de las poblaciones-; 2°) Eliminación del sistema de cobrar arriendo por el uso de la tierra para fines agrícolas y pecuarios -para ir liberando a los campesinos de la tiranía, expoliación y esclavización de los terratenientes-; 3°) Fijar los jornales de los peones de acuerdo con las labores -para liberarlos del pago en especies y permitirles que mediante la obtención de un pago por su trabajo en dinero pudiesen tener la oportunidad de convertirse en pequeños propietarios- y, 4°) Que los amos de los hatos empotreren diez vacas paridas, de modo permanente, en las tierras del común, para suministrar diariamente y de modo gratuito, una botella de leche a los hogares pobres -programa encaminado para derrotar a la pobreza-. En fin empezaba a buscar vías para crear “una era de felicidad para el pueblo”. La atmósfera que se respiraba en el campo era otra, y en la Provincia de Caracas tenemos una muestra de esto, allí las guerrillas campeaban, pero con motivo de celebrar el natalicio de Simón Bolívar los peones de Curiepe y Cayapa se alzaron y planificaron el asalto y ocupación de Guarenas para conmemorar esa fecha 24 de junio, alzamientos similares acontecieron en la Provincia de Carabobo y por Guárico (347).

José Desiderio Trías: el sitio de Guanare
Después de Barinas el objetivo del Estado mayor era Guanare, la estrategia de Zamora era la de aislar la ciudad, cubrir todas las salidas y luego avanzar en un círculo de fuego, esto empezó a ejecutarse en la primera semana de julio de 1859. Como previo, bajo las instrucciones de Zamora ya se habían puesto en acción otros dispositivos: los cuerpos irregulares y guerrillas de indios se desperdigaron por todas las veredas; la brigada de Emilio Navarro tomo el pueblo de Cojedes y sus caseríos; otros comandos pusieron bajo su vigilancia otros lugares; Turén fue ocupado; y el químico Juan Antonio Michelena -el de la pólvora y la fábrica de municiones- fue ascendido a Coronel y se ocupó de tomar los caminos claves, y por donde sea se instalaron campamentos estratégicamente ubicados. En otras palabras el General José Escolástico Andrade -oriundo de Los Puertos de Altagracia de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo y hombre de confianza del Mariscal de Ayacucho durante la Campaña del Sur en la Guerra de Independencia - tenía de nuevo a Anteo encima de él, pues Andrade era quien estaba de Jefe de la guarnición de Guanare; para el 7 de septiembre Andrade abandona la ciudad, pues el sitio se hacía insostenible, sus soldados desertaban a diario, escaseaba el agua y los alimentos y el hospital estaba colmado de heridos, sólo gracias a su veteranía logra forzar la salida. Y entra, entonces a la ciudad, el General José Desiderio Trías a quién Zamora encomendado el sitio de aquella población (360/362).

La Convención Popular y la Asamblea Constituyente.
Para septiembre de 1859 se reunió la Convención Popular y la Asamblea Constituyente, integrada por los Diputados de los Cantones que habían sido elegidos mediante el sistema de votación directa supervisada por el Licenciado Francisco Iriarte. A esa Convención asistió una representación del Ejército Federal de Occidente, con voz y voto. Allí se elaboró la Constitución del Estado Federal de Barinas, que entraría en vigencia después de que recibiera la correspondiente sanción popular de todos los ciudadanos (363). Mientras Anteo instituía el poder democrático en Portuguesa y Apure. Zamora era enfático en sus propósitos dejaba saber que “él no estaba haciendo la guerra por la revolución para imponer gobernantes a los pueblos, sino al contrario para que los pueblos se gobernaran por sí, pues era así como él entendía la democracia y la federación” (365).

Generalísimo Ezequiel Zamora Jefe del Pueblo Soberano.

Definición de campos: los moderados y los radicales.

El 17 de septiembre de 1859 se va a poner en evidencia la fractura de los insurgentes, Guzmán y Falcón dirigen un ejército convencional donde los soldados son la tropa que no sigue un proyecto de hacer patria para los indios y para los pobres, mientras que los efectivos de Iriarte, Napoleón, Bruzual, Echeverría, el Padre Ramírez, Echeandía, Antolino Álvarez, Natividad Pettit, Prudencio Vásquez, Juan José Moronta, García, Chaquert, Brandford, Morton, El Calvareño, El Agachado combaten por instaurar “la democracia” mediante una "revolución total". Unos son pues zamoristas y pretenden hacer la revolución y otros buscan mantener las estructuras heredadas de la colonia y apoderarse del gobierno para medrar. Zamora busca pues reunirse con Falcón para unificar las fuerzas armadas que presiden e integrar los cuerpos que combaten en Centro, Oriente y Sur a un solo brazo armado. Parte Anteo pues de Barinas para Barquisimeto a donde llega el día 17, pero no está Juan Crisóstomo Falcón, éste evade el encuentro yéndose con el grueso de sus tropas en dirección a una supuesta reconquista de Coro -que nunca intentó-. Iriarte entiende el trasfondo de esa actitud evasiva de Falcón y escribe en sus apuntes “en todo ese juego sucio andaba metida la mano del empalagoso y pérfido Guzmán y su arte de traicionar”. Zamora en Barquisimeto aprovecha insuflar los principios sociales a la tropa falconista que quedó resguardando la ciudad y de allí Anteo se va a los Llanos a combatir a los godos (371).
Guzmán prepara la entrevista inevitable entre Zamora y Falcón en la Mesa de Tabasca de Portuguesa, y en la reunión Zamora firme en sus posiciones obtiene la aprobación del plan del Ejército único y de que los planes políticos se fijen por consenso por el Estado Mayor, el precio como ya sabemos, fue el de no realizar el sitio de Guerrilandia que allanaba la vía para irse a Caracas, con las paradas explosivas en San Carlos, Valencia, La Victoria y estar allí el 20 de febrero de 1860. Guzmán también se salió con la suya, pues andaba ganando tiempo para intentar llevar a la práctica su política capituladora ante los godos y así evitar que la Guerra Federal se convirtiese en el triunfo de la Insurrección campesina. Falcón secundando a Guzmán consigue desviar la Campaña hacia Barinas, es decir, retroceder, recular, pero Zamora le compromete ante los hombres de que de allí saltarían para Caracas (374, 375).

Antonio Guzmán Blanco.

La partida está echada.
En conversaciones con Brandford el Jefe del Pueblo Soberano le indica que una vez estén en la capital de la república se implantará “el gobierno de la democracia y la federación y no habrá hambre, no habrá miseria, ni mazmorras, ni grillos para el pueblo que hizo la independencia pero el fruto fue nada más que para la oligarquía” (381). El panorama era de gran tensión, porque la acción dilatoria preconizada por Guzmán permitiría al ejército del gobierno pasar a la ofensiva, con el agravante de un gran reagrupamiento de lo más selecto de sus cuadros militares -juntando oficiales de Caracas, Aragua, Carabobo, Cumaná, Guárico, Coro, Barquisimeto, Yaracuy, Trujillo, Maracaibo y Mérida- y una gigantesca leva de nuevos reclutas (José Escolástico Andrade con motivo a estos cambios fue dado de baja por su derrota en Guanare), en otras palabras, el Ejército Federal tendría frente a sí a un ejército gubernamental con una mejor organización de sus cuadros militares y numéricamente revigorizado, pero Zamora no ceja en su empeño y frente a aquella dificultad concibe que, en vez del sitio de Guerrilandia se realizará ahora el entrampamiento de aquella inmensa fuerza enemiga en la Batalla de Santa Inés (376, 377).

El cabo Zamora es un Generalísimo.

Entre Guzmán y Falcón se obstaculizaba el comando del Estado Mayor y esto suscitó un delicado incidente entre Francisco Iriarte como Secretario General y Auditor de Guerra y el General Falcón, aquello degeneró en un fuerte altercado y en un escándalo que trascendió a la tropa que se agolpó en las ventanas de la Casa de Gobierno, en medio de aquel escándalo Zamora intervino e impuso el silencio a un Falcón sobrecogido por el enfrentamiento al cual se vio sometido por el General del Pueblo Soberano, lo cual produjo en aquellos hombres congregados en el exterior su espontánea identificación con su Cabo Zamora -como acostumbraban a referirse a su Jefe- lo cual expresaron con entusiastas vítores. Zamora con posterioridad pide su baja ante el Estado Mayor y solicita pasaporte para irse a luchar a la Nueva Granada, acción que retruca contra Falcón y Guzmán, porque los zamoristas exigen que la Presidencia de la república le sea entregada -cuando se ocupe Caracas- a Napoleón Sebastián Arteaga. Falcón y Guzmán viéndose al borde de ser defenestrados aceptan la mediación de Iriarte que pide que la única vuelta atrás quede condicionada al nombramiento de Zamora como General en Jefe de los Ejércitos Federales de la República, es decir, que se le extendiese el título de Generalísimo y que esto se publicase en el Boletín Oficial y en hojas sueltas. Todo esto lo obtuvieron los zamoristas en esa ocasión, propinando así una nueva derrota a Guzmán que estaba detrás de esta labor de zapa minando la brillante labor de los verdaderos liberales revolucionarios (377/379).

Un zamuro de prendedor.
Zamora disponía en sus manos, antes de los hechos narrados con anterioridad, correspondencia del Ejército Federal de Oriente donde se le comunicaba que se le reconocía como único Comandante General de todas las fuerzas, y se le ponía a su disposición todos sus efectivos, se le pedía, además, que no se dejase embelecar por los señoritos y patiquines caraqueños y se identificaban los orientales como liberales revolucionarios. El otro hecho era que en el Centro, Llanos Occidentales y en las comarcas del Sur del país también era reconocida la ascendencia de Anteo sobre aquellos cuerpos organizados para la guerra. Según Emilio Navarro y Prudencio Vásquez: el Cabo Zamora cuando obtuvo de Falcón, Guzmán y patiquines presentes -en esa reunión conciliatoria que propicio Iriarte- su título de Generalísimo “ofreció cuatro balazos al que incurriese en indisciplina militar, cosa que expresó mirando de frente a aquel grupo de traidores a la causa popular y autorizó, además, que cualquier hombre de tropa pusiese un zamuro de prendedor al más pintado que no acatase las órdenes militares impartidas” (379/381). La revolución estaba en marcha para hacer justicia con las promesas realizadas por los aristócratas al pueblo durante la Guerra de la Independencia, ahora se pretendía materializar esas promesas con una democracia que garantizase la tierra a los hombres y su liberación de la esclavitud que asumía bajo la República Oligarquica diferentes formas en esa inequidad extrema (382).

De "El Trapiche" a Curbatí la Batalla Matemática.

La Batalla de Santa Inés fue el siguiente paso. Del 9 de diciembre al 11 de diciembre la Batalla de Santa Inés realiza las acciones militares estelares. Éstas empezaron por “pisar el peine en El Trapiche” el cual quedaba en la jurisdicción de caserío Santa Inés, donde el Estado Mayor tenía instalado su cuartel para dirigir toda la operación, allí se dio el grueso de la actividad militar, pero no terminaba allí lo previsto, después vinieron las acciones que fueron realizadas a leguas de aquel caserío en el Bostero, La Palma, El Maporal, Torunos, Caroní, Punta Gorda, y, el sitio a la ciudad de Barinas que se prolongó durante trece días. La repercusión de tan devastadora derrota para la fuerza de los godos fue tal, que quien estaba acantonado en Guanare en vez de acudir a ayudar los sitiados en Barinas, abandona la ciudad y se dirige hacia Boconó buscando llegar a la ciudad de Trujillo donde los godos eran fuertes. El comandante que presidía esa tropa desmoralizada ya había mordido la derrota en Araure a manos “de los fascinerosos de Zamora y de su obcecado designio de igualdad absoluta” así que prefirió alejarse de aquellos lugares donde según su juicio se acuchillaban a los godos y conservadores. Las fuerzas militares, debido a ese mismo efecto, que bajaban de Mérida y Trujillo hacia los llanos a sumarse a la ofensiva gubernamental, también recularon -ante las malas noticias- a su sitio de origen. El 23 de diciembre los sitiados de Barinas optaron por la evacuación de la ciudad, en su huida del campo de batalla tomaron camino a la Sierra de los Andes, pero fueron bloqueados en las Sabanas del Corozo donde se trabó combate y Zamora ante la debilidad del poder de fuego, porque sus pertrechos habían disminuido peligrosamente en toda esta Gran Batalla, optó por incendiar la sabana lo que colocó en desventaja a los gubernamentales que reemprendieron de nuevo su estrepitosa fuga. El dominicano Marcano apareció en escena con los pertrechos que traía de la Nueva Granada y restituido el poder de fuego de los zamoristas, reinician la persecución y ya en las montañas de Curbatí interceptan por fin a los sobrevivientes donde los derrotaron fulminantemente, había culminado con esta última acción la Batalla de Santa Inés. Olegario Meneses el antiguo profesor instructor en las artes militares en Caracas está entre los prisioneros que se han capturado, y Zamora lo recibe con respeto y le consigue un caballo y salvoconducto para que pueda irse, no sin antes decirle con camaradería “Maestro, esto sí que no estaba en sus matemáticas” (401/409).

"Los oscuros" van  al presidio del islote de Bajo Seco con "los iluminados".
En Caracas el 17 de diciembre, frente a la derrota de Santa Inés, la Secretaría del Interior y Justicia solicita que se trasladen los 309 reos por conspiración y subversión detenidos en Caracas y La Guaira al islote de Bajo Seco, entre ellos iban a embarcar con destino a Punta Macoya donde fondearían el 24 de diciembre y el 25 desembarcarían en Bajo Seco en las proximidades de Maracaibo los muy nombrados José Laurencio Silva, Carlos de La Plaza –padre de Salvador de La Plaza-, Rafael Urdaneta -hijo- (dejamos a los lectores la tarea de buscar en el libro “Tiempo de Ezequiel Zamora los reveladores datos sobre el conocimiento que adquiere este protagonista de la historia en su viaje de estudios a Europa y lo que escribía acerca de esas experiencias en la correspondencia que cruzaba con sus amistades en Venezuela, es en verdad sobrecogedor por donde andaba de alto el pensamiento de aquellos venezolanos en esa época, Perro Senil (a) “El Pege” quedo abrumado con esa información sobre Rafael Urdaneta Jr.), Juan Bautista Arismendi y Andres Level, el resto eran en su mayoría de “los oscuros”, es decir, “artesanos, menestrales, gañanes y malojeros” que provenían de Yaracuy, Barquisimeto,Cumaná, Coro, Margarita, Barcelona, Guárico, Aragua, Carabobo y Caracas (411/413).

"El catire" Zamora con un sueño en mente: Una fórmula de gobierno recogida en una Constitución.
Mientras esto ocurría en las zonas controladas por el gobierno, en el espacio de Zamora ocurrían cambios, el General José Desiderio Trías es nombrado por el Generalísimo en Jefe segundo en el mando de las fuerzas de Occidente, el General Prudencio Vásquez marcha a reinstalar el poder democrático en Barquisimeto y Yaracuy, el General Martín Segovia se marcha a San Fernando de Apure para tomarla a cualquier precio, al lado de Zamora quedaron Emilio Navarro, Pedro Manuel Rojas, Pedro Aranguren y Jesús María Hernández entre otros. El 31de diciembre el Cabo Zamora emprende la marcha hacia Caracas, llegaría a Guanare y luego a San Carlos que estaba en manos de los oligarcas en poder de “un gran parque” que era apetecido por los revolucionarios puesto que podría dotar a los federales de las perentorias armas de fuego. Los revolucionarios de Oriente también iban en esa misma dirección, San Carlos, y hacia allí también se dirigían los del Centro. El proyecto que "El Catire" Zamora llevaba para esa concentración en San Carlos, era que una vez tomada la plaza se reorganizaría el Estado Mayor General con un mando único, pero respetando los Estados Mayores que se diera cada gran región, en segundo lugar, el proyecto contemplaba preparar en conjunto el sitio de Valencia y la toma de Puerto Cabello, a continuación, emprender la marcha triunfal por Güigüe, Villa de Cura, La Victoria y entrar a la capital el 20 de febrero de 1860 - fecha aniversario del levantamiento de Coro presidido por el sabio y revolucionario Melitón Toledo y por hombres como Emilio Navarro-, y lo más importante, organizar en Caracas una Asamblea Nacional Constituyente que “estableciera la fórmula de gobierno por la cual han combatido los pueblos”, y después de ese enorme salto, la realización de elecciones populares en todo el país. Era dado por un hecho que entre los acontecimientos que sacudirían aquella ciudad estaría la noticia de la liberación de los prisioneros de Bajo Seco y la exaltación de Napoleón Sebastián Arteaga al cargo de Presidente Provisional de la República Revolucionaria (415/417).

El diálogo etereo entre Francisco Inciarte y Ezequiel Zamora.
No queda duda que el balazo que mató el 10 de enero de 1860 al Cabo Zamora en San Carlos fue por haber tomado esa decisión de establecer una fórmula de gobierno que reivindicara las seculares luchas de las masas oscuras, para dar comienzo a una era de felicidad para el pueblo. Ese nefasto día Anteo ya había recibido de parte de los sitiados una oferta de rendición condicionada a un acuerdo capitular. Se había cumplido exactamente un mes del punto cénit de la Batalla de Santa Inés, y Zamora entra a San Carlos que ya estaba controlada por su gente hasta las cercanías de la Plaza Mayor, su posición es la de la rendición “sin discreción y sin condiciones”, en aquella toma se realizaban en ese momento la captura de casa por casa, calle por calle y la construcción de trincheras, Zamora inspeccionando todo llegó a cien metros de la Iglesia de San Juan -narra Emilio Navarro- y estando por esos terrenos recibió el balazo que dio fin a su vida, a quien narra estos acontecimientos le tocó presenciar después el cadáver y escribe que este cuerpo es “del mejor amigo del pueblo… con este cadáver terminaron sus bellas esperanzas, su más seguro porvenir”. Emilio Navarro señala que cuando el catire Zamora salió a revisar las operaciones militares le dijo a los presentes lo que serían unas palabras premonitorias, se le oyó claro decir “Ya vengo…”. Y cuando el Licenciado Francisco José Iriarte –abogado, médico e ideólogo de la revolución- recibió la noticia de ese abominable asesinato a su vez escribió “¿Hasta cuándo? No lo sabemos. Hasta que de la miseria de los miserables renazca el símbolo de Ezequiel” (421, 480).

CON ESTE ARTÍCULO SE DA POR TERMINADA LA RESEÑA COMENTADA DEL LIBRO, DEL PREMIO NACIONAL DE HISTORIA Federico Brito Figueroa, “Tiempo de Ezequiel Zamora”.

CON EL CUAL SE REMEMORA LA INSURRECCIÓN CAMPESINA QUE SE INICIÓ UN

1° de Septiembre del Año 1846.

EPÍLOGO

Emilio Navarro y Francisco Iriarte se encargaron de interpretar y sintetizar lo que ocurrió de allí en adelante, coincidieron ambos, que ese hecho del 10 de enero de 1860 dio comienzo a la traición de la revolución, mediante la cual fue burlada la Insurrección campesina y de los desheredados urbanos. La derrota de la insurgencia comienza según estos preclaros participantes con la Batalla de Cople, en la que las tropas dirigidas por Falcón son despedazadas, tal vez esto ocurrió adrede para debilitar la revolución que se escapaba del control de los aristócratas. Así vino por ese canalde trtaición el 10 de enero de 1860, sobre el cual el General Jesús María Hernández, leal y eficaz oficial zamorista, en su correspondencia personal señala a los asesinos del Jefe del Pueblo Soberano, escribe “El General Zamora fue muerto en una conferencia secreta para la que fue llamado por Falcón… Morón le dio un balazo de acuerdo con ellos”. El Sargento Morón lo efectuó con el rifle de Falcón, era el espaldero de Juan Crisóstomo. Los conjurados mantuvieron en secreto la muerte que ocurrió dentro de una casa y, Guzmán Blanco amenazó con quitar la vida a quien divulgase la noticia. El rifle involucrado en el asesinato fue encontrado en la parte exterior de la vivienda, en una cepa de cambur, donde es posible se habubiese escondido el victimario, aquel escondrijo quedaba cerca de la tapia de fondo en la que se había hecho un hueco para que Zamora divisase desde allí al centro del poblado que faltaba por ocupar. La bala entró por debajo del ojo de Anteo, a quienes los traidores entregaban al verdugo como entregaron a Saint-Just los thermidorianos en París en la Revolución Francesa a quien manipulaba la guillotina. Anteo fue alzado del suelo por las fuerzas astutas y ricas de las clases dominantes en esas horas de ignominia que fueron un puntillazo para la bestia popular que bufó con furia por el territorio nacional embistiendo a los que de siempre lo han humillado y menospreciado (421/423).

General Antonio Guzmán Blanco.
Desde julio de 1859 Falcón estaba desesperado por aquella revolución total en marcha y propuso al Presidente Julián Castro llegar a “un acuerdo de pacificación del país, perdón y olvido del pasado” (443). En Caracas la noticia de la muerte de Zamora hizo cambiar de planes a los notables, éstos pensaban irse a las Antillas y a los Estados Unidos, entonces con aquel suceso del 10 de enero, recogieron nuevos bríos y reunieron presurosos una fabulosa cifra de dinero en calidad de empréstito para contra atacar a los insurgentes. El 1° de febrero León Febres Cordero fue designado General en Jefe de los Ejércitos y el nombre de Páez retumbaba para iniciar una Dictadura Militar, León era apoyado por la gran Bretaña y Páez por los norteamericanos en ese plan de rescate nacional. El Presidente en ese momento crucial era Manuel Felipe de Tovar. Mientras tanto  Falcón mueve con lentitud las tropas y “duda” si marchar hacia Valencia o el Guárico, estando en ese dilema, llega el refuerzo de Oriente a unir sus fuerzas con Zamora y lo que consiguen es la noticia fatal de la desaparición del adalid de la causa radical, no teniendo otra opción suman sus fuerzas al inconstante de Falcón para dar la batalla a los centralistas. La plaza de Valencia en ese interregno se hace cada vez más fuerte y los godos se entusiasman. Falcón escoge el campo de batalla, la Laguna de Coplé, la cual ofrece ventajas militares evidentes a León. Tras la dolorosa derrota que allí sufrió el pueblo en armas, donde se perdieron 5.000 soldados, Falcón pasa el mando a un tal Diaz y propone la disolución del Ejército Federal. Y las fuerzas de Oriente regresaron a su gran región en los Llanos de Barcelona; los oficiales zamoristas Emilio Navarro, Pedro Aranguren, Benito Urdaneta, Jesús María Hernández y Prudencio Vásquez deciden regresar a los llanos de Barinas; y el General Antonio Valero que presidía el Ejército del Centro y que estaba en San Carlos decide irse a la Nueva Granada donde se uniría al general Mosquera que también combate a los godos. La insurrección campesina regresaba a la guerra de guerrillas después del inmenso triunfo del gobierno en Coplé, aquella batalla era el Santa Inés de los ricos. La insurrección campesina de aquellos nefastos acontecimientos se mantuvo hasta el 20 de noviembre de 1863, célebres batallas dará durante esos años bajo Generales como Prudencio Vásquez, Pedro Aranguren, Jesús María Hernández, Pedro Manuel Rojas y Juan Sotillo, pero sus esfuerzos no podían ir lejos, porque a pesar de haber reunido fuerzas numéricas impresionantes durante esos años tendrían que combatir con una “guerra de cuchillo”, pues los financistas patiquines y señoritos que antes les habían acompañado haciendo negocios en la guerra ahora les habían retirado el apoyo financiero. En los intermedios de este teatro de escenas, la orden de capturar a Falcón por traición no tardó en aparecer -la emite Francisco Inciarte- y éste huye hacia las Antillas, hacia allí también va corriendo Guzmán Blanco. Estos cobardes se mantuvieron en la cúspide antigubernamental, puesto que en las Antillas, mediante sus contactos, consiguieron armamento de la burguesía francesa -involucrada en los asuntos nacionales desde los Monagas a través de Napoleón III-, y esas armas las destinan a los liberales moderados que quedaron dando frente a la pelea convencional en Venezuela.

General Juan Crisóstomo Falcón.
En septiembre de 1861, se su8ma un nuevo suceso, sobreviene al fin el golpe cuartelario que condujo a la anhelada Dictadura Militar de José Antonio Páez, se cumplía el sueño de los ultramontanos, en ese golpe la injerencia inglesa y alemana estuvo presente, pues esta guerra se desató dentro de un marco internacional muy activo que movía sus piezas de ajedrez en el Caribe y todo el continente americano. Pero los revolucionarios europeos y caribeños también se movilizaron hacia estas costas americano caribeñas para presentar frente contra sus tiranos también en estas tierras, ello explica la presencia de Gaspers, Brandford, Avril, Morton, Cerreau y el dominicano Martín Marcano al lado del Cabo Zamora -este trato de “Cabo” se le daban los soldados a los grandes generales que gozaban de su particular estima-.

Es dentro de esa Gran Partida Internacional que se da el vergonzoso e infame hecho del 22 de noviembre de 1861, ese día la élite caraqueña a través de sus principales voceros pidieron “la intervención de las naciones civilizadas de Europa de manera directa, para que den fin a esta guerra social en este territorio, donde la Gran Bretaña puede obtener más riquezas que en la misma India” y añadían que, ellos como hombres pensadores les ofrecen a cambio de ese apoyo contra “el desenfreno de las masas” en posesión “el territorio de La Guayana un país más extenso que la Francia, un vasto territorio que está llamado a tener una gran importancia en la América del Sur” y pasaban a enumerar de manera muy ilustrada y culta todos sus recursos y las inmensas ventajas geopolíticas que otorgaba en este continente, para quienes lo ocupen, desde donde podrán realizar “su intervención tutelar en estas naciones”. En medio de estas nauseabundas políticas preconizadas por estos tenderos, se fue abriendo paso la obtención de préstamos extranjeros, de los que Guzmán Blanco y otros prohombres de la oligarquía empezaron a obtener significativas comisiones. Es por esa vía mercantil que la Guerra Federal avanza a trompicones hacia el Tratado de Coche, en la Hacienda de Coche se reúnen los representantes de los liberales con el Dictador Páez y, allí se tranzan los godos y los liberales para formar gobierno. Páez y Falcón logran un acuerdo puesto que los dos bandos presentían que había llegado la hora de obtener ganancias con la paz , fue así como el grueso de los préstamos conseguidos en el exterior pasaron -después de este pacto entre los de arriba- a resarcir de manera espléndida a los ricos por sus valientes esfuerzos durante aquellos largos años por mantener sus intereses en alto a costa de la miseria de muchos (443/452, 457, 461, 463, 466/468). Con Coche se cierra esta historia de la Insurrección campesina de Venezuela que se desarrolla en dos actos.

Agonía de Antonio Guzmán Blanco en París el año de 1899.

Incomodísimo.com opina que de esa Insurrección campesina nos quedo a todos los venezolanos un objetivo histórico, la erección de una democracia sin pobres -es la unica realidad reconocible como democracia-, y una finalidad irrenunciable, dar comienzo a una era de felicidad para el pueblo -es la concreción real de una revolución total-.

DESCRIPCIÓN FÍSICA DEL PERSONAJE

El secretario que suscribe, certifica que los signos fisonómicos de Ezequiel Zamora, que ha podido adquirir de personas que le conocían muy bien, son del siguiente tenor: Pelo rubio pasudo y bastante poblado, color blanco y algo catire, frente pequeña, ojos azules y hundidos, nariz larga y perfilada, boca pequeña y algo sumida, labios delgados, barba roja, y escasa, estaturá regular, cuerpo delgado, muy junto de muslos, y piernas manetas. Tiene las manos largas, descarnadas y cubiertas por un velloaspero; los pies son también largos y flacos; es de un andar resuelto y tendrá como treinta años de edad (212).
(Orden de captura expedida en San Luis de Cura, en noviembre 24 de 1847).


Anteo conduciendo a Dante Alighieri y Beatriz por el Empíreo.

GLOSARIO
Empíreo: El más alto de los cielos.

Fe de erratas: En el Artículo III de "Los Turbulentos" Debe aparecer como una sección "d":
d- "Entre luciérnagas y oscuros en Guerrilandia"

Anteo III Los turbulentos

10:28 Posted by Perro Senil.

Revisión de Anteo III: De orden literario y de diagramación, correspondiente al 22 de septiembre de 2010 (Versión definitiva).

a. Los turbulentos y su 27-F

La insurrección campesina tuvo dos episodios, el primero ocurre entre 1846 y 1847 -que ya hemos esbozado con somera profundización en algunos de sus aspectos en Anteo I y II-, la segunda etapa de la insurrección, será más prolongada y más feroz, ésta se inicia el 20 de febrero de 1859 y culmina el 20 de noviembre de 1863 (Brito, 2006: 455).

Pero ¿Quién bautizó a los protagonistas de las fuerzas insurrectas del año 1859 como “los turbulentos”? Se sabe que cuando este personaje distinguido se percató de que ese movimiento armado se convertiría en una revolución inevitable, entonces, así los calificó y, que casi exactamente un mes después se cumplía su fatal pronóstico, pero ¡Quién fue? ¿Y qué evento histórico de gran contenido simbólico ocurre ese año de 1859 un 27 de febrero (27 F) que venía estremecido pór esas impetuosas turbulencias sociales?

Es justo aclarar que esta segunda insurgencia empezó antes de que Zamora reingresara al país, fecha ésta (22 de febrero) con la cual la historiografía tradicional conecta el inicio de aquella insurrección, cuando los hechos -por lo contrario- indican que esa gesta popular empezó a tomar fuerte tensión desde el mismo momento en que Zamora fue expulsado del país:

puesto que ese 7 de junio de 1858 en que se decreta la expulsión del territorio nacional a Ezequiel Zamora hubo agitación en Carúpano y, la situación volvió a los cauces de la desobediencia civil en los Valles de Aragua, donde con excepción de los centros urbanos, todos los campos estaban prácticamente en manos de los sediciosos que se negaban aceptar órdenes del gobierno y reclamaban la presencia de su Jefe Zamora. En la Sierra de Carabobo se rebelaron a principios de julio de 1858. El 14 de julio de 1858 en los Llanos de Portuguesa se levantaron las banderas de la insurrección. Y la facción de los indios de Guanarito –briosa y célebre- reapareció, fortalecida con la incorporación de grupos armados provenientes de Barinas y Cojedes al grito de ¡Todos somos iguales! ¡Abajo los godos! ¡Hagamos Patria para los indios! Los indígenas estaban en especial, entusiasmados, con la idea del reparto de los resguardos de tierra” (id. 286, 284)

Para ese entonces, pues:

“La insurrección campesina sin responder todavía a un plan estratégico único, tiende a generalizarse. [Y las autoridades indicaban que] En los Llanos occidentales es evidente el incremento de los guerrilleros comandados por quienes no desmayan en sus propósitos malignos de hacer las tierras comunes a punta de lanza” (id. 284). Cerca de El Carrao, en julio de 1858, las fuerzas insurgentes derrotaron las fuerzas del Gobierno, el Jefe político del Cantón huyo con los oficiales sobrevivientes y los soldados que no se unieron a los rebeldes. Para combatir a los insurrectos fueron trasladados contingentes militares de San Carlos, Guanare, Barquisimeto y Barinas, y esa fuerza militar fue derrotada el 11, 15 y 29 de diciembre (id. 284, 285).

Así pues, cuando:

“Eran los primeros días de 1859. La insurrección extendía sus raíces en todas direcciones. Sobre el Apure, sobre el Acarigua, en la Selva del Turén, la insurrección se extiende como lengua de fuego por toda la extensión de la República en los Valles Centrales, Llanos Centrales y Orientales; en la Sierra de Carabobo y en los Valles de Aragua, en Barcelona (id. 285).

Es entonces que:

"El propio Presidente de la República, Julian Castro, considera la revolución inevitable y así lo informa a un íntimo, le dice “se excita a la rebelión con el mayor descaro, lo cual significa que hay un plan preparado y combinado y de cuyo éxito no desconfían los turbulentos (id. 285" 
La fecha en la cual Castro confía -esa fina percepción de la situación política que se vive en el país- a su amigo mediante una carta fue el 22 de enero de 1859 y, casi exactamente un mes después, es decir, el 20 de febrero fue asaltado el cuartel de la ciudad de Coro con la participación de civiles y militares, y para el

27 de febrero (27 F)

en la plaza mayor de esa ciudad en nombre de la revolución del pueblo el sabio José Melitón Toledo y el Jefe Ezequiel Zamora hacen un acto público y luego proceden a tomar posesión de la Casa de Gobierno. Se cumplía con exactitud lo que Julian Castro vaticinó con fino olfato histórico cuando dijo que los turbulentos harían una revolución, empezaba la Guerra Federal, la cual estaba dentro de las entrañas de una Insurrección campesina como nunca había existido en Venezuela.

Interesa pues establecer

¿Quiénes eran «los turbulentos» no sólo del año 1859 hasta el 1863, sino rescatar además para la memoria histórica incluso a quienes iniciaron aquella guerra social por allá en 1846 y 1847?, porque los protagonistas de esas dos insurrecciones populares pretendieron conquistar lo que el Estado post independentista se negaba a concederles, como era el derecho de ciudadanía; la plena condición de hombres y mujeres sin sujeción a la esclavitud, a la servidumbre o a la tiranía (desprecio, humillación y expolio); la entrega de tierras a quienes combatieron en aquella contienda prometida por El Libertador; y el apoyo para convertirse en seres humanos instruidos, cultos y productivos (como lo prevé el excéntrico Simón Rodríguez). Lo importante de este asunto  es que lo que esos combatientes se proponían realizar (y era posible dentro del marco liberal burgues que en ese momento era favorable para las realizaciones históricas en el mundo de ese entonces)era una sociedad de iguales, no sólo ante la ley, sino algo más importante, una igualdad en cuanto al modelo de vida republicana, en donde se incorporase a los trabajadores a la patria dotándolos con los recursos que ésta dispone para todos, lo cual hubiera significado para Venezuela una evolución muy distinta a la que devino, proceso histórico que desgraciadamente tomó la vía hacia una polarización de la sociedad abyecta (como lo  denunció un Ministro Hacienda de ese entonces), polarización que impidió -como es lógico e inteligente suponer- el desarrollo del potencial del pueblo que sólo se alcanza cuando la democracia se profundiza y, con ello se logra la anhelada  erección de una comunidad nacional cohesionada, la cual posibilita alcanzar las grandes metas históricas probables para época, lugar y condiciones objetivas y subjetivas de ese determinado estadio de desarrollo histórico social.

La cinematografía ha llevado a la pantalla esa gesta de los turbulentos.
Los turbulentos que protagonizaron esa gesta histórica van desde aquellos personajes que una corriente historiográfica ya de vieja data en Venezuela descalifica con el término despreciativo de “oscuros” hasta aquellos protagonistas que por oposición semántica y conceptual son calificados casi por consenso de todos los historiadores como los “iluminados”. Sobre ellos trataremos en las siguientes secciones, empezando por un peón, un oscuro, llamado José Bernardo Masabé.

b- "Mucho conozco a José Bernardo"

Este primer personaje que se pretende registrar para la memoria colectiva de quienes habitan el territorio venezolano es uno de los maltratados por una corriente de la historiografía venezolana de vieja data que, por tradición y malas costumbres descalifican como “oscuros”. Brito Figueroa sigue la huella de José Bernardo Masabé desde el momento en que se crea la Sociedad Liberal de Villa de Cura. Dice este historiador que centenares de peones se concentraron en el Cantón ese día, e indica que para aquellos peones lo que se entendía por “liberal” era algo muy distinto a lo que concebían los liberales citadinos, en especial, de los que escribían en su órgano de prensa denominado El Venezolano. Los peones traducían lo “liberal” como la realización del ideal de la comunidad de las tierras, la existencia de hombres libres, la elección política de representantes genuinamente populares, la aplicación del principio alternativo, el horror a la oligarquía, la liquidación del latifundio, la abolición de la esclavitud, la edificación de una república democrática, el repudio a la opresión y sojuzgamiento, y otras reivindicaciones fundamentales propias de una sociedad justa e igualitaria. La Sociedad Liberal de Villa de cura se extendió con esa interpretación del liberalismo por todos los caseríos y vecindarios del Cantón y en esas labores se destacó como excelente activista el peón José Bernardo Masabé. Sus integrantes hacían dentro de un radio de acción la propaganda democrática, hacían asambleas políticas, donde se hablaba de luchar por la tierra, y hacían chistes, ironías y corríos para zaherir y ridiculizar a los godos, se quemaban ejemplares de la Ley de Hurtos donde se contemplaba el castigo por azotes del condenado por la ley por atentar contra la propiedad privada (id. 57/59). Pero sus integrantes también estuvieron dispuestos a tomar las armas para luchar por esas legítimas metas y, cuando Francisco José Rangel les convoca a unir sus fuerzas y crear el Ejército del Pueblo, hecho que se suscita el año de 1846, Masabé ya destaca entre los insurgentes y ocupa al lado de Rangél y de Ezequiel Zamora un alto cargo en aquella institución militar que se funda para alcanzar lo que el Estado se empecinaba en negarles, ejerciendo Masabé en esa organización militar la responsabilidad de Secretario del Despacho del Estado Mayor (id. 124). Cuando aquel ejército se reorganiza después de la ocupación de San Francisco de Tiznados Masabé ya figura en los documentos que emite ese cuerpo castrense como Comandante del Estado Mayor. El Ejército del Pueblo realiza operaciones guerrilleras y combates convencionales, los cuales se reseñarán al final de este escrito para dar una idea por lo que pasó el peón Masabé como líder de tropa, pero por el momento nos interesa registrar la batalla de Laguna de Piedra, porque en ella el Ejército del Pueblo es destrozado por las fuerzas gubernamentales, cosa que ocurre el 29 de septiembre de 1846, y a duras penas escapan sus principales, quienes se concentran en Cerro Azul, donde en la choza de un campesino empiezan de inmediato a planificar la reconstrucción de su cuerpo armado, entre quienes asumen esa tarea esta José Bernardo Masabé como nos lo confirma Federico Brito Figueroa. Otra batalla obligada para hacer el recuento de la participación del peón Masabé es la de Pagüito, allí estuvo este Comandante-Secretario del Estado Mayor, y en ella los daños causados sobre las tropas del gobierno fueron tremendas, pero la superioridad numérica del ejército gubernamental y el quedarse los revolucionarios sin cartuchos decidió la suerte de las armas en su contra. Los insurgentes tuvieron que recurrir en última instancia a una carga con lanzas y a calar sus bayonetas, y tras esa carga suicida y sangrienta han de intentar salir del terreno y procurar internarse en la montaña donde debían concentrarse de nuevo, es en este último episodio donde Federico Brito Figueroa pierde la pista de José Bernardo Masabé. Lo único que se sabe de ese último suceso es que Zamora que estaba enfermo desde antes del combate se agravó después de su huida exitosa y, en ese estado, dio la orden a su gente de regresar a los sitios de origen para traer nuevos soldados y fijó el sitio de reencuentro mientras él intentaba restablecerse (id. 147, 148) -a Zamora las fuerzas enemigas le reportaron como muerto en la acción-. Se puede conjeturar que, el Comandante y Secretario José Bernardo Masabé puede haber perecido en la batalla del Pagüito o que fue uno de los que regresó a su sitio de origen para cumplir con la misión que le encomendaba su Jefe Zamora, su final está pues impregnado de total incertidumbre. Pero aún queda otro dato sobre Masabé en la obra de Federico Brito Figueroa, relata el historiador que Zamora fue detenido, preso y enjuiciado, y cuando es interrogado por el fiscal, se vuelve a tener una referencia de este célebre peón, pero no una nueva noticia. El Fiscal pregunta a Zamora: F: ¿Conoce usted a José Bernardo Masabé?

Contesta Zamora (Z): Mucho le conozco, mucho conozco a José Bernardo.

F: ¿Le nombró usted de Secretario? Z: Sí, señor. F: ¿Desde cuándo no ve usted al citado Masabé? Z: No tengo presente el día que se separó de mi (id. 178).

Este último dato como es notorio no nos aclara cual fue el destino del peón Masabé, lo que si queda entendido es que Zamora no iba a revelar si Masabé estaba en cumplimiento de una misión porque esto era entregar información vital para la guerra al enemigo y, tampoco iba a informar si estaba con vida pues esto sería equivalente a una flagrante traición a un miembro del Estado Mayor, pero también se puede suponer de su declaración algo muy simple y creíble, que realmente Zamora no sabía nada acerca de la suerte que había corrido su cercano y estrecho colaborador. Lo que si queda registrado para la historia es que Ezequiel Zamora  muestra su alta estima hacia este Comandante, Secretario y Amigo cuando en su declaración indagatoria enfatiza:

“mucho conozco a José Bernardo”.

Esa expresión sólo  se utiliza cuando se ha podido penetrar en el alma de alguien que es muy cercano y al cual se le tiene en gran afecto. Si bien no sabemos cómo desapareció del escenario histórico de la insurrección campesina este célebre peón, lo cierto es que este miembro de «los turbulentos» acompañó la primera etapa de aquella gesta popular desde el 1° de septiembre del año 1846 hasta su final en la acción del Pagüito del 1° de marzo de 1847 al Ejército del Pueblo, lo que indica que debió participar de modo directo o indirecto en las acciones de toda esta primera etapa de esa memorable insurgencia post independentista o guerra popular, acciones que incomodísimo.com presenta resumida en la siguiente crónica extraida del libro "Tiempo de Ezequiel Zamora":

lo primero que hicieron los insurrectos fue el asalto a Villa de Cura donde fueron rechazados, después estando en Magdaleno fueron atacados y derrotados por las tropás del gobierno, para el 25 de septiembre ya habían ocupado a San Francisco de Tiznados donde se reorganiza el Ejército del Pueblo y para el día siguiente ocupan el pueblo de San José y continúan su marcha a Laguna de Piedra donde les infligieron una derrota estrepitosa por lo cual queda casi totalmente destruido el 29 de septiembre aquel ejército campesino. En octubre en Cerro Azul empieza la reconstrucción del Ejercito del Pueblo, de allí salen hacia Manaure y Guambra y, finalmente se instala el cuartel general en el sitio denominado La Tormenta y, estando allí para el 21 de octubre ya ha reunido un mil trescientos efectivos, es decir, ya disponía de un nuevo ejercito la insurrección campesina conformado por infantería, caballería, guerrillas o “cuerpos volantes” e información, además, de los cooperadores. Para ese entonces, el Estado Mayor del ejército gubernamental llama a las filas a la mayoría de los oficiales veteranos de la guerra de independencia y ordena el reclutamiento de diez mil hombres. Las fuerzas del gobierno a continuación encomiendan a Cisneros atacar en La Tormenta y son destruidas sus columnas. Ante esa debacle el Estado Mayor del ejército oficial incrementa sus fuerzas ocupando todo el territorio donde empezó la insurrección, la idea era impedir la afluencia de campesinos a las filas de Zamora, Rangel y Masabé. Y como el campo de operaciones era el territorio de lo que hoy son los Estados Guárico, Aragua, Barinas, Portuguesa, Cojedes y parte de Apure, Anzoátegui y Monagas, y en el resto del país comenzaba a agitarse los partidarios de los insurrectos, entonces las fuerzas armadas defensoras del gobierno trazaron un cerco para aislar las fuerzas insurrectas e irlas aniquilando. Mientras tanto, a pesar del bloqueo, el Ejercito del Pueblo ha logrado elevar sus efectivos a 1500 combatientes, y su Estado Mayor resuelve utilizar todos sus "cuerpos volantes" en una intensa operación para desplazar a las fuerzas del gobierno hacia ciertos terrenos, mientras el grueso de las tropas de los insurgentes rompían el cerco aprovechando esa nueva posición de los contendientes en el campo de operaciones, la idea que les alentaba era dirigirse a los Cantones urbanos, operación que Federico Brito Figueroa indica de modo expreso que Zamora explica el plan a Masabé. Gracias a la eficacia de esta contraofensiva el Ejercito del Pueblo logra desplazarse hasta el pueblo a Villa de Cura y allí destruye las fuerzas enemigas, en la acción de Los Bagres, el 28 de noviembre triunfan de nuevo, a la semana siguiente propinan a sus enemigos otra derrota en Güigüe, y el 12 de febrero de 1847 asaltan la guarnición del Pao de San Juan, el 17 del mismo derrotan al Capitán Julián Castro y el 24 vencen en La Culebra. El Ejército del Pueblo se agiganta con esas victorias seguidas y poderosas. Lo que obliga al Estado Mayor del Ejército gubernamental a reconsiderar a los alzados como una fuerza verdaderamente militar, y toman conciencia de que lo que se avecinaba era el avance sobre los Cantones urbanos y luego aquellos saltarían sobre Caracas. Y estaban en lo cierto, la vanguardia de aquel ejército en los últimos días de febrero de 1847 se dirigía hacia el centro de la república y, van ocupando una tras otra las poblaciones hasta dominar el camino crucial de los Valles de Aragua, con la intención de apoderarse del parque de la guarnición de Maracay y capturar a Páez "El Centauro", acción con la cual se convertirían en una fuerza invencible por el poder de fuego que adquirirían, pero la operación sobre Maracay fracasa por un acto de indisciplina de un alto miembro del Estado Mayor. Mientras tanto el Ejército Oficial está en una apresurada reorganización de sus fuerzas de un modo total, y a partir de esa nueva estructura se intensifica su movilización. El Ejército del Pueblo, sin embargo, derrota a sus adversarios en veinte acciones guerrilleras y en la extraordinaria Batalla de Cataure. El Capitán de Ingenieros del Ejército Oficial, Olegario Meneses, con respecto a estos últimos acontecimientos, comenta que Zamora juega con sus fuerzas como con peones en un tablero de ajedrez y salta sobre sus adversarios con la salida del caballo, este comentario es significativo pues quien lo hace fue instructor militar de Zamora en Caracas -bajo el gobierno de Monagas- y lo consideró, en ese entonces, como un estudiante brillante. Otro comentario pertinente sobre la calidad que había alcanzado esa fuerza armada bajo la comandancia de Zamora, Rangel y Masabé la emite Cisneros, a quien Páez había comisionado para derrotar a Zamora -puesto que otros generales tenían por misión derrotar a otras columnas enemigas-. En su testimonio Cisneros dice que Zamora tiene un pacto con el diablo, pues este desaparece y sale por donde uno no lo espera -y añadió-, es inútil también derrotará a Páez. Después de la Batalla Cataure el Estado Mayor de la insurgencia prepara a su gente para un encuentro definitivo, pero Zamora enferma y, para el colmo de males es sorprendido con un pequeño contingente de su columna el 1° de marzo de 1847. Zamora en aquella posición donde estaba tiene a su mando sólo trescientos soldados y quienes le sorprenden cuentan con mil ochocientos efectivos, los insurgentes no rehúyen el combate y cargan contra el enemigo ocasionándoles en el curso de las acciones novecientas bajas, entre muertos y heridos, y Zamora queda después de esta gesta heroica con una fuerza disminuida a cien hombres, además, ha consumido todos sus pertrechos de alto poder y se queda sin cartuchos, ante esa situación recurre entonces con una carga suicida y desesperada con lanzas y bayonetas en una última sangrienta embestida, donde las fuerzas gubernamentales maltrechas y desbandadas quedan, sin embargo, ocupando el campo y donde a los insurrectos no les queda otra salida que intentar alcanzar las montañas de Cataure, donde se reunirán los sobrevivientes. La enfermedad de Zamora se agrava y disuelve los restos de su menguada tropa y oficialidad, con la encomienda de reclutar nuevas fuerzas en sus sitios de origen y de volverse a concentrar en El Pao. Pero sobreviene la muerte de Francisco José Rangel, es probable que José Bernardo Masabé también falleció (en la lista de los comandantes que participaron en esa batalla está el nombre de José Basrnardo Masabé) y se produce la captura de Ezequiel Zamora con lo cual se desestructura el Ejército del Pueblo al perder su Estado Mayor y la insurrección campesina declina en organización pero no desaparece (id. 118/151).

Tal fue la epopeya que encabezó este “oscuro” peón miembro del panteón de «los turbulentos» en esa primera etapa histórica de la gran insurrección campesina. Guerra que el historiador Federico Brito Figueroa califica como Guerra popular o Guerra social, a la cual nuestro sistema de enseñanza no destaca como si lo hace, poer lo contraerio, con la Guerra de independencia, ¿será que para ser significativa una epopeya de tienen que figurar «los iluminados» para ser reconocida por la gente distinguida como un episodio histórico? Para incomodísimo.com lo que cuenta es el profundo sentido humano que hayan impreso a los hechos los protagonistas y/o actores sociales a aquellos acontecimientos, además, al peón José Bernardo Masabé no lo catalogamos como un "oscuro" sino que lo visualizamos en la inmensa sabana llanera como una de esa miríada de luciérnagas que hacen hermosas esas oscuras noches estremecedoras de esas tierras infinitas.


NOTA:

Pues bien, incomodísimo.com, en la próxima entrega sobre «los turbulentos» colocará a uno o unos de «los iluminados», para que no nos acusen de prosaicos y, además, de afectos a los rústicos -cosa que más bien nos halaga puesto que nos reconocemos como demócratas genuinos al considerar que esa gente humilde y luchadora en mucho nos supera a los académicos e intelectuales-. Pero lo cierto es que "il illuminati", de hecho, fueron atraídos a los montes venezolanos por

esas mesnadas de "luciernagas"



 que son nuestros brillantes campesinos

que, por su coraje y objetivos de lucha, les atraían irresistiblemente, pues sus mentes estaban capturadas por los sueños que provocaba la revolución del pensamiento en aquel extraordinario contexto histórico mundial de cambios que ellos estaban viviendo como una intensa aventura (este aserto se demostrará en estos artículos), pues en aquella época  los actores sociales involucrados en aquellas profundas transformaciones sociales y económicas, se daban cuenta que las ideas apuntaban en diferentes direcciones (en sus estados de lúcida conciencia social y política), todas, magníficas (!!!) -menos por supuesto las retrógradas- y una buena parte de ellas felizmente eran históricamente realizables. De ese proyecto visionario cuajado por decantación en aquel proceso se tratará en esta síntesis, pues lo que se pretendió  construir fue tal vez tan grande y tan extraordinario que hubiese sido  el complemento perfecto para lo que imaginó El Libertador.

Lamentablemente, para la tragedia de Venezuela, el cambio que se operó en esta república fue el peor y, sobrecogedoramente ese modelo pésimo y retrógrado es abordado por consenso por nuestra señera intelectualidad como "aceptable" ¡que falta de formación histórica padecemos! 

En nuestra torpe y poco experimentada opinión, los "oscuros" tuvieron en aquellos años, ya lejanos, más visión que estos elogiados escritores de esta última década en nuestra historiografía nacional, quienes se esfuerzan por hacernos comprensible y aceptable nuestra vergüenza, después que sus neuronales y abisales estudios pretenden que han logrado sondear las profundidades ocultas de la identidad de quienes han habitado este territorio por varias generaciones.

José Bernardo Masabé debe ser pues recordado como
una "luciérnaga"
 de la hermosa y brillante historia humana latino americano caribeña.


GLOSARIO

Hombres oscuros: Así se trata a los integrantes de las masas que luchan en los procesos históricos, se les considera malhechores y vagos y, sólo son conuqueros, añileros y tabaqueros (268) como se puede leer en un manuscrito donde se registra las actividades de los “Facciosos de los indios Guanarito” que está en el repositorio documental del Archivo de la Fundación Boulton. Un extraordinario historiador venezolano, José Gil Fortoul, utiliza el término en su fabulosa obra “Historia Constitucional de Venezuela -uno de los trabajos que nadie debe dejar de leer en su vida-, para asociarlo (citado por Brito: 469) a la plebe inculta, analfabeta, simples peones, manumisos, esclavos poseedores de “almas oscuras”. Incomodísimo.com es de la posición que en efecto, algunos de los personajes tuvieron "almas oscuras" y coloca en la última sección de lo que será el  Artículo III una de ellas para que nuestros lectores conozcan la biografía de ese personaje que respondía al nombre de Martín Espinoza, pero es una total mala intención tratar de "oscuros" a toda aquel que ejerce un humilde oficio y sea analfabeto, porque entre ellos hay mas cultos que en "il illuminati" A continuación se narrará la vida de dos personajes de los iluminadosque respondían al nombre de Napoleón y que actuaron en esta Guerra campesina como el Bonaparte de la Revolución Francesa.
  
c- El Napoleón tricéfalo a galope con los hombres luciérnagas

A la insurrección campesina venezolana se sumaron tres Napoleón, uno de ellos iba en la mente de un grupo de élite que, como ideólogos y combatientes se pusieron al frente y en primera línea de los acontecimientos, este primero era el propio Napoleón Bonaparte quien fue colocado en la cabeza de Zamora por su cuñado Juan de Gaspers, quien le cuenta que este protagonista de la Historia de Europa consagró jurídicamente el derecho de los campesinos franceses a la tierra (Brito, 2006: 30). Napoleón Bonaparte -el revolucionario- pues, será un personaje que cabalgó al lado de los hombres luciérnaga que causaron horror a la oligarquía de este continente, el segundo Napoleón que se involucra en estas luchas por hacer una patria para los pobres y proporcionarles felicidad, fue Napoleón Avril, un emigrante que llega a Venezuela y se incorpora a la guerra social que se desata a una escala de conmoción política, Napoleón Avril combate como revolucionario radical en Europa, México, Nueva Granada y Venezuela y su lucha no es sólo militar, es también, ideológica. El tercer Napoleón que combate en la historia venezolana es Napoleón Sebastián Arteaga del Pumar descendiente del marqués de la Riveras del Boconó y Masparro, Napoleón es un barines, que aprende en la escuela de su ciudad sus primeras letras, luego va a educarse a España en Cadiz, se hace periodista y editor de periódicos, tribuno liberal, como gobernador de Barinas funda un colegio secundario en 1852, en 1855 abandona la gobernación y se involucra con la revolución, estando en esas actividades fue apresado y desterrado, en el exilio entra en contacto con Zamora, Leocadio Guzman, Crisostomo Falcon, José Manuel García, y José Gabriel Ochoa, ya en suelo venezolano participa en la Guerra Federal, identificándose con los más despreciados y humillados a quienes aquella sociedad les negaba la ciudadanía, éstos constituían el 92% [id. 38] de la población. Estas son pues las tres cabezas del Napoleón tricéfalo -Bonaparte, Avril y Pumar- que participó de la insurrección campesina venezolana escribiendo una crónica más propia del siglo XX que del XIX.


El joven, jacobino y revolucionario Napoleón Bonaparte inspirador universal que impacto a los independentistas de 1810/1830 y a los insurgentes de 1846/1863 en Venezuela.

Los hombres luciérnagas de esta historia no divulgada son:

Juan de Gáspers trae a Napoleón Bonaparte a Venezuela.

Francés aventado a América por la represión antidemocrática suscitada en la Francia de la restauración y atraído por las luchas de Hispanoamérica (31, 244, 279). Gaspers participó en las luchas revolucionarias democrático-burguesa francesa, y narra a Zamora las acciones de los sans-culottes en Europa
 (se puede ampliar sobre los sans culottes en: s.wikipedia.org/wiki/Sans_culottes)
y le describe la insurrección de la masa rural que impulsa en el Viejo continente la abolición de los bienes de manos muertas y la distribución de los latifundios de la Iglesia y la nobleza entre los descendientes de los siervos, también da a conocer a Zamora ese monstruo que fue Napoleón Bonaparte, explicándole que fue quien consagra jurídicamente el derecho de los campesinos franceses a la tierra (32). Gaspers con Luciano Requena y José Brandford conversan con Zamora sobre revolucionarios como Armand Barbés, Auguste Blanqui y Robespierre (239). Además termina casandose con una hermana de Zamora, Carlota (29). Según Brito es decisivo en la formación del carácter del Jefe del Pueblo Soberano (31).

Napoleón Avril el corazón que anida el genio del mal.

Antes de llegar a Venezuela, provenientes de Francia, Avril había participado en revoluciones ocurridas en Francia, México y Nueva Granada (476). Es uno de los emigrados que llegan a Venezuela aventados por la derrota de la Revolución de 1848 en París y, con Brandford y Mortón aconsejan a Zamora que organice en Caracas a grupos de acción revolucionaria por oficios y profesiones, porque los explotados forman una sola familia, Zamora procede a este plan con éxito (279). Con Iriarte, Morton, Chaquert, Brandford, una vez estaba bien avanzada la Guerra Federal, trabaja dentro de las filas del Ejército Federal para formar un Ejército Revolucionario y una Asociación de Revolucionarios con el cual se pudiese llevar adelante la revolución total (342). Su imagen en el campo enemigo confirma su radicalidad política y filosófica, pues un destacado godo acusa a Avril de andar con fanáticos demagogos como Iriarte y de envenenar las hordas, porque en su corazón anida el genio del mal (368). En la segunda fase militar de la Batalla de Santa Inés donde se hace el sitio de la ciudad de Barinas, Avril y Morton reciben indicaciones de viajar a la Nueva Granada en solicitud de armas, en ese momento, se esperaba que el dominicano Martín Marcano, Jefe de Parque, llegase de vuelta con pertrechos para continuar las acciones, Marcano llegó y decidió con esos suministros una nueva victoria (409). Pero estos luchadores no sólo combatieron, también aportaron dinero para librar esta guerra Napoleón y Morton aportaron $ 2.500 (430). Asesinado Zamora, Morton y Avril estuvieron presos en Guayana, escaparon u huyeron hacia el exterior. Tanto Avril como Morton tenían formación universitaria y dominaban el francés, el inglés y el castellano (476). Avril formaba parte del Estado Mayor del Ejército del Pueblo.


La Revolución de París año 1848 fue aplastada por los thermidorianos y fueron aventados al continente americano muchos de sus consecuentes revolucionarios.

Napoleón Sebastián Arteaga del Pumar el Presidente secreto.

Destacado tribuno. Está entre quienes desembarcan el 22 de febrero de 1859 en La Vela de Coro provenientes de Curazao en compañía de Zamora, es ya Napoleón un viejo compañero de luchas de Ezequiel (289), desde aquellos años en los cuales se enfrentaban ambos dentro del partido liberal a los moderados. Napoleón se definió como radical, porque mientras los moderados eran partidarios de conciliar con el enemigo, los radicales eran del parecer de iniciar la guerra para hacer temblar a los oligarcas. Napoleón invoca en una de esas explosivas reuniones a apelar al santo derecho de la insurrección y se compromete ante todos a responder por las acciones militares en Barinas, en esa asamblea política con María Echeandía enfrenta a Guzmán y a ellos se suma Zamora quien dice en esa ocasión  “yo no soy orador, ni hombre de pluma, sino sólo un soldado dispuesto a hacer triunfar las ideas, tenemos que apelar al acto de las armas para salvarnos y salvar a la Nación de las garras de la oligarquía” (95, 96 / Ojo en estos artículos incomodisimo.com no es milimétricamente riguroso con las citas, pero nuestras transgresiones son metodológicamente válidas porque respetan lo esencial y/o fundamental de los hechos). Como Gobernador de la Provincia de Barinas comenta Napoleón a Zamora, quien es Jefe Militar de la Plaza en ese momento, que "no sólo hay que derrotar a los facciosos oligarcas, es necesario hacer una revolución que termine con las desigualdades sociales" (236). En Barinas como Gobernador lanza el programa Todos somos iguales, abajo los Godos, los bienes son comunes, hagamos Patria para los indios (268). Napoleón forma parte del Gobierno Provisional Revolucionario de la República Federal al lado del General Falcón, Leocadio Guzmán y el Dr. José Manuel García y José Gabriel Ochoa (291). Está con quienes presionan para hacer más efectiva la Ley de Manumisión de 1830, razón por la cual esta se modifica en 1848 y 1852 (257). Está entre quienes intentan frenar la geofagia que realiza la oligarquía sobre las tierras baldías para incorporarlas al dominio privado, y como líder aspira a dotar a los esclavos de tierras en usufructo y sin pago de renta (260). Este ideólogo radical pretende facilitar el desarrollo de la mediana y pequeña propiedad rural utilizando la Ley del 10 de Abril de 1848 (265). Estando preso Zamora en Maracay y próximo a ser enviado al Castillo de San Carlos en la Barra de Maracaibo -se le había conmutado la pena de muerte por la de presidio- Napoleón, con Gabriel –hermano de Zamora-, Alejandro –su primo- , Gaspers y una mujer cuya identidad se ignora, pero se sospecha que sea su esposa, logran la fuga del Jefe del Pueblo Soberano, pero como previo introdujeron en la ciudad a sesenta guerrilleros vestidos de arrieros y ganaderos dirigidos por el Capitán Alvarenga para garantizar la huida (205/207). Ya en La Victoria Zamora cambio de bestia y siguió a Los Altos donde se refugió, para seguir luego a Caracas acompañado de Napoleón (210). Cuando el Estado Federal de Coro cae en manos de los enemigos, Napoleón conjuntamente con el sabio José Melitón Toledo y otros cayeron prisioneros y fueron remitidos a La Guaira cargados de grillos y atadas las manos a la espalda, en Coro habían resistido pero fueron vencidos (326). Después de ese aciágo suceso estando en una reunión del Estado Mayor del Ejército Federal, las arteras maniobras de Guzmán Blanco y la incapacidad militar del vacilante Crisóstomo Falcón generó un incidente peligroso entre Francisco José Iriarte -Secretario  y Auditor del Estado Mayor- y Juan Crisóstomo Falcón -General del Estado Mayor y Presidente en Campaña-, Zamora intercedió pero el Presidente en Campaña Falcón se encolerizó y pretendió intimidar a Zamora y, éste que había intentado hasta ahora calmar los ánimos y que por largos meses había sido condescendiente con el General Falcón respetando su condición de General y Presidente -además de que era su cuñado-, desenfundó su arma y apuntó a Falcón quien hizo silencio. Zamora, más tarde, convocó de urgencia el Estado Mayor y puso su cargo a la orden, solicitando pasaporte para marcharse a la Nueva Granada donde también había un ejército liberal enfrentado al gobierno de ese país, se iba a unir a aquellos con un grupo que le iba a acompañar, los zamoristas ante estos evento,s pidieron a gritos la destitución de Falcón como Presidente y, fue entonces, que el nombre de Napoleón Sebastián Arteaga del Pumar surgió en estos acontecimientos, porque le propusieron para que ocupase el cargo de Presidente ante la defenestración de viejo caudillo. Este parecer se tomaba a pesar de encontrarse preso en La Guaira -se preveía que sería trasladado al Bajo Seco en Maracaibo para confinarlo en aquel presidio- lo  cual nos indica el prestgio que tenía entre los soldados y entre quienes aspiraban que les liderase un radical (378). Esa propuesta, después de aquellos acontecimientos, se mantuvo en secreto en este grupo élite, es decir, se asumió la decisión de que Napo fuese el Presidente Provisional una vez que el Ejército del Pueblo ocupase Caracas. Esa decisión de defenestrar a Falcón y rescatar a Napoleón lo confirma el testimonio de Brandford, Iriarte y Prudencio Vásquez (419, 421). Opina José Gil Fortoul en su Historia Constitucional -citada por Brito Figueroa- que la teoría democrática honradamente propagada por los apóstoles e ideólogos como Etanislao Rendón y Napoleón Sebastián Arteaga se convirtió para la plebe en una especie de espejismo donde veían realizada la igualación de las clases sociales (469) lo cual nos indica la asdcendencia que Napoleón Arteaga tenía sobre los revolucionarios de la insurrección campesina.

José Gil Fortoul uno de los más grandes historiadores que han tenido los venezolanos y autor de una obra, Historia Constitucional de Venezuela, que se debe leer en la vida.

Tomás Lander el primer radical y polemista de fuego.

Ideólogo democrático que aporta capital para lanzar el semanario político El Venezolano que tiene su primer número el 24 de agosto de 1840 (37). Con sus ya 15 años de experiencia política en el movimiento anti-oligárquico, y con su fama de apasionado, vehemente y polemista de fuego felicita a Zamora por su actividad política en Villa de Cura por “estimular, contrariando los postulados de su propio partido, la propaganda en pro del reparto de las tierras y la libertad de los esclavos”, Lander veía en Zamora la persona capaz de llevar la ideología radical a la práctica (59). Lander fallece de muerte natural de manera temprana en aquellos sucesos. Es una figura gigantesca con importantes, interesantes y significvativos logros en su carrera política que figuran en el libro "Tiempo de Ezequiel Zamora".


Casa donde permaneció embalsamado el primer liberal radical Don Tomás Lander. 
Allí estuvo en posición sedente
 y con la espada en la mano durante cuarenta años
como símbolo de que los grandes ideales nunca pierden ni vigencia ni se renuncian.

Manuel María Echeandía con lanzas, machetes, garrotes y negros.

Es condiscípulo de Zamora en la escuela de José Lancaster en Caracas (31). Aporta capital para lanzar el semanario político El Venezolano (37). El 15 de septiembre del año de 1846 se levanta en armas el Doctor Echeandía a la cabeza de 400 libres y esclavos, armados de lanzas, machetes y garrotes y ocuparon Río Chico (121). Esta Echeandía con quienes presionan para hacer más efectiva la Ley de Manumisión de 1830, razón por la cual ésta se modifica en 1848 y 1852 (257). Está entre quienes intentan frenar la geofagia sobre tierras baldías para incorporarlas al dominio privado, y entre quienes aspiran a dotar a los esclavos de tierras en usufructo y sin pago de renta (260). Hay otros datos de este personaje en el libro de “Tiempo de Ezequiel Zamora” que quedan sin recoger.

Felipe Larrazabal y la democratización de la tierra.

Está con quienes presionan para hacer más efectiva la Ley de Manumisión de 1830 por lo que esta se modifica en 1848 y 1852 (257) Está entre quienes intentan frenar la geofagia sobre tierras baldías para incorporarlas al dominio privado, y aspiran dotar a los esclavos de tierras en usufructo y sin pago de renta (260). Este ideólogo radical pretende facilitar el desarrollo de la mediana y pequeña propiedad rural utilizando la Ley del 10 de Abril de 1848 (265). Hay otros datos de este personaje en el libro de “Tiempo de Ezequiel Zamora” que quedan sin recoger.

Felipe Larrazabal uno de los pocos demócratas que tienen fe en lo que pueden hacer los humildes y analfabetas, porque están converncidos de que poseen una cultura que hace producir hasta las piedras.

El Padre Ramírez el fundador del Club maldito de hombres oscuros.

Sacerdote revolucionario de Puerto Nutrias, fundador de un grupo político radicalizado que los reaccionarios llaman Club maldito, y a quien los godos califican como el indigno, cura depuesto, fenómeno inmundo, fundador y azolapador de fascinerosos, estimulador de brutales pasiones en las masas de malhechores y vagos u hombres oscuros (268)

Jacinto Gutiérrez contra la división social de: opulentos y soberbios/humildes e infelices.

Está en el bando contrario a Zamora. Pero es quien tal vez tenga más claro aquel proceso histórico. En un informe de Hacienda -era el Ministro-, denuncia como la división entre opulentos y soberbios propietarios, de una parte, y colonos humildes e infelices, por la otra parte, ha de influir en la ruina de las instituciones políticas y en el retroceso material e intelectual del país, mal terrible, porque los tesoros de la Naturaleza son para todos los habitantes de Venezuela, y la acumulación de la riqueza territorial en pocas manos y el monopolio de los tesoros tiraniza y empobrece a los pueblos (261). Es de antología este texto, es célebre su verdad incómoda y Jacinto Gutiérrez debe ser recordado como lo merece.

José Manuel García de General de la Revolución a Rector de la Reacción.

Es abogado y profesor universitario, condiscípulo escolar de Zamora en la escuela de Lancaster. En su adultez pregona los principios de la filosofía de la igualdad, como amigo de Zamora presta a éste libros de historia, derecho y literatura política que dan a conocer los movimientos sociales definidos por la presencia de la masa popular, es decir, hablan de la revolución francesa y de las luchas agrarias de la antigua Roma. En las pláticas con éste profesional nace en Zamora la admiración por los Gracos, Espartaco y Gracus Babeuf (32). Era primo de Zamora y, le explica lo que era una Asamblea Constituyente, y algo muy importante le revela desde la perspectiva del derecho: la justificación de la insurrección de los pueblos (239). Forma parte del Gobierno Provisional Revolucionario de la República Federal al lado del General Falcón, Leocadio Guzmán y Napoleon Sebastian Arteaga y José Gabriel Ochoa (291). Está entre quienes intentan frenar la geofagia de la oligarquía sobre las tierras baldías para incorporarlas al dominio privado, y como los otros dirigentes avanzados dentro del liberalismo aspira a dotar a los esclavos de tierras en usufructo y sin pago de renta (260). Como rector de la Universidad de Caracas, tras la muerte de Zamora solicita a los tribunales que Paula Correa, madre de Zamora, sea declarada loca y demente (481). Paula lo señala como miembro de un Club de amigos que aprovechándose de la posición que les dió su hijo se enriquecen con lo ajeno y dice “los exhibo ante la sociedad porque han hecho burla de esa sangre que derramo mi malogrado hijo”, a esta voz de Paula contra estos traidores se sumaban la de Miguel Acevedo, Felipe Larrazabal, J.L. Arismendi, José D. Landaeta, Manuel Ezequiel Bruzual y otros centenares, quienes avalan lo que señaló Paula y lo que Acevedo apostrofa a Antonio Guzman Blanco en el poder: “Dicen que me perseguís por amigo de los negros. Muy bueno, mil gracias. Sabed que esa altura en que os encontráis es el [fruto precisamente] de los que se sacrificaron por la libertad que tanto aborreceis. Sostuve la federación con el noble objeto de establecer instituciones que diesen garantía a mis conciudadanos; pero no para esclavizarlos bajo el dominio de vuestra tiranía (486).

Blas Bruzual y el proyecto de crear la utopía de Owen en Venezuela.

Trabaja en un programa a realizarse en los Valles de Aragua, del Tuy y Barlovento para transformar en pequeños propietarios a los esclavos liberados que deben recibir tierras en usufructo sin pago de renta, para ello van a disponer de 10.000 fanegadas en cuadro entre La Victoria y el caserío Zuata para los libertos y, disponen de otras 15.000 fanegadas en cuadro para los campesinos de Guacara, San Joaquín y Mariara (estas ideas las sustentan Echeandía, Felipe Larrazabal, Napoleón Sebastián Arteaga y José Manuel García en ese entonces). Bruzual es el redactor-editor de El Republicano. Pertenece al grupo de intelectuales radicales que aspiran facilitar el desarrollo de la mediana y pequeña propiedad rural y que pretenden aplicar el programa político que representa Ezequiel Zamora (260, 265. Este ideólogo pretende facilitar el desarrollo de la mediana y pequeña propiedad rural utilizando la Ley del 10 de Abril de 1848 (265). Hay otros datos muy significativos de este personaje en el libro de “Tiempo de Ezequiel Zamora” que quedan sin recoger.

Robert Owen
Actuó en Inglaterra y Estados Unidos intentando crear una sociedad favorable para los obreros y campesinos.

El maestro Pierre Cerreau y editor de Credo Igualitario.

Pierre ofrece el testimonio de que Avril, Morton y Brandford en Caracas instruyen políticamente a Zamora para que organice a los sans culottes de aquella sociedad para actuar a favor de la revolución (253). Desde 1852 hasta 1858 Cerreau y sus amigos editaron en La Victoria y otros pueblos del interior del país una hoja ocasional con el nombre de Credo Igualitario que tenía el lema del Manifiesto de los Iguales de Babeuf: “libertad o muerte”, lema que tuvo influencia en los Llanos occidentales donde Avril, Morton y Antolino Álvarez lo utilizaron en sus proclamas (476). Cerreu en un número de junio de 1853 reprodujo un escrito de Gracus Babeuf que decía “es poco derribar a los tiranos, eso no es todavía la igualdad. Bienestar para todos, instrucción para todos, la revolución no se hace con votos sino con sabiduría, valor cívico y desinterés” y también daba a conocer fragmentos de Prohudon que señalaban que “la propiedad es un robo, con la propiedad la sociedad se devora a sí misma, vende al obrero el producto más caro, la propiedad niega la igualdad, con la propiedad no podemos realizar la igualdad” y en un Cuaderno Suplementario que editó en 1858 incluye una síntesis biográfica de Luis Augusto Blanqui y textos de Leroux, Owen y Saint-Simon. Entre los pensamientos que difunde está el siguiente: “Si la explotación del hombre por el hombre debe desaparecer, también debe desaparecer la propiedad por la cual se perpetúa aquel hecho" (477). Es posible que las ideas de Robert Owen
(Consultar en: es.wikipedia.or/wiki/Robert_Owen)
tuviese mucho que ver con lo que este grupo de revolucionarios se proponía hacer en el proyecto que llevaba adelante Blas Bruzual en los Valles de Aragua, del Tuy y Barlovento y que se ajustaba al programa zamoriano que se fue labrando a lo largo de todos esos años en ese grupo de élite integrado por "hombres luciérnagas" y por "los iluminados".

José Brandford "aquí en cada peón hay un Negro primero".

Es un británico que se suma al ejército de Zamora en San Francisco de Tiznados, incorporando a la lucha a grupos provenientes de los Valles de Aragua, los cuales comandaba (125). En la reorganización del Ejército del Pueblo del 25 de septiembre pasa al Estado Mayor como Comisario de Guerra, y allí se encarga de organizar el cuerpo de inteligencia y espionaje con estafetas de información en los principales centros urbanos (127). Salva su vida en la Batalla de Laguna de Piedra y se oculta en Caracas, desde allí le dice en carta a Zamora que entre él y el oficial M. Lassabe -oficial de Napoleón I- "que te dio lecciones de artillería, estamos traduciendo papeles muy interesantes que hablan de los revolucionarios de Europa, hablan de una revolución de proletarios que será inevitable, le informa que hay uno llamado Blanqui, que existe una liga o sociedad que quiere la comunidad de todos los bienes, no únicamente de la tierra, de allá dicen que ahora Gracus Babeuf es un héroe, las ideas de Saint-Just están de moda, te mandaré copia de estos papeles, los libros sobre lo militar ya te los envié" (140. Brandford proveniente de Londres y París trae noticias en junio de 1848 sobre la represión en Europa y cómo a Luis Bonaparte lo manejan los banqueros y usureros de París (252). En Cabudare lo volvió a encontrar en otra ocasión Zamora, acababa de llegar del exterior, y había entrado clandestinamente por Tucacas, llega cargado de libros, papeles y proclamas (318). Brandford es un colaborador inmediato de Zamora (339), Cuando en Barinas el 14 de junio de 1859 se decreta distinguir a Zamora con el título de Valiente Ciudadano, el General de División Zamora protestó, "porque valiente es el pueblo que se alzó y ahora lucha desnudo y con hambre", pero Brandford le convence de aceptar aquella distinción (345). En conversaciones de Brandoford con Zamora en Barinas sobre el latifundio, Zamora señala que en tiempos anteriores los españoles tenían en el Llano la tierra como el agua, el aire y el sol, es decir, en común, no era de nadie, era de todos en uso y costumbre, Brandford aprovechó la ocasión, entonces, para señalar que quien tomó lo que no era suyo la había robado, a lo que replica Zamora que el Maestro Pierre Cerreau está convencido de ello, pero que en su consideración la propiedad es un robo cuando no es conseguida con el trabajo, de allí que no es lo mismo la propiedad del Marques del Pumar que las propiedades de los vegueros de El Totumal, entonces -concluyó-, tenemos que averiguar cómo las consiguieron, Iriarte que está presente tercia en la tertulia y agrega que "la revolución total es para extirpar la oligarquía y para que no haya más esclavos o medio esclavos" (346, 347). Estos ideólogos –Iriarte, Morton, Napoleón Avril, Chaquert, Brandford- trabajaban ya para ese entonces para formar un Ejército Revolucionario y una Asociación de Revolucionarios que desplacen al Ejército Federal y al Partido Liberal (342). Chaquert será quien se encargue de trasladar las piezas de artillería desde Barinas hasta Santa Inés, lugar donde se librará el combate definitivo. Corresponderá también a Chaquert defender una de las primeras trincheras con la cual toparía el enemigo en la batalla de Santa Inés contando para ello con 150 soldados (393). Después de esas primeras trincheras venía el “Tricherón” y allí un lomo de perro que fue construido por indicaciones de este militar (394). En lo que se conocía como el ángulo de El Martillo la defensa vuelve a recaer sobre Comandante de Ingenieros y otros oficiales, éstas ahora no podían ser abandonadas a diferencia de las primeras donde se tenía previsto de que debían resistir y luego ceder para ir entrampando al enemigo (401). Es Chaquert quien diseña el cuerpo de artillería, presenta informe de cómo queda organizada al Estado Mayor y, le corresponde comandarla (426). Pero estos luchadores no sólo combatieron, también aportaron dinero para librar esta guerra, Chaquert facilitó $ 1.500 (430). El británico Brandford combate, pero también describe de lo que participa y con quiénes lucha, escribe en sus manuscritos que titula “Anotaciones de un revolucionario”: El Ejército tiene infinidad de campamentos, militarmente disciplinados y bajo órdenes del Estado Mayor, que llegaban a más de 5.000 efectivos, multiplicados por no menos del mismo número de irregulares, que con sus venenos, puas y camuzas martirizaban a los godos, las mujeres de los rústicos, los ancianos y niños incapacitados para el uso de las armas, ayudaban con sus pascualitos, caparratones y embustes para desorientar a las tropas godas: héroes sin nombres, aquí en cada peón hay un Negro Primero, para horror de la oligarquía (id. 389)”. Brandford y Chaquert tras la victoria de Santa Inés reciben la comisión de ir a las Antillas para adquirír armas, incluyendo piezas de artillería, llevaban pesos, monedas extranjeras, sacos de añil, plumas de garzas y plata sin labrar para efectuar la compra (416). Además de blanquista como los otros emigrados, difundió en Venezuela el Manifiesto de los Iguales de Gracus Babeuf, ellos se consideraban así mismos como republicanos rojos. Chaquert escribía crónicas para The Red Republican semanario cartista de Londres. estas ideas influyeron en Zamora quien llevaba un pañuelo rojo consigo, estas mismas ideas indujeron al grupo -de pensamiento avanzado con respecto a los de Caracas- a pensar en la sustitución de la bandera amarilla que portaban -la del liberalismo amarillo de Caracas- por una bandera roja que en el ángulo superior izquierdo llevaría una estrella amarilla de cinco puntas (475).

Louis de Saint-Just es detenido con Robespierre en la reacción termidhoriana, liberado ambos por un levantamiento popular y posteriormente vueltos a detener son guillotinados por los contrarrevolucionarios guardó una compostura ante el verdugo que sacudió a todos los exaltados asistentes a un profundo silencio.

Carlos Enrique Mortón enfrentándose a los especuladores.

Él y Napoleón Avril antes de llegar a Venezuela, provenientes de Francia, habían participado en revoluciones ocurridas en México y Nueva Granada (476). Zamora le encomienda levantar inventario contra los comerciantes especuladores rebelados contra el Decreto de Rentas y Bienes ensorbecidos porque eran representantes de Casas comerciales extranjeras -europeas- (342). Los blanquistas Iriarte, Morton, Napoleón Avril, Chaquert, Brandford- trabajaban para formar un Ejército Revolucionario y una Asociación de Revolucionarios para diferenciarse cada vez más de los que no eran revolucionarios totales (342). En la segunda fase militar de la Batalla de Santa Inés se sitia a Barinas y Avril con Morton reciben indicaciones de Zamora de viajar a la Nueva Granada en solicitud de armas con las cuales podrían avanzar hacia Caracas para completar la campaña, al mismo tiempo, se esperaba al dominicano Martín Marcano, Jefe de Parque, regresara con pertrechos de aquel país, en efecto, regresó y determinó con ello la victoria militar de la segunda fase militar de Santa Inés (409). Asesinado Zamora en San Carlos, Morton y Avril fueron capturados en Guayana, pero escaparon u huyeron hacia el exterior. Morton tenía formación universitaria y dominaban el francés, el inglés y el castellano (476).

Louis-Auguste Blanqui revolucionario socialista que pasó la mitad de su vida en la cárcel.

Ignacio J. Chaquert levantando los planos para derrotar la oligarquía.

Aporta capital para lanzar el semanario político El Venezolano (37) Con Iriarte, Napoleón Avril, Chaquert, Brandford trabajaban con Prudencio Vásquez, Pedro Manuel Rojas, Natividad Pettit, Jesús María Hernández, Antolino Álvarez, Regino Sulbarán, José Antonio Linares, Carlos Padilla, Miguel Santaella, Emilio Navarro y otros soldados, civiles e intelectuales para formar un Ejército Revolucionario dentro del Ejército Federal y una Asociación de Revolucionarios -verdaderos- dentro del Partido Liberal (en "Tiempo de Ezequiel Zamora" existe abundante material de muchos de ellos que no hemos recogido en estas secciones !!! Nos disculpamos por esta lamentable omisión) (342). Yendo hacia Barinas con Zamora , Ignacio recibe orden de éste para continuar hasta Santa Inés, la misión que le encomienda es la de levantar los planos para realizar allí una batalla y traerlos luego al Estado Mayor para estudiarlos, diciéndole Zamora “yo conozco el sitio y es excelente” (376). [Testimonio de Iriarte, quien como Secretario del Estado Mayor llevaba registro de toda esta Campaña militar, información que por cierto desmiente y desarma todo el cuento que Domingo Alberto Rangel echa en “La Batalla casi perfecta” (2006), donde señala que esta Batalla fue concebida, diseñada y proyectada por sólo Avril, Chaquert y Brandford, obra de DAR que sólo es buena como ficción, porque lamentablemente está plagada de errores históricos y se babea en un extraño arranque eurocentrista en un afán de disminuir a Zamora que en nuestros días a regresado para ponerse en la boca de muchos como un héroe. DAR años antes (1964) escribía otras cosas sobre Zamora en “Los Andinos en el Poder”, que Federico Brito Figueroa cita con orgullo en la página cuatrocientos diecisiete, esa cita hace junticia de la grandeza de Zamora y hace de DAR un Maestro insuperabkle de las generaciones de jóvenes luchadores de la década del sesenta en adelante]. En ocho días el Comandante de Ingenieros Chaquert con sus ayudantes hizo los planos y después de ser estudiados en el Estado Mayor, revisan todos en pleno palmo a palmo el terreno y, proceden a construir el sistema de trincheras diseñado por Zamora quien venía analizando estas cosas del arte militar desde antes de desembarcar en La Vela de Coro (385). De las primeras trincheras de Santa Inés, dos fueron asignadas para ser defendidas por Chaquert y el Coronel Amador Armas (395). El lomo de perro que seguía a continuación de esas trincheras fue construido por indicaciones de Chaquert (395). La descripción de la batalla de santa Inés pudo ser reconstruida con los testimonios de Emilio Navarro, Prudencio Vasquez, Iriarte, Chaquert y Brandford (399). Luego de abandonar las primeras trincheras el ejército del pueblo, Chaquert, Prudencio Vásquez, Desiderio Escobar y Rafael Pettit pasan a resistir en el conjunto de trincheras del ángulo de El Martillo, la orden que tienen es de jamás entregarlas, y cuentan los testigos que apilándose los muertos y heridos en el lomo de perro y en los pantanos laterales se desató una tempestad de fuego inacabable a eso de las cuatro de la tarde y para las seis la derrota de los oligarcas en esta primera fase de la batalla fue completa (401). Brandford y Chaquert tras la victoria de Santa Inés reciben la comisión de ir a las Antillas para adquirír armas incluyendo piezas de artillería, llevaban pesos, monedas extranjeras, sacos de añil, plumas de garzas y plata sin labrar para efectuar la compra (416) Chaquert era el Comandante de Ingenieros organizo esta arma dentro del ejército, Chaquert era el Comandante de Batallón de Artillería, aspiraba con la incorporación de nuevas piezas la formación de un Regimiento de Artillería pero siempre se careció -escaseó- de estos indispensables elementos, Chaquert formaba parte del Estado Mayor (426, 427). Pero estos luchadores no sólo combatieron, también aportaron dinero para librar esta guerra, Chaquert facilitó $ 1.500 (430).

Francisco J. Iriarte y su Guerrilandia.

ES el Gran Ideólogo de la Insurrección Campesina. El 25 de abril de 1859 se incorporó a las fuerzas de Zamora el Licenciado Iriarte, quien ya desde hacía meses estaba en armas contra el gobierno, habiendo recibido invitación del Ejército del Pueblo para que se les uniese se presentó con sus hombres. Napoleón Sebastián Arteaga lo definió como “valiente soldado e inteligente tribuno de la revolución”. Iriarte era abogado y médico, y él se calificaba a sí mismo como “antioligarca por nacimiento”. Lee y escribe correctamente el castellano, el francés y el inglés, admira a Saint-Just, Gracus Babeuf y Augusto Blanqui, considera que hay que hacer la revolución (332). En junio de 1858, el gobierno de Julián Castro lo confina a Valencia, y de esta ciudad se fugó hacia los Llanos para predicar el credo de la verdadera igualdad en las Provincias de Portuguesa y Barinas. En Guerrilandia, “con cien escopetas y los pertrechos quitados a un destacamento de los centrales”, proclamó la guerra social contra los ricos y difundió los lemas Libertad o Muerte y Federación o Muerte. Llegó a contar “con ochocientos hombres bajo su mando” y logró unificar “las partidas de Álvarez y Espinoza”, todos ellos en el momento que Zamora llegó a Barinas reconocieron de inmediato su Jefatura. Zamora nombró a Francisco J. Iriarte, Secretario General y Auditor del Estado Mayor del Ejército Federal de Occidente (332). Iriarte colabora con Zamora en la orientación de cómo se debían hacer las elecciones en las poblaciones que ocupaban, con la finalidad de la “constitución de la nuevas fórmula de gobierno revolucionario” en las comarcas liberadas (339). El plan político puesto en ejecución contemplaba una serie de reformas previas a la revolución total [344] según las autorizadas opiniones de Iriarte, Morton, Napoleón Avril, Chaquert y Brandford, Zamora decretó un impuesto progresivo sobre las rentas de los grandes propietarios de tierras, bienes raíces y semovientes, equivalía al 5% de la riqueza de cada propietario o familia y estaba destinado a las escuelas y hospitales y pago de los efectivos militares (341) En conversaciones con Brandford y Zamora en Barinas Iriarte escucha a Zamora como no sólo es esclavo el negro sino también el veguero, el indígena, porque no tienen tierras o no tienen libertad económica por sus escasos jornales, entonces, el Licenciado tercia y dice que "la revolución total es para extirpar la oligarquía y que no haya más esclavos o medio esclavos" (347). Bajo su dirección funcionaba en el ejército un círculo de discusión sobre problemas estratégico-militares y políticos, la asistencia era obligatoria. La oficialidad analfabeta tenía la obligación de aprender a leer y escribir bajo la coordinación de Emilio Navarro. En los cuarteles funcionaban escuelas de primera letras, el “pueblo en armas” debía tener acceso a la cultura bajo estos revolucionarios y las tropas cooperaban con la limpieza y reconstrucción de las ciudades que ocupaban. Una de las consignas era estudiar y trabajar, trabajar y estudiar, y quiénes eran los mejores podían pasar de ser soldados federales a soldados zamoristas si esta era su voluntad, entre ellos estaba Emilio Navarro, Prudencio Vásquez, Antolino Álvarez… porque estos ideólogos -Iriarte, Morton, Napoleón Avril, Chaquert, Brandford- trabajaban para formar un Ejército Revolucionario y una Asociación de Revolucionarios (342). Iriarte ofrece testimonio del momento en que Zamora en un monólogo consigo mismo decide que la batalla definitiva se efectúe en Santa Inés entre la selva y el llano, lo cual es aprobado a viva voz por Iriarte y Chaquert que están cabalgando a su lado (376). Pero estos luchadores no sólo combatieron, también aportaron dinero para librar esta guerra, el Licenciado Francisco Iriarte contribuyó con $ 1.000 (id.430). Después de Santa Inés el gran objetivo era la toma de San Carlos la cual se produce al costo del asesinato de Zamora y con Falcón sobreviene el desastre de Coplé, por el cual Iriarte ordena detener a Falcón y someterlo a Consejo de Guerra pero éste se fuga hacia la Nueva Granada para de allí proseguir hacia Las Antillas, los moderados en vista a estos últimos acontecimientos pasaron del 17 de febrero de 1860 al 22 de mayo de 1863 a tácticas defensivas, a la política conciliatoria y a la traición que se consuma con el Tratado de Coche para preservar con esas acciones la estructuras económico sociales imperantes en Venezuela desde el período colonial (452, 453). Antes de salir Zamora para San Carlos ordenó a Iriarte, quien permaneció en Barinas, a redactar las Bases del Programa a realizar una vez fuesen Gobierno revolucionario en Caracas, en sus apuntes incluía el reparto de las tierras, la supresión de las contribuciones, la democracia total, proporcionar una situación feliz a los pobres y la instrucción general (477). Iriarte al enterarse del asesinato de Zamora profetizó “la revolución naufragará en manos de apóstatas, hasta encallar en la reacción thermidoriana, los tiranos sustituirán a los tiranos, los ladrones sustituirán a los ladrones ¿Hasta cuándo? No lo sabemos. Hasta que de la miseria de los miserables renazca el símbolo de Ezequiel (480)

Entre luciérnagas y oscuros en Guerrilandia.

Después de la Batalla de Araure, el Estado Mayor, adoptó como himno de la revolución el canto de Oligarcas Temblad y, pocos días después sus fuerzas se multiplicaron, el 8 de abril en Guerrilandia se incorpora Natividad Pettit con ochocientos hombres de pelea y el Coronel Martín Espinoza con cuatro mil hombres de veteranía (322). Natividad es un hombre luciérnaga, llegará a figurar entre los zamoristas, es decir, los que dentro del ejército están por hacer una verdadera revolución, con él está también sobresaliendo otro hombre de humilde origen, Antolino Álvarez [322] que están a la altura de la conciencia histórica de un Francisco José Iriarte. Martín Espinoza por lo contrario es un hombre de alma oscura, protagonista que tanto historiadores como testigos son implacables cuando se trata de presentarlo, lo que prevalece sobre este personaje se sintetiza en la expresión que ellos le confieren de «sádico» o de «bajos instintos» y, lo utiliza la historiografía reaccionaria como evidencia de que él personifica al hombre común, es decir, a las masa explotadas. Masas ignaras hacen, en este sentido -según estos historiadores y políticos reaccionarios-, la insurrección campesina venezolana, donde esa masa según uno de sus historiadores es "una fuerza plebeya y gesticulante, primitiva y bestial", estos historiadores pues relatan los crímenes y tropelías de Martín Espinoza, para demostrar sus afirmaciones antipopulares. Brito Figueroa reconoce en esta alma oscura el hondo resentimiento individual y social, pero como historiador no desconoce quién envenenó su corazón. Martín Espinoza es un bonguero de Río Viejo hasta el día en que las tropas coloradas ultrajan a su esposa, quien avergonzada se suicida “a la manera de los indios caribes”. Desde ese día Martín Espinoza jura vengar la afrenta y se lanza a la guerra cargado de odio. Brito Figueroa, además, como historiador recuerda que los señoritos tenían por costumbre el derecho de pernada para violar a cuanta mujer del pueblo es objeto de su lascivia y sabe que este abuso flagrante crea además del resentimiento individual del afectado el resentimiento social de la comunidad entera. Brito Figueroa, además, cita a otro historiador donde la indignación se hace prersente y sentida cuando se refiere a quienes maltratan a los pobres, dice este otro autor “Tales fueron, entre otras, las primeras horrendas represalias de las infinitas atrocidades cometidas por los centralistas, al restaurarse en el poder, saquearon las casa de aquella comarca, entre ellas la del cura, robaron la iglesia, ofendieron el pudor de las familias, quemaron los caseríos y secuestraron las mujeres y las hijas de los labradores, convirtiendo aquellos hombres en vengadores terribles, Son pues estos, los crímenes cometidos después del derrocamiento de Monagas. Los desmanes de Espinoza fueron condenados y cuestionados por Zamora, pero éste reincidía en sus procedimientos desbocados, razón por la cual fue finalmente sometido a Consejo de Guerra y fue condenado a la pena de muerte, la revolución perdía un guerrero temible y terrorífico que ganaba encuentros militares y reclutaba tropas con la facilidad con la que recogía topochos en su conuco. El terror revolucionario si existió, nadie debe negarlo, por lo contrario, debe profundizarse en su condena y de un modo simultáneo conseguir los fundamentos que subyacen a esa violencia, porque en el fondo se encontrará la razón de la necesidad del cambio histórico necesario y deseable para lograr la cohesión social indispensable para marchar en pos de la justicia social cada vez más intensa y sólida que garantice la verdadera existencia de un pueblo y no una sociedad escindida en opulentos y soberbios /  humildes e infelices (323/324). Guerrilandia pues, juntó a hombres de almas oscuras y hombres luciérnagas, pero también en Guerrilandia se encontraron los intereses opuestos de los hombres revolucionarios y los hombres conservadores. Veamos los acontecimientos que nos llevarán al significado de ese lugar en este proceso complejo y apasionante. Guzmán Blanco ante el triunfo evidente de la insurrección campesina pretende buscar una salida conciliatoria para salvar los intereses de los latifundistas, para ese entonces Ezequiel Zamora sale de Barquisimeto donde deja instalada una nueva fórmula de gobierno y donde ha inculcado otros principios a las tropas falconistas, avanza por Portuguesa. En Portuguesa a pedido de Guzmán, Zamora se reúne con Falcón, y obtiene la aprobación del plan de reunir el Ejército de Occidente con los de Oriente y el Sur, queda acordado así mismo su Comandancia en Jefe del Ejército Federal al cual se incorpora la tropa falconista, pero todo esto se obtiene a cambio de una importante concesión, Zamora proponía el sitio de Guerrilandia como acción decisiva y previa para avanzar luego ininterrumpidamente a San Carlos, Valencia, La Victoria y Caracas, sin darle tiempo ni tregua a la oligarquía, “para que no tengan tiempo de realizar nuevos reclutamientos”, pero Falcón y Guzmán lo desvían de Guerrilandia, “hay que esperar, defender lo conquistado”, debo visitar a Barinas como Presidente de Campaña le dice Falcón, Zamora sabe que se pierde un tiempo precioso, pero no puede poner en peligro la unidad de las fuerzas armadas y tiene que ceder, esta decisión disgusta profundamente a Francisco José Iriarte puesto que se perdía el momento oportuno y el ritmo creciente y ascendente que llevaba la campaña. Momento que aprovechan los godos, la oligarquía pues pasa de la defensiva a la ofensiva. Con Falcón marcha hacia Barinas el General Zamora, Iriarte, Chaquert y 7.500 hombres de tropa disgustados, porque ellos querían coronar aquella campaña triunfando en Guerrilandia, para luego conquistar a Caracas y no estar regresando a Occidente. Es entonces, cuando Zamora cabalgando con Francisco José Iriarte e Ignacio José Chaquert concibe en su cabeza la Batalla de Santa Inés, es decir, se saldría con la suya puesto que en vez de enterrar a los godos en Guerrilandia ahora cavaría la tumba de ellos en Santa Inés y, luego, pues iremos a San Carlos, Valencia, La Victoria y estaremos entrando a Caracas para el 20 de febrero de 1860 -como lo venía anunciando a lo largo de toda la Campaña-. Buscaba esa fecha para conmemorar así por lo alto el asalto que hicieron los conspiradores de la península al cuartel de Coro el 20 de febrero de 1858, recordaba que la derrota de aquella guarnición precedió su desembarco en La Vela de Coro con Napoleón y con otros insurgentes el 22 de ese mismo mes y, que el 27 de febrero con el sabio Melitón Toledo estaban tomando posesión de la Casa de Gobierno en Coro, ahora en 1860 entrarían pues el 20 a Caracas y ocuparían el Palacio de Gobierno el 27-F para inaugurar la nueva República Revolucionaria (375/376). Es decir se cerraba el  círculo en redondo.

FIN de estas secciones del Artículo III: Los Turbulentos.