Armagedón II Los cuatro profetas

21:20 Posted by Perro Senil.

II Los cuatro profetas

El colapso de las Repúblicas Soviéticas y la desaparición del bloque socialista produjeron un escenario insólito, porque sobre las tablas quedó un solo actor y con él un monólogo, en el que el discurso exploraba las nuevas circunstancias del desenvolvimiento al cual se enfrentaba la humanidad entera de allí en adelante.

El cerebro que inicia ese sorprendente survey intelectual fue Francis Fukuyama catedrático norteamericano quien avizoró la aparición de un mundo donde, por una parte, la ideología comunista se volatilizaba y, por la otra, emergía con fuerza y se expandía con velocidad el neoliberalismo. Fukuyama interpreta esa nueva realidad como el fracaso de la utopía comunista y como el campo libre para el desarrollo incontenible del capitalismo, en consecuencia, en su opinión las ideologías ya no serían necesarias, idea ésta que le llevó a señalar el fin de la Historia que hasta entonces había sido signada por ese tipo de lucha. Fukuyama tuvo pues, la visión de un mundo nuevo donde el motor de la historia ya no sería el hombre y su lucha doctrinaria, sino que ésta sería movida de allí en adelante por el avance de la ciencia, puesto que ésta sería la encargada de orientar el futuro de la humanidad. Dentro ese orden de ideas, Fukuyama señala no sólo el fin de la historia sino también del relevo del hombre como su principal protagonista. En 1992, Fukuyama, con estas perspectivas inéditas sobre el devenir, publica un libro que titula El fin de la Historia y el último hombre, obra con la cual sacude el mundo intelectual (Moreno, 2009: 65/68).

Francis Fukuyama.

Fukuyama no sólo anuncia la superioridad del capitalismo sino que, además, apresuradamente proclama por adelantado el triunfo de la cultura occidental, es decir, de los valores y principios de la civilización europea -que en su mente es probable se interpretara como el modo de vida norteamericano-. Ese aspecto culturalista del planteamiento de Fukuyama trajo como reacción intelectual la publicación el año de 1993 de un artículo en Foreing Affairs, donde se advertía a los Estados Nación promotores de la cultura occidental, sobre lo explosiva que podía llegar a ser la cultura como fuente de conflictos, puesto que ésta podría degenerar en las batallas del futuro como un terrorífico choque de civilizaciones, en ese sentido, en vez de un fin de la Historia, se estaría al comienzo de una nueva era histórica caracterizada por antagonismos más violentos que los del siglo XX. El autor de esa nueva visión apocalíptica era Samuel Huntington también estadounidense. Huntington publica un libro que también devendrá en bestseller internacional al cual coloca ese impactante título de The Clash of Civilizations? En el fondo de su discurso, Huntington, plantea el problema que va a provocar el intentar imponer la cultura occidental a otras civilizaciones, puesto que ese proyecto de universalizar estos valores son una fuente potencial de antagonismo que traerá por resultado acciones bélicas, pero que -en su opinión- serán necesarias debido a la superioridad evidente de la civilización occidental. Huntington pues, expone que estos Estados Nación deben asumir esa tarea si no quieren perder su predominio (id. 68/70).

Samuel Huntington.

Teniendo esa visión optimista, la de Fukuyama, y la pesimista, la de Huntington, emerge la crítica de Amartya Sen, este académico de la Universidad de Harvard considera que la realidad es más compleja de lo que señalan estos dos autores, y señala con firmeza que no se puede reducir a visiones simplificadoras la realidad planetaria. Sen recomienda, en consecuencia, evitar caer tanto en las concepciones clasistas de la historia, como en las culturalistas y/o religiosas, puesto que en el terreno de la realidad estas divisiones no son tan efectivas como se supone, ya que rasgos de una cultura se encuentra en las otras. Sen es categórico al decir que no se nos puede clasificar en razas, culturas, religiones o clases, pues ese monolitismo es sólo aparente, esas razas, culturas, religiones y clases se inter ligan en este mundo en proceso globalizante y, gracias a esto es posible que en el proceso de desarrollo puesto en marcha se pueda aplicar para bien de todos un enfoque con profundo sentido humano y ético que oriente la dirección de estos procesos, sólo así este mundo que está emergiendo podrá avanzar, planteamiento que le trajo a Amartya Sen el galardón del Premio Nobel (id. 70).

Amartya Sen.

La observación de Amartya Sen fue de tal pertinencia que, Fukuyama modifica su visión monolítica del mundo occidental al reconocer la brecha que se evidencia entre la visión estadounidense y la europea, ve Fukuyama ahora una grave divergencia entre Europa y EE.UU., puesto que mientras en el Viejo continente el liderazgo asume una actitud favorable para abordar la globalización como un proceso que debe condicionarse a un código internacional de valores, los norteamericanos, por lo contrario, insisten en mantener su concepción de Estado Nación y, en consecuencia, perciben el mundo desde el unilateralismo y, se oponen a acatar los pactos internacionales que según ellos vulnera su soberanía. El nuevo Fukuyama, entonces, presenta la existencia de un margen de incertidumbre para el futuro, puesto que observa un probable forcejeo histórico entre el poderoso bloque europeo y la superpotencia norteamericana que dificulta los pronósticos sobre lo que ha de devenir en la historia.

Robert Kagan.

Robert Kagan, escritor y egresado de la Universidad de Yale, el año 2008 constata que la marcha de la humanidad lejos está de las visiones optimistas que se produjeron después del hundimiento de las repúblicas soviéticas. Indica que los conflictos ideológicos se reactivaron, que no ha surgido un nuevo orden internacional estable, que la problemática cultural se entremezcla con los conflictos en desarrollo, que los Estados Nación se unen o se diluyen en la “aldea global”, en síntesis dice que "todo fue un espejismo", puesto que los Estados fuertes persisten en sus ambiciones y la competencia entre países se recrudece. Agrega que, en vez de un mundo unipolar se está frente a un vigoroso resurgimiento de potencias que se esfuerzan por reconfigurar al mundo, mencionando entre ellas a Rusia, China, India e Irán, y ve en Japón otra arista de esta compleja realidad geopolítica que ha emergido en esta lucha de grandes poderes. Pero por encima de toda esta parafernalia internacional, su interés se centra en lo que para él son los asuntos claves del nuevo juego global en pleno desarrollo y, estos son: primero, el neoliberalismo que causó un tremendo daño en el Tercer mundo, segundo, observa que ese mal dio origen en aquellos países de terribles autocracias, como reacción a esa desestabilización a la cual fueron sometidos, tercero, que a este grave cuadro se liga un islamismo radical que entra en disputa con aquella pretensión que tiene occidente de imponer su cultura a todas las sociedades, para concluir después de exponer esa lógica de indeseable desarrollo de los acontecimientos que, frente al mundo liberal se alza ese mundo donde se perfilan regímenes autocráticos, realidad esta que impide la convergencia entre las naciones y apunta hacia una catastrófica divergencia, razón por la cual se desvanece la esperanza de una nueva Era. Su recomendación ante estos hechos es que las democracias deben unirse contra esa tendencia que asoma en países como Rusia, China, Irán, etc. y, deben unirse para darle forma al nuevo proceso histórico en marcha, es decir, para incidir de un modo determinante en la construcción de “un mundo transformado”. Es curioso que este autor tomase esa frase de “un mundo transformado” del título que le dio a su política internacional el presidente norteamericano George H. W. Bush de triste memoria (id. 71/73)

Esas son pues, las patéticas visiones que ofrecen del mundo contemporáneo tres de estos cuatro profetas del mundo universitario estadounidense que Moreno resume en su libro “Armagedón”, profetas que mediante sus libros bestseller han anunciado al mundo sus revelaciones inspiradas en los intereses de los más desarrollados, y que Kagan los amalgama con el título de su obra “El retorno de la historia y el fin de los sueños”. Es de destacar que Amartya Sen, entre ellos, expone un análisis que se deslinda de los intereses puestos en juego entre las grandes potencias y se centra en el ser humano, y al hacer este ejercicio mental asoma un espacio en el que se puedan tejer profundos vínculos humanos y éticos que intensifiquen esas tendencias que nos impiden dividirnos en razas, culturas, religiones o clases sociales, tal propuesta de este Premio Nobel lo erige en una excepción dentro de aquellos “iluminados” y lo pone a cabalgar al lado del jinete del caballo blanco.

DENTRO DE 24 HORAS SE PUBLICARÁ "ARMAGEDON III Campos de concentración"

Con este artículo se cierra la profunda impresión que este libro causó en incomodisimo.com

Recuerden al leer de seguido las lineas en negritas y las lineas en azulitas se tiene un esquema apretado de lo que sostiene cada uno de los autores citados por Moreno León en "Armagedón".

Armagedón I El caballo blanco

19:31 Posted by Perro Senil.

I. El caballo blanco

Moreno nos ofrece en “Armagedón” una amplísima visión de las incertidumbres y expectativas a los que se enfrenta la humanidad en la actualidad, para ello recurre a los intelectuales más reconocidos de la segunda mitad del siglo XX, señalando lo que exponen y lo que proponen, en este sentido, este libro permite escuchar a los pensadores más destacados de las últimas décadas quienes intentan explicar el mundo contemporáneo en el que estamos inmersos.

Portada del periódico “Tal Cual” donde se reseña el libro de Moreno León.

Moreno resume los más graves problemas que sofocan a la humanidad desde el siglo XX y los clasifica en tres grandes bloques de asuntos, ejercicio mental que le permite utilizar la metáfora bíblica de los tres jinetes del Apocalipsis, mediante la cual plantea la alta probabilidad de que se autodestruya la humanidad y con ella la vida del planeta, es decir, el Armagedón.

Moreno recurre -en esta síntesis existencial- al conocimiento de la historia, para mostrar en su descripción del mundo actual el importante intento que se hizo de construir una utopía, la marxista, y señala como ese esfuerzo terminó en un rotundo fracaso, el cual quedó en evidencia con la caída del muro de Berlín. Este recuento permite al autor plantear que, cuando se despertó de ese sueño comunista, la humanidad quedó enfrentada a la realidad de un sistema, el capitalista, que si bien marcha por un camino que ofrece un vertiginoso y sorprendente progreso, también presenta terribles amenazas, ante lo cual Moreno recurre a la figura del cuarto jinete del Apocalipsis para indicar de que la humanidad y el planeta pueden salvarse aún si actuamos con ética.

Moreno propone la reforma del sistema, una reforma profunda, una transformación, es decir, algo que en definitiva es más que una reforma, porque se trata de un cambio de paradigma y se trata de la construcción de un nuevo mundo. Dice Moreno que se trata, pues, en definitiva de pasar de la modernidad al postmodernismo, de la sociedad industrial a la sociedad postindustrial, esto es, se trata de construir la portentosa sociedad del conocimiento. Y explica en qué consiste cada uno de esos conceptos que emplea.

Moreno hace un acto de fe en el poderoso poder de transformación que encierra la revolución tecnológica y, en especial, en las inmensas posibilidades que se abren día a día con las telecomunicaciones y con los medios de obtener información como es el sorprendente mundo de internet, por otra parte, es fiel creyente de las infinitas posibilidades de cambio que ofrece la educación como medio de transformación del ser humano, es decir, un medio ideal para colocar a la humanidad y a sus instituciones sobre los principios y valores éticos. Señala que sólo mediante la intervención de la educación es posible salvar al mundo de la feroz arremetida de los tres jinetes del Apocalipsis, y más importante aún, que se erija una sociedad donde la dignidad y calidad humana permita que las aspiraciones de libertad, equidad, justicia, desarrollo se alcancen por la vía pacífica y democrática. Moreno es optimista de que se puede alcanzar el feliz corolario de la pervivencia del capitalismo, pero, con un rostro humano.

El núcleo duro de esa educación de resolución de conflictos lo ubica Moreno sobre dos grandes pilares, el primero, en las guías que emergen en las encíclicas papales de los últimos tiempos, y el segundo, en el nuevo humanismo, porque según Moreno allí están contenidos los principios y valores que permitirán a los individuos, a las grandes corporaciones transnacionales y a los Estado Nación construir un sistema global donde se delegue a superiores organismos suprainstitucionales la solución de los problemas que dan vida y fortaleza a los tres jinetes ruines del Apocalipsis, triunfando de este modo el cuarto jinete que va cabalgando sobre los lomos impolutos de un hermoso caballo blanco que nos salva del Armagedón e instala la cultura de la paz.

Moreno León propone que el sistema educativo global, basado en una gran red de Universidades y en los grandes medios de comunicación que cubren el planeta (en especial, la TV e Internet), salve a la humanidad y al planeta del colapso final, mediante la promoción oportuna del amor y la solidaridad.

Dentro de 24 horas se publica el  Artículo II de "Armagedón":

Los cuatro profetas.

Moreno León, José Ignacio. “Armagedón” 4 jinetes hacia el Apocalipsis postmoderno. Publicaciones Universidad Metropolitana, impreso en Mérida, Venezuela. 436 páginas.

GLOSARIO:

Cuatro jinetes del Apocalipsis:

Recordando el significado que se otorga a los colores en la Biblia, la interpretación más común de lo que cada jinete representa sería la siguiente (Prévost 2001: 38; Vanni, 1982: 53-54):

Caballo rojo, representa la guerra.

Caballo negro, representa la hambruna, la pobreza.

Caballo verde o amarillo, representa la agonía o la enfermedad.

Caballo blanco, representa la muerte, pero por el hecho de que los cristianos creen en la resurrección, representaría más bien a Cristo, lo cual se fortalece por la corona que lleva el jinete sobre su cabeza, haciendo referencia también a Ap 19:11-21, donde vuelve a aparecer el caballo blanco, con Cristo montándolo.

Esta interpretación sobre los cuatro jinetes del  Apocalipsis fue tomada de Wikipedia pero con algunas modificaciones realizadas por incomodísimo.com.

El flautista de la Libertad

9:51 Posted by Perro Senil.

I. Barullo
“Soy el general en jefe de un ejército de más de 70.000 efectivos que se encuentra luchando en Bélgica en pro de la libertad de los ciudadanos europeos, pero nuestros caballos se mueren de hambre por falta de forraje, los soldados no tienen ropas para este gélido invierno, nos faltan botas, carabinas suficientes, arneses para las monturas… Mando un ejército de sarnosos cubiertos de piojos que bajo la nieve están disparando … Sin embargo con esta misma tropa hemos conquistado Valmy, Amberes, Lieja, Namur… y esperamos llegar hasta Holanda (… …) La falta de armamento, munición, ropas y alimento la suplo con charlas… la fuerza mental lo es todo. Esto, la carencia, lo saben en Francia, pero allí existe un barullo fenomenal …
- Ciudadano General Miranda –ha respondido un teniente artillero a la última perorata-, con usía siempre hasta la victoria.
- Hasta la victoria –he contestado…
Luego he sacado la flauta para tocar algo del maestro Bocherini… La música también tiene su papel en las guerras. A los soldados les da ánimos. A mí me vigoriza y calma la impaciencia.” (Goñi, 2009: 11)

Así empieza su nuevo libro el escritor Fermín Goñi -autor con prolífica experiencia en los géneros de la narrativa, el ensayo y los libros de viaje-, donde da a conocer la vida del general Francisco de Miranda, un Quijote sin locura que llevaba fuego en la sangre, según Napoleón Bonaparte.

Fermín Goñi con el afiche con la cual promueve su nuevo trabajo, "Los sueños de un Libertador", sobre el Generalísimo don Francisco de Miranda.

Goñi nos permite revivir los avatares del héroe Miranda mediante un relato novelado respaldado por una profusa consulta de fuentes que, dan testimonio de los hechos que rodearon la vida de este personaje que rompe todos los moldes y de los extraordinarios sucesos que provocó con su ímpetu y esfuerzo sostenido y constante, nos permite simultáneamente Goñi, conocer paso a paso el periplo de este incansable viajero que anduvo por buena parte de Europa, de Asia y del continente americano, lo hace este escritor de una manera tal que, nos produce la increíble ilusión de estar acompañando al generalísimo en su portentosa odisea.

En este trabajo desfilará por nuestra imaginación lo que vivió Francisco de Miranda desde los veinte años, edad en la cual sale de su casa paterna con destino al puerto de La Guaira para emprender viaje con destino a Madrid para hacer en España carrera militar y, su padre que le acompaña a aquel puerto situado a orillas del mar Caribe aprovecha para aleccionarle sobre lo que le pueda esperar por aquellos lares, diciéndole, cómo le han despreciado los españoles en Caracas por haber nacido en Canarias y como a él podrían despreciarlo en Madrid por ser criollo (id. 30).

Goñi maestro del arte de escribir conecta ese tipo de vivencias con problemas de fondo de aquella época, donde se debatían asuntos de extrema importancia, por ejemplo, en este caso de tangible discriminación que se relata en el párrafo anterior, se segrega al “otro” por el lugar de nacimiento o por la raza a la cual pertenece. Goñi señala que Francisco de Miranda lee la edición francesa de Buffon autor de Historia natural (id. 27), el escritor menciona esto para abordar el asunto y mostrar con él al Miranda intelectual, porque en esa obra -que causó un gran impacto entre los intelectuales- se planteaba , en aquellos veintinueve volúmenes, que los naturales del continente americano eran inferiores con respecto a las demás razas del planeta, porque según Buffon estas tierras habían permanecido más tiempo bajo las aguas, lo cual fue un inconveniente que retrasó a sus habitantes con respecto a los demás seres humanos, agregando Buffon que el europeo, por lo contrario, era el más adelantado y el más inteligente de la humanidad, teoría que como es obvio servía para justificar la tiranía de los pueblos de Europa sobre los naturales de América.


Georges Louis Leclerq, conde de Buffon. fue un naturalista, botánico, matemático, biólogo, cosmólogo y escritor francés, miembro de la Academia de Ciencias Francesa a la edad de 27 años, donde realizó importantes y trascendentes contribuciones para diferentes campos del conocimiento.

Goñi indica que Francoi Marie Arouet –quien se daba a conocer con el nombre de Voltaire- se mofaba del conde de Buffon y, para los efectos, comentaba con sarcasmo que su obra podía ser historia, pero no tan natural, es decir, que al pretender develar la naturaleza del europeo y del americano no estaba siendo naturalista, sino más bien era un descarado legitimador de los colonialistas. Voltaire era del parecer, nos lo dice Goñi, que el haber nacido aquí o allá, el tener un color de piel u otro no era la causa de inferioridad “ignorantes los hay en todas las partes del mundo”. Luego Goñi señala que Miranda era de opinión similar, pues este era del criterio que “Lo que influye es el estudio y la lectura, el deseo de saber. Lo demás son jerigonzas” (id. 28).

Goñi se divierte pues, de lo lindo con estos asuntos históricos y lo hace con saña, pues utiliza estos circunloquios teóricos para acometer contra lo que se supone que en aquella época era lo más sobresaliente de los pensadores de Europa, es decir, los revolucionarios franceses. Dentro de ese orden de ideas Goñi muestra a un personaje -Francisco Miranda- que viene de América del Sur, de Venezuela, que con su visión de los acontecimientos que se suceden en Europa se crece por encima de los que ejercen los poderes públicos en la Francia revolucionaria, a quienes él les hace observaciones vitales para la república, pues la suerte de ésta depende de la victoria en la guerra que sostienen contra Holanda –en la cual él participa de manera destacada- y, éstas autoridades no están a la altura de lo que Miranda les señala (nos lo revela Goñi), razón por la cual aquella campaña se derrumba. Hechos trágicos y trascendentes para aquella historia europea que Goñi hace girar en torno a esa frase lapidaria de Francisco Miranda en la cual él evalúa aquel significativo episodio, frase que intercala cuando afirma que, como general en jefe de aquel ejército de 70.000 efectivos que se encuentra luchando en Bélgica en pro de la libertad de los ciudadanos europeos, observa que en la capital de Francia, París, “existe un barullo fenomenal” (id. 11) que les impedirá la victoria.

Goñi no se detiene allí, aporta a esta interesante discusión otro asunto, el de «las encomiendas», donde deja entre líneas que, éstas se aplican por la noción que tenían los europeos de los americanos como unos seres que aún estaban en la infancia, de allí que se debían encomendar los indígenas como niños bajo la guarda de los colonizadores hispanos. Goñi señala que esa mirada europea, que permite todas estas añagazas contra los habitantes de este continente, se plasma en libros que Miranda conoció en Caracas cuando iba a sus clases en la Universidad, refiriéndose Goñi en lo específico a la “Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela que escribió don José de Oviedo y Baños, alcalde que fue de Caracas” (id. 31) o bien en la obra “de Miguel de Cervantes que se titula El zeloso extremeño, donde” se refiere a las Indias, América, de un modo terrible, pues allí dice que este continente es “refugio y amparo de los desesperados de España, iglesia de los alzados, salvoconducto de los homicidas, pala y cubierta de los jugadores, añagaza general de mujeres libres, engaño común de muchos y remedio particular de pocos” (ídem).

Es pues este trabajo de Fermín Goñi, “Los sueños de un Libertador”, una contribución importante al interés creciente que se tiene por conocer y divulgar la vida y obra de quien se conoce en América con el cognomento de El Precursor, personaje a quien Goñi, por ejemplo, el año de 1811 analiza poniéndolo frente al recién aprobado texto constitucional y, nos lo muestra estupefacto, pues tiene frente a sí a una Constitución que declara que los ciudadanos son libres, pero se pregunta “¿qué papel en la nueva situación tienen los miles y miles de esclavos negros, o los mulatos?”, acierto indudable de Goñi en este relato, porque en aquella Constitución los deliberantes no tuvieron la previsión de señalar en que condición entran a jugar parte de la república los esclavos y los mulatos, asunto que lleva a Goñi a poner a pensar al Miranda militar en los primeros días del año 1812 lo siguiente: “Por ahí ha quedado un flanco al descubierto, cree Miranda, que en la situación de esperanza y barullo que vive la nueva Venezuela las fuerzas españolas han de aprovechar” (id. 352). Como en efecto ocurrió, los negros y mulatos se sumaron a los realistas en la contrainsurgencia y derrotaron a los patriotas en los hechos trágicos y terribles “del lenguaje del cuchillo” que se habla de allí en adelante pues “Hasta el año de 1815 las armas blancas fueron protagonistas sobre las del fuego”, tal y como nos lo indica y confirma el historiador Ángel Rafael Lombardi Boscán en su estudio “Banderas del Rey” (Lombardi, 2006: 156).

O el «barullo» que Goñi observa que se produjo después de firmada la capitulación de los patriotas frente al realista Monteverde el 25 de julio del año 1812 donde algunos repugnantes personajes advierten “que en la situación de barullo podían sacar” (id. 363) beneficios personales de uno y otro bando, para enriquecerse y para ascender en la jerarquía política, hecho este desagradable que Goñi trata en el episodio en el cual Miranda es detenido por los patriotas y entregado a los realistas. Goñi muestra en esos hechos al instigador, oportunista y traidor que movió los hilos en los que quedan enredados Miguel Peña, jefe civil de La Guaira y activo miembro de la Sociedad Patriótica, y el coronel Simón Bolívar.


Billete de 1811 por el valor de dos reales, en el cual se previene sobre la condena de muerte que recaerá sobre aquel que se atreva a falsificar este medio de intercambio económico.

Para conocer pues de estos “barullos” que a lo largo de este texto se van dando a conocer, incomodísimo.com recomienda a sus lectocuriosos este trabajo de Fermín Goñi titulado “Los sueños de un Libertador”.

ESTE LIBRO FUE ADQUIRIDO POR incomodísimo.com en la Librería Europa de la ciudad de Maracaibo en el Centro Comercial Costa Verde.

Goñi, fermín. "Los sueños de un Libertador". rocaeditorial histórica, Bogotá, 2009. 377 pp.

Goñi leyó los 63 volumenes del archivo  de Miranda y 60 textos claves para reconstruir la biografía de este personaje. Y escribió su novela en catorce meses.

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Incomodísimo.com Rev. esp. V El Mississippi

11:05 Posted by Perro Senil.

V Zavala y Poinsett, Narciso López y Cora Montgomery: El imperio sureño del Mississippi.


Dice Rafael Rojas que el mito estadounidense tiene una influencia significativa en la construcción de los nuevos Estados Nacionales de Hispanoamérica, asunto innegable, que servirá a este historiador y ensayista para mostrar los resultados históricos que este mito tuvo al unir las voluntades políticas del mexicano Lorenzo Zavala y el estadounidense Joel Robertson Poinsett. Narra Rafael Rojas que en 1822 regresa Zavala de las Cortes de Madrid y para ese mismo momento Poinsett visitaba el México de Iturbide, presentándose la oportunidad de que se conocieran ambos personajes y establecieran una amistad [que traerá devastadoras consecuencias para México] (Rojas, 2009: 244).

Diplomático y naturalista Joel Robertson Poinsett.

Las actividades de Poinsett tienen significación para este continente desde 1810, ese año el presidente norteamericano Madison le encomienda viajar por Sudamérica y este diplomático llega en 1811 “cuando la soberanía de los Braganza pasaba de la metrópoli a la colonia, dando lugar al Imperio del Brasil, y cuando en las provincias del Río de la Plata, la banda oriental uruguaya y Chile se iniciaba la guerra de independencia” (id. 246). Estando, Poinsett, en Río de Janeiro se impresiona de las potencialidades de ese gran imperio, “en las que deja ver cierta preocupación ante la amenaza que pueda representar para la hegemonía de Estados Unidos, sobre todo por el fuerte vínculo que puede establecer la corte brasileña con las monarquías latinas y católicas europeas” (id. 247). Comentando Rafael Rojas que “La inquietud de Poinsett se inscribe plenamente en los tanteos del primer expansionismo de Estados Unidos” (idem). De Brasil pasará Poinsett en misiones al cono sur donde se involucrará en el proceso independentista que allí está en marcha, lo hace para contrarrestar “la poderosa influencia de Gran Bretaña en la región” (id. 252). Poinsett viaja por la Argentina, Chile y México durante ese largo período que va de 1810 a 1830 encomendado por los presidentes estadounidenses Madison, Monroe y Quincy Adams.

El año de 1822 Poinsett llega a México y dictamina que la política exterior del imperio iturbidista está ubicada en la Gran Bretaña y Europa, razón por la cual señala la inconveniencia que eso puede traer a una buena relación con los EE.UU. y concluya, en consecuencia, que el gobierno de Iturbide es tiránico, es un gobierno que no se funda en la opinión pública, y se establece y se mantiene mediante la corrupción y la violencia (id. 259). Poinsett pues, descubrirá que “la antigua Nueva España sí podía transformarse en república. Muchos (…) de los personajes con quienes habló eran opositores del imperio de Iturbide y le demostraron simpatías por el sistema federal de Estados Unidos. Al año siguiente (…) Poinsett pudo ver que (…) México dejó de ser el Imperio de la América Septentrional y se convirtió en un nuevo país los Estados Unidos Mexicanos. Él sería el primer representante diplomático de Washington ante esa nación que adoptaba la misma forma de gobierno que sus vecinos” (id. 260).

Lorenzo Zavala, del cual ya sabemos sus actuaciones en España, fue uno de los artífices de aquel tránsito acelerado del Imperio de Iturbide a la primera república federal en México (id. 260). Pero no se detiene allí el protagonismo de Zavala en aquel proceso que complacía la política de Washington “Con el ascenso de Santa Anna, fue nombrado ministro de México en Francia (1833-1835), y luego del giro constitucional al centralismo, en 1835, se involucró en el proceso de independencia de Texas, de cuya primera república llegó a ser vicepresidente” (id. 261).

Poinsett y Zavala se involucraron en la cuestión del separatismo texano, incluso Zavala recibió instrucciones de Poinsett de sondear al gobierno mexicano sobre la posibilidad de comprar Texas (id. 265). Zavala estando en esas misiones a favor del plan de Poinsett conoce al socialista norteamericano Robert Owen por intermedio del mismo Poinsett y en 1829 se suma a las idea de este socialista de solicitar al gobierno de México un pedazo de territorio tejano para fundar una comunidad utópica entre las dos Américas que, en el parecer de Poinsett-Zavala, podría funcionar como árbitro de los conflictos entre Estados Unidos y México (id. 274), es decir, ve en Owen la oportunista posibilidad de hacer una “punta de playa” que sirviese con posterioridad a la invasión y ocupación de aquel territorio para anexarlo a Norteamérica. En aquel retorcido y pervertido plan el distrito que tendría bajo su jurisdicción Owen quedaría localizado a todo lo largo de la frontera de Estados Unidos (id. 275). Pero lo de Owen no prospera y el camino que se emprende es el de independizar aquel territorio de México, es así como Zavala en concupiscencia con Poinsett participa de la creación de la República de Texas, siendo nombrado vicepresidente de la misma, más adelante Zavala alienta y logra la anexión de aquel territorio a los Estados Unidos (id. 280). Estaba pues en marcha con estas acciones otro proyecto de unión, éste no era ni con España ni con la América Meridional de Bolívar, era con los Estados Unidos de Norteamérica -más adelante, en la segunda parte de este resumen, se verá el otro derrotero o azimut que toma este proyecto cuando la geopolítica asigne un papel estelar al río Mississippi con el imaginario de Cora Montgomery-.

En otro frente expansionista, Poinsett se interesa en Cuba, esto ocurre cuando desde México se pretende dar apoyo a la independencia de la isla, entonces, Poinsett se opone a esa actitud de México (id. 292) -que es también la posición de Colombia la de liberar a esas dos islas- y en un “informe que enviará al presidente Monroe, en 1823, [destaca] la importancia de la isla para los estados sureños (…) dada su ubicación en el plano militar, Cuba -señala- es importante para la seguridad de nuestras fronteras marítimas del sur, por lo que debemos evitar a toda costa que sea ocupada por una potencia extranjera o se convierta en una mancomunidad negra” (id. 263).

El expansionismo norteamericano tendrá pues en Poinsett y en Zavala dos protagonistas de excepción, pero también podría ilustrarse de manera icónica con la figura de Jane McManus Storm Cazneau quien hizo amistad en Texas con Zavala. Jane vivió hasta 1832 en Nueva York, y se instala en Texas con su primer esposo Robert McManus, se dio a conocer en los periódicos norteños como Cora Montgomery publicando artículos donde defendía el proyecto de un estado esclavista sureño en el antiguo territorio mexicano (id. 280). Cora proponía una agresiva política fronteriza por parte de Estados Unidos contra México con un libro que publica -uno de sus varios- y la justificaba por diversos medios descalificadores a aquella república latina, en consecuencia, pedía la destrucción del “peon system” en el territorio mexicano que implicaría de hecho, una expansión territorial de Estados Unidos (id. 281).



Con el cognomento de “La amante del Destino Manifiesto” se conoce a Cora Montgomery, porque mediante su imaginario político se sentaron las bases para esa política que proclamó los Estados Unidos de Norteamérica desde la segunda mitad del siglo XIX hasta nuestros días –su importancia en la historia entonces la ubica como la contrafigura de Simón Bolívar-. La portada del libro que se reproduce arriba es una biografía de Jane McManus Storm Cazneau o Cora Montgomery.

La Montgomery se casa en segundas nupcias con el empresario y legislador tejano William I. Cazneau, quien respalda la ampliación territorial de Estados Unidos hacia México, el Caribe y Centroamérica, como parte del proceso de expansión sureña iniciada con la independencia de Texas en 1836 y su anexión a Estados Unidos en 1845” (!!!) (id. 310). Es así como Cora a principios de los 50, instalada en Nueva Orleans, comenzó a promover el proyecto expansionista ligado a la acuática del delta del Mississippi, el Golfo de México y el Caribe (id. 282). Cora Montgomery defendió la expansión de Estados Unidos sobre las islas caribeñas, siguiendo la lógica del incremento de los estados sureños esclavistas (id. 283).

Es en ese contexto que en esas localidades del sur de los Estados Unidos, Kentucky, Mississippi y Louisiana, sirven de base a las expediciones que al mando del venezolano Narciso López (1) pretenden la independencia de Cuba para anexarla a la federación estadounidense (id. 283, 294) En casa de Cora incluso vivió durante un tiempo el cubano Betancourt Cisneros, quien era el líder intelectual de los anexionistas (id. 292). Es el momento pues, en que con la fuerte inmigración de cubanos a EE.UU. entre las décadas del 40 y 50 se funda el Club de la Habana que promueve la compra de Cuba por los gobiernos de Estados Unidos (id. 291). Y cuando se intenta poner en armas a Cuba para sacar a los españoles y luego establecer alianza con la federación de Estados de Norteamérica. El general Narciso López es el brazo armado de ese proyecto, pero esa vía no goza de amplia simpatía en las altas esferas del gobierno estadounidense, allí prefieren negociar la adquisición de ese territorio a la Corona española, como lo vienen haciendo a todo lo largo y ancho de en esta parte del continente americano comprando a franceses, ingleses e incluso lo harán con los rusos -será un nuevo medio para lograr el expansionismo-.



Pero la actividad de Cora, en realidad, no era a favor de la Unión, es decir, la nación norteamericana, sino que era un proyecto más bien de y para la confederación sureña, esto es, los estados esclavistas de la Unión, quienes ya habían logrado sumar a esa comunidad a California, Oregon, Minnesota, Nuevo México y Texas y a la cual pretendían agregar a Cuba, abriendo con esa nueva adquisición la puerta de la expansión hacia el Caribe (id. 293) Cuba, decía esta activista del expansionismo sureño, parecía colocada por el “dedo de la Providencia” como una llave entre el Atlántico y el Golfo de México. La anexión de Cuba era, pues, la mejor manera de comunicar las dos rutas fundamentales del sur de Estados Unidos: la del Atlántico y la del Mississippi (id. 292).

Cora decía que la incorporación de Cuba y Puerto Rico a los EE.UU. era un deseos “mayoritario” entre los criollos de esas islas (id. 292). Para ese entonces Nueva Orleans había remplazado a Filadelfia en relación con Hispanoamérica a mediados del siglo XIX y es allí donde se instala Cora para estar en contacto con la gran colonia de hispanoamericanos que viven en esa ciudad. Montgomery hablaba del Mississippi como una arteria fluvial que descendía desde los estados “negrófilos” del Norte y desembocaba en el Golfo de México, y, a través de Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico, en el Caribe, veía la señal propicia de un naciente imperio que asegurará la prosperidad de la economía de plantación azucarera esclavista (…) La Confederación sureña era, a su juicio, pues, una “noble maquinaria” que debía expandirse hacia las últimas posesiones españolas en el Caribe con el fin de consolidar la hegemonía hemisférica del imperio republicano que ella había construido en el “imaginario” con su ingeniería simbólica (id. 299, 300).

Si la labor diplomática de Poinsett inspira la Doctrina Monroe, los artículos y libros de Cora Montgomery serán los que son aprovechados por Jhon L. O´Sullivan para elaborar la teoría geopolítica del Destino Manifiesto (id. 310), teoría mediante la cual los EE.UU. proclamarán al mundo que la Providencia les ha reservado ser el nuevo “pueblo elegido” en este mundo moderno. El senador sureño Sullivan es amigo de Cora (id.294).

Este imaginario -Imperio de los estados esclavistas del Sur de los EE.UU.- se arruinó cuando fracasan las tres expediciones de Narciso López y, éste fue capturado y ejecutado (id. 295, 314), y se arruinó también con la derrota de los esclavistas confederados en la guerra civil” o Guerra de Secesión (id. 295). Corresponderá pues a los Estados Unidos como nación industrial llevar a cabo ese proyecto, pero la vía que empleará ahora no sólo es la anexionista, descubrirá otra forma de dominio más efectiva, la del imperialismo económico (id. 316) que se realiza, en este caso, con el crecimiento del comercio estadounidense en las Antillas, lo que indica que ahora, además, del arbitrio de las expediciones militares, está la vía diplomática y mercantil (id. 315). No queda duda que este proyecto de republicanismo imperialista tiene mucho que ver con el código de Washington (id. 233).

Europa mediante la Doctrina Monroe no podría poner sus manos sobre Cuba y los EE.UU. la ponen sobre Puerto Rico con el Destino Manifiesto. La hegemonía de Norteamérica se desarrolla con el imperialismo diplomático, mercantil y, en especial, con la actuación de los marines, ésta hegemonía de alcance mundial tuvo su primer teatro de operaciones sobre este continente y, en vez de realizar un proyecto integracionista del resto de la América con los EE.UU., lo que se materializó fue denigrante, porque aquel imperio industrial redujo a la calidad de “patio trasero de los Estados Unidos de Norteamérica” a los Estados independientes de la América hispanohablante. No era, ni fue, ni es un proyecto integracionista; era, fue y es un proyecto colonialista.

Corolario: Con magistralidad Rafael Rojas concluye que “La independencia, además de una guerra, era una revolución intelectual (…) era preciso abandonar el modo antiguo de pensar la comunidad para organizarla republicanamente” (id. 107). En este sentido, Rafael Rojas, asigna al Libertador su participación en ese proceso una categoría de integral, puesto que Bolívar como soldado, como estadistas y como pensador tuvo una relevancia de primera línea (id. 359). Se puede agregar que toda esta pléyade de personajes que Rafael Rojas trae a colación en las páginas de este extraordinario estudio formó parte de esa revolución intelectual que tenían por tarea “imaginar” naciones y, que las naciones que se imaginaron y por las que se luchó fueron muy diversas, razón por la cual no se puede catalogar estos hechos históricos sino como una “revolución espacial” (id. 325). Pero por otra parte, se puede decir, que cuando ese sonoro estallido del pensamiento tomó la forma de una genuina diáspora de ideas, dejó a los mismos hechos empequeñecidos, porque esa explosión intelectual con su “ingeniería simbólica” diseñó diversos organismos históricos en todo lo ancho del espectro político muy superiores a los logros históricos alcanzados -numerosas republiquetas alfeñiques-. Algunos de esos "imaginarios" podían ser utópicos otros no, lo cual permite inferir que existió la posibilidad de resultados diferentes a los que se alcanzaron, y algo más importante aún, que el que resultó constituido no tiene que ser erigido en el “normal”. A nuestro parecer y criterio, el que cobró forma y se “consolidó”, es más bien lo más alejado de lo que debería ser lo “normal”, porque corresponde a la dialéctica del desmoronamiento -que tanto temían, previeron e intentaron evitar Bolívar y Sucre-, fue esa lógica fragmentaria lo que convirtió a las Repúblicas en Aire. Con la contrarrevolución se anuló la americanidad como fenómeno ontológico posible, como entidad realizable. La dialéctica del desmoronamiento fue impulsada sin tregua y sin descanso por quienes Sucre catalogó de “imbéciles” o de la “gentecita con la que lidiamos”, fueron ellos los que condenaron a que esta América Nuestra suplantase en ese siglo XIX las luces por las sombras, porque el “imaginario” de estos inbéciles no estaba a la altura de la “revolución espacial” que estos pueblos demandaban para convertir su riqueza potencial en un Nuevo Mundo.

(1) Narciso López: Durante el proceso de emancipación de la América Hispana sirvió en el Ejército español, luchando entre otras batallas en las de Las Queseras del Medio en 1819 y Carabobo en 1821 donde dirigió el Regimiento del General de la Quinta División del ejército del Mariscal Miguel de la Torre, su última actuación en Venezuela, fue en la Batalla naval del Lago de Maracaibo (Última batalla de la independencia de Venezuela), donde al ser destrozada la flota española, huyó a Cuba con un grupo de marinos del lado realista. Al independizarse Venezuela llegó a Cuba con los restos del Ejército español, en 1823. Tanto la bandera como el escudo de la República de Cuba fueron idea original de este venezolano de la cual se encargó plasmar su diseño definitivo Miguel Teurbe Tolón. Este héroe de los realistas fue ejecutado por alta traición mediante garrote vil en La Habana el 1 de septiembre de 1851 (Tomado de Wikipedia proyecto colectivo que se prestigia cada vez más como auxiliar de un conocimiento general).

Poinsett naturalista: La planta emblemática de la Navidad lleva su nombre científico en honor del naturalista Joel Robertson Poinsett, es la Poinsettia (nombre científico) o “Flor de Navidad” (nombre vulgar) característica por sus crótalos rojos.

Destino Manifiesto: Justificación del expansionismo norteamericano. Sullivan propuso en su artículo Anexión en la publicación Democratic Review “extendernos a todo el continente que nos ha asignado la Providencia”.

Doctrina Monroe: Se sintetiza en la frase “América para los americanos” pronunciada por Jhon Quincy Adams y presentada por el presidente Monroe en el Congreso. Fue un mensaje dirigido a las potencias europeas para que respetasen las prerrogativas que sobre este continente tenía la hegemonía norteamericana.

Cognomento: En la antigua Roma los ciudadanos varones tenían praenomen, nomen y cognomen. Eran, respectivamente, nombre de pila (Cora), nombre de familia (Montgomery, es decir, el apellido) y nombre de la gens (la familia basada por la ascendencia masculina, en este caso sería la de los propulsores del Destino Manifiesto). Coloquialmente es sinónimo de apodo (La amante del Destino Manifiesto).

Concuspiciencia: Es lo que sufre quien está entregado al deseo ansioso de bienes materiales y con un apetito desordenado por los vicios.

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Incomodísimo.com Revoluc. espac. IV "El Magnífico"

9:27 Posted by Perro Senil.

IV.

Zavala, Gómez Navarrete y Molinos del Campo: Tres gobiernos autónomos en Ultramar.


Servando Teresa de Mier: Un arrebato México-EE.UU; y Una República de dos Departamentos.

Texto dedicado a Servando Teresa de Mier "El Magnífico".

Otra corriente de la ingeniería simbólica que se puso en evidencia con los diputados de México en las cortes de España, fue de carácter dilemático, pues en él los intelectuales oscilaban entre monarquía y república. Este proyecto preconcebía tres grandes organismos en esta América hispana. Quienes encabezaron esta construcción de las identidades fueron Lorenzo Zabala, Juan Gómez Navarrete y Francisco Molinos del Campo. Como “Diputados a las Cortes de Madrid durante el Trienio Liberal, estos novohispanos (mexicanos) presentaron, en (…) 1821, una propuesta de constitución de tres gobiernos autónomos en la América de Ultramar: uno en la zona septentrional, que abarcaría el virreinato de la nueva España, las provincias internas y Guatemala; otro que integraría Nueva Granada y Tierra Firme (Venezuela), y un último que comprendería los virreinatos del Perú y el Río de la Plata, más Chile. Las capitales de los tres reinos serían México, Santa Fe y Lima” (Rojas, 2009: 93) “La idea de los diputados novohispanos (…) retomaba el viejo sueño de Pedro Pablo Abarca de Bolea, Conde de Aranda, de dividir en tres reinos las posesiones americanas, pero iba más allá” (id. 94). Aclara, el historiador y ensayista Rafael Rojas, que cuando Carlos III [Rey de España] firma el Tratado de París (1783) esto llevó al reconocimiento de la independencia de las trece colonias del norte de América por Gran Bretaña, y en esas circunstancias Aranda profetizaba que esa nueva república, amenazaría las posesiones españolas y recomendaba instalar tres infantes en los tronos de México, Tierra Firme y el Perú confiriendo a Carlos III el estatus de Emperador de la Península y Ultramar (idem).



Cortes durante el trienio Liberal. Escenario donde se ofrece comprar el derecho a erigir autogobiernos en la América de Ultramar. Los liberales como corriente política de avanzada se colocaron al frente de España.

Entre los diputados que respaldan la propuesta de Zabala, Gómez Navarrete y Molinos del Campo ante las Cortes está, en ese entonces, el diputado Lucas Alamán, el cual se encontrará más adelante en el tiempo a favor de un proyecto más americanista. En ese proyecto encabezado por Zabala se ofrecía a Madrid el incentivo de entregar a la Península la suma de 200 millones de reales en el espacio de seis años y otros 40 millones más para la defensa de los reinos (id. 94), es decir, se procedía a comprar a la Corona el derecho a tener gobiernos autónomos sin romper con el estatus monárquico que les unía a España. Este proyecto como queda en evidencia no es separatista, y promete a las Cortes la continuidad de la monarquía, pero al mismo tiempo ve en el régimen republicano –cree incomodísimo.com- una salida ante la bandera que esgrimen los independentistas de ultramar, de allí que para ponerse en práctica debe ser de corte autonomista.

Rafael Rojas explica el contexto histórico de ese entonces, dice: En aquel entonces el liberalismo desplegaba una retirada del absolutismo (id. 95) y en la propia España el autonomismo llevó a la Junta local de Sevilla en ese ambiente político a hablar de una “forma de gobierno republicana (…) aunque la constitución de España es en sí y debe ser en adelante monárquica (…) Las juntas andaluzas formulaban la misma idea de un modo más nítido: “las juntas provinciales creadas por un pueblo (…) forman una república que tiene en depósito una monarquía” (id. 96). Y es dentro de esa nueva atmósfera política que se elabora ese imaginario porque “Este republicanismo local contribuyó al debilitamiento del discurso colonial dentro del liberalismo hispánico -el decreto (…) de 1809 de la Junta Central (…) decía explícitamente que “los dominios de España posee en las Indias no son propiamente colonias (…) sino una parte esencial-“ (id. 97). Esto como es de suponer –dice Rafael Rojas- afianzó el autonomismo a ambos lados del Atlántico (idem). Incluso en el posterior Consejo de Regencia se exhorta a “los españoles americanos”:

“Desde este momento, os veis elevados a la dignidad de hombres libres (…) Vuestros destinos ya no dependen (…) de los Virreyes ni de los Gobernadores: están en vuestras manos” (idem).

Pero “El autonomismo de los novohispanos y el guatematelco despertó la suspicacia (…) de los legisladores peninsulares, que temían que “ese sistema condujera a un federalismo como el norteamericano y socavara las bases de la monarquía” (id. 98). Ante ese cuestionamiento los diputados replicaron con argumentos en los que se aseguraba qué se guardaría lealtad a la Corona.

En esa época “La representación americana a las Cortes de Cádiz, entre 1810 y 1814, fue nutrida y dinámica y con ellos la “búsqueda de un federalismo republicano dentro una constitución monárquica católica se instaló en la memoria política de los hispanoamericanos y emergió, nuevamente, entre 1820 y 1823 (…) Ya para entonces (..) legisladores como Ramos Arizpe (…) o el ecuatoriano Vicente Rocafuerte (…) estaban desembocando plenamente en el republicanismo federal, desde una radicalización del autonomismo (id. 99). Entre esas voces hubo una que destacó, porque alcanzó el extremo de la disidencia fue la de Fray Servando Teresa de Mier a favor del republicanismo federal moderado, pero en esta ocasión, Mier tomó un giro inesperado porque estando en Filadelfia [sufrió el síndrome del Código de Washington] y, lo que propuso fue que este gobierno de México quedase desconectado de España y agregado a los EE.UU. (233/236), [sufrió pues un arrebato de admiración por la democracia-burguesa estadounidense], posición que fue efímera y que abandonaría por el resto de sus días (1).

Lo dramático de ese imaginario político, era la de crear organismos políticos desde España en los espacios del discurso, algunos peninsulares como Moreno Guerra reaccionaron ante ese fenómeno [en el cual se reconstruía a América en el papel, mientras que en aquel continente otros la estaban reconstruyendo en los campos de batalla y en los palacios de gobierno], narra Rafael Rojas, que Moreno Guerra cuestionaba el silencio de las Cortes, decía y con él otros peninsulares: “esa América, esa América, van diez años de guerra y no se ha dicho nada” en las Cortes (id. 101) y pedían todos estos diputados peninsulares al gobierno los resultados de las negociaciones de los comisionados reales en aquellas tierras y exigían, incluso, la presentación en Cortes de los partidarios de Bolívar (idem). Insistía Moreno Guerra “no debemos engañarnos (…) debemos conocer el Estado de la América; la mitad separándose de la otra mitad, degollándose, arruinándose, y de esto no se habla, no se toma providencia” (idem). La propuesta que en las Cortes se elaboraba era pues, una edificación en el aire, tal vez “fue una estrategia (…) para enfrentar el tema de la pacificación (…) Con esto, los representantes novohispanos colocaban el dilema de la soberanía en una perspectiva diferente de la que impulsaba el Plan de Iguala (…) o el entendimiento de Iturbide (…)[entendiéndose entonces que] aspiraban a la plena autonomía de los pueblos y las provincias (… …) [se trataba pues] de defender un régimen autonómico de autogobierno y autorrepresentación (…) [sin caer en el antimonarquismo, pues recurrían a la vieja idea de] pequeñas repúblicas perfectas que, a través de su autogobierno, sentaban las bases de la soberanía real y el ordenamiento corporativo de la monarquía hispana” (id. 102). “Esa idea de republicanismo local, asociado a los fueros y privilegios de los pueblos, (…) provenía de las tradiciones romanas y góticas de la monarquía cristiana” (id. 103). Era pues un proyecto arraigado en tradiciones intensamente conservadoras.

Rafael Rojas recapitula sobre estos hechos y dice: “La compleja transición política del virreinato de la Nueva España a la primera República Federal, entre 1821 y 1823, fue obra de un vertiginoso proceso de traducción de ideas (… …) el tránsito fue más dramático aún: de reino a imperio y de imperio a República (…) [esa] experiencia (…) permite comprender el dilema entre república y monarquía, durante la revolución hispanoamericana, con toda su riqueza intelectual y política” (id. 103). Esta otra corriente de la ingeniería simbólica que se puso en evidencia con los diputados de México en las cortes de España, fue de carácter dilemático, pues en él los intelectuales oscilaban entre monarquía y república desde los profundos filones de la más rancia monarquía cristiana.

Y tal tránsito permite tomar conciencia de la alucinante historia de la época independentista americana, mientras en América estaba en pleno desarrollo la erección de tres realidades políticas independientes de España, en las Cortes de España se presentaba en 1821 una propuesta de constitución de tres gobiernos autónomos en la América de Ultramar, inspirada allá en lo profundo por una mítica monarquía cristiana, por parte de tres diputados Lorenzo Zabala, Juan Gómez Navarrete y Francisco Molinos del Campo. En España pues, se libraba una nueva Batalla retórica para alcanzar una quimera por la vía pacífica, mientras acá en América una guerra independentista convertía en mero discurso reformista aquel proyecto construido a la sombra de quienes nunca desearon la pérdida de estas colonias, porque lejos de sus mentalidades estaba el de renunciar a aquel imperio fosilizado y desfasado con los tiempos. Era pues una batalla retórica en las Cortes de la metrópoli mediante la cual se pretendía que se suspendiese la Batalla de las armas en el continente americano, para abrir paso a aquella quimera propia de Jasón y los Argonautas, razón por la cual la América de Ultramar con sus tres gobiernos autónomos construida en las Cortes también era de aire.

Zabala, Gómez Navarrete y Molinos del Campo están con la monarquía y con la república, su ingeniería simbólica era del todo propicia para impulsar la doctrina liberal con la cual comulgaban en aquel imperio que sufría como constante propio de su decadencia un marasmo en todos los órdenes. Fue un intento desesperado y temerario para conservar las colonias que poseían en el mundo.



Fray Servando Teresa de Mier la vida magnífica de un revolucionario, una biografía apasionante de un novomundista que está más allá de lo que la prosa puede describir.

Se puede consultar sobre este héroe en Internet:

1) es.wikipedia.org/wiki/Servando_Teresa_de_Mier

2) Servando Teresa de Mier Wikipedia

(1) En el libro de Rafael Rojas se dice que “Mier comenzó transmitiendo desconfianza sobre el apoyo que los estadounidenses darían a la independencias hispanoamericanas (…) Mier advierte sobre los peligros de un expansionismo de ese país hacia (…) el norte de Nueva España” (id 233) Al caraqueño Andrés Bello (Ver nota dos), su amigo, escribe Mier una carta donde le dice “estos cochinos angloamericanos nos han estado mirando fríamente degollarnos y han contratado sobre nuestra sangre para obtener las Floridas prometiendo no ayudarnos” (id. 234). Bello le responde y en su prosa “dejaba traslucir fuertes sentimientos contra Estados Unidos, esa “república maquiavélica” que es de todas las naciones antiguas y modernas la más odiosa a mis ojos” (idem). Mier desde 1821, es decir, desde que Iturbide asciende al poder, está en Filadelfia y desde allí intenta impulsar con el agente colombiano en esa ciudad la república de México, “manejaba la idea de que la “América española” debía dividirse en dos grandes departamentos de una misma república, uno al norte o “Septentrional” y otro al sur o “Meridional” (…) estaba opuesto al Imperio de Iturbide y (…)como Bolívar, pensaba en las amenazas que implicarían el establecimiento de una monarquía en México (…) En la búsqueda de argumentos a favor de ese republicanismo hemisférico, Mier, al igual que Bolívar, desembocaba en (…) el Nuevo Mundo” (id 54, 55). Servando Mier pues se ubica, con su pensamiento, en las corrientes más ambiciosas de la independencia. Con Mier se tienen en suma dos "imaginarios" sobre los procesos integracionistas, uno, la unión de México y Estados Unidos, dos, una República -el Nuevo Mundo- dividida en dos grandes departamentos -la América Septentrional y la América Meridional, donde la primera consistía desde Texas hasta Guatemala, es decir, México, Centroamérica y Guatemala-.

(2) Andrés Bello en un opúsculo exhorta a los “¡Jóvenes chilenos! Aprended a juzgar por vosotros mismos; aspirad a la independencia del pensamiento (…) Interrogad a cada civilización (...) ” (id. 199). Y siguiendo sus mismas recomendaciones “Bello llamaba a no perder la fe, y para ello eludía la articulación de falsas utopías (… …) El método, pensaba Bello, consistía en no aspirar al gobierno perfecto, a la sociedad ideal o al traslado mecánico de los sistemas políticos europeos y estadounidenses, sino aprender de la experiencia (...) de los que han construido más rápido un nuevo orden: Chile y Venezuela (…) [Quienes en ese momento histórico] eran regímenes de cierta estabilidad dentro del panorama dictatorial y anárquico de la América Latina de entonces (… …) la visión de Bello de aquellos regímenes (…) no era idílica ni acrítica: el viejo letrado sabía que esos gobiernos eran autoritarios” (id. 192, 193), pero le gustaba pensar que con mecanismos de control (…) podrían agregar [allí] (…) la libertad civil” (id. 194). A Andres Bello, Rafael Rojas, le dedica un capítulo entero de su libro, el que titula: Andrés Bello y la América Crepuscular".

Marasmo: Extremado enflaquecimiento y severo debilitamiento que paraliza en lo moral y físico a un organismo social.

Dentro de 24 horas se dará a conocer el proyecto de crear el Imperio sureño del Mississippi.

Este último artículo es el de un impacto demoledor, acá se conocferá la labor de "ingeniería simbólica" de una mujer, Cora Montgomery, y la participación de un general venezolano en ese proyecto colonialista, Narciso López.

LAS LINEAS QUE ESTÁN RESALTADAS MUESTRAN EL ESQUEMA QUE CONTIENE LAS IDEAS PRINCIPALES DEL TEXTO, SI SE LEEN DE MANERA CORRIDA SE OBTIENE UN RESUMEN DEL ARTÍCULO.

Incomodísimo.com Revolución espacial III Un coloso

10:43 Posted by Perro Senil.

III: Varela y Barcena: El Coloso Imperial del Águila bicéfala.


Manuel de la Barcena desde México publica el Manifiesto al Mundo de la Nueva España (1821), allí da a conocer la visión de la forma que debía adquirir esta región que “a su juicio, no debía formar una sola nación, sino dividirse en muchas (…) [por] la heterogeneidad de derechos entre los súbditos (…) y la gigantesca extensión del reino, que impedía (…) se organizara como una simple monarquía (…) y la obligara a adoptar la forma de un gobierno imperial. Por la vía del excepcionalismo” (Rojas, 2009: 87) Esta es una versión de la ingeniería simbólica que tomaba distancia de la americanidad republicana bolivarista; desaconseja pues Barcena una simple monarquía pues ésta daría lugar a la fragmentación de esta vasta región del virreinato de la Nueva España (México) y propone que se constituya un gobierno imperial.

Comenta Rafael Rojas que “El principal énfasis del Manifiesto al Mundo (…) es la idea de que la colonia novohispana se había desarrollado tanto bajo el imperio español que, a principios del siglo XIX, estaba en condiciones de constituirse ella misma en una nueva nación y, sobre todo, un nuevo imperio” (idem). Y agrega Rafael Rojas que la idea de Barcena guarda “un parentesco con la argumentación que encabezaba la proclama del Plan de Iguala: la grandeza de España se había trasplantado en la Nueva España, y ahora el inmenso virreinato (…) tenía que conformar el imperio de la América Septentrional” (idem).

Según el parecer de Rafael Rojas la independencia en esta propuesta “no era presentada como un acto de deslealtad sino como un reclamo o una demanda legal y pacífica a la metrópoli peninsular” (id. 88) y cita un pasaje de Barcena en la que afirma:

 “¿Qué fue lo que juramos? ¿Fidelidad al Rey? Se la guardamos; que nos gobierne el Rey, eso es lo que queremos (…); pero no a los virreyes (…) no a los intrusos (…) no a los tiranos (…) somos leales al Rey, pero no somos fatuos (…); no hemos jurado ser bestias” (id. 88).

Rey Fernando VII


¿Cómo podía construirse el imperio de la América Septentrional? La respuesta la ofrece Rafael Rojas al señalar que “en las páginas finales del Manifiesto, Barcena optaba porque el trono de la Nueva España fuera ocupado por Fernando VII” (id. 89), decía Barcena “España (…) corona tu obra (…) danos un Rey (…) Danos un Rey, y tendrás nuestra plata y nuestro oro (…) ¡Ojalá que Fernando pudiera estar sentado en dos tronos al mismo tiempo!” (id. 89, 90). Todo esto le valió a Barcena movilidad política -señala Rafael Rojas- ocupó destacados cargos junto a Agustín Iturbide, Barcena desarrollo una política reaccionaria cercana a un Tribunal del Santo Oficio, su perfil fue proclerical y contrailustrado, pero la experiencia del imperio de Iturbide fue breve, sobrevino la república y Barcena no abrazó esta causa, el presbítero entonces se separó de la política y regresó a sus funciones eclesiásticas (…) hasta su muerte en 1830 (id. 91, 92).

A Barcena lo acompañó en esa aventura intelectual de crear un Coloso Imperial -donde quedase unida la Vieja España y la Nueva España (México)-, Félix Varela, la premisa de Varela para realizar ese proyecto conservador era poner en práctica el autogobierno sin interrumpir las relaciones y estrechando los lazos que deben unir a los españoles de ambos hemisferios (id. 84) “La metáfora utilizada por Varela no podía ser más elocuente: “erigir un coloso estribado en dos mundos, y cuyas partes perfectamente asimiladas no puedan separarse” (id. 85). En pocas palabras -indica Rafael Rojas-, el proyecto de Varela y Barcena era el de que entre Madrid y México las relaciones económicas y políticas fuesen las que caracterizan a una confederación (id. 89).

El sueño de estos dos visionarios, Barcena y Varela, era la de erigir un Coloso Imperial que correspondía al “mito del águila bicéfala [que] tenía una larga tradición en los reinos peninsulares. A través de Bizancio, la fórmula de los dos tronos había pasado a España con Carlos V, y se había mantenido como símbolo de la dinastía de los Habsburgo hasta 1700 (…) tradición pactista (…) aprovechada por Félix Varela y Manuel de la Barcena en los últimos años del imperio borbónico en Hispanoamérica” (id. 90). La esencia del proyecto era un pacto entre la Nueva España y la Vieja España para crear un Coloso que garantizase la unión del Imperio iberoamericanocaribeño y cobrase la fuerza para coexistir con las nuevas potencias noratlánticas.

Esas reformas de gran alcance propuestas por Varela en 1822 fueron respaldadas en Madrid por algunos diputados, Varela era representante en las nuevas Cortes, pero sus ideas nunca fueron debatidas debido a la disolución de las Cortes en 1823 (id. 84, 85). La idea de la formación de esa poderosa nación conformada por dos imperios, México y España se hizo aire, fracaso pues esa ingeniería simbólica que intentó preservar el inmenso imperio hispano, salvar la monarquía y entronizar a los nobles mexicanos requería del entusiasmo generalizado de las Cortes hispanas y no fue esto lo que sucedió, la segregación de los indianos (descendientes de españoles en América) por los peninsulares era un abismo casi imposible de salvar. La independencia de América desató una magnifica Batalla de ideas en Londres, París, Madrid, Cadiz, Filadelfia, Nueva York, Washington, México, Caracas, Bogotá, Quito, Lima, La Paz, Santiago, Buenos Aires y Río de Janeiro, no fue pues sólo una guerra convencional fue un estallido intelectual que tuvo por pivote dinamizador al Libertador Simón Bolívar (Rafael Rojas lo utiliza como referencia obligada a todo lo largo de su extraordinario trabajo "Las Repúblicas de Aire).

La batalla retórica en las Cortes de España no se agotó con la que libró Barcena y Varela, otro imaginario hispánoamericano fue expuesto en esa sala de deliberaciones, pero en esta nueva ocasión, el proyecto aún cuando conservaba los anhelos de obtener una mayor autonomía y la de tener el derecho de erigir autogobiernos,  sin embargo ahora propone la forma republicana, pero garantes de la pervivencia monárquica en el sistema. Los protagonistas de esa propuesta/proyecto fueron los diputados americanos Zavala, Gómez Navarrete y Molinos del Campo.

En las próximas 24 horas se publicará un artículo donde se narra el esfuerzo y los propósitos que alentaban este otro esfuerzo de ingeniería simbólica con la cual se pretendía construir nuevas identidades para la americanidad. Además, se incluirá en breves líneas un arrebato por el código de Washington que sufrió Fray Servando Teresa de Mier.

TODAS LAS LINEAS RESALTADAS OFRECEN UN ESQUEMA DE LAS IDEAS PRINCIPALES CONTENIDAS EN EL TEXTO, INCLUSO PERMITEN AL LEERSE DE FORMA CORRIDA UN RESUMEN DEL ARTÍCULO. 

Incomodísimo.com Revolución espacial II Un escudo

16:35 Posted by Perro Senil.

II. Simón Bolívar, Lucas Alamán y Sebastián Camacho: Escudo de nuestro destino y felicidad de América.

Bolívar en nombre de Colombia selecciona un ministro ordinario y plenipotenciario acreditado para establecer relaciones con el Imperio de Iturbide, a “quien propondría un tratado definitivo que asegure la libertad e independencia de ambos países” (Rojas, 2009: 50) , es decir, da el primer paso para empezar a unir la América Septentrional con la América Meridional, Bolívar al mismo tiempo se pone en comunicación con San Martín, puesto que avizora la posibilidad que el monarca español, Fernando VII, pueda pretender trasladarse a México (Iturbide era realista y proclamó la unión de todos los mexicanos y la independencia de la Nueva España con el Plan de Iguala que dejaba abierta esa posibilidad) y desde allí –prevé Bolívar en su mensaje epistolar al rioplatense- puede el Monarca intentar reconquistar el resto de la América, le dice entonces a San Martín que, si tal suceso acontece “podrán causar alteraciones muy sensibles en los intereses y en el sistema adoptado por los gobiernos de América. Así que yo creo que ahora más que nunca es indispensable terminar la expulsión de los españoles de todo el continente, estrecharnos y garantirnos mutuamente” (id. 50, 51). Todo este esfuerzo diplomático que adelanta Bolívar demuestra su voluntad de coaligar a la América entera, es decir a Colombia y a Perú con la América de San Martín y con la América Septentrional y, pone en evidencia que en la mira de sus objetivos está que cualquier posesión hispana que quede en el continente o en el festón insular antillano debe ser motivo de expediciones militares para emanciparlas, pues esto es necesario para erigir el Nuevo Mundo (lo que en su imaginario es "Una nación")


Don Agustín Iturbide.

La amenaza de que Iturbide sea sustituido por el propio Fernando VII desaparece en breve tiempo del escenario de México, allí en la Nueva España se pone en marcha el Plan de Veracruz a favor de la república -puesto que Iturbide se había hecho coronar como Rey y esto causó descontento- encabezado por el general Santa Anna y, éste plan republicanista fue apoyado de inmediato por el plenipotenciario de Colombia que Bolívar había responsabilizado de tomar providencias en esa región, es así como el gobierno de Iturbide es derrocado en 1823 y el triunvirato gobernante entrante a nombre de México firma con Colombia un Tratado de Unión, Liga y Confederación Perpetua, firmando por Colombia Miguel Santa María y por México Lucas Alamán. En los últimos artículos de ese tratado se anunciaba el propósito de extender dicho pacto a los demás Estados de la América antes española y a convocar a una Asamblea General de Estados Americanos (id. 52, 53). Es decir, la tendencia novomundista mirandina y bolivariana cobró más fuerza con estos sucesos.


En vista de estas circunstancias favorables y en obediencia a cumplir la voluntad de extender ese tratado al resto de los Estados de la América “En diciembre de 1824 (…) Bolívar, desde su condición de dictador supremo del Perú [invita] al Congreso de Panama [a] Colombia, México, Río de la Plata, Chile y Guatemala [para crear] un sistema [que] sea el escudo de nuestro destino [es decir] consolidar el poder (…) por medio del ejercicio de una autoridad (…) que dirija la política de nuestros gobiernos (… …) de el Nuevo Mundo” (id. 54, 55).

El Congreso, sin embargo, no se realizó a la altura de las expectativas de Bolívar, de Lucas Alamán y de Sebastián Camacho, se efectuó sin la participación de Argentina ni de Chile (1) y con invitados como la Gran Bretaña y los Países Bajos (id. 61) (2). Por otra parte tenía en contra a los EE.UU. porque “La principal preocupación de Washington, en relación con el Congreso de Panamá, era que las repúblicas allí reunidas acordaran una invasión separatista a Cuba y Puerto Rico, no deseada por Estados Unidos, potencia que rivalizaba con Gran Bretaña por el control del Caribe” (id. 62) (3). Señala Rafael Rojas al respecto que “Como es sabido el intenso cabildeo de los embajadores estadounidenses en Hispanoamérica y, en especial del representante en México, Joel R. Poinsett, contribuyó a que eso no sucediera” (id. 62) (4). Toda esta labor de zapa empezó a dar sus resultados concretos, el Congreso obtuvo logros muy limitados en sus dos ediciones (Panamá y Tacubaya) y la fundación de la Confederación de los Nuevos Estados no se proclamó.
 
Lucas Alamán.

El historiador “Carlos María Bustamente anotaría, en su Diario histórico de México (…) que la nueva clase política mexicana [se] oponía a los acuerdos de Panamá” las reflexiones que se esgrimían era que la integración “exige conocimientos de muy profunda política (…) tenemos muy pocos diplomáticos y, sobre todo, tenemos a Mister Poinsett, que tiene interés en que se lleve el diablo a la América española” (id. 66). El mismo Bustamante comenta a manera de epitafio que el presidente Victoria “había relegado a cancilleres (…) como Lucas Alamán y Sebastián Camacho [puesto que éste Alamán y Camacho eran] recelosos de la naciente hegemonía estadounidense y partidario de la integración hispanoamericana” (id. 66), expresando Bustamante “Si Victoria se hubiera conducido por los consejos de este joven [Camacho] y de Lucas Alamán, su gobierno habría causado la felicidad de América” (idem).

Sebastián Camacho.

La revolución del espacio (id. 325) en esta parte del mundo tenía pues tres teatros de operaciones, uno, la batalla de las armas que se desarrolla desde Texas hasta la Patagonia con el resultado de la creación de las tres Américas (la de Bolívar, la de Santa Anna y la de San Martín) donde antes existía un mundo colonial, dos, la batalla diplomática que se libra en Panamá y en la Villa de Tacubaya (que  queda en México) (id. 62), con las cuales se intento crear la Gran Confederación de Estados Americanocaribeños o el Nuevo Mundo y, tres, tenía por escenario a España, allí se libraba una batalla retórica en las Cortes, donde los defensores de los intereses de este lado del atlántico creían que no era necesario que la América de Ultramar se separara de España sino que lo que requería era de mayor autonomía, obteniendo de ese modo la salvación de ese inmenso imperio, estos realistas propusieron en Espalña establecer una poderosa confederación entre España y su más valiosa posesión en este hemisferio, México. El proyecto buscaba la salida pacífica para no debilitar las fuerzas imperiales y, a cambio pedían que las clases dominantes de la Nueva España se equipararan con las de la Metrópoli, y ofrecían -de modo tácito- como enorme resultado de esa integración de España y México la erección de un Coloso Imperial que, estaría en capacidad de dar una respuesta contundente a las aspiraciones bolivarianas y martinianas. Era un proyecto reformista y contrarevolucionario.

Con el fracaso del Congreso afictiónico se impidió crear "El Escudo de Nuestro Destino y la Felicidad de América". Otros proyectos divergentes del bolivariano estaban en el campo de combate de la guerra de símbolos capturando capturando imaginarios en los actores sociales que protagonizaban aquel escenario de identidades emergentes que surge con el derrumbe del entablado hispano en este teatro de operaciones internacionales.

(1) Una crisis política interna, las presiones de las grandes potencias y los proyectos de sus élites los distancian de América. Comentario de incomodísimo.com

(2) Para el colmo se invita a los EE.UU. y al Imperio del Brasil contraviniendo las instrucciones del Libertador Bolívar que advertía el expansionismo estadounidense y temía la combinación de la monarquía brasileña con las monarquías europeas reunidas en la Santa Alianza, además, de que también tenía en su naturaleza como imperio el objetivo colonizador de tierras ajenas. Comentario de incomodísimo.com

(3) "En Europa son del parecer que esta liga de naciones sea contra Europa, que se trata de desquiciar el Imperio del Brasil y que se pretende convertir toda la América en gobiernos populares. Juzgan que no es conveniente ni deseable que se funde esa Confederación americana". Con esas palabras señala Santander a Bolívar los inconvenientes que van a actuar contra la finalidad del Congreso Anfictiónico de Panamá. Comentario de incomodísimo.com

(4) Los presidentes norteamericanos desplegaron sus ministros por hispanoamérica para fomentar tratados de comercio  preferencial de carácter bilateral -sembaban pactos que impedirían materializar lo que era en esencia la Gran Confederación Americanocaribeña-, en sus contactos demostraban su disgusto con el proyecto bolivariano, expresaban los deseos de Washington para que aquel acuerdo no se concretase, buscaban del mismo modo restringir la influencia de los británicos enjtre estas nuevas naciones pero, como muy especial tenían que Cuba y Puerto Rico no fuese liberada por Bolívar, ni por México, ni por los cubanos, porque en su visión geopolítica con su control de Cuba dominarían el Caribe occidental y con Puerto Rico el caribe oriental neutralizando así a Haitío y a la Dominica. Comentario de incomodisimo.com 

Sobre ese Coloso Imperial y sobre quiénes fueron los autores de ese proyecto conservador se tratará en un artículo que será publicado dentro de 24 horas.